Autor Bob Munford

Estas dos palabras – carne y demonios – representan enemigos vivos y activos en la vida del creyente. Todos nos damos cuenta que la vida cristiana es una batalla desde el principio hasta el fin. Por lo tanto, nos conviene conocer la realidad del enemigo, así como las caras que nos presenta. ¿ Cómo podremos batallar inteligente y efectivamente sin conocer la fuerza que resistimos? ¿Cómo escoger las armas y el plan de estrategia si no estamos seguros de quién es nuestro adversario? Es de vital importancia que sepamos distinguir entre estas dos fuerzas.
Primero que todo, reconozcamos que Satanás es la fuente de donde emanan todos los problemas de la carne y de los demonios. El es el co­rruptor de la carne, el responsable por el estado pecaminoso de la creación perfecta de Dios. El es también el propagador de los demonios; estos operan dentro de la estructura de su orden. Hay un límite predispuesto para el poder de Satanás. Sus dos armas son el engaño y la acusación y con ellas, a menudo, sale victorioso en su operación – ¡excepto cuando y donde Jesús comanda la situación!

¿DECLARACION LEGAL O DEMOSTRACION VIVA?

Hay una diferencia entre las declaraciones legales de Dios y el reclamo, o la práctica de estas declaraciones. Por un lado tenemos las transacciones legales de lo que Dios nos ha impartido a través de Jesucristo. Del otro, la experiencia actual de entrar en Sus promesas. Es necesario que entendamos a fondo este principio antes de que podamos movernos con éxito en la batalla cristiana. Consideremos dos ejemplos.
En el Antiguo Testamento, Dios le dijo a Israel: «Yo os la he dado (la tierra) para que sea vuestra propiedad» (Números 33:53). Esta era una declaración legal. Sin embargo, los israelitas tuvieron que entrar y poseerla paso por paso, de batalla en batalla, situación por situación. Dios les había dado la promesa: «Yo os he entregado … todo lugar que pisare la planta de vuestro pie» (Josué 1 :3). Pero el pueblo tuvo que levantar sus pies y moverse bajo su propio impulso. La promesa fue de ellos cuando siguieron la dirección de Dios y obedecieron Sus mandamientos.
En el Nuevo Testamento, tenemos la promesa de una vida nueva en Cristo Jesús por medio de Su vida, muerte y resurrección. Tenemos justicia impartida, pero como creyentes, es necesario que entremos en la experiencia de esa justicia, paso por paso. Muchos cristianos viven solamente de la declaración legal de que «¡Mío es todo lo que Cristo compró para mí!. .. ¡Cristo lo pagó todo!» Ambas declaraciones son ciertas y sin embargo, hay muchos que los reclaman y viven vidas derrotadas – sin comunión dentro y fuera del circulo familiar, llevando cargas financieras, emocionales y físicas. ¿Qué es lo que anda mal? Lo que se les ha dado legalmente cuando aceptaron a Cristo como Salvador, no se ha llevado a la realidad experimentada en sus vidas.
La figura de abajo nos muestra gráficamente la manera de vivir de muchos cristianos. Subsisten de una provisión mínima. ¡Si tuvieran menos, no tendrían casi nada!

Definitivamente, esta no es la vida cristiana normal – la que Dios quiere dar y tiene para Sus hijos. ¡El ha provisto mucho más! Cristo adquirió para nosotros el gozo y el privilegio de caminar y vivir en el Espíritu. Su intención es que seamos vencedores tanto en el área de la carne como en la de los demonios. Reconocemos que la victoria ya ha sido ganada por Cristo, pero también que debe ser reclamada individualmente por los creyentes.

«LA CARNE», HABLA LA ESCRITURA

Lea con cuidado la manera en que Pablo trata este problema en las vidas de los gálatas (Gálatas 5: 16-26). Recuerde que él está escribiendo a creyentes nacidos de nuevo y bautizados en el Espíritu:
“Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no saciaréis el deseo de la carne.
Porque el deseo intenso de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues estos se oponen el uno al otro, de manera que no podéis hacer lo que deseáis.
Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.»

Ahora bien, las obras de la carne son evidentes (Note que Pablo no acusa a los demonios de las siguientes condiciones. ¡El sabía y quería que lo supiéramos nosotros, que se puede tener la cabeza llena de las verdades bíblicas y conocer la manera de caminar en el Espíritu y andar aún según la carne), las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, brujería, enemistades, pleitos, celos, explosiones de ira, disputas, divisiones, sectarismos, envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya lo he hecho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”
¿Se da cuenta que conocer el buen camino no garantiza poder caminar en el Espíritu? ¿Y también que es posible que hayamos estado culpando a los demonios por las obras de la carne? Muchas veces oímos decir: «¡El diablo me obligó a hacerlo!». Tenemos que hacer una distinción aquí mismo y ver que Dios no permite que le atribuyamos estas cosas a la actividad demoniaca. El dice: «Las obras de la carne son evidentes … »
Los primeros cuatro que se mencionan son pecados sexuales. Vivimos en un día en que la «carne» es alimentada con lo sexual mañana, tarde y noche. ¡No es de extrañar que prospere tanto!
Después sigue una pareja seductora: «idolatría y hechicería». ¡Qué interesante, que la hechicería, inicialmente, no es un demonio! Hay algo dentro de nosotros accesible a la curiosidad carnal de ver y conocer cosas que no nos corresponden. Más adelante veremos cómo este «algo» abre la puerta para la ocupación del enemigo.
Luego sigue una lista de evidencias que nos llegan más de cerca. Aparentemente son un poco más respetables, pero son tan despreciables como las otras: enemistades, pleitos, celos, explosiones de ira, disputas, divisiones, sectarismos (o herejías), envidias …
Pablo cierra la lista de las obras de la carne con homicidios, borracheras y orgías. Finalmente, para no seguir detallando, dice sencillamente: «y cosas semejantes».. ¡Entendemos pues, que la lista no está completa! Por eso podríamos agregar: lástima de sí mismo, chismes, críticas y otras cosas de nuestra situación particular que calzarían dentro de las «obras de la carne».
Como una advertencia dice: » … los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios». Note que él no dice que «no irán al cielo». Es posible ser «legalmente» salvo y con todo caminar en la provisión mínima de Dios. Las riquezas que están a nuestra disposición son:
(22) Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad (o fe),
(23) mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley. (25) Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
¿ y el verso 24? La siguiente es una traducción literal que se encuentra tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: «Los que son gobernados por el Rey Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos».
¿Encontró aunque fuese una sola mención de demonios en toda esta exhortación? ¿Será posible que hayamos atribuido a la actividad demoniaca las cosas que Pablo nos dice son obras de la carne? Enfoquemos ahora en sus cartas a los Tesalonicenses y a los Romanos y veamos que esta enseñanza es consistente con la instrucción dada a otros cristianos del primer siglo.
Estas citas respaldan nuestro principio de declaración legal y demostración actual.
Porque ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; es decir, que os abstengáis de inmoralidad sexual (fornicación); que cada uno de vosotros sepa cómo poseer su propio vaso en santificación y honor (1 Tesalonicenses 4:3-4).
¿Qué dice Pablo que estaban haciendo estos creyentes? Cuando les pide que se abstengan, podemos asumir por implicación, que había inmoralidad sexual entre ellos. Les dice que deben tener control sobre sus cuerpos. Recuerde que en la lista de Pablo, la fornicación es una de las «obras de la carne». Bien se pudiera traducir el verso 4 de la siguiente manera: «Que cada uno de vosotros aprenda a ganar el control sobre su propio cuerpo». ¿ Cómo hacerlo?
Pablo, el maestro, es tan práctico como preciso. En su carta a los Romanos nos ofrece el proceso para «reinar» o «controlar» nuestros cuerpos y sus deseos.
Porque si por la transgresión de uno, por ese uno reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de Uno, Jesucristo, aquellos que reciben la abundancia de la gracia y del don de justicia (Romanos 5:17).
Por eso, no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal para que no obedezcáis sus lujurias; y no sigáis presentando (cediendo) los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos (cedeos) vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia. Entonces ¿qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? ¡Jamás! ¿No sabéis que cuando os presentáis (cedéis) a alguno para obedecer como esclavos, sois esclavos de aquel a quien obedecéis del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia? (Romanos 6:12-16).
¿ Reconoce la descripción de un «esclavo» cristiano? No hay ninguna insinuación de que el cristiano no vaya al cielo si muriese. Esto no tiene nada que ver con el cielo. La entrada al cielo es una transacción que ya ha sido efectuada y sellada. Es un regalo para el creyente. Pero es posible que un cristiano se convierta en esclavo de los pecados de la carne.
¡Necesitamos soluciones reales y efectivas cuando afrontamos los problemas y las situaciones de la vida! Hay una batalla que ruge con cada problema; sea el sexo, robar, la ira, los celos o los temores. Si hay algo adentro que lo está consumiendo, usted querrá saber el por qué y el cómo librarse de ello. Puede ser que haya estado reprendiendo al demonio y que todavía siga siendo devorado.
La palabra clave que Pablo nos da es ceder. Las cadenas de la esclavitud comienzan a materializarse con la primera y más tenue inclinación a ceder Cada ocasión sucesiva de presentar los miembros del cuerpo al pecado, es un eslabón que va forjando una cadena que convierte en «esclavo» a cualquiera. No importa la forma de pecado que sea. Tal vez no nos guste oírlo, pero es una verdad fundamental y bíblica.
Salomón, notable por su sabiduría, nos dejó algunos pensamientos sobre este ceder y reinar en la vida cotidiana.
Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que torna una ciudad (Proverbios 16:32).
Salomón escribió con experiencia. El había reinado sobre ciudades conquistadas y también había caído presa de un espíritu incontrolable.
Alejandro Magno y Nerón fueron otros dos «conquistadores de ciudades» que cayeron esclavos de sus pasiones carnales. La batalla más grande de Alejandro era dentro de sí mismo, contra la violencia, la ira y la lujuria – en la cumbre de su carrera murió con sífilis. Nerón, aunque un hombre de poder en lo externo, era empujado por una fuerza interna a la homosexualidad y a otros pecados enervantes.
Esta es una verdad universal que es aplicable a la vida de ministros, maestros de escuela, mujeres de hogar, siquiatras, etc. Todos están cortados con la misma tijera y sujetos al mismo patrón. Ni el conocimiento, ni el entrenamiento, ni la experiencia son suficientes para contrarrestar los ataques del enemigo. La verdad es, que entre las más grandes profesiones del mundo la siquiatría es la que tiene el nivel más alto de suicidios. ¡Y se supone que ellos tienen todas las soluciones! Cualquiera puede decir: «No debes reaccionar de esa manera … ese es un complejo freudiano». Sin embargo, una fachada exterior de serenidad y seguridad bien pudiera ocultar un interior fuera de control. ¿Sería esto lo que Salomón sentía cuando dijo: “Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda” (Proverbios 25: 28)?

¡MUROS DERRIBADOS … LA ENTRADA DEL ENEMIGO!

Hemos establecido que la norma para la vida del cristiano es que aprenda a controlar su cuerpo y a reinar sobre su espíritu. Esto es lo que el Señor ha provisto y desea para nosotros. Entonces, ¿por qué no es una realidad en la vida de muchos creyentes? ¿Qué respuestas obtenemos del siguiente diagrama?

¿Puede ver los muros de la ciudad, la moralidad de la vida de un hombre … la causa de la batalla interna … la brecha? ¿Puede ver por qué es que muchos rechazan el ministerio de liberación como algo inefectivo? Se precisa la comprensión correcta de Proverbios 25:28 para contestar algunas de estas preguntas.
El primer demonio que discutiremos es la perversión sexual. El nombre bien pudiera ser ira, hurto, alcoholismo, drogas, o cualquiera de las docenas de males que plagan a los cristianos. No tiene que ser así, pero lo es. Dios ha provisto «el camino», pero este depende de la elección del individuo – de la misma manera que dependió de los israelitas reclamar su porción de la Tierra Prometida.
El sexo, según fue ordenado por Dios en el principio, es la manifestación preciosa de Su provisión para el varón y la hembra – «y serán una sola carne». En el capítulo 2 de Génesis leemos de la corona de Su creación; el hombre y la mujer. Jesús hizo referencia a este orden divino que Dios había establecido y Pablo se expresó de diversas maneras en cuanto a la santidad de la institución del matrimonio. El hombre es el causante de la perversión de la provisión perfecta de Dios para sus satisfacciones sexuales.

En casi diecisiete años de ser consejero, he visto a hombres y mujeres acorralados en situaciones extremadamente exigentes, clamando, orando, ayunando, buscando alivio de Dios. Uno podría sugerir la liberación como el remedio, pero aunque llegasen a experimentarla, ¿se da cuenta que ésta bien pudiera no ser una solución permanente para el problema? ¿Qué de la brecha en el muro? ¿Sabrá el demonio de la posibilidad de su reingreso? ¡De eso puede estar seguro! Y nosotros deberíamos de saberlo también.
¿ Cómo se produjo la primer rotura en el muro moral? Recordemos la palabra que usa Pablo en Romanos 6:12-16 … ceder. El individuo cedió y el muro se abrió. Pudiera ser que la inmoralidad en el área sexual empezara en la niñez a través de una niñera sin escrúpulos (los padres necesitan ejercer mucho cuidado aqui), o por medio de materiales pornográficos, o cualquiera de las tantas corrientes malignas que corren desenfrenadas en nuestra sociedad. Después de haber cedido la primera vez, la segunda y la tercera sigue al paso que Satanás ofrece a la debilidad personal del que debiera tener control sobre la ciudad.

Tomemos otra de las «plagas» y veamos cómo opera este principio. El mandamiento de Dios dice: «No hurtarás». A los miembros de la iglesia primitiva se les decía: «Que el que roba, no robe más». El hurto puede comenzar muy joven en alguna tienda, con un chocolate o un dulce … después viene un botín más grande – un guante de boxeo o de beisbol… finalmente – ¡un carro! Los muros se están derrumbando y la verdad es que el individuo robaría aunque no existiese ningún demonio; se ha convertido en un «robador por las obras de la carne, entregándose a los deseos malignos según se le presente la oportunidad. Los sicólogos llaman a esta debilidad «cleptomanía». Cualquiera que sea la etiqueta que lleve, es hurto y comenzó entregándose al deseo de poseer algo que no le pertenecía. Es posible que el resultado sea una actividad demoníaca, pero echar fuera al demonio no es toda la solución.
¿Cuál es la relación entre las obras de la carne y la ocupación demoníaca … entre echar fuera los demonios y su reingreso para volver a habitar y obsesionar?

¿BALUARTE O RUINAS?

Regresemos a nuestra palabra clave, ceder. Esta palabrita implica tanta acción como elección. En las señales de tránsito «ceda» significa «dar el derecho de vía». Pablo dice que podemos «cedernos» al pecado como instrumentos de iniquidad o a Dios come instrumentos de justicia. El resultado de elegir el pecado es el desmoronamiento gradual pero seguro de la fibra moral de la personalidad. Esta fibra moral es la que forma el baluarte que impide la invasión de las obras de la carne o de los demonios a nuestra ciudad espiritual.
Hemos usado como ejemplos los pecados sexuales y el hurto. Veamos ahora qué pasa con el enojo. Puede que algunos no lo consideren como un pecado tan grosero como los dos primeros, pero para Dios, el enojo innecesario y fuera de control, es pecado.
El principio es el mismo que hemos estado examinando y el resultado podría ser una sucesión de pasos que podrían culminar en el homicidio. Indicaremos esta progresión con otro diagrama.

Construyamos un caso hipotético. Digamos que de niño me enojaba y lo exteriorizaba pataleando y chillando (Fase 1). ¿Sabía usted que los accesos de mal genio en un niño sirven para romper la fibra moral en su vida? Padres, ¿están captando esto? Gálatas 5:20 incluye las explosiones de ira en las obras de la carne. La ira es el resultado de los accesos de mal genio del niño décadas después.
Voy a introducir aquí otra palabra importante: palanca. Cuando se cede a una debilidad, se comienza a formar una palanca. Satanás está pronto en detectar este apoyo, pues sabe que lo puede usar para empujarnos hasta el lugar donde el muro esté débil. La primera piedra se derrumba … en seguida aparece un agujero…las piedras alrededor son afectadas… y pronto cae toda una sección del muro.

Vea ahora el desarrollo. Si yo conservo el enojo y continúo cediendo a él, se irá formando una palanca. Yo puedo hacer excusas; llamarlo mal genio; decir que es sólo un razgo de la personalidad. Tal vez considere mi ceder sin importancia o me tranquilice diciendo que no soy tan violento como otras personas que conozco.
Entonces un día, cuando de nuevo «cedo a las obras de la carne», se enciende una chispa con un incidente tan pequeño como una falla en el sistema de sonido en la sala donde estoy dando mis conferencias (Fase 2). Cuando termino me dirijo al estacionamiento donde está mi vehículo – la chispa sigue encendida. Allí me encuentro que alguien se ha aparcado muy cerca de mi automóvil nuevo y además ha dejado una hendidura muy hermosa en el guardabarros. ¡Y yo exploto! (Fase 3). «¡Pero qué es lo que pasa con esta gente! ¡Se supone que son cristianos!»
¿Qué está sucediendo? Yo estoy cediendo a un enojo tras otro. Cuando se aparece el dueño del otro auto, yo lo estoy esperando listo para descargar toda mi ira sobre él. Su reacción adversa a mis acusaciones nos lleva a una riña con los puños.

Siguiendo nuestro diagrama, estoy como por la Fase 4 – y de pronto siento una unción especial nacida del infierno – no se ría; esto sucede – y tomo la barra del gato y lo golpeo enfurecido y ciegamente. ¿Ve usted el patrón de desarrollo? ¡De una simple irritación a una furia ciega! Cuando «vuelvo a mis sentidos» y la policía pregunta lo que pasó, yo le contesto desconcertadamente que no sé. ¿Qué fue lo que sucedió, realmente? En un determinado punto, la actividad demoníaca comenzó y arrastró a la desarrollada obra de la carne dentro de una área que jamás era mi intención de llevarla.
Usted podrá decir: «Mi enojo nunca se sale fuera de control». ¡Tal­ vez aún no lo haya hecho! Pero … ¡,habrá tenido situaciones de enojo en las que el homicidio ha estado en su corazón … que si se hubiese dado las circunstancias favorables … las cosas se hubieran desenvuelto de tal manera que usted se hubiera tenido que lamentar para siempre?

Para mayor claridad, voy a presentar de nuevo el proceso en discusión, fase por fase. Omitiremos el área en particular de las obras de la carne, discutiremos algunas posibilidades y dejaremos que cada lector haga sus aplicaciones o substituciones.
¿Recuerda lo que dijimos con respecto al sexo dentro de los límites prescritos por Dios? Fuera de ellos … es ceder a la carne. Un comienzo pudieran ser las pequeñas atenciones a la esposa/marido de otro … llamadas telefónicas bajo pretexto de buenas intenciones … pequeños regalos … pequeñas bromas … ¿qué está pasando? A lo largo viene una copia de Playboy, o una escena tórrida en la televisión … el punto de explosión puede venir en cualquier momento. Por eso es que no se debe permitir ni la menor inclinación en esta dirección. De pronto e inesperadamente se encuentra envuelto en una relación extraconyugal. La intención nunca fue de ir tan lejos, pero una vez que le da una palanca al diablo, su deleite es arrastrarlo hasta el final, formando conclusiones que causan pérdidas eternas.
¿Qué de la hechicería? Puede comenzar leyendo el horóscopo diario en el periódico. El horóscopo no es un demonio, pero es una palanca. «No haga decisiones mañana». A la noche siguiente tiene un sueño y al día siguiente «tropieza» con un libro de sueños en el puesto de revistas. Antes de que se dé cuenta, está metido en el ocultismo. Después es una ouija. Recuerde que a quien usted cede en su esclavo se convierte. ¿No cree usted que Pablo había basado su progresión en la realidad?
Considere la fuga final – el suicidio.
Comienza con sentimientos de lásti­ma por sí mismo y se mueve por la misma ruta que ya hemos visto hasta quedar expuesto a la acción de l~s demonios. Antes de que se percate, sentirá una sugestión compulsiva de quitarse la vida … «la vida no vale la pena … a nadie le importa» – ¡y viene la explosión! ¡Y no son sólo los incré­dulos los que explotan!

¿COMO DOMINAR LA PALANCA?

¿Cómo podemos medir nuestras reacciones a las situaciones de la vida para ver si son responsables y maduras, o si estamos cediendo a las obras de la carne? Todos estamos expuestos a condiciones bajo las cuales pudiésemos sentir resentimiento, o enojo, o lástima de sí mismo, o posiblemente algún estímulo sexual. Todas estas condiciones son parte del mundo en que vivimos.
Hemos visto que es la voluntad de Dios que cada uno de nosotros gane el control sobre su propio cuerpo (1 Tesalonicenses 4:3-4). También hemos visto el sendero que Dios ha ordenado para que caminemos en este proceso de «aprendizaje» (Romanos 6:12-16). Ahora lo que tenemos que hacer es poner en práctica estas enseñanzas. No es tan fácil, ¿verdad?
Admitimos que es más fácil poner en papel las «fases» del desarrollo de estas inconsistencias que evaluarlas de acuerdo a -nuestras propias vidas. Hay dos preguntas que podemos hacernos para descubrir la causa del problema en cuanto a nuestras acciones y reacciones: (1) ¿Es compulsiva mi reacción? (2) ¿Está fuera de control?
Yo desearía que cada uno de nosotros pudiésemos hacer una gráfica donde se pudieran asentar líneas de demarcación y decir: «Todo lo que está a este lado de la linea es aceptable y correcto y todo lo que está al otro lado está contribuyendo al derrumbe de las murallas morales de mi ciudad». Pero no es tan sencillo. Un repaso de las conclusiones que hemos visto nos puede ayudar.

(a) Hay una diferencia entre la vida cristiana normal y la vida común del cristiano. La intención de Dios es que vivamos la primera – la mayoría de nosotros experimentamos la segunda. No es necesario que continuemos en esa condición.
(b) Hay una diferencia entre las obras de la carne y las obras de los demonios. La primera puede precipitar la segunda si se le permite su satisfacción continua.
(e) las obras de la carne producen una palanca por medio de la cual el adversario puede manipularnos hasta ceder a sus presiones. La actividad demoníaca puede surgir en cualquier punto de la línea de desarrollo.
(d) La liberación del control demoníaco no produce una cura permanente si hay fallas en el muro moral, el más mínimo agujero permite el reingreso.
(e) ¡Elimine la palanca! A esto usted podría responder con otra pregunta: ¿No hay algún curso de acción que yo pudiese seguir sin tener que continuar cediendo hasta que se forme una palanca… que cause una quiebra en mis muros morales … que me deje expuesto al comportamiento compulsivo y fuera de control?

Dx. y Rx.

Voy a usar dos palabras en el campo de la medicina para contestar a esa pregunta: Dx. – Diagnóstico y Rx. – Receta. ¿Carne o Demonio? Muchas personas jamás lo llegan a saber, porque nunca han tenido un diagnóstico acertado.

DIAGNOSTICO: Supongamos que alguien se me acerca y me dice: «Bob, creo que tengo un demonio de envidia. Me duele cuando veo que otros prosperan, o tienen éxito, o gozan de la vida. ¿Me puedes ayudar?» ¿Por dónde comienzo? Empiezo sondeando el fundamento sobre el cual está operando esa vida. ¿Se acuerda de las preguntas que le hizo Pablo a un grupo de hombres en Éfeso (Hechos 19:1-6)?

“Y aconteció que mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo, habiendo recorrido las regiones superiores, llegó a Éfeso, y encontró a algunos discípulos, (comienza su diagnóstico) y les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: No, ni siquiera hemos oído si hay (o ha sido dado) un Espíritu Santo. Y él dijo: ¿En qué bautismo, pues, fuisteis bautizados? Y ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Y Pablo dijo: Juan bautizó con el bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyeran en Aquél que vendría después de él, es decir, en Jesús. Y cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en lenguas y a profetizar.”

Las preguntas de Pablo demuestran la importancia de un fundamento sólido; es necesario que nosotros también revisemos nuestro fundamento. Jamás podremos tratar con las obras de la carne hasta que «alcancemos el nivel del suelo.» La figura enseña tres piedras que debieran estar firmemente establecidas en la vida de todo creyente.

Primero está la fe en el Señor Jesucristo como Hijo de Dios. Aceptar la obra terminada de Jesús abre el camino del reino (Juan 8:24).

Segundo es la eficacia del bautismo en agua según el Nuevo Testamento. Este paso interpone una tumba entre la vida vieja y la nueva en Cristo (Romanos (6:4).

Tercero está el bautismo en el Espíritu Santo. Una experiencia fresca de fluir en el poder y en la renovación del Espíritu Santo con el resultante gozo y la edificación de orar en otras lenguas (Hechos 1:4,5).
Esto saca al creyente del subsuelo y lo coloca en un nivel donde puede comenzar su preparación para hacer batalla efectiva en el Espíritu. Después de que se ha puesto el fundamento adecuado, construimos los muros de la integridad moral. Estos muros requieren un mantenimiento perpetuo. Si no tenemos un buen conocimiento y entendimiento de estas verdades básicas, nuestra habilidad para diagnosticar entre las obras de la carne y la actividad demoníaca será imperfecta.

RECETA: Cuídese de cualquier indicio de palancas que Satanás pudiese usar para llevarlo a satisfacer los deseos de la carne.
El conocimiento adecuado y el entendimiento correcto de las tres piedras fundamentales proveen un terreno sólido para llevar a cabo las tácticas de guerra contra las obras de la carne. Estas desaparecerán si se eliminan las raíces y se le impida al enemigo para que plante nuevas semillas. La vida cristiana normal no es ser liberado periódicamente y seguir cayendo de nuevo en territorio enemigo. Es aprender el principio de «ceder» para entrar en una victoria personal.

En relación con este tema de «ceder», yo recomiendo leer y releer los primeros seis capítulos del libro, La Vida Cristiana Norma! de Watchman Nee. Cuando entienda lo que él dice, aprenderá a reconocer las señales de peligro y a dominarlas cada vez. Está claramente dentro del área de lo factible.
Con los muros de la ciudad bien fuertes y libres de agujeros, usted puede estar seguro de que si hubiese alguna actividad demoníaca, pronto se oiría el grito apurado de: «¡Déjéme salir de aquí! ¡Ya no aguanto más!». Porque un espíritu sexual necesita una atmósfera sucia para existir. Un espíritu de envidia no puede resistir la satisfacción y el contentamiento. Un espíritu de ira es forzado hasta el punto de inanición, manteniendo la calma, la quietud y el gozo en el Señor.

Cualquiera que sea el tipo de demonio, querrá irse si usted no le da nada con qué alimentarse. La única razón por qué se queda es porque consigue todo lo que quiere. Si está tratando con las obras de la carne, haga una limpieza general y el demonio que las está usando hará una de dos cosas: (1) Manifestarse y entonces podrá ser echado fuera; (2) Salir por su propia cuenta. Mateo 13:43 usa estas palabras: «Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre … » Los demonios no siempre tienen que ser echados; saldrán si se les corta la provisión con que se han estado alimentando. La mayor parte de la actividad demoníaca cesará, saldrá y se irá para otro lugar donde la consientan cuando usted ponga un letrero que diga: «Propiedad Privada Prohi­ bida la Entrada».
Dios ha provisto los medios y las maneras para diagnosticar (Dx.) la diferencia entre estos dos enemigos – las obras de la carne y la actividad demoníaca. También ha provisto una receta (Rx.) bíblica y clara para tratar con ambos.

Revista Vino Nuevo Vol 1, Nº 6- abril 1976