Autor Derek Prince
Ancianos y diáconos  Cuarta parte en la serie: Patrón para el cuerpo.
En una profecía que mira hacia el cierre de la presente era, Ezequiel describe al pueblo de Dios como ovejas sin pastor:
«Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.
«Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien preguntase por ellas.» (Ezequiel 34:5-6).
Este cuadro de un pueblo errante, disperso y depredado, es trágicamente cierto en cuanto a gran parte de la iglesia de hoy en día. Durante siglos el pueblo de Dios ha sido dispersado por cismas, errores y por facciones y como resultado, ha sido presa de todo tipo de engaño y opresión satánica.
Sin embargo en los siguientes versículos de esta profecía, Dios declara que Él Mismo intervendrá soberanamente y vendrá a su pueblo con liberación y restauración: «Porque así ha dicho Jehová al Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas. y las reconoceré. Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad». (Ezequiel 34:11-12).
Dios va a intervenir cuando todos los recursos humanos hayan fallado, en la hora de mayor necesidad, en el «Día nublado y de la oscuridad». Es mi firme convicción que esta promesa será cumplida en los días que se avecinan, al ir levantando Dios pasto­ res para su rebaño y restaurando la unidad y la seguridad para su pueblo.

LA IGLESIA LOCAL
Hemos llegado a uno de los puntos cruciales en nuestro estudio sobre el cuerpo de Cristo: la iglesia local. El cuerpo de Cristo jamás podrá operar de acuerdo con la visión con que fue criado sin que la iglesia local esté funcionando debidamente. La restauración de la iglesia de Jesucristo debe llevarse a cabo bajo el contexto de la iglesia local y su liderazgo. Sólo de esta manera podremos llegar a un entendimiento apropiado de lo que Dios está haciendo en nuestros días.
En nuestros estudios anteriores, hicimos una distinción entre la iglesia universal, que son todos los verdaderos creyentes en Cristo por todo el mundo; y la iglesia local, que es el cuerpo de Cristo en una localidad dada. Antes de proseguir, es indispensable que estemos de acuerdo en la definición de la iglesia local y en la que constituye su membresía.
Por la gracia de Dios y por años de estudio paciente y oración, creo haber llegado a un entendimiento claro sobre lo que es la iglesia local. Es asombrosamente sencilla. La iglesia local es aquella parte de la iglesia universal que reside en una localidad dada. No podría ser más sencillo.
Lógicamente, sólo hay dos requisitos para la membresía en la iglesia local. El primero es una relación personal correcta con Jesucristo. Este es, como hemos visto, el único requisito para ser miembro de la iglesia universal. Debido a que cada iglesia local es parte de la iglesia universal, es razonable pensar que primero se debe pertenecer a la iglesia universal para poder pertenecer a la iglesia local.
El segundo requisito es que viva en la localidad de la iglesia local. Así que el ser miembro de una iglesia local no depende de ningún reconocimiento, o decisión o ceremonia en particular. Usted es miembro de la iglesia local simplemente por la virtud de vivir en esa localidad. En otras palabras, cualquier miembro de la iglesia universal que resida en una localidad dada, es miembro de la iglesia local de esa localidad automáticamente.
La iglesia local se desenvuelve en su crecimiento y desarrollo en forma semejante al desarrollo del cuerpo humano, que tiene su inicio en una sola célula biológica. Necesitamos examinar las cuatro etapas del desarrollo de la iglesia local: (1) La célula; (2) El nombramiento de ancianos; (3) El liderazgo completo; (4) El alcance total de los ministerios.

1. LA CELULA.
En sus enseñanzas Jesús menciona a la iglesia por su nombre solamente dos veces. La primera vez que la menciona es en Mateo 16:18 y, no hay duda de que Él está hablando aquí de la iglesia universal. Luego en Mateo 18:17 nuevamente hace mención, dos veces, de la iglesia: «Y si rehusa escucharlos, dilo a la iglesia y si rehusa escuchar aún a la iglesia, considéralo como al gentil y al publicano». Como es físicamente imposible aplicar en la iglesia universal el procedimiento aquí descrito, obviamente Jesús tenía en mente a la iglesia local.
Todavía bajo el contexto de la iglesia local Jesús continúa en los versículos 19 y 20: “También os digo, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo aquí en la tierra sobre cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres se han reunido en mi nombre, allí estoy en medio de ellos».
Yo prefiero traducir el versículo 20 más literalmente: «Donde dos o tres han sido guiados para estar juntos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». El uso del verbo «guiar» implica que debe haber alguien que guíe. Esto nos da una conección directa con Romanos 8:14. «Porque los que son guiados por el Espíritu de Dio, esos son hijos de Dios». Los cristianos son aquellos que son guiados por el Espíritu Santo. Así que, el Espíritu Santo es el que congrega a los creyentes para formar una iglesia local.
«En mi nombre» indica que el punto central de la reunión es el nombre de Jesús. Dondequiera que se permita que el Espíritu Santo guíe la base sobre la que se reúnan los creyentes nunca será una denominación o una doctrina o una personalidad humana. No tenemos ninguna autoridad de reunirnos alrededor de Lutero o Wesley o la práctica de algún grupo en particular. El único punto de reunión para los creyentes del Nuevo Testamento, autorizado por las escrituras y reconocido por el Espíritu Santo, es «en el nombre de Jesús». El restablecimiento de esta verdad bíblica en nuestros días abrirá el camino para el cumplimiento de la profecía de Jacob concerniente a los últimos días: «Y a El -Siloh, el Mesías- se congregarán los pueblos» (Génesis 49: 10).
La autoridad completa de Cristo está disponible a través de su Cuerpo en el lugar en donde los creyentes han sido congregados. alrededor de la Persona de Cristo por el Espíritu Santo. «En verdad os digo, todo lo que atéis en la tierra habrá sido atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra habrá sido desatado en los cielos» (Mateo 18:18). El grupo inicial no tiene que ser grande. En verdad «dos o tres» que se han reunido unánimes por el Espíritu Santo son suficientes para principiar. Esta es la «célula» de la cual al «cuerpo» -la iglesia local- puede desarrollarse.
Normalmente una célula básica de este tipo se reunirá en la casa de un creyente. Esto es lo que Jesús tenía en mente cuando envió a sus primeros apóstoles a plantar la verdad del evangelio entre su propio pueblo.
.. “Y cualquier ciudad o aldea donde entréis, preguntad quién es digno en ese lugar y quedaos allí hasta que os marchéis. Y al entrar en la casa, dadle vuestro saludo de paz. Y si la casa es digna, que vuestro saludo de paz venga sobre ella; pero si no es digna, que vuestro saludo de paz se vuelva a vosotros”, (Mateo 10: 11-13).
Las palabras de Jesús indican que Él esperaba que sus apóstoles plantaran inicialmente el evangelio en aquellos hogares que los recibieran. Jesús los instó a encontrar un hogar que fuera «digno». En cualquier comunidad el evangelio es evaluado por la manera de vivir del hogar que primeramente lo recibe y lo propaga. A menudo el evangelio ha confrontado una reacción negativa en una comunidad porque se le ha asociado inicialmente con un hogar que no es generalmente respetado.
A través de la historia, la mayoría de los grandes avivamientos de Dios han comenzado en los hogares. Cuando el evangelio es plantado en su hogar, tiene su principio en el centro de todas las relaciones humanas. Si el hogar en donde se siembra inicialmente es respetado en la comunidad, el evangelio radiará naturalmente a todos los hogares de alrededor.

11. LA DESIGNACION DE ANCIANOS
Hechos 14:21-23 presenta la segunda etapa del desarrollo de la iglesia:
(21) «y después de que predicaron el evangelio aquella ciudad (Derbe) e hicieron muchos discípulos, volvieron a ristra, a Iconio y a Antioquia, (22) fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que siguieran en la fe, y diciendo: A través de muchas tribulaciones hemos de entrar al reino de Dios. (23) Y después de designar ancianos en cada iglesia, habiendo orado y ayunado, les encomendaron al Señor en quien habían creído».
Noten la transición que toma lugar. El versículo 22 se refiere a los creyentes en cada ciudad como a los «discípulos» simplemente. Pero en el versículo 23, designaron «ancianos en cada iglesia». Los grupos de discípulos se convierten en iglesias cuando el liderazgo bíblico es designado. Esto marca la transición de «discípulos» a «iglesias» .
III. LIDERAZGO COMPLETO.
La iglesia local crece más al completarse la estructura del liderazgo. Tenemos un ejemplo en el saludo con que Pablo abre su carta a los Filipenses» a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, incluyendo a los obispos y diáconos ….. (Filipenses 1: 1). Veremos más adelante que los títulos de » obispos» y «ancianos» son usados recíprocamente. Así que, la congregación en Filipos se componía de tres categorías mencionadas en orden de autoridad: ancianos, diáconos y todos los creyentes o santos.
Trataremos pronto con las funciones de los ancianos y diáconos. Por ahora es suficiente hacer ver que la estructura de liderazgo de una iglesia local es extremadamente sencilla. Está basada en dos niveles: ancianos y diáconos. Los ancianos están a cargo del cuidado espiritual de la iglesia mientras que los diáconos son responsables por las necesidades materiales de la congregación.
IV. EL ALCANCE TOTAL DE LOS MINISTERIOS
Además del liderazgo administrativo, constituido por los ancianos y los diáconos, hay también varios ministerios espirituales que son necesarios para completar la estructura de la iglesia local. Pablo trata con ellos en 1 Corintios 12. En el versículo 18 dice: «Pero el hecho es que Dios ha colocado a cada uno de los miembros en el cuerpo según le agradó.» En el versículo 28 dice. «y en la iglesia Dios ha designado a algunos, …. » y continúa con una lista de ocho ministerios específicos. Debemos leer estos dos versículos paralelamente. «Colocar a cada uno de los miembros en el cuerpo» corresponde exactamente a «designar a algunos en la iglesia». En cada caso, es Dios mismo quien «designa o coloca» de acuerdo a su soberana voluntad.
Los ocho ministerios que Pablo enumera en el versículo 28 son los siguientes: «en primer lugar, como apóstoles; en segundo lugar, como profetas; en tercer lugar, como maestros; luego, milagros; después, dones de sanidades; ayudas, administraciones, (gobierno) diversas clases de lenguas. «
Este es uno de los pocos lugares en donde Pablo coloca a los ministerios en su orden especifico de autoridad. Esto es indicado por las palabras «en primer lugar», «en segundo lugar», «en tercer lugar», «después», etc. Cuando todos los ocho ministerios aquí mencionados operan correctamente en una iglesia local, bajo la autoridad de los lideres bíblicos, esa iglesia ha alcanzado la madurez.
Los ancianos y los diáconos pueden ser descritos como «cargos de gobierno». Las funciones dadas por Pablo en 1 Corintios 12:28 pueden ser descritas como «ministerios espirituales». Un «cargo» y un «ministerio» pueden encontrarse combinados en la misma persona. En nuestro estudio sobre los apóstoles hemos notado que cuando un apóstol reside en una iglesia local, su «cargo» gubernamental es de «co-anciano» (ver 1 Pedro 5:1,2). Para tomar otro ejemplo, un hombre puede combinar el «cargo» de «anciano» local con un «ministerio móvil» de «maestro» para todo el Cuerpo en general. O también un hombre puede ejercer el «cargo» de »diácono» y ejercitar el «ministerio» de «hacer milagros» Aparentemente esto sucedía en Esteban, quien fue designado para el «cargo de diácono», pero también tenía un ministerio milagroso (ver Hechos 6:5-8). También son posibles varias otras combinaciones de cargos y ministerios.
Ese es entonces el desarrollo de la iglesia local en cuatro etapas: primeramente, la célula; en segundo lugar, el nombramiento de ancianos; en tercero, el liderazgo completo; y en cuarto, el alcance total de los ministerios.

UNA IGLESIA POR AREA.
Llegamos a un principio funda­ mental de la iglesia neo-testamentaria, el reconocimiento del cual tendrá un efecto muy profundo y de largo alcance en la iglesia de nuestros días: En una localidad dada, hay solamente una iglesia local. Por lo tanto, es contra las Escrituras dos o más iglesias cubriendo la misma área en cualquier localidad.
En el Nuevo Testamento una «iglesia» local está siempre coextendida con una «ciudad». No importa si la ciudad es Jerusalén o Antioquía o Corinto o Roma, siempre es «la iglesia en la ciudad». Las fronteras geográficas, de la iglesia local están siempre delineadas por la ciudad en donde está ubicada. No hay ningún caso en el Nuevo Testamento donde encontremos a más de una iglesia. en cualquier ciudad.
Por otro lado cuando nos acercamos a un área geográfica más grande, tal como una provincia, encontramos que contiene un número de iglesias. Por ejemplo Galacia es una «provincia». Así que Pablo dirige su epístola a los Gálatas … «a las iglesias de Galacia». (Gálatas 1:2). En cada ciudad de Galacia había una iglesia pero en toda la provincia de Galacia habían muchas iglesias – una por cada ciudad.
Este principio es aplicado uniformemente a través de todo el Nuevo Testamento. Yo calculo que había en Jerusalén, en cierto período, por lo menos cincuenta mil creyentes pero sólo una iglesia. Los historiadores estiman que en Antioquia de Siria había por lo menos 40.000 creyentes – y todavía sólo una iglesia. Las iglesias locales nunca cubrían la misma área en una localidad dada.
Hoy en día, las grandes áreas metropolitanas como la ciudad de México o Buenos Aires, ponen en evidencia un problema aparente. Es práctico reconocer sólo una iglesia en toda el área metropolitana de la ciudad de México o Buenos Aires. La Escritura no demanda esto necesariamente. Si es necesario, podemos considerar el área de la ciudad de México o Buenos Aires como una «provincia», que contiene equis número de «ciudades» adyacentes. Los números exactos y los límites pueden ser fijados por requerimientos prácticos bajo la guía del Espíritu Santo. Si por ejemplo, reconocemos diez «ciudades» adyacentes dentro del área de Buenos Aires entonces habrá campo para diez iglesias locales adyacentes.
Sin embargo, hay un principio básico que nunca podremos violar. Nunca se da el caso de iglesias locales cubriendo una misma área en cualquier ciudad ó área reconocida como «ciudad». Una vez que violemos este principio automáticamente hemos criado una división en el «Cuerpo de Cristo».

EL LIDERAZGO LOCAL
Muchos cristianos de hoy encuentran muy difícil el ver como se administraría efectivamente, como un cuerpo, una iglesia con 20.000 ó 30.000 miembros. Sin embargo, hay una respuesta bíblica muy simple a este problema. Viene a través del entendimiento del patrón del Nuevo Testamento para el liderazgo de la iglesia local.
Ya hemos apuntado dos niveles de administración en la iglesia: el espiritual y el material. Al estudiar el liderazgo espiritual de una iglesia local, es esencial que entendamos que sólo hay un cargo de gobierno espiritual. El Nuevo Testamento, usa tres palabras griegas diferentes para referirse a este cargo.
El griego usa las siguientes tres palabras para designar un sólo cargo de gobierno: (l) Poimen – un pastor; (2) episkopos – un supervisor; (3) pres­ bytero – un anciano. Poimen se traduce siempre como pastor. Epis­ kopos (de donde derivamos la palabra «obispo») se traduce «obispo» ó «supervisor» siendo esta última la traducción literal correcta, pero las dos formas son usadas intercambiablemente. Presbyteros (de la que derivamos palabras como «presbítero» y «presbiterio») literalmente significa un «anciano».
Podemos ver que estas tres palabras se usan intercambiablemente en los siguientes pasajes del Nuevo Testamento: (1) En Hechos 20: 17, Pablo estaba en Mileto » … y desde Mileto mandó llamar a Éfeso a los ancianos de la iglesia». Notemos que el liderazgo espiritual de la iglesia es plural – «los ancianos» – no «el pastor». Por otro lado, «la iglesia» en ´ Éfeso es singular – no «las iglesias». Refiriéndose a éstos ancianos en el versículo 28, Pablo dice, «Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, entre la cual el Espíritu Santo os ha hecho supervisores. para pastorear la iglesia de Dios.:. «Los mismos hombres que son «ancianos» también son «supervisores» («obispos»). Su tarea era de pastorear la iglesia – que también es llamada «la grey». El verbo griego aquí traducido como «pastorear» es poimaino, formado directamente del sustantivo «poimen» – «un pastor». Así que estos «ancianos» son «supervisores» cuyo trabajo es «pastorear» el rebaño de Dios – la iglesia local. Todas éstas tres palabras son aplicadas a un sólo cargo gubernamental.
(2) En 1 Pedro 5: 1.2 Pedro escribe; «Por tanto. exhorto a los ancianos entre vosotros … » El se está refiriendo a los ancianos. Continúa diciendo. «pastoread el rebaño de Dios entre vosotros … » (cuidando de él). Como en Hechos 20:28. el verbo traducido «pastoread» es paimaino. Pedro exhorta a éstos hombres a «cuidar». La palabra griega es episkope -forrna­ da directamente de e piskopos – «su­ pervisor» u «obispo». Estos mismos hombres son ancianos, supervisores y pastores.
Aunque todas las tres palabras son usadas para el mismo cargo, cada una de ellas presenta un aspecto especifico del cargo. La tarea es la de un supervisor; los requisitos son los de un anciano; el ministerio es el de un pastor.
Se requiere una revolución mental para que muchos cristianos entiendan que sólo hay un cargo de gobierno espiritual en la iglesia local. El gobierno no está hecho de «un pastor y los ancianos. El pastor y el anciano es uno y el mismo cargo. Correctamente, son los ancianos quienes son los pastores y los supervisores (obispos).

PLURALIDAD.
Ya hemos visto que el liderazgo de la iglesia en Éfeso era plural. Había un grupo de «ancianos», no un sólo hombre quien era «el pastor». Este mismo principio se aplica a través de todo el Nuevo Testamento. No hay ni un sólo ejemplo en donde encontremos que el liderazgo de la iglesia local sea llevado a cabo por un hombre solo. Por ejemplo, en Hechos 14:23 dice: «Y después de designar ancianos en cada iglesia». No se trataba de un pastor o un anciano sino de ancianos, – plural. De nuevo en Tito 1:5 Pablo escribe, «Por esta causa te dejé en Creta, para que pusieras en orden lo que queda, y designaras ancianos en cada ciudad como te mandé.» Geográficamente la iglesia está coextendida con la ciudad. En Hechos 14 encontramos» ancianos en cada iglesia» y en Tito 1 encontramos ancianos en cada ciudad»; siempre en plural. Noten que algo está «faltando» o está incompleto hasta que se ordenen ancianos. Ellos son una parte esencial de toda iglesia local.
En Santiago 5: 14 dice: «Está alguno entre vosotros enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia,» de nuevo, es plural. Santiago da por un hecho de que cada creyente está tan relacionado a una iglesia local que sabe quiénes son sus ancianos y así mismo sus ancianos lo conocen a él. Hay gente que a veces me pregunta: «quiénes son mis ancianos? no siento que tengo alguno». Yo les contesto: «si usted estuviera enfermo a quién llamaría para que venga y ore por usted?». Ellos bien pudieran ser lo más cercano que usted tenga como ancianos verdaderos.
Aún en los lugares en donde los «ancianos» no son mencionados específicamente. el liderazgo de la iglesia local en el Nuevo Testamento siempre es referido en plural. Ver por ejemplo. Filipenses 1: l. I Tesalonicenses 5:12. Hebreos 13:7.17.24. El liderazgo siempre recae en un grupo de hombres, nunca en un hombre solo.
Esto explica por qué podemos tener, digamos 50.000 miembros, pero sólo una iglesia local. El liderazgo se multiplica en proporción a la membresía. La responsabilidad no recae en un hombre. Yo sugeriría que un anciano no puede pastorear efecti­ vamente a más de diez familias, a 10 sumo. Si hay veinte familias se necesitan dos pastores; cien familias. diez pastores; mil familias, cien pastores; diez mil familias, mil pastores y así sucesivamente. El liderazgo simplemente crece en proporción a la membresía. Nunca hay necesidad de dividir a la congregación cuando pasa de los miles. Dios simplemente agrega más pastores.
Nuestro sistema existente demanda que partamos el Cuerpo de Cristo cuando el número de creyentes pasa de cierto punto. Esto es contrario a la letra y el espíritu de la Escritura. Hay sólo un Cuerpo y un Espíritu. No hay quince cuerpos en la misma localidad funcionando en competencia uno con el otro.

ANCIANOS Y DIACONOS.
La responsabilidad primordial de un anciano está establecida en 1Timoteo 5: 17 «Que los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, particularmente los que trabajan con afán predicando y enseñando.» Podemos decir ésta última frase así: «aquellos que trabajan en la enseñanza de la palabra». Así que las dos funciones de un anciano son gobernar y enseñar la palabra de Dios.
Ya hemos visto que la designación de ancianos es lo que transforma a simples «discípulos» en «iglesia». Así que el ministerio, de administrar y de enseñar, de los ancianos es necesario en la iglesia local desde su fundación en adelante. Por otro lado la necesidad de tener diáconos puede surgir después. En la iglesia de Jerusalén la necesidad de diáconos surgió «al multiplicarse el número de discípulos», (Hechos 6:1). Surgió como consecuencia del descontento de las viudas de los judíos helenistas con respecto a la distribución diaria de los alimentos.
A este punto los apóstoles que eran también los ancianos originales de la iglesia en Jerusalén- vieron que no podían dedicar su tiempo a esta forma de ministerio. Dijeron: «No es conveniente que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir mesas. Por tanto, hermanos, escoged de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos de Espíritu Santo y de sabiduría a quienes podamos encargar con esta tarea. Y nosotros nos entregaremos a la oración y al ministerio de la palabra». (Hechos 6:2-4). Los «siete hombres» que fueron escogidos de esta manera llegaron a ser los primeros «diáconos».
En estos versículos las responsabilidades de los ancianos y los diáconos son explicadas y puestas en contraste. La tarea de los ancianos es en el plano espiritual, de «entregarse a la oración y al ministerio de la palabra». La tarea de los diáconos es en el plano material, de «servir las mesas», de ministrar a las necesidades materiales de la congregación.

REQUISITOS DEL LIDERAZGO
Los requisitos para los ancianos están señalados principalmente en 1 Timoteo 3: 1-7 y en Tito 1 :5-9. Estos pasajes requieren un examen cuidadoso pero esto está más allá del propósito de nuestro estudio presente. En resumen, podemos decir que los requisitos para un anciano cubren cuatro áreas esenciales: (1) La santidad personal de vida y carácter; (2) el orden y la disciplina apropiados en su hogar; (3) un conocimiento amplio de la Palabra de Dios; (4) una buena reputación en su comunidad.
Debe señalarse que el término «anciano» es relativo. Un hombre se puede considerar como un anciano en términos de la madurez relativa en la congregación. Hechos 14 podría indicar que algunos grupos de discípulos habían existido durante menos de un año. Pablo y Bernabé al regresar encontraron entre ellos hombres que, en madurez espiritual, estaban ya sobre el nivel de sus condiscípulos y eran aptos para ser reconocidos como «ancianos», aún cuando 11 habían cumplido un año en el Señor.
En Hechos 6:3 vimos rápidamente los principales requisitos para diáconos: «hombres honestos de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría.» En 1 Timoteo 3:8-13 los requisitos son especificados con mayor detalle. En el verso 13 de este capítulo Pablo indica que por servicio fiel como diácono, un hombre se «gradúa y es apto para una forma de ministerio más elevada.
EL MINISTERIO DEL PASTOR
Es mi opinión personal que no hay un ministerio más grande, más vital o más exigente que el de pastor. Hay tres pasajes en la escritura que nos revelan principalmente el ministerio del pastor: Juan 10:1-28; Salmo 23; Ezequiel 34:1-6.
En este último pasaje en Ezequiel, Dios reprende a los pastores de Israel por lo que no habían hecho. Al estudiar lo que estos pastores no hicieron, podemos descubrir lo que deberían haber hecho.
«Vino a mi palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños? Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, más no apacentáis a las ovejas. No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma: no vendasteis la perniquebrada, ni volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia’ ‘. Ezequiel 34:1-4).
La tarea principal de los pastores es «alimentar al rebaño». Como en el Nuevo Testamento, aquí en el Antiguo Testamento, la palabra traducida «alimentar» podría traducirse más exactamente como «pastorear». Hay cinco formas específicas de
necesidades a las cuales los pastores deben ministrar. Deben «fortalecer las débiles», «curar la enferma», «vendar la perniquebrada», «volver al redil la descarriada», «buscar la perdida.» Los que no hacen estas cosas tendrán que dar razón al Dios Todopoderoso. No hay duda en mi mente que cuando termine esta era, Dios llamará a cuentas a los hombres que han aceptado el título de pastores pero que no han cumplido su ministerio.
En Juan 10 Jesús expone tres requisitos más del ministerio pastoral. Primero, es una vida puesta en sacrificio. «Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas» (Juan 10: 11). Es el pastor poniéndose a la disposición de la grey. Sin esta entrega no hay un ministerio pastoral.
Segundo, el pastor debe conocer y ser conocido personalmente. » … Conozco mis ovejas. y las mías me conocen» (Juan 10: 14). Esta es una razón por la cual un hombre no puede pastorear efectivamente a un grupo grande. Debe haber contacto personal de cerca entre el pastor y las ovejas.
Tercero, el pastor habla y guía. «Mis ovejas oyen mi voz, y las conozco, y me siguen» (Juan 10:27). En la tierra bíblica, el pastor no empuja a las ovejas. El va adelante y las llama. Ellas le siguen porque conocen su voz. El pastor debe ser un líder, cuya voz es clara y fácilmente reconocible por las ovejas.
En el Salmo 23 David enfatiza la responsabilidad del pastor para encontrar el aliento apropiado para la oveja -guiarlas a las aguas cristalinas y a pastos verdes. Debe también protegerlas de sus enemigos, de las bestias y de los ladrones. De ninguna manera es un llamamiento ligero y fácil.
Hay una verdad que es enfatizada a través de la Biblia: Las ovejas sin un pastor son esparcidas. En Ezequiel 34:5-6 -el pasaje con que iniciamos el estudio-. el cuadro de las ovejas sin pastor es de gente vagando. perdida, desmayada. presa de las bestias salvajes. esparcida sobre la faz de la tierra. En Mateo 9:36 se nos da el mismo cuadro a través de los ojos de Jesús: «Y viendo las multitudes. tuvo compasión de ellas, porque estaban angustiadas y abatidas, como ovejas que no tienen pastor».
Cada uno de nosotros necesita aplicar a su propia vida esta verdad en un sentido práctico. El Nuevo Testamento nos da sólo dos alternativas: Si no es pastor debe tener pastor. No hay ninguna posición bíblica aparte de estas dos relaciones. Si usted no está ejerciendo el ministerio de un pastor, usted necesita estar bajo el ministerio de otro que sea su pastor.
Derek Prince, de origen inglés, fue convertido de la filosofía al Cristianismo mientras servía como soldado en la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces dedicó su vida al estudio y exposición de la Biblia.