Autor Charles Simpson

«Y llamarás su nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados.» (Mateo 1: 21). Con estas palabras el Ángel del Señor le dijo a José cuál sería el nombre de Jesús. El nombre de Jesús significa Su propósito de venir al mundo. «Porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas.» (Lucas 9:56) «Jesús» es la forma griega del nombre hebreo «Josué» que quiere decir, «El salvará».
El hecho de que Jesús viniera a salvar a los hombres, presupone que los hombres necesitan salvación. La humanidad estaba entonces, y está ahora, en gran dificultad. El Ángel dijo, «El salvará a Su pueblo de sus pecados. » La gente estaba y está siendo destruida por sus pecados. El pecado causa consecuencias fatales. La Biblia dice que el resultado del pecado es la muerte (Romanos 6:23).
¿Qué es el pecado? Hay una gran variedad de males que están incluidos en el término general «pecado»: fallar al blanco al que se apuntaba, quedarse corto de la meta, errar o desviarse del sendero, ofender, pervertir o distorsionar la verdad, quedarse sin respiración haciendo una cosa inútil (vanidad), violar la ley, hacer injusticia, sublevarse o rebelarse.: ser engañoso. Pero, básicamente, podemos decir que pecado es una actitud independiente y voluntariosa hacia Dios. Son estas cosas: engaño, rebelión, injusticia» etc., que nos están destruyendo individual y socialmente.
El Apóstol Pablo observó, «Todos pecaron» (Romanos 3:23).
Isaías dijo: «Todos nosotros nos descarriamos ..;» (Isaías 53:6). También se nos dice. «Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.» (Proverbios 14: 12) El hombre insiste en quebrar las leyes de Dios … haciendo a su propia manera … y el resultado inevitable es el fracaso y la destrucción.
Cuando el hombre quiebra las leyes de Dios y se rebela contra Su Creador, las olas de su propio error lo inundan y lo destruyen.
A pesar de la advertencia bíblica, a pesar de la insuperable evidencia, y a pesar de su propio buen juicio, el hombre continúa pecando. El pecado es universal. Americanos, europeos, africanos, asiáticos, isleños, todos pecan. Los democráticos, socialistas y republicanos, todos lo hacen. El pecado es el elemento que socava en todo ideal. La perversidad del hombre es la ruina de todo sistema que él inventa para mejorarse a sí mismo.
¿Por qué continúa pecando el hombre? ¿Por qué insiste la humanidad en permanecer a la deriva en el mar de la rebelión contra Dios?
Es cierto que todo hombre tiene una voluntad libre en relación a la obediencia a Dios.
Toda persona permanece o cae con su propia decisión. Tiene que llevar las consecuencias de sus propias acciones. Pero el hecho que todos han escogido pecar en uno o en otro tiempo, indica que hay algo malo en la naturaleza básica de todos los hombres. Efesios 2:3 lo pone de esta manera: «Todos los hombres son por naturaleza hijos de ira.» En otras palabras, ha sido la naturaleza del hombre ser rebelde, engañoso, obstinado, etc.

En Romanos 5: 12 y en adelante, la escritura nos dice que Adán, el padre de la humanidad, pecó. Con su pecado vino la muerte – separación espiritual de Dios. Desde Adán, los hombres han heredado el pecado de Adán como una falla genética, y han estado pecando y muriendo. Juicio descendió sobre todos sus descendientes – estaban bajo sentencia de vivir en muerte y pecado separados de Dios (Note Romanos 5: 18). Jesús, al explicarle a Nicodemo que aún los hombres religiosos tenían que nacer de nuevo del Espíritu de Dios, dijo que la naturaleza humana puede reproducir únicamente naturaleza humana (Juan 3:6) Por nuestro nacimiento natural, nosotros heredamos una naturaleza que ya se ha probado a sí misma pecaminosa y ha sido sentenciada a muerte. Nuestra naturaleza humana es perversa y se destruirá a sí misma.
En más de una ocasión yo he escuchado a personas decir lo que un joven rebelde me dijo a mí: «Yo no sé por qué lo hice!» Sin que podamos escapar de nuestra responsabilidad culpando a Adán, a Dios o al diablo, todos los hombres tienen un mismo problema – todos se inclinan al pecado – y pecados son los hechos que emergen de su naturaleza pecaminosa. Estos hechos le destruyen.
Debería ser evidente que el hombre está en una trampa. Necesita salvación. No se puede salvar a sí mismo. Recuerde que el Ángel declaró, «¡Él (Jesús) salvará!» La preocupación que se sobrepone no es solamente por qué es que peco yo, pero cómo puedo ser cambiado. El hombre necesita más que un código nuevo de moral, o una nueva filosofía, o un nuevo conocimiento de sí mismo, necesita una naturaleza nueva. El hombre está muerto en virtud de su separación de Dios; entonces únicamente uniéndose a Dios puede recibir vida. Cuando Jesús confrontó a Nicodemo, quien era tanto religioso como sincero, Él dijo, «Ciertamente que tienes que nacer de arriba.» En otras palabras, «Necesitas un nacimiento espiritual – necesitas una naturaleza nueva.»
Una vez que Ud. reconoce que necesita ayuda de Dios, Ud. está en camino para recibirla. El recaudador de impuestos mencionado por Jesús (Lucas 18:13) no quería ni aún alzar los ojos para orar. El se golpeaba el pecho diciendo, «[Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!» Jesús dijo que él se fue a casa justificado. El pináculo de una actitud independiente y obstinada es creer que podemos ser unidos con Dios porque somos buenos, bondadosos, vamos a la iglesia, leemos la Biblia, oramos, o aún guardamos muchas de las leyes de Dios. Estas prácticas podrían «mantener nuestra cabeza fuera del agua», pero no pueden ayudarnos a salir del dilema en que estamos.
YENDO EN OTRA DIRECCION
Cuando Ud. genuinamente ve que necesita la ayuda de Dios, Ud. estará listo para hacer lo que Dios requiere. Estará listo para que su naturaleza sea cambiada, y para ir por otro camino. Esto es lo que la Biblia llama arrepentimiento. Arrepentimiento significa sentir el suficiente pesar como para dar la vuelta. No es solamente enmendarse. El arrepentimiento involucra darse cuenta que su problema es el resultado de ejercer su propia voluntad en contra de la voluntad de Dios. Arrepentimiento es más que dejar ciertos hábitos. Es reconocer que Usted es el problema. Es soltar los salvavidas y cogerse de Dios.
Casi le puedo oír: «El Arrepentimiento es algo humillante.» Estoy de acuerdo – lo es. «Humillaos delante del Señor, y Él os exaltará.» (Santiago 4: 10)
Cuando Dios nos muestra lo que somos, eso produce un quebrantamiento y esto es a lo que la Biblia se refiere como tristeza según Dios (11 Corintios 7:10). Cuando uno se ve así mismo en su condición, su propia bondad es como trapo de inmundicia (Isaías 64:6) y su sabiduría es insensatez (1 Corintios 3: 19). Ahora está listo para dar vuelta. Arrepentimiento es sentirlo de veras y dar la vuelta. En el arrepentimiento Dios revela el fin de nuestros caminos – el mar de la destrucción. Entonces voluntariamente damos vuelta.
FE EN JESUCRISTO
Hebreos 6:1 nos dice lo que sigue al arrepentimiento – fe en Dios. Pablo le dijo la misma cosa al carcelero de Filipos cuando él reconoció su necesidad, «Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo» (Hechos 16:31). Una vez que Ud. suelta su propio «salvavidas» Ud. tiene que confiar en algún otro para que le salve.
«Necesito ayuda», ha dicho Ud. «Yo no puedo hacerlo.» Si Ud. no se puede salvar a sí mismo, ¿podrá algún hombre salvarlo? Acuérdese, que «todos los hombres han pecado» (Romanos 3:23).
El Ángel dijo de Jesús, «El salvará.» Ud. podrá preguntar, «¿Por qué Jesús?» Y Ud. tiene derecho de hacerlo, ya que es su vida total la que está implicada.
Existe mucho testimonio de la habilidad de Jesús para salvar. Ud. debe considerar esto al confiarse a El. Juan el Bautista dijo, «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Juan 1 :29). Todo Israel consideraba a Juan el Bautista como un profeta. El Antiguo Testamento testifica de la vida de Jesús. Pro­ fetas. como Isaías, describieron, cientos de años por adelantado, el nacimiento, vida, muerte, resurrección y ascensión de Jesús. Cada vez que Ud. escribe alguna fecha, Ud. testifica que Jesús nació hace tantos años, y que Su vida cambió al mundo, aún hasta su calendario. A través de la historia hombres notables han testificado que Jesús cambió sus vidas. Saulo de Tarso es uno de los ejemplos más dramáticos de este cambio. El era un blasfemador y un homicida, según su propio testimonio. Inmediatamente después de un encuentro con Cristo, su vida hizo una media vuelta (Hechos 22). El se comprometió, aún hasta la muerte, para ayudar a otros a encontrar la salvación de sus pecados. Esto puede suceder únicamente cuando un hombre recibe una naturaleza nueva.
Jesús mismo afirmó ser el Hijo de Dios, el Mesías (Juan 4:25-26). El declaró abiertamente, «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida» (Juan 14:6). Creer que Jesús es legitimo y honesto exige que confiemos en El para que sea nuestro Salvador.
¿Quién otro nos puede perdonar sino Dios? (Marcos 2:7). Solamente el Creador y el Juez nos pueden librar de la culpa. Jesús viene a revelar la compasión y el amor de Dios para aquellos que se están ahogando en su propia culpa (Efesios 2: 15).
En ninguna parte revela Jesús más de lleno Su perfecto amor para con nosotros que en la cruz. El no tenía que morir (Juan 10:18). El nació en un cuerpo humano y vivió una vida completamente sin pecado, aún cuando se enfrentó con las mismas tentaciones que Ud. y yo. Pero, como dijo Juan, Jesús era el Cordero de Dios -El que había de morir para pagar por nuestros pecados. El era el sacrificio voluntario por el pecado del hombre. El tomó nuestra naturaleza y nuestra maldición sobre sí mismo. El afrontó el juicio como si hubiera sido culpable … fue escarnecido y golpeado … y sacado fuera de la ciudad y crucificado. Y Dios el Señor cargó sobre Él el pecado de todos nosotros; Dios permitió que El fuese culpable por nuestro pecado. «Mas El herido fue por nuestras rebeliones. molido por nuestros pecados; el castigo» exigido para traer «nuestra paz fue sobre El. y por su llaga fuimos nosotros curados.» (Isaías 53:5).
Mientras que estaba siendo crucificado. Jesús dijo, «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34). . ¡Qué amor! El irresistible interés de Jesús por Su’ homicidas hizo que uno de ellos ‘clamara, .. ¡ ¡ Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!» (Marcos 15:39)
El hecho que Jesús se levantó otra vez en victoria sobre el pecado y la muerte, y fue visto por cientos de testigos, declara que El tiene el poder para salvarlo a Ud. del pecado y de la muerte.
Jesús es Dios hecho carne. El vino a salvar a los hombres de su pecado y su consecuencia. El le ama a Ud. Su muerte fue por Ud. y en su lugar. El resucitó de los muertos y está ahora en los Cielos intercediendo por Ud. (Hebreos 7:25). Ud. puede confiar en Jesús. El Espíritu Santo le está diciendo eso a Ud. ahora.
Es una bella experiencia ver a alguien nacer de nuevo por el Espíritu Santo. Hace varios años que tuve el feliz privilegio de llevar a un hombre de casi setenta años de edad para que pusiera su confianza en Jesús personalmente. Irónicamente, este hombre había sido un predicador por más de cuarenta años. Pero él nunca se había visto con la necesidad de arrepentirse, ni había visto nunca a Jesús como su Salvador personal. Después de leer algunas escrituras, concluyó que el nunca había experimentado un segundo nacimiento -un nacimiento espiritual.
Era en media mañana y el sol brillaba a través de los pliegues de su cabello plateado. «Oh Señor, yo soy un pecador,» confesó. «Soy un pecador religioso. Perdóname, por favor.» Confesó una larga lista de pecados que el Espíritu Santo le había mostrado. De pronto le oí decir, «Señor Jesús, entra en mi corazón.» Su expresión era la de un niño. Qué gozo y qué paz las que compartimos juntos. ¡A los setenta años de edad, él apenas había empezado a vivir!

Si Ud. no ha experimentado este nuevo nacimiento, Ud. lo puede hacer ya mismo, haciendo lo que mi amigo hizo. Dése cuenta de su propia necesidad. Arrepiéntase de sus propios caminos. Confíe en Jesús. Cuando Ud. lo hace, Dios escribe su nombre en Su libro de aquellos que han recibido vida nueva (Apocalipsis 20: 15). El no se acuerda nunca más de sus pecados (Hebreos 8: 12). Y El lo cubre a Ud. con la justicia misma de Cristo (Romanos 4:6-7).
Además de todos estos cambios, El le da a Ud. una naturaleza nueva. Esta naturaleza está unida a Dios. Ud. y Dios son un mismo espíritu. Ud. puede orar ya mismo para que esta experiencia sea suya (1 Corintios 6: 17). Su nueva naturaleza deseará obedecer a Dios. Cualquier fe que no resulte en obediencia es fe muerta (Santiago 1 :21-27). Una fe viva lo llevará también a confesar a Jesús delante de los hombre (Romanos 10:8-11). Lo llevará a ser bautizado y a seguir el propósito de Jesús para su vida.
CRECIENDO EN GRACIA
Debido a que el nuevo nacimiento es una experiencia tan maravillosa, existe la tentación de sentirse satisfecho de sí mismo. Es muy fácil llegar a tener el sentimiento de, «Bueno, ¡ya llegué!» -cuando en realidad usted apenas acaba de empezar la jornada. No deje nunca que le sorprendan mirando atrás.
Si bien es cierto que aún un cristiano recién nacido de nuevo es un coheredero con Jesucristo, él tiene que crecer para saber cómo manejar su herencia. Las promesas de Dios son reservadas para aquellos que caminan en obediencia. Al ir obedeciendo, usted será llevado a través de experiencias y situaciones que lo harán madurar. Cuando uno deja de progresar, las necesidades y los problemas sirven para recordarle gentilmente que tiene que continuar obedeciendo al Señor, como nuestro amigo está descubriendo rápidamente.
Si bien es cierto que Dios requiere arrepentimiento, fe y obediencia -es la gracia de Dios la que nos capacita para experimentar Su salvación. La gracia es favor inmerecido. Es importante acordarse en medio de cada victoria, que «por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.» (Efesios 2:8-10). No somos salvos por las buenas obras; somos salvos por gracia por medio de la fe. Pero una salvación real produce buenas obras. Fuimos salvos para caminar en ellas.
«Llamarás su nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1: 21).
Charles Simpson, residente en Pascagula, Mississippi – E.U.A., por más de catorce años pastoreó una congregación Bautista del Sur. Actualmente viaja con frecuencia en su labor de maestro y conferencista.

Revista Vino Nuevo Vol 1-#1