Autor C. Simpson

El huracán “Camila” golpeó la costa del golfo de México en Mississippi en agosto de 1969.  La tragedia cobró la vida de 258 personas y los daños a la propiedad fueron de muchos millones de dólares.

Recuerdo muy bien ese domingo pues estaba pastoreando en Mobile, Alabama, sólo a ochenta millas del centro donde el huracán tocó tierra. Ese domingo, el huracán estaba todavía en el Golfo dirigiéndose hacia la bahía de Mobile; sin embargo, por fe continuamos con los servicios de esa mañana. Antes de irnos a casa, las noticias indicaban que el huracán había cambiado de rumbo hacia el oeste de Mobile.

Por la noche tuvimos nuestro servicio de adoración bajo un tiempo que empeoraba. Varios cristianos nuevos se bautizaron y pasamos un buen tiempo orando por aquellos que se enfrentarían a esta poderosa tormenta. En la noche el huracán toco tierra. En el área donde estábamos los vientos alcanzaron velocidades de 100 millas por hora, pero en el centro de la tormenta los vientos eran de 200 millas por hora.

Más tarde, volando sobre el área destruida, por la que había cursado cientos de veces, sentí que las lágrimas venían a mis ojos. Algunas casas en Mobile habían sido dañadas severamente, pero el centro donde golpeó «Camila», la devastación era indescriptible. Me acordé de la escritura en Isaías 59:19 que dice: » porque vendrá el enemigo como río «

Pocos días después que pasó la tormenta, me encontraba en el negocio de un amigo. Su establecimiento estaba cerca de la costa y había sufrido mucho daño por causa del agua. Varios hombres estaban ayudando a limpiar los escombros … el lodo cubría el piso … era un espectáculo sobrecogedor.

«¿Estaba cubierto?» pregunté a un ayudante que limpiaba el lodo con una pala.

«No, no estaba cubierto contra este tipo de daños,» replicó él.

«¿De modo que su seguro no pagará ….»

«No,» vino la respuesta casi antes de que terminara mi pregunta.

Mi amigo tenía una expresión preocupada. Por años había trabajado en el negocio para levantarlo. Había dolor en su rostro, aunque luchaba contra la desesperación.

Esta es una escena que se multiplicaba por miles de veces. Había algunos que estaban cubiertos, o se habían protegido en caso de inundación; pero la mayoría no. La verdad es que ningún seguro puede prevenir ningún desastre natural. Sólo puede «cubrir» las pérdidas materiales después de que el daño se ha hecho.

¿Habrá alguna cobertura que prevenga que la tormenta nos toque? ¿Habrá algún lugar de protección que sea efectivo antes de la tragedia en vez de después? Yo creo que hay un lugar así.

El lugar de protección    

Cuando las noticias de que se acercaba el huracán comenzaron a llegar, la gente se reunió en los refugios. Estos refugios eran fuertes y estaban situados para garantizar su protección. Cualquier cosa o persona que se quedase afuera estaba expuesto.

Isaías 4:6 promete que Dios proveerá un lugar de seguridad contra la tormenta y la lluvia: «Y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero.» Note que la cobertura (tabernáculo o abrigo) no nos sigue en las áreas expuestas, nosotros la buscamos. Es necesario estar » en el lugar indicado para recibir la protección.

Hay quienes asumen que serán protegidos no importa donde estén. Hubo varios grupos así que «osadamente» se enfrentaron con «Camila».

«Ya hemos visto otros huracanes antes, «decían resistiendo y burlándose de los ofrecimientos para protegerse. Uno de estos grupos organizó una fiesta para celebrar el huracán que no era otra cosa que un holgorio frívolo y sin sentido para mostrar su desdén a la tormenta. Los oficiales de la ley y sus amigos les rogaron que se alejaran de la tormenta tierra adentro, pero sin ningún resultado. Cuando el huracán vino, recibieron la fuerza principal de la ola. Ni uno sobrevivió. Hay protección cuando se está en el lugar indicado. La protección de Dios no nos sigue a nosotros – Él nos invita y hasta nos ruega para que vengamos a ella. La protección está donde Dios dice que debemos estar.

Protección en la roca ahora   

La salvación incluye más que el escape de una vaga y futura destrucción. Es obvio que la Biblia advierte sobre esta amenaza futura. Sin embargo, pareciera que en nuestro mundo el «infierno» no se va a hacer esperar, sino que se está desatando por todos lados, diariamente. ¿Será efectiva nuestra salvación ahora?

No podemos esperar hasta llegar al cielo para encontrar protección. Las tormentas de «ahora» demandan un «lugar ahora» para la seguridad de nuestras familias. «Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no la subyugarán» (Mateo 16: 18). Estoy convencido que Jesús está hablando de una Iglesia y de una victoria presentes para aquellos que se juntan en la Roca inmutable. Jesús es el Señor ahora. La Iglesia o la asamblea, es el lugar para vencer al infierno, ahora. Cuando nuestra relación es justa con la Roca y con los que se reúnen con nosotros allí, recibiremos protección bajo Su autoridad. El problema es que muchos cristianos viven como los que celebraban el huracán. Se reúnen donde ellos escogen, cuando lo escogen y si así lo escogen – todavía reclaman la protección de Dios.

En Mateo 7:24 y en adelante, Jesús advierte claramente contra la insensatez de edificar en el lugar equivocado. La seguridad depende de la ubicación – y la ubicación debe ser sobre la Roca. Los que edifican sobre la arena están invitando el desastre.

Descubriendo el principio  

Hace varios años, cuando todavía vivía en Mobile, en un estudio bíblico una señora me preguntó: «¿Cuál es el significado de 1 Corintios 11: 10?» Este verso dice así: «Por tanto, la mujer debe tener un símbolo de autoridad sobre la cabeza, por causa de los ángeles.»

Su pregunta tenía que ver específicamente con la práctica de usar un velo sobre la cabeza. Sin embargo, cuando estudié el pasaje, lo que me impresionó más fue la pregunta subyacente: .. ¿Qué significa estar cubierto?» ¿Habla Pablo únicamente de tener el cabello largo? Es obvio que no. ¿Habla únicamente del velo que usan algunas mujeres cristianas para orar y profetizar? No. Comencé a darme cuenta que habla de estar bajo autoridad. El símbolo o «cobertura» era una evidencia física de una cobertura espiritual – de autoridad. No sólo estaban las mujeres bajo autoridad sino también los hombres, los niños y aún Cristo (Vea 1Corintios 11: 3).

Cristo estaba bajo la protección del Padre de acuerdo a Su sujeción a El. Nadie le podía tocar sin el consentimiento del Padre (Juan 10:18). Así sería también con los hombres que se sometieran a Cristo, con las esposas que se sujetaran a su esposo y con los hijos que lo hicieron con sus padres. Nuestra protección está en la autoridad a la que nos sujetamos: Sin sujeción no hay protección.

¿Qué significa «por causa de los ángeles»? me preguntaba. Las Escrituras dicen que los ángeles tienen la responsabilidad de protegernos cuando estamos en el lugar indicado delante de Dios (Salmos 91: 11, Mateo 18: 10, S, Isaías 37:36). El Salmo 34:7 declara que «El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.» ¡Entendí el principio! Si en obediencia yo cedo Su lugar a Jesús como Señor de mi vida, estaré bajo Su autoridad. Si estoy bajo Su autoridad y bajo la autoridad de quien El me ordena debo sujetarme, entonces los ángeles tendrán la autoridad y la responsabilidad de protegerme. Quiero enfatizar aquí las palabras obediencia a Su señorío y sujeción a Su autoridad … no sólo a la autoridad manifestada en El mismo, sino también en las delegadas en el hogar, la iglesia y el gobierno. Cuando yo me sujeto a mi padre, el está en la obligación de proveer y protegerme. Cuando me sujeto a mi pastor, él puede velar por mi alma (Hebreos 13: 1 7). Cuando me sujeto al gobierno, este puede proveer un ambiente de paz. La rebelión, sin embargo, en cualquiera de estas áreas puede perjudicar y hasta hacer imposible la tarea de proveer y de proteger. Reconozca que toda rebelión es contra Dios, quien es fuente de toda autoridad (Romanos 13: 1-2). Esa rebelión exonera a los ángeles de su responsabilidad. Esto es tremendamente espantoso si nos damos cuenta que hay un destructor buscando sin descanso a ovejas sin protección (1 Pedro 5:8).

Una lección de motivación  

Poco tiempo después de aprender este principio, el Señor comenzó a tratar conmigo con respecto a un cambio de ministerio. No era fácil creer que lo que estaba oyendo venía de Dios. El Señor estaba diciéndome: «Múdate.» La obediencia es un asunto de todos los días. La justicia tiene que ver con el lugar donde Dios quiere que esté. Si Dios quiere que esté en California, usted no podrá ser justo en Georgia: aún cuando siga dando sus diezmos y tenga devociones con la familia.

La obediencia es mejor que los sacrificios (1 Samuel 15:22-23). Yo estaba dispuesto a hacer sacrificios pero me costaba obedecer. Dios me estaba diciendo: «Múdate. No necesito tus sacrificios. Quiero que obedezcas.» Fue entonces que comencé a descubrir que de igual manera que sucedió con Israel en el desierto nuestra nube protectora continúa moviéndose. Si queremos  protección debemos habitar bajo la sombra del Omnipotente.

Dios tuvo que ilustrarme este punto con una experiencia muy gráfica. Además de mi ministerio local también era maestro de la Biblia y tenía que viajar a menudo lejos de mi hogar. Reclamaba el Salmo 91:11 para mí y mi familia: «Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.» Dios siempre había sido fiel a Su promesa.

«Salmo 91, Señor!» le recordaba a Dios cada vez que tenía que dejar a mi familia a veces por dos semanas y más.

Un sábado, a media noche, cuando acababa de llegar de uno de mis viajes, mi esposa Carolyn, y yo oímos ruidos disimulados en el patio, pero creímos que eran los perros de la vecindad. Antes de acostarnos, Carolyn fue al dormitorio de los niños para cobijarlos. Cuando regresó venía pálida y asustada. » ¡Alguien está tratando de entrar en la casa!» me susurró.

¡Casi no le podía creer! Jamás habíamos sido molestados. Sin embargo, ella había visto a alguien. Inmediatamente me dirigí a una ventana para ver si podía localizar al intruso. Cuidadosamente levanté las cortinas de nuestro cuarto oscurecido pegando la cara al vidrio. ¡Imagínese mi susto y el suyo cuando nuestros ojos se encontraron cara a cara! Su expresión era salvaje y sus ojos engrandecidos por un temor violento.

«¡En el nombre de Jesús!» le grité espontáneamente y ante su asombro. Este se dio vuelta y salió huyendo en la noche, doblando una cerca de  malla en su escape. ¡No sé cuándo he sentido más alivio de ver huir a alguien!

Cuando me senté junto a mi alterada esposa, me puse a pensar: «Gracias a Dios que estaba en casa … pero, Dios, ¿qué del Salmo 91: ‘No temerás el terror nocturno ni pestilencia que ande en oscuridad ni plaga tocará tu morada?  Este vino muy cerca, Señor – ¿dónde estaba el ángel? … Si deseas hablarme, tienes toda mi atención!»

El Señor me impresionó para que estudiara de nuevo el Salmo 91 ya que estaba dependiendo de él para mi seguridad. Había condiciones para cada cobertura. No tuve que ir muy lejos- «El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente.» Dios me había protegido, pero me hizo ver lo cerca del límite que estaba. Para permanecer cubierto, era necesario que entrara bajo Su sombra y estuviera en mi lugar. En el verso 9 descubrí que el Altísimo mismo es mi habitación – no un lugar geográfico. Dios tiene maneras para llamarnos la atención. La mayoría de nosotros ora con mayor fervor en la tormenta. También estamos más dispuestos a mudarnos a un refugio que de otra manera no nos atraería.

¿Cómo nos desabrigamos?  

La mayoría de nosotros nacemos cubiertos – es decir, bajo la autoridad de una situación familiar. También, la mayoría de los cristianos nacen dentro de una familia de creyentes. Sin embargo, generalmente nos las arreglamos para situarnos en una posición vulnerable tarde o temprano. Hay pasos definidos que lo sacan a uno de la autoridad y de la cobertura.

  1. ORGULLO. Este es el principio de la espiral hacia abajo. El orgullo es el pecado de Satanás (Isaías 14: 11- 17; Ezequiel 28: 11-17). Está en primer lugar en la lista de abominaciones (Proverbios 6: 16-19) Tal vez la ayuda más grande que tiene el orgullo es el éxito demasiado pronto, adulación humana y satánica, y poner a un recién convertido en posiciones de responsabilidad (1 Timoteo 3 :6). El enemigo comienza a exagerar nuestras habilidades. Pronto la víctima llega a creer que en realidad no necesita a nadie para que lo proteja. Calma su conciencia con el estribillo: «Me voy a someter a Dios y no a un hombre!» En realidad Dios es quien nos ha dicho que nos sometamos unos a otros (Efesios 5: 21).
  2. REBELION. Si no se arrepiente, el orgullo conduce a la rebelión. Cuando Dios usa a otras personas o a las circunstancias para humillar al orgulloso, éste tendrá que arrepentirse o rebelarse. Si se rebela se encontrará en una posición peor y más vulnerable. El hijo orgulloso del «humanismo» que quiere hacer su voluntad, no aplicará la disciplina necesaria para vivir en un mundo práctico. Cuando la disciplina lo encara, se rebelará. Saúl, el rey de Israel, se echó a perder por haber tenido éxito demasiado temprano. Además, ascendió para convenir a las demandas de Israel, y no a las de Dios. Cuando Dios quiso instruirlo, él se rebeló (1 Samuel 13:15). La declaración clásica acerca de la rebelión, es el pronunciamiento de Samuel a Saúl después de que éste desobedeció: «Como pecado de adivinación es la rebelión.»

Se puede creer que esto significa que Dios detesta la rebelión tanto como la hechicería. Sin embargo, yo creo que si uno no se arrepiente de su rebelión, ésta lo conducirá inevitablemente al engaño o al espiritismo.

Los primeros cinco capítulos de Isaías son un estudio de los resultados de la rebelión. Dios dice a Su nación escogida, Israel, que continuaba rebelándose contra la autoridad: «Quitaré su vallado. . . y aportillaré su cerca (protección)» (Isaías 5: 5).

III. ENGAÑO. El engaño es el tercer paso en el proceso que conduce a la degradación. Cuando el poder del Espíritu Santo se ausenta, no existe protección alguna contra las fuerzas viles de la oscuridad. Tome en cuenta que ninguna generación ha sido testigo de un avivamiento mayor en el área del ocultismo como nuestra «ilustrada» generación, así llamada. Este auge del engaño satánico es el resultado directo de la rebelión espiritual contra la autoridad divina. Para destacar con mayor fuerza este punto nos preguntamos ¿cuál fue el último gran pecado de la rebelión de Saúl? El espiritismo. Buscó dirección de la adivina de Endor (1 Samuel 28). Esta fue una de las razones por su muerte antes de tiempo.

El engaño es una de las señales de los últimos tiempos. Se nos dice en 2  Timoteo 3 que la generación que se conoce por su orgullo será conocida por su rebelión contra los padres y por su engaño. Romanos 1 sustenta también esta inevitable caída del orgullo a la rebelión y al engaño. 2 Corintios 11:1-4 advierte a los cristianos de no ser engañados por medio del conocimiento, como Eva, para recibir otro espíritu que no sea el Espíritu Santo.

  1. PERVERSION. Si la degradación parase con el engaño, el daño sería suficiente. Sin embargo, si no hay arrepentimiento, la perversión es el paso final para destruir la imagen de Dios en el hombre. Romanos 1, Isaías 3 y Génesis 19 estudian esta condición. Una vez que el enemigo engaña al hombre, está en posición de hacer lo que quiera con él. La sodomía, o perversión, es tanto física como espiritual. La perversión teológica es hermana de la perversión moral. Ambas representan al «hombre con el hombre» en vez del hombre sujetándose a Dios y la esposa a su marido. Satanás lo fomenta para provocar la ira de Dios (Isaías 3: 8-9).

Orgullo … Rebelión … Engaño … Perversión. El último paso es la ausencia total de autoridad y de protección. Note que mientras menos autoridad haya en el hogar, mayores son los resultados de la perversión. Si bien es cierto que podemos arrepentirnos en cualquiera de estos niveles, cada paso hace más difícil la liberación.

Este asunto de cobertura no se puede tomar a la ligera. Vendrá un día cuando las fuerzas de Satanás van a ser soltadas sobre la tierra como nunca jamás, el pueblo de Dios va a ser protegido en el refugio que Dios le ha provisto.

Cómo recibir cobertura   

  1. HUMILDAD. Lo opuesto al orgullo es la humildad. Cuando el pueblo de Dios se sale de su sendero, el camino de regreso comienza siempre con la humildad delante de Dios. «Si se humillare mi pueblo sobre el cual mi nombre es invocado … » (2 Crónicas 7: 14). «Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios … » (1 Pedro 5:6). También Joel 1 y 2 nos enseñan grandes lecciones de humillación.
  2. SUJECION. Lo opuesto a la rebelión es la sujeción. Es la sujeción la que en realidad nos lleva de regreso bajo el techo de la autoridad. «Por tanto, someteos a Dios … » (Santiago 4: 7). «Someteos unos a otros en el temor de Cristo» (Efesios 5: 21). «Esposas, someteos a vuestro esposo» (Efesios 5 :22). «Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos. . .» (Hebreos 13: l 7). «Hijos obedeced a vuestros padres» (Efesios 6: 1).
  3. REVELACION. Cuando nos sujetamos, Dios nos confía Su revelación que es lo opuesto al engaño (2 Corintios 3: 17-18).
  4. MADUREZ. La revelación de Cristo en nuestra comunión personal nos lleva a la madurez. Contemplando Su gloria somos transformados en la misma imagen (2 Corintios 3: 18).

Hace poco estaba comiendo con un joven que me contaba cómo había operado este principio en su propia vida.

Un año después de haber recibido el bautismo en el Espíritu Santo, dejó la iglesia de la que había sido miembro por mucho tiempo y comenzó a tener comunión con un grupo que se congregaba varias veces en la semana. Durante este tiempo se sintió solo y con gran inseguridad en el mundo espiritual. A menudo se preguntaba: «¿Qué voy a hacer si todo esto se viene abajo?»

Después de algún tiempo Dios comenzó a tratar con él y con su esposa para que se sometiera al líder del grupo. En poco tiempo su inseguridad se había ido. «Gloria a Dios,» dijo él, «estaba bajo la cobertura apropiada y el Espíritu Santo estaba diciendo ‘Amén’ en mi corazón.»

Todo el que esté dispuesto a escuchar, oirá la voz de Dios indicándole el lugar de su cobertura que Dios le ha diseñado. El lugar pudiera ser una prueba a su deseo de obedecer, pero en ese lugar encontrará una libertad en el Espíritu no conocida antes.

Oiga lo que Dios dice en estas dos promesas de cobertura:

«Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel, y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero» (Isaías 4: 5-6)

«Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ‘ay del solo que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; más ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto». (Eclesiastés 4:9-12).