Guía para tratar a su hijo como una persona

Por favor ayude a mis hijos» fueron las primeras palabras de una pareja joven que vino buscando consejo. «El niño de siete años es rebelde y de mal genio. La pequeñita de un mes grita, vomita y no puede dormir. El doctor los tiene a ambos bajo medicación que no es más que tranquilizantes. Por favor díganos qué podemos hacer. Necesitamos ayuda desesperadamente».

¿Adonde se han ido todos los padres? Muchos están todavía físicamente en el hogar y sin embargo, se han ido. Esta ausencia misteriosa ha causado problemas serios en nuestros hijos. Para generalizar, el problema del niño es un problema de los padres. Aunque estén proveyendo alimento, albergue y abrigo para los hijos y a menudo pasando tiempo en el hogar, existe todavía una ausencia misteriosa de los padres. La relación entre padres e hijos es una transferencia de vida. Es un intercambio del conocimiento, la sabiduría, la experiencia, las actitudes, las emociones, la conducta y las metas de los padres a los hijos. Esta transferencia a menudo se lleva a cabo sin que los padres se den cuenta de las consecuencias.

Por ejemplo, mientras hace reparaciones al automóvil de la familia, la herramienta resbala y lastima los nudillos de Juan. De su boca sale una explosión fuerte de ira y maldiciones. Su hijo de siete años que está por allí cerca, observa la conducta de su padre. Unos días más tarde cuando hay invitados cristianos en la casa, el hijo repite sus palabras de ira y vulgaridad. Los padres se quedan escandalizados. Juan dice: «¿De dónde sacó esa suciedad? Debe de andar en malas compañías. Querida, vamos a tener que escoger sus amigos con más cuidado».

Padres, debemos de estar conscientes de nuestra importancia en esta transferencia de vida a nuestros hijos. La Biblia dice: «Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él» (Proverbios 22:6).

Entrenar significa mostrar y moldear al niño. Es un proceso que dice: sígueme, haz lo que hago. Note que hay una diferencia entre enseñar y entrenar. Si yo sólo le enseño a mi hijo los «deberes» o «menesteres» de la vida es posible que más adelante encuentre una enseñanza que sea más aceptable para él. Podría entonces rechazar mi enseñanza y seguir la de otro.

Pero entrenar es un proceso de formación. Cuando estuve con los paracaidistas del ejército pasé tres semanas aprendiendo a saltar. El instructor me enseñó y me entrenó para saltar de los aviones. Si sólo me hubiera enseñado me hubiera mostrado reacio para lanzarme al espacio. Me hubiera parado a la puerta y dicho algo así: «Señor, hablemos de esto por un momento. No hagamos nada con premura.» Pero yo fui entrenado para ser un paracaidista. Un soldado obediente es a quien sus superiores han mostrado el «cómo» y el «por qué». Cuando llegó el tiempo de lanzarme del avión por primera vez, yo lo hice.

No tuve que pensarlo dos veces. Había sido entrenado para estos saltos. Padres ustedes deben de entrenar a sus hijos con el «hagan como yo»; no los enseñe solamente. Como padres o guardianes deseamos llevar a cabo una. transferencia de vida saludable en nuestros hijos. Observe cuidadosamente las siguientes diez áreas.

DIEZ AREAS PARA DESARROLLAR UNA SUPERVISION EFECTIVA SOBRE LOS HIJOS

I- Establezca reglas prácticas de conducta.

Las reglas para los niños tienen que ser precisas, fáciles de entender y sensibles. Nuestros cuerpos legislativos pasan cientos de horas y muchos días formulando una ley. Prueban su justicia y su claridad. Examinan la apertura del pueblo para aceptarla con base en su razonabilidad. Hasta entonces es que se convierte en ley y se pone en vigor.

Nosotros debemos mostrar la misma consideración hacia nuestros hijos. Permítales tener su opinión en la formación de las Reglas de Conducta. Muéstreles que algunas de ellas salen directamente de la Biblia.

Yo aprendí la importancia de este principio cuando era consejero legal de jóvenes que estaban en apuros. Estos jóvenes tenían a menudo una actitud de amargura y resentimiento hacia sus padres por hacer impulsivamente reglas arbitrarias y sin razón – reglas hechas por los padres sin considerar las necesidades del niño y su manera de pensar. «No es justo», declaraban a menudo, «mis padres no quieren escuchar mi punto de vista».

Motivado por esto, me propuse buscar al Señor para que me diera una respuesta para nuestros hijos que todavía estaban pequeños. El Consejo Familiar fue la solución a este problema. Comenzamos a reunirnos semanalmente alrededor de la mesa. Como padre yo soy el presidente. Todos nos sentamos en círculo. Discutimos las reglas, las finanzas de la familia, vacaciones y los trabajos que cada cual debe hacer en la casa. Cualquier problema que tenga alguno de los niños puede ser presentado en esta reunión.

Este método de comunicación con nuestros hijos permite la libertad de expresión sin temor a ser «reprendido» por los padres. Cada uno es tratado con respeto y amor. La reunión tiene una apertura tal que permite que los niños den expresión a sus sentimientos. En ocasiones he oído a mis hijos decir: «Papá no tiene suficiente tiempo para nosotros», o «Papá está demasiado interesado en su bote». Cuando oí esto por primera vez, me quedé atónito.

«¿Por qué sienten que soy egoísta y que no paso suficiente tiempo con ustedes?» pregunté. Con libertad y un sentido de reverencia hacia mí, los niños comenzaron a expresarme sus sentimientos. Ellos estaban en lo cierto. Había estado demasiado ocupado con mi trabajo. Había privado a mi familia para poder comprar mi bote. Cambié mi conducta. Mis hijos vieron el deseo de su padre de cambiar. Más tarde cuando les pido que cambien su conducta ellos responden con voluntad. Recuerde que para llevar a cabo la transferencia de vida en forma de rectitud, gracia, apertura para recibir enseñanza, perdón y otras buenas cualidades debemos entrenarles y mostrárselas en nuestras vidas.

II. Alábeles y recompénseles por su buena conducta

Algunos padres no elogian ni recompensan la buena conducta por temor de que el niño se llegue a engreír. A otros les preocupa que el niño no los vaya a respetar. Es humillante elogiar y recompensar a un niño. Sin embargo. un padre humilde es respetado altamente por el hijo.

Como adultos somos motivados hacia la buena conducta por el encomio y la recompensa en nuestros trabajos, en el juego y aún en nuestras vidas espirituales. Dios alaba y recompensa nuestra obediencia, por lo tanto sigamos Su ejemplo con nuestros hijos. Los niños tienden a desanimarse muy fácilmente. Alabe, recompense y anime al niño a que siga esforzándose.

Evite dar recompensa y alabanza por la belleza («tú eres la más bonita de la familia») o por la inteligencia («tú eres un genio»). Estas dos características no están bajo el control del niño. Cuando los niños son alabados y recompensados por su belleza o su inteligencia ellos van a reaccionar en una de las siguientes maneras:

(1) Se pondrán orgullosos y arrogantes por su propia belleza o inteligencia. Esto servirá de tropiezo para que desarrollen amistades sinceras.

(2) Se marginarán sin participar («No soy bonita, no soy lista, entonces ¿para qué esforzarme?»).

(3) Alterarán la importancia de las cosas para llamar la atención con el lenguaje ruidoso, vestido ostentoso y conducta escandalosa.

La conducta está dentro del control del niño. Un niño puede vestir atractivamente y yo puedo elogiarlo diciéndole algo así: «¡Qué buen gusto tienes!» Un niño puede esforzarse por alcanzar buenas calificaciones en la escuela. Yo debo celebrar su diligencia, pero no su inteligencia.

III. Haga cumplir las reglas consistente, equitativa y uniformemente

El error más frecuente en que incurren los padres es la inconsistencia con que disciplinan. La inconsistencia es sencillamente hacer cumplir una regla un día e ignorarla al día siguiente. La inconsistencia engendra la amargura y el resentimiento en el niño. El niño se siente inseguro porque no sabe con qué contar.

Suponga que Juanito se está portando mal. Papá dice: «Juan, pórtate bien o te doy una zurra». Juanito cesa lo suficiente para que papá ponga su atención en otra cosa y vuelve a su mal comportamiento. Papá dice: «Juan, esta es la última vez que te advierto». Juanito se detiene una vez más, pero apenas papá se vuelve, comienza de nuevo. Papá dice: «Juan, por última vez … » Esto puede continuar por un largo rato hasta que papá se cansa y se va o se enoja de tal manera que ataca a su hijo como un toro enfurecido. El castigo de Juanito es determinado por el estado de humor del padre y no conforme a una norma consistente.

Es como jugar a la ruleta rusa con un revólver. Juanito no sabe cuándo se va a disparar el arma. El cree que hay una bala en el revólver pero no está seguro de cuándo disparará.

Para evitar este problema se recomienda la regla de advertir una sola vez. El niño recibe una advertencia para corregir su conducta. Si no se corrige él mismo, el padre inmediatamente lo corrige.

Un niño debe ser tratado equitativamente para que aprenda la justicia y la clemencia. Nuestra hija Joetta, de dos años de edad, estaba jugando en su dormitorio con Betsy, una niña vecina de cuatro años. Escuché una risita sospechosa y me fui a investigar. Cuando entré en su cuarto encontré rayas en todas las paredes y a Joetta con una crayola negra en sus manos sonriendo nerviosamente.

«¡Joetta! ¿Tú hiciste eso?» pregunté.

«No, papi,» dijo lloriqueando Ella nunca me había mentido así que busqué más evidencias y le pregunté a Betsy: ¿Fue Joetta quien hizo eso?»

Betsy movió su cabeza afirmativamente.

Eso era todo lo que yo necesitaba.

Un testigo ocular es una buena prueba en cualquier caso legal. Yo conocía todos los elementos de la justicia. No había duda que Joetta era culpable. Después de todo, yo era un abogado, he hecho investigaciones policiales, he estado entrando y saliendo de las cortes por varios años y yo conocía esa mirada culpable en los ojos de una persona. Decidí ser el juez, jurado, ejecutor y abogado defensor todo a la vez. Me llevó como cuatro segundos para tener el juicio y pasar sentencia. La tomé y comencé a ejecutar la sentencia vigorosamente en su parte inferior.

Cloetta, mi esposa, vino corriendo atraída por su llanto. (¿Cuántos de ustedes saben que si un niño llora la madre siempre viene corriendo?) Con mucha calma me preguntó: «¿Por qué le pegas a Joetta?» Yo le expliqué la evidencia.

Cloetta me respondió con un tono suave: «No es posible que ella lo haya hecho». Tomando las manos de Joetta, midió su alcance con las marcas negras sobre la pared. Sus manos quedaron cuatro pulgadas más abajo de las marcas. Era demasiado pequeña. Para este tiempo Betsy comenzó a escurrirse fuera del cuarto en dirección a su casa.

Yo pensé dentro de mí: «¡Santo Dios!… Equivocadamente había sentenciado y castigado a mi hija. ¿Qué hacer? ¿ Cómo hacer las paces con ella? ¿Comprándole una muñeca, un triciclo, o un juguete?» No, yo había herido su pequeño espíritu, Los regalos no sanan esta clase de heridas.

«El ánimo del hombre soportará su enfermedad; mas ¿quién soportará el ánimo angustiado?» (Proverbios 18: 14).

Una persona con un espíritu fuerte puede soportar muchos problemas. Pero con un espíritu herido el más leve problema (rudeza, critica, si le derraman el café, si llegan tarde a una cita y otras tantas imperfecciones diarias) en la vida se convierte en una gran barrera. Con un espíritu herido los problemas sencillos que de otra manera pasarían desapercibidos son entonces grandes obstáculos. Dios me mostró lo que debía hacer con el espíritu herido de Joetta. Inmediatamente me arrodillé y me arrepentí.

«Joetta, ¿me perdonas? Fui injusto contigo, querida. Lo siento. Por favor perdóname». Esto era muy humillante para un padre, pero era muy necesario.

Había lágrimas todavía en su carita. Me miró directamente a los ojos y me respondió: «Está bien, papi… te perdono».

Su pequeño espíritu había sanado.

Seis años más tarde, Joetta no tiene ninguna memoria de este incidente. Si la herida no hubiese sido sanada correctamente con el perdón, su comportamiento hubiera podido mostrar síntomas de rebelión e incapacidad de soportar y enfrentar efectivamente los problemas de todos los días, Únicamente dos personas pueden sanar un espíritu herido. El que causó la herida (papá en este caso) y el otro y más importante, nuestro Señor Jesús.

Si usted sabe de una lesión como esta en su niño que usted le pudo haber causado, por favor use el perdón para sanar el espíritu. Podría cambiar el comportamiento de su hijo. Pídale a Jesús que le ayude a sanar estas heridas del espíritu,

IV. Corrección Inmediata por las Infracciones

«Cuando venga tu papá te va a dar una buena paliza». Un lapso de tiempo muy largo entre el mal comportamiento y la corrección es peligroso por tres razones:

(a) Justificación Moral – Un niño comenzará a justificar su comportamiento inmediatamente. Si pasa cierto tiempo él se sentirá «inocente» cuando se le esté corrigiendo. En su mente, el padre es el que se convierte entonces en el malhechor y el niño en el mártir inocente que está siendo castigado injustamente.

(b) Recordar en forma distorsionada – A un niño se le olvidan los detalles y la corrección del padre puede ser interpretada equivocadamente por el niño. Recuerde que estamos moldeando actitudes que edificarán el espíritu y promoverán patrones correctos de conducta.

(c) Impone una atmósfera de miedo – El miedo es un tormento. Miedo continuo destruye las células de los nervios y a menudo acaba en hipertensión, colapsos nerviosos y enfermedad en los niños. Yo he visto a niños tan alterados por el temor y la ansiedad causados por los padres que se enferman físicamente y vomitan.

Cuando el niño se porta mal, a menudo la madre dice: «Espera cuando venga tu papá esta noche … Te va a dar una buena paliza». El razonamiento de la madre es que si el niño se preocupa por lo que le viene a la noche, eso le va a ayudar a no volverse a portar mal. Ella le está haciendo daño usando el temor, la culpa y la ansiedad para corregir a su hijo. Lo que la madre debe hacer es corregir al niño inmediatamente para limpiar su conciencia y terminar con su temor y su sentido de culpa.

V. Escoja correctamente el Método de Disciplina

Un padre desarrolla el odio, el temor, la inseguridad y la rebelión en un niño cuando no lo corrige, lo corrige excesivamente, o impropiamente.

«La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre» (Proverbios 29:15). «Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma» (Proverbios 29:17).

La corrección y la disciplina apropiada es una expresión de amor hacia su hijo. Ame a su hijo lo suficientemente para disciplinarlo y corregirlo. «El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige» (Proverbios 13:24). ¿Cómo es que un padre lo corrige a tiempo?

La meta de la corrección del padre al hijo debe producir tres cosas: Obediencia. respeto, responsabilidad:

Examinemos varios métodos de corrección y determinemos cómo moldean la actitud del niño.

(1) Pérdida de comunión («Vete a tu cuarto»). Este método debe ser evitado porque el niño desarrollará un espíritu de venganza contra sus padres. Cuando está solo en su cuarto él piensa: «Uno de estos días me las pagarán». El niño interpreta el castigo como un rechazo.

(2) Avergonzarlo en público (castigarlo en presencia de sus amigos). Este método también debe ser evitado. La humillación y la vergüenza hieren el espíritu y fomentan una voluntad rebelde y porfiada en el niño. El niño proferirá groserías contra el padre en un esfuerzo para recobrar su imagen pública.

(3) Ponerlo en ridículo («Eres un tonto, un estúpido, un perezoso»). Este es el método más pobre de todos, sin embargo el más usado por los padres. El niño está buscando una imagen de si mismo que satisfaga su necesidad básica de identidad., amor y valía. El ridículo le da una imagen derrotada de si mismo y no satisface sus necesidades básicas. Recientemente invité a un niño vecino de 10 años que viniera a jugar bola con nosotros en el patio. Su respuesta fue: «Lo echaría a perder. Yo no puedo hacer nada bien. No les hago falta». El niño tenía una imagen mezquina de sí mismo, probablemente alimentada por el ridículo que sufría en su casa.

(4) Pérdida de amor de los padres («Papi y mami no me quieren si no soy buena»). Este método disciplinario no es aceptable. Enseña al niño a usar el amor para manipular a las personas. Un niño que es manejado restándole amor tiende a usar este mismo método cuando él o ella lleguen a adultos para obtener que su cónyuge responda de la manera que desean. El verdadero amor es bondadoso, paciente, nunca busca lo suyo y nunca deja de ser. (1 Corintios 13:4- 8).

(5) Pérdida del amor de Dios («Dios no quiere a los niños malos»). Los padres en momentos de desesperación probarán cualquier cosa para hacer que un niño se porte bien. No use este método. Enséñele a sus hijos que Dios siempre ama y perdona. Los niños anhelan agradar a sus padres y a Dios. No motive el buen comportamiento usando temor al infierno o el sentido de culpa sobre el niño.

Hace varios años trabajé como oficial de tránsito. Un día una señora vino corriendo por la calle y paró el auto patrullero. Traía a rastras a un pequeño niño. Sus primeras palabras fueron: «Oficial, dígale a mi hijo que lo va a llevar a la cárcel si no obedece a su madre». Miré al niño y estaba aterrorizado. Mi respuesta fue la siguiente: «Señora, nosotros no echamos a niños de cinco años en la cárcel. Usted necesita aprender a amar a ese pequeño. Dele un buen ejemplo con su propia conducta». Con una mirada de asombro la mujer se volvió y se fue por la calle tirando al pobre niño tras ella.

(6) Amenazas y gritos («Si no te portas bien te voy a hundir la cabeza entre los hombros»). Las amenazas que llevan como intención poner miedo en el corazón del niño raramente dan resultados. Lo peor de todo es que amenazas como estas le demuestran al niño la falta de madurez de los padres. Un niño escasamente respetará a un padre que lo amenaza y le grita para corregirlo.

(7) Reprensión verbal («Basta ya niños») La regla de advertir una vez es muy efectiva. Un niño necesita saber qué conducta no es aceptable y que si continúa en ella será corregido inmediatamente. Cuando él comprende estas dos cosas responderá rápidamente a su advertencia. Cuando un niño conoce los limites gana confianza en sí mismo.

Yo he oído a cientos de niños decir: «Yo quisiera que mis padres me amaran lo suficientemente para decirme «No» y decirlo en serio».

Los niños no son tontos. Trátelos como a seres humanos creados por Dios con inteligencia. Explíqueles los «deberes» y «menesteres» de la vida. Lo que es obvio y común para usted bien pudiera ser ignorado por ellos hasta que lo explique los hechos, los datos y las consecuencias.

Un padre que respeta a su hijo encontrará recíprocamente el respeto mutuo de su hijo. El niño aprende a «leer sus ojos» porque lo respeta y desea seguir su juicio y su dirección, Usted es una persona importante. El también lo es. El niño se esforzará por mantener fluyendo la buena relación entre padre e hijo.

(8) Pérdida de privilegios o derechos («No puedes montar tu bicicleta por dos horas». Debes permanecer en casa por una hora». «No puedes ir a la tienda por un día»). Estos son métodos muy prácticos y efectivos para moldear y formar el comportamiento y las actitudes. El problema que la mayoría de nosotros tenemos es que exageramos el castigo. «No puedes salir por treinta días». Eso no es bueno. Para un niño mejor le hubiera dicho una vida entera. Usted ha hecho un caso mayor de una ofensa menor. Tenga clemencia en su juicio. Yo a menudo reduzco la sentencia si mi hijo acepta mi juicio con gracia.

Recuerde, es la actitud la que estamos formando. No estamos tratando de aplastar al niño. Estamos desarrollando un fluir de amor, respeto y comunicación entre padre e hijo que durará por años en el futuro.

(9) Pérdida de propiedad – Si un niño intencionalmente quiebra un juguete, el padre deberá quitárselo. Deberá ser advertido que si abusa de lo que tiene le será quitado. A medida que el niño aprende a respetar y a cuidar lo que es suyo, aprenderá a respetar la propiedad de los demás.

(10) Castíguelo con la vara en las asentaderas. «El que detiene el castigo (la vara) a su hijo aborrece» (Proverbios 13:24). El amor y la corrección van mano a mano. «La necedad está ligada en el corazón del muchacho; más la vara de la corrección la alejará de él» (Proverbios 22: 1 S). Una vara es una rama o un palo delgado y largo. Yo creo que por lo menos hay dos razones por las cuales Dios quiere que usemos la vara y no las manos. Permite que el padre se calme mientras busca la vara y use las manos para acariciar, amar y dirigir al niño. Las manos no se deben usar para pegarle o golpearlo.

Algunos padres dirán: «Pero le voy a lastimar si le doy con una vara». «Aplica tu corazón a la enseñanza, y a tus oídos las palabras de sabiduría. No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol» (Proverbios 23:12-14).

Los padres que no siguen la regla de advertir una sola vez y esperan hasta que estén enojados para corregirlos son los causantes de tantos «niños abusados» y lesionados por la ira de ellos.

Abra la Biblia y muéstrele estos versos a su hijo antes de corregirlo (aunque tenga cuatro años y no pueda leer). Hágale entender que estada desobedeciendo a Dios y causándole daño si no lo castigara por su mal comportamiento después de habérselo advertido una vez.

Mi hijo Randy, de once años, le dijo en cierta ocasión a una niña de ocho años que estaba tirada en el suelo pataleando en un acceso de mal genio: «Mari, mejor te levantas de allí y ve a decirle a tus padres que se consigan una vara y te saquen esa necedad para que tu alma no se vaya al infierno». Sorprendida, Mari dejó de gritar, se levantó y se fue. Muchos padres cristianos no han tomado el tiempo para buscar las citas bíblicas que hablan de la disciplina de los hijos y mucho menos para mostrarlas a sus hijos.

¿Ha observado a algunos padres cuando uno de los niños se porta mal? A menudo el padre se queda allí sentado en su sillón totalmente desinteresado, pretendiendo como si el rapaz no fuese su hijo. La madre se levanta e intenta corregir al niño pero sin éxito porque no tiene autoridad. La razón por la cual no tiene autoridad es porque papá está rehuyendo su responsabilidad como cabeza del hogar de corregir y disciplinar. Las palabras de la madre son sólo consejos cuando el padre abandona su posición de gobierno. La función que le corresponde al padre es la de encargarse físicamente de la mala conducta de los hijos.

Padre, la próxima vez que su hijo se porte mal, levántese usted y ocúpese del niño. Deje que sea mamá la que quede sentada. Se dará cuenta que el niño no se portará mal a menudo, su esposa estará más descansada y eso hará más fácil la comunicación con ella.

VI. Exprese Amor Inmediatamente Después de la Corrección

Hágale saber al niño que no está enfadado con él. La corrección adecuada habrá sacado la culpa de su espíritu. Muéstrele que usted también le ha perdonado. Acéptelo de nuevo dentro del favor del circulo familiar. No vuelva a hablar otra vez de su mal comportamiento pasado. La disciplina correcta limpia la conciencia del niño y trae paz a su mente. Muchos niños sienten tanta paz en sus mentes después de una zurra que caen en un sueño profundo y apacible. ¡Paz y seguridad al fin!

Vll. Exprese Amor Regularmente en tres niveles

  1. Contacto físico – Tome al niño y siéntelo en su regazo, juegue de luchar con él, abrácelo y béselo. A menudo yo pregunto a las personas que vienen por consejo y que tienen problemas como adultos: «¿Se acuerda si su padre o su madre lo tocaban y le demostraban su amor?» La respuesta de la mayoría es: «No».
  2. Declare amor con palabras

Julieta, una niña de doce años había sido aprehendida otra vez huyendo con dos muchachos de dieciocho años. Porque mi especialización es abogado en relaciones familiares, la Corte Juvenil me nombró para que representara los intereses de Julieta. En la entrevista le pregunté: «Julieta, ¿por qué permites que esos muchachos te abusen sexualmente?»

Ella esperó un momento … y en medio de un mar de lágrimas me respondió: Señor Keene, por lo menos ellos me toman en sus brazos y me dicen que me aman».

Yo le contesté: «Pero ellos no lo dicen en serio, Julieta. En realidad ellos no te aman. Sólo lo decían para aprovecharse de ti».

Ella pensó por un momento y entonces dijo: «Ya sé que no lo decían en serio … pero al menos me decían te quiero. Nunca nadie me lo había dicho antes».

Me quedé conmovido. Sin poder ocultar las lágrimas que llenaban mis ojos, oré: «Oh, Señor, ayúdanos a amar a nuestros hijos».

Cuéntenles historias a sus hijos. Hablen de los asuntos familiares abiertamente. Permitan que sus hijos sean parte de usted y usted de ellos. Cuando su hijo le pida que jueguen no haga excusas. Deténgase en lo que está haciendo (generalmente los hombres estarán viendo un partido de pelota en la televisión) y juegue con su hijo.

Cuéntenles a sus hijos la historia de romance – cómo se conocieron y salieron juntos. La lucha de los primeros años les hará sentir que ustedes son personas. A mis hijos todavía les gusta oír historias de mi juventud cuando estudiaba en la universidad y tenía que afilar las navajas de afeitar en un vaso de vidrio, calentar solo un cuarto para ahorrar combustible, pasear en motocicleta como una Aventura y dormir en el automóvil cuando vigilábamos.

3. Actitudes – Debemos desarrollar actitudes de amor y afecto. Cuando usted entra en una casa usted puede sentir si esta actitud de amor prevalece. En muchos hogares cristianos esta actitud de amor está ausente. Cuando no hay una corriente de amor entre el esposo y la esposa se reflejará en la conducta de los hijos. Si los padres usan el hogar como una estación de reaprovisionamiento de combustible para tomar en vez de dar, los niños discernirán estas actitudes egoístas. La actitud que se trasplanta de padre a hijo se lleva a cabo dentro del hogar. ¿Es usted egoísta, intolerante y de mal temperamento? ¿Es usted un «tomador» o un «dador»? Lo que usted es será trasplantado a sus hijos.

Las actitudes de amor son el fruto del Espíritu Santo. El amor no es un don. Desarrolle una libertad para dar y el Espíritu Santo proveerá el fruto de amor en su hogar.

VllI. Provea buena alimentación, ejercicio, descanso y proyectos pequeños de Trabajo

La fatiga es una causa mayor del colapso en las relaciones con Dios, con otros y consigo mismo. La fatiga y el agotamiento producen un sentimiento de indiferencia. Una dieta regular de salchichas calientes, hamburguesas, papas fritas, gaseosas, confites, pan blanco y otros alimentos parecidos de fácil preparación producen mala salud y fatiga. Alimente a su familia correctamente con fruta fresca, carnes, pan moreno y comidas balanceadas regularmente y descubrirá una mejoría en las relaciones familiares. Todos se llevarán mejor porque se sentirán mejor.

Estimule el ejercicio de la familia que sea divertido como caminatas, trotar, juegos de tenis, boliche, patinar y cosas semejantes.

Dios descansó después del sexto día de trabajo. Usted también debe descansar. La verdad es que Dios está tan interesado en lo que la fatiga puede hacer en el colapso de las relaciones que hizo un mandamiento para que usted descanse un día a la semana (vea Éxodo 20:8-10).

Pequeños proyectos de trabajo permiten que un niño tenga éxito y sienta la satisfacción de haber hecho algo bien. Cuando Jorgito le hace una casa al perro, mentalmente él se verá construyendo una casa grande para gente en el futuro. Los pequeños proyectos de trabajo ayudan que un niño venza la fatiga y el aburrimiento.

IX. Limite la Televisión, la Radio, los Libros de Historietas Cómicas y la Música ligera

No tenemos espacio para tratar con este tema en su totalidad, excepto para decir que cuando usted limita a un niño en estas áreas, las debe de sustituir con otras actividades.

Si usted limita y no substituye tendrá a un niño aburrido y amargado. He aquí algunas cosas dignas de consideración. Una noche en la biblioteca con la familia, un día en el zoológico, una noche para tener juegos con la familia o para contar historietas permitiendo que los niños también se expresen. Pruebe la jardinería, la vida de las plantas, paseos y caminatas para gozar de la naturaleza.

La substitución más importante es lo que llamamos «super sábados». Este es el día cuando yo llevo a mi hija y paso todo el sábado por la mañana haciendo lo que nos gusta hacer juntos como padre e hija. Ella aprende cómo reciprocar con su padre. Yo aprendo a guardar mi relación con ella. Ella tiene a su padre completamente para ella.

Al mismo tiempo, mi esposa pasa el «super sábado» con nuestro hijo. El hijo aprende la manera de pensar y de actuar de la mujer. Aprenden a relacionarse con las personas uno a uno. La próxima vez cambiamos. Yo llevo a nuestro hijo y mi esposa lleva a nuestra hija.

Esto lo hacemos como una vez al mes y es una de las actividades más provechosas que yo pueda recomendar, empezando en su casa, para edificar relaciones abiertas y libres entre los padres y los hijos. Usted se va a encontrar conversando con sus hijos con facilidad y con soltura sobre temas como Dios, Jesús, la escuela, impuestos, amigos, el sexo, el matrimonio, el Espíritu Santo, los hijos, los padres, etc.

X. Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor ( Efesios 6:4).

La responsabilidad del padre consiste en ver que sus hijos crezcan en los caminos del Señor. Una noche Dios me reveló la seriedad del deber del padre cuando me dijo que me mirara a mí mismo en el Día del Juicio. Lo hice y esto es lo que vi.

Estoy delante del Señor Jesús con una sonrisa en mi rostro, listo para recibir un cumplido de «Gracias por un trabajo bien hecho» y mis muchas recompensas espirituales.

Pero en vez de eso, el Señor habla: «Leonard, ¿adónde está Randy?» «¿Randy, quién?» pregunto yo. Sin titubeos el Señor dice: «Randy, el hijo que te di en la tierra. ¿Adónde está ?»

Yo tartamudeo un poco … y le contesto: «Señor, verás, es que Randy se volvió rebelde y se metió con las drogas. En realidad, Señor, que huyó de casa. Pero, no te preocupes, Señor, yo continué con tu obra, salvando almas y pasando tratados».

El Señor dijo: «¿Adónde está Randy?» Tú eres personalmente responsable delante de Mí por la salvación de Randy. Yo te di este hijo. Tienes que darme cuentas por su vida espiritual» .

Desde entonces he tenido una nueva conciencia de mi responsabilidad ante Dios de enseñarles y mostrarles a mis hijos los caminos del Señor. A propósito, Randy recibió su salvación cuando tenía cinco años, su llamado para el ministerio a los ocho y a los nueve fue bautizado en el Espíritu Santo. Creemos que será diferente en el Día del Juicio de lo que vi.

Aquí hay cuatro áreas que usted debe considerar para enseñar a los niños los caminos del Señor.

(1) Enseñe y entrene con su ejemplo. Como esposos no se envidien ni se provoquen entre sí. En vez, ámense, dense y perdónense uno al otro.

(2) Enseñe y entrene con su dirección en la oración, la lectura de la Biblia, perteneciendo y asistiendo a la iglesia y cumpliendo las promesas que hace a su familia. Usted no es mejor de lo que es su palabra. Si usted quiebra sus promesas es difícil que un niño crea que Dios no lo hará también. Si papá no miente, es posible creer que Dios tampoco miente.

(3) Enseñe y entrene sin condenar. No moleste ni hostilice a su hijo, ya que eso lo desanima y lo derrota. Es fácil matar el espíritu y el deseo de vivir de un niño. Edifique su espíritu; no lo destruya.

(4) Condúzcalo a un compromiso y encuentro personal con Jesús. No dependa de su esposa, el pastor, el maestro de la escuela dominical o cualquiera otra persona para llevar a su hijo a la salvación. Permitiendo que el Espíritu Santo le guíe, dígale usted lo que es la salvación. Dígale que él puede obtener el amor, la naturaleza, la paz y la vida eterna de Dios y pregúntele si quiere aceptar a Jesús como Salvador y Señor de su vida. Si él dice que «sí» hágalo repetir esta oración con usted.

«Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios; que moriste por mis pecados; que fuiste levantado de los muertos. Jesús, ahora mismo te invito para que entres en mi espíritu y en mi vida como Señor y Salvador. Renuncio al pecado y a Satanás. Estoy arrepentido de haber pecado. Jesús, yo te acepto ahora como mi Salvador y mi nuevo amigo. Amén «,

Para recapitular, mi consejo es el siguiente: Ponga en orden su relación de es poso/esposa – el marido como cabeza de la familia y Jesús como cabeza del marido; asegúrese de estar en el cuerpo de la iglesia que tenga un buen pastor; estudie la Biblia y permita que el Espíritu Santo le enseñe y aplique Su sabiduría en su caminar con Dios; obedezca el plan de Dios y verá florecer la relación entre padres e hijos en algo verdaderamente hermoso.

Adaptado del libro » … y No Serán Para Ti» por Leonard Keene, copyright 1975, 8alanced Life Association, Fort Worth, Texas.

Leonard Keene tiene un doctorado en leyes y títulos en sociología y comercio. Dejó de ejercer su profesión de abogado para dedicarse a enseñar en «Seminarios de la Vida Equilibrada», aconsejar y escribir.

V.N vol 1 Nº 7