Autor Bob Munford

Lo que necesitamos en EL BAUTISMO EN AGUA

Muchas de las discordias y las divisiones que por dos mil años han acosado la historia de la iglesia, han venido por la controversia que existe sobre el tema del Bautismo en Agua.

Esto es, naturalmente, obra del hombre y no la intención de Dios. El bautismo fue ordenado para tener un efecto unificador en los miembros del Cuerpo de Cristo. Escuchen a Pablo hablándoles a los miembros de la iglesia del primer siglo en Galacia:

«Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido. No hay ni judío ni griego; no hay ni esclavo ni libre; no hay ni hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús» Gálatas 3:27-28.

Al hacernos algunas preguntas sobre el Bautismo en Agua y al buscar sus respuestas, perseguimos la unidad básica, que es el deseo de Dios para Su pueblo en todas las edades y generaciones.

EL POR QUÉ DEL BAUTISMO

Primero, estableceremos un hecho sobre el cual toda la Cristiandad está unida: El bautismo no debe ser un rito vacío – un acto superficial, fruto de tradiciones pasadas. El bautismo debe llevar un propósito y tener un efecto edificante sobre el creyente.

. . Segundo, hay una tendencia que ha coloreado el entendimiento general del significado y el propósito del bautismo. El bautismo es frecuentemente presentado como sólo «un acto exterior que demuestra una experiencia interior». La» experiencia interior» mencionada, en muchos casos, es salir de la «perdición» a la vida nueva en Cristo. Esta salida de la perdición a la vida nueva en Cristo es expresada como «ser salvos», «nacidos de nuevo», «regenerados». Estas expresiones demuestran esta experiencia interior, pero cada palabra de estas lleva un significado mayor que tan sólo el paso de una posición (perdido) a otra, (salvo).

Después de la vivificación inicial del espíritu del hombre por el Espíritu de Dios, viene el arrepentimiento personal por los pecados cometidos, la confesión de esos pecados y el abandono de ellos, la aceptación de la obra ya terminada por Jesucristo en la cruz, una experiencia del perdón de Dios y la renovación de una relación adecuada delante de El. El creyente ha sido limpiado por la sangre de Jesucristo, el Cordero de Dios – Juan 1 :29: «Ved, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!»

Esta es la «experiencia interior».

«Nacer de nuevo» es tan sólo el principio de la Vida en Cristo. ¡Las palabras mismas implican un comienzo y un crecimiento! La «salvación» es un proceso en el cual el creyente es lanzado ahora. El Apóstol Pablo lo expresó así a sus seguidores en Gala­cia: «Quien (Jesucristo) se dio a sí mismo por nuestros pecados, para libramos de este presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre … » Gálatas 1 :4).

La frase «librarnos de este presente siglo malo» puede interpretarse también como» desarraigados de este presente siglo malo». Para mí eso lo dice mejor. Este es el proceso de la salvación – desarraigados de este mundo malo y llevados hacia la perfección en Cristo. Todos convenimos en decir que es algo bueno hacerlo. Pero la pregunta es «¡,Cómo?»

Pedro dio la respuesta en Pentecostés cuando predicaba a una rebelde nación judía: «Sed salvos de esta perversa generación» (Hechos 2:40). ¡El hecho de decirles que hicieran algo implica que había algo que ellos podían hacer! Tres versículos más arriba (vs. 37) la misma multitud le había preguntado a Pedro, «¿Qué haremos para ser salvos?» Su contestación tenía tres partes. Primero, arrepiéntanse (que es parte del nuevo nacimiento, la experiencia interior inicial. Segundo, bautícense (en a­ gua). Tercero, reciban el don del Espíritu Santo.

Estas tres experiencias forman el fundamento del caminar cristiano. Los que oyeron y recibieron las palabras de Pedro en aquel día fueron bautizados y recibieron el Espíritu Santo.

Comenzamos, pues, con la experiencia interior inicial del nuevo nacimiento. Como resultado de esta experiencia con Cristo, el creyente es instruído por la Palabra de Dios a dar otros dos pasos: ser bautizado en agua y recibir el Espíritu Santo. Estos dos pasos que siguen a nuestra experiencia inicial con Cristo están diseñados por Dios para empezar a movernos fuera de este presente siglo perverso hacia la perfección en Cristo. Como lo expresara Pedro, para salvarnos de «esta perversa generación».

Nuestro interés inmediato es el paso número dos, el bautismo en agua. Es mi convicción que en el bautismo en agua hay una transición real que es necesaria para completar al cristiano. El bautismo fue diseñado para ser la experiencia que «nos desarraiga de este presente siglo malo». Pedro apuntaba hacia la puerta abierta del Reino de Dios -hacia- la perfección.

DOS REINOS

Tomando otra enseñanza dada a los creyentes del primer siglo, esta vez por Pablo, veamos cómo el bautismo en agua es usado para los dos propósitos que ya hemos mencionado: desarraigados de este presente siglo malo e impulsados hacia la perfección en el Reino de Dios. En Romanos 6, Pablo presenta el contraste entre dos Reinos –uno de luz donde el Señor Jesús reina … el otro, el reino de las tinieblas, donde gobierna Satanás. Si usted ya tiene tiempo de ser cristiano, probablemente ya está bien consciente de estos dos reinos distintos y el conflicto que causan.

Jesús dijo, «Mi reino no es de este mundo.» Pablo habla de estos dos reinos opuestos que están dentro de nosotros en términos del «hombre viejo» y el «hombre nuevo». El problema está en ser «desarraigados» de la naturaleza vieja y entrar en la nueva en nuestro caminar diario. Pablo ataca el problema de esta manera:

«Por tanto, hemos sido sepultados en la muerte con El por medio del bautismo, a fin de que así como Cristo fue resucitado de los muertos por la gloria del Padre, también nosotros andemos en vida nueva» (Romanos 6:4).

Lo que es sepultado es el hombre viejo — el agitador. ¡Ud. no puede remendar, cambiar o mejorar su naturaleza vieja, por eso lo mejor que puede hacer es sepultarla! Lo hacemos en el agua del bautismo. El hecho de que estamos enterrados significa que estamos cubiertos por un sepulcro. Esto nos da un cuadro de la manera del bautismo mencionado aquí: por inmersión.

La idea es dejar todo este «presente siglo malo» en el sepulcro — sus ideas, conducta, actitudes, hábitos, etc. Una vez enterrados podemos resucitar a una vida nueva ¡para vivir en un reino nuevo!

En su artículo «Sepultados por el Bautismo», Derek Prince comenta, «Una cosa es clara, no se entierra a una persona para causar su muerte. Una persona debe estar ya muerta antes de que tengamos algún derecho de enterrarla. Así mismo, su muerte ya debió haber tomado lugar por fe en Cristo, antes de poder enterrar al hombre viejo en el bautismo. El bautismo no produce la muerte del hombre viejo, sino que es la evidencia exterior de que la muerte del hombre viejo ya se ha realizado.»

Los dos diagramas podrán ayudarnos a vislumbrar las verdades que hemos estado compartiendo:

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Número Uno: ; ¿Puede ver cómo el bautismo en agua «nos desarraiga» de este presente siglo malo? Nosotros atestiguamos por medio de nuestro acto de obediencia sumisa, al permitir ser sepultados, que estamos buscando esa perfección que nos relaciona más por entero al Rey y Su Reino.

Número Dos: El creyente sincero que desea caminar hacia la madurez y perfección (Hebreos 6:3) debe darse cuenta que el bautismo en agua puede ser comparado a uno de los fundamentos necesarios para el crecimiento cristiano. Refiriéndonos nuevamente a los que escucharon el sermón de Pedro en el día de Pentecostés, oímos aquellos cuyos corazones estaban abiertos preguntar, «¿Qué haremos?»

Veamos nuevamente las tres partes de su respuesta: «Y Pedro les dijo: “Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).

En este versículo se nos da tres pasos vitales en un solo acto -el de poner en acción una relación nueva con un Señor nuevo y un Reino nuevo. Estos tres pasos se ven en el diagrama de abajo.

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Usted notará que la piedra fundamental es Jesucristo. «Porque nadie puede establecer otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo» (1 Corintios 3: 11).

La segunda piedra es el bautismo en agua, que es, como hemos visto, el despojarnos del hombre viejo que ha sido desechado. «Sepultados con El (Jesucristo) en el bautismo, en el cual también fuisteis resucitados con El mediante la fe en la acción de Dios, quien le resucitó de entre los muertos» (Colosenses 2:12).

La tercera piedra es el recibimiento de la promesa del Padre – el Don del Espíritu Santo. Juan el Bautista hablando de Jesús dice: «En cuanto a mí, yo os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias; El os bautizará con el Espíritu Santo y fuego» (Mateo 3: 11). Escuchen a Jesús, el Cristo Resucitado, hablándoles a Sus discípulos poco antes de Su regreso al Padre: «Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre, ‘la cual’, les dijo, ‘oísteis de mí, pues Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días’ » (Hechos 1 :4-5).

Estas tres experiencias son básicas al tenor de la fe del Nuevo Testamento. Estos aspectos de la Salvación Neo-testamentaria no son experiencias super-espirituales para el cristiano maduro — más bien son los ingredientes fundamentales requeridos para continuar una vida victoriosa en la novedad del Reino de Dios.

¿QUIEN ES NUESTRO EJEMPLO Y AUTORIDAD?

Jesús, nuestro Señor y Salvador, fue bautizado por Juan en el río Jordán, cuando apenas empezaba sus tres años de ministerio activo. Oigamos la conversación que tuvo lugar durante esta transacción:

«Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán donde estaba Juan para ser bautizado por él. Pero Juan protestó enérgicamente con la intención de impedírselo, diciendo: Soy yo quien necesita ser bautizado por Ti. ¿y Tú vienes a mí? Pero Jesús. respondiendo, le dijo: Permítelo ahora; porque esta es la manera conveniente para que (ambos) cumplamos toda justicia — es decir. ejecutar en su totalidad todo lo que es justo» (Mateo 3: 13-1 5- Ampliado).

Juan no pudo convencer a Jesús de que no se bautizara.

Consideremos lo que dijo el muy eminente historiador judío, Edersheim en «La Vida y Período de Jesús el Mesías, Tomo II»:

…. .(hablando del bautismo de Juan) II/U/ consagración e iniciación preparatoria para el nuevo Pacto del Reino. Aplicándolo al hombre picador, es en verdad, necesariamente un ‘bautismo de arrepentimiento, pero no al aplicarlo a un Jesús sin pecado. Si hubiera sido siempre y principalmente un ‘bautismo de arrepentimiento’, El no se hubiera podido sujetar al bautismo .»

En la vida de Jesús no había ningún motivo o razón para el bautismo aparte de la obediencia sumisa – que era la de dar un paso más hacia la perfección haciendo la voluntad de Dios. Jesús descendió voluntariamente al río Jordán, siguiendo simplemente el proceso que debe ser nuestra guía. «Es conveniente que cumplamos así toda justicia.»

Edersheim sigue diciendo, «El siguió la Mano que le señalaba la puerta abierta del reino. Es como si, simbólicamente, en las palabras de San Pedro (I Pedro 3:31) ese bautismo hubiera sido un nuevo diluvio y El, que ahora emergió, el Noé (dador de reposo y bienestar) quien tomó en Su Arca la paloma que llevaba una rama de olivo indicativo de vida nueva.» (Op. cit., p.283, 284).

Mirando estas referencias de I Pedro, leamos del Nuevo Testamento Viviente 3:20-21:

… ¡Sólo ocho personas se salvaron de ahogarse en aquel terrible diluvio! (Las aguas de aquel diluvio simbolizaban el bautismo: en el bautismo expresamos que hemos sido librados de la muerte y la condenación mediante la resurrección de Jesucristo: y esto no porque el agua nos lave el cuerpo, sino porque al bautizarnos nos volvemos a Dios y le pedimos que nos limpie de pecado).

El mundo de Noé estaba en un estado que no tenía remedio ni podía ser cambiado — así que Dios lo enterró en el agua. Noé y las otras siete almas fueron «desarraigadas de ese siglo malo» por medio del agua. Pedro dice que el bautismo hace lo mismo para nosotros.

Jesús fue nuestro ejemplo de obediencia sumisa en el bautismo con Juan. ¡El entonces nos entregó la autoridad de Su obra cuando se preparaba para dejar la tierra!

“Id por tanto, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. (Mateo 28: 19-20).

En su «gran comisión», Jesús deja asentado que el bautismo es uno de sus mandamientos primordiales. Hemos visto que Pedro y Pablo entendieron y obedecieron estas instrucciones. Ellos bautizaron a los conversos nuevos y les enseñaron el bautismo como un fundamento en la experiencia cristiana.

¿COMO REGISTRA LA HISTORIA DE LA IGLESIA LA MANERA EN QUE EL HOMBRE HA TOMADO PARA SI LOS MANDATOS DE DIOS?

Si usted mira el bautismo en agua solamente desde la perspectiva denominacional y tradicional, sentirá que la enseñanza sobre alguna «forma o modo» de bautismo es legalista. Sin embargo, yo opino que hay dos razones por las cuales debemos ver la inmersión como el modo de bautismo: obediencia al patrón simple de las Escrituras y la implicación de sepultar al hombre viejo en el bautismo. Inmersión es el modo dado como el patrón en el Nuevo Testamento. Muchos han alegado que la inmersión es frecuentemente impracticable o inconveniente — o que «siempre lo hemos hecho de esta manera». Es como Rufus Moseley dijo una vez, «Las personas que practican el bautismo bíblico por inmersión nunca tienen que decir .’nuestra manera es tan buena como cualquiera otra’!» Veamos algunos pensamientos de hombres de distintas generaciones y antecedentes.

Martín Lutero, el Reformador Protestante: «En la Iglesia primitiva e1 bautismo era una inmersión total o como si fuera una sepultura.»

Juan Calvino, el teólogo Presbiteriano: «Bautizar significaba sumergir y es seguro que la inmersión era la práctica de la Iglesia antigua «.

El Arzobispo Cranmer, martirizado en 1556: «Por el bautismo somos muertos con Cristo y así mismo enterrados».

Juan Wesley, fundador del Metodismo: «Enterrados con El, refiriéndose al bautismo por inmersión, según la costumbre de la primera iglesia».

.. Doctor Chalmers, primer moderador de la Iglesia Libre de Escocia: «Bautismo es inmersión».

Doctor Pain, Congregacionalista y profesor de Historia Eclesiástica: «Inmersión fue el bautismo de la Iglesia Cristiana por trece siglos «.

Dean Stanley, Episcopal: «En la era apostólica aquellos que venían al bautismo eran mayores de edad y lo hacían por escogencia propia. Aquellos que eran bautizados eran sumergidos».

Obispo Boussuet, teólogo Católico Romano: «Por mil trescientos años el bautismo fue administrativo por inmersión».

El Doctor Adam Clark, Metodista, comentarista de la Biblia: «El modo de administrar el bautismo era por inmersión, todo el cuerpo metido dentro del agua”.

Doctor Philip Schaff, Presbiteriano, historiador de la iglesia: «La inmersión era indiscutiblemente la forma original del bautismo «.

El Obispo White; Anglicano, predicando en Owesboro, Kentucky: «La inmersión era el bautismo primitivo y Apostólico. La inmersión fue el único método de bautismo en la iglesia primitiva. Enseñaba la muerte, la sepultura y la resurrección de Jesús.»

Es extraño ver cómo nos aferramos a las cosas que dividen, en vez de a aquellas que unifican. Como dije al principio, el propósito de Dios era que el bautismo fuese una experiencia unificadora, así como también una de las experiencias fundamentales del creyente. La unidad en Cristo es el fin hacia el cual deben apuntar todas las experiencias.

¿QUE HAREMOS?

Algunos, al leer estos pensamientos por vez primera, los encontrarán un consuelo. Para otros serán inquietantes. Repentinamente se darán cuenta que no han tenido el bautismo en agua del Nuevo Testamento con el entendimiento de su significado real. Si este es el caso suyo le recomiendo que usted considere:

Primero: Como Pedro dice claramente (1 Pedro 3:21) que el bautismo en agua es la «petición a Dios de una buena consciencia», por favor no evite, ni ignore, ni razone su propia posición y experiencia. Si hay alguna duda, pregunta o inquietud de consciencia acerca de su propio bautismo en agua, trate de encontrar las respuestas hasta que todo quede arreglado entre usted y el Señor. No se deje persuadir por «razonamientos persuasivos, filosofías, vanas sutilezas y tradiciones de los hombres» (Colosenses 2:4-8; compárese con Mateo 3:13-15).

Segundo: Si está, o cuando esté, convencido que necesita ser bautizado en agua, escoja seriamente el tiempo, el lugar y la persona para ministrarle este acto de obediencia. ¡Dichoso usted si está en una iglesia o confraternidad donde la inmersión no es un problema! Sin embargo, si está en una situación en donde esta petición pudiera causarle problemas, prosiga en una manera sumisa y de fe en nuestro Señor Jesucristo. Casi todas las iglesias, los grupos y las confraternidades que no practican la inmersión han hecho provisión especial para aquellos que pudiesen pedir el bautismo de esta manera.

Tercero: Se puede evitar una gran parte de los conflictos éticos y doctrinales entre el bautismo de creyentes adultos y el bautismo infantil. A menudo surgen conflictos entre nuestra necesidad presente de caminar por la senda del entendimiento nuevo y la sensación de estar rechazando a nuestro pastor o sacerdote, a experiencias del pasado que han tenido gran significado en nuestra vida, o aún a nuestra iglesia. Esto no tiene que suceder ya que con sólo añadir un «si» condicional dentro de la fórmula bautismal puede substanciar y confirmar nuestra experiencia pasada y todavía permitirnos obedecer la convicción del Espíritu Santo. Podemos satisfacer los dos requisitos de la siguiente manera: «Si usted no ha sido bautizado aún… yo ahora lo bautizo … » Esto nos deja con un solo bautismo, además de un respeto hacia la doctrina y ética de otros de diferentes persuasión.

Cuarto: El conflicto sobre «la fórmula» puede ser resuelto para la satisfacción de muchos. Aquellos que ven en las Escrituras el poder y la autoridad del Nombre de Jesucristo, en relación al bautismo en agua (vea Colosenses 3: 17) y sin embargo toman firmemente el mandamiento del Señor Jesucristo dado en Mateo 28: 19, podrán encontrar satisfacción Y libertad de consciencia aplicando el siguiente cambio:

«Con base en la expresión de su fe en el sacrificio de la muerte, sepultura y resurrección de nuestro Señor Jesucristo (1 Corintios 15: 1-4). Y por la autoridad investida en mí como siervo de Jesucristo (Mateo 28: 19), yo ahora te bautizo en la autoridad del Nombre de Jesucristo (Hechos 2:38) y en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mateo 28: 19).

Esto podría parecerle a algunos como pura semántica (uso de palabras y formas de hablar), y para otros como transigiendo. Pero es genuinamente bíblico y está basado en el uso literal de las preposiciones griegas. Lo más importante de todo es que contribuirá a la unidad de la fe.

CUANDO NUESTRO MOTIVO ES PURO

Concluimos repitiendo las palabras usadas en nuestra declaración inicial –las palabras de Pablo dadas en Gálatas 3:27-28: “Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido. No hay ni judío ni griego; no hay ni esclavo ni libre; no hay ni hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús.»

Un modo de saber si en verdad hemos sido «desarraigados de este presente mundo malo» es viendo si el sepulcro del bautismo en agua ha destruido o no la tendencia de enfatizar o de aferrarnos a las cosas que dividen, en vez de buscar las bases para la unidad en Cristo Jesús.

«El que ha creído y ha sido bautizado, será salvo.»