Autor Hugo M. Zelaya 

No tengo ni quiero tener cable en mi televisor. Por lo tanto estoy sujeto a lo que las emisoras locales se les ocurra poner. Como de costumbre, esta Semana Santa, la mayoría de las emisoras de televisión proyectaron las perennes películas tradicionales basadas en acontecimientos bíblicos y no todas necesariamente acerca de la vida, muerte y resurrección del Señor Jesús. Además de las interminables procesiones que interrumpen todas las historias bíblicas para proyectarlas.

Esta Semana Santa intentaba encontrar algo edificante, pero el repertorio era, exasperadamente, el mismo de todos los años. La lectura de la Biblia me edifica siempre, no importa las veces que haya leído los mismos pasajes. Creo que usted se está dando cuenta hacia dónde voy con esto. La Biblia es inspirada por el Espíritu Santo; las películas no. La lectura de la Biblia puede afectar nuestro espíritu; las películas no, aunque tomen argumentos de las Escrituras.

Ciertamente me conmovió cuando estaba viendo la manera en que el Señor Jesús fue azotado, golpeado y crucificado por mis pecados y hubo momentos cuando no pude sostener la mirada y tuve que desviar los ojos para no ver la crueldad humana ensañándose contra el Hijo de Dios, pero toda esta reacción todavía se quedó en mis emociones hasta que apagué el aparato y comencé a meditar en lo que las Escrituras dicen de su sufrimiento. El Espíritu Santo comenzó a iluminar mi espíritu y contemplé realmente lo que él había hecho por mí.

La diferencia está en dónde tuvieron efecto las películas y la Palabra de Dios. Las películas no pasaron más allá del área del alma. Su palabra me tocó en el área de mi espíritu. Esto provocó un pensamiento todavía más grave en estas comparaciones. Muchas de las ceremonias, tradiciones y solemnidades que hacemos dizque para honrar a Dios no se originan en el espíritu, son religiosas, no agradan a Dios y no producen ningún beneficio espiritual porque no pasan del alma. Las procesiones con sus imágenes de Jesús, por cierto, pero también nosotros que las censuramos, caemos muchas veces en una religiosidad vana que Dios rechaza y que nunca nos edificará espiritualmente.

La meditación que sigue está basada en las enseñanzas de un pastor, escritor, conferenciante, inglés del siglo XIX; T.A. Sparks, quien fuera mentor de muchos siervos de Dios en su tiempo, incluyendo a Watchman Nee. Estoy usando los tres pasajes que él usa en su libro “El poder de la resurrección” alusivos a este tema. Me he tomado la libertad de subrayar las palabras que puntualizan las divisiones temáticas de este escrito.

Romanos 1:3-4 que dice: “Les escribo acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que conforme a los hombres descendía de David, pero que conforme al Espíritu de santidad fue declarado Hijo de Dios con poder, por su resurrección de entre los muertos”.

1ª Corintios 15.17, 47 y 48:  ”Si Cristo no resucitó, la fe de ustedes no tiene sentido, y ustedes todavía están en sus pecados… 47 El primer hombre es terrenal, de la tierra; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. 48 Semejantes al terrenal, serán también los terrenales; y semejantes al celestial, serán también los celestiales”

2ª Corintios 5.15-17: “Él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 16 Así que, de aquí en adelante, nosotros ya no conocemos a nadie desde el punto de vista humano; y aun si a Cristo lo conocimos desde el punto de vista humano, ya no lo conocemos así. 17 De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!”

Según estos pasajes, la resurrección de Jesús hace por lo menos tres cosas: Primero, muestra el poder absoluto de Dios (Romanos 1:4). Segundo, define la clase de persona que debiéramos ser (1ª Corintios 15:48). Tercero, establece la manera de relacionarnos con él y unos con otros (2ª Corintios 5:16).

Las cartas de Pablo toman en cuenta estas tres realidades, particularmente las dos que él escribió a los corintios. En la primera epístola resalta la condición carnal de la Iglesia de Corinto. En la segunda describe la solución: la muerte y resurrección de nuestro Señor para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos (2ª Corintios 5:15)

La esencia del libro de Sparks es que no podemos entender el evangelio sin entender la resurrección y esto viene sólo por revelación. Es el poder de su resurrección que nos hace una nueva creación. Otra vez 2ª Corintios 5, el versículo 17 dice: “De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!”. ¿No es esta la esencia de lo que le dijo el Señor a Nicodemo en Juan capítulo 3?

Jesús resucitado con poder

Con su resurrección, Jesús redimió el propósito original del Creador para la humanidad. En 1ª Corintios 15: 45 Pablo llama al Señor “el postrer Adán”. Con esto, el apóstol observa que sólo hay dos personas representativas en lo que se refiere al propósito de Dios para los hombres: La primera, Adán que fue creado por Dios y el último, Jesús, el Cristo, que fue engendrado por el Padre, pero que en su humanidad, fue puesto en condiciones iguales que el primer Adán. Éste desobedeció y nunca cumplió con el propósito para el que fue creado de reflejar la “imagen y semejanza” de Dios y de “dominar toda la tierra” (Génesis 1:26), y se convirtió en el progenitor de un orden corrupto de humanidad.

Todo lo que dice la Biblia que Jesús dejó para hacerse hombre no tiene nada que ver con algo que él haya perdido por causa suya o porque el Padre se lo haya quitado. La oración de Jesús en Juan 17:5, por ejemplo, Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera, es algo que él dejó voluntariamente para hacerse hombre. Su venida, su vida, su muerte, su resurrección y su exaltación como hombre, hicieron necesario que él se despojara de su condición de Dios (Filipenses 2:7).

Jesús, el Adán postrero, complació al Padre en todo lo que hizo como hombre (Mateo 3:17; Mateo 17:5; 2ª Pedro 1:17); el primer Adán no y eventualmente murió y sigue muerto. Jesús murió y resucitó y con su resurrección produjo un orden nuevo de hombres con la misma capacidad de complacer al Padre. Su resurrección hizo posible que hombres corruptos nacieran de nuevo para cumplir el propósito de Dios en la creación del hombre: reflejar su imagen y semejanza y gobernar la creación con su poder.

Nacer de nuevo es “nacer de arriba” (Juan 3:5), por acción del Espíritu Santo y su revelación de lo que Jesús hizo con su muerte y resurrección. Este milagro nace en el corazón de Dios donde se origina todo lo que Dios ha preparado para el hombre. El hombre natural es incapaz de verlo. Debe nacer “de arriba” (referencia 507 del léxico griego)1. Necesita la revelación del Espíritu Santo para que quite el velo de lo que no podíamos ver, oír, ni entender con nuestros sentidos espirituales porque estábamos muertos. “Nacer del Espíritu” o de “arriba” nos da vida sobrenatural.

Pablo lo explica de la siguiente manera en 2ª Corintios 5:16:Así que, de aquí en adelante, nosotros ya no conocemos a nadie desde el punto de vista humano; y aun si a Cristo lo conocimos desde el punto de vista humano, ya no lo conocemos así.”

Los discípulos pasaron tres años y medio con Jesús, oyeron sus enseñanzas, vieron sus milagros, conocieron todo de él, pero desde el punto de vista humano y quedaron muy impresionados en el nivel del alma, pero en la profundidad de su corazón seguían sin cambiar. Pedro, Santiago y Juan se durmieron en el momento de la agonía del Señor (Mateo 26:37). Todos lo abandonaron (Mateo 26:56). El discípulo estrella lo negó tres veces (Mateo 26:70), y Tomás, el incrédulo, no estaba con los 10 cuando Jesús se les apareció (Juan 20:24) y tuvo que ver las manos y el costado de Jesús para creer (Juan 20:27).

Era necesario que los discípulos pasaran del nivel del alma al espíritu. Jesús hizo muchos milagros que ellos vieron con ojos naturales y habló muchas cosas que oyeron naturalmente, pero eran sólo señales de verdades más profundas que se originaban “arriba”. Él les explicó todo lo que hacía, pero no fue sino hasta después de su resurrección que los discípulos realmente las entendieron, cuando él se reveló a ellos y mandó el Espíritu Santo.     

Jesús se movía en el ambiente natural de los hombres y usaba las condiciones que los afectaban para realizar hechos sobrenaturales de origen divino2 . También tomaba elementos naturales para “realizar hechos sobrenaturales”, como en Juan 6:11 donde tomó cinco panes y dos pescados y con ellos dio de comer a más de cinco mil personas. En sus manos cambió algo natural en una acción espiritual y usó la ocasión para revelarles que él es el pan de vida (v.35).

Después, pudiera no tener más uso para las mismas cosas naturales. Sin embargo, muchas veces nosotros, persistimos en mantenerlas más allá de su efectividad en Dios y lo que una vez fuera de Dios se convierte en una actividad religiosa sin ningún provecho espiritual. Quién sabe cuántos milagros, después de este, hubieran establecido “La Iglesia de los Panes y los Peces”. Su Iglesia debe velar para no permitir que lo que comenzó en el espíritu continúe en la carne. Lo que hacemos en la carne, no lleva el fruto que Dios quiere y por lo tanto, no tiene ningún valor espiritual y él lo desecha y lo corta. Juan 15:2-6 lo dice de esta manera:

Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto… Yo soy la vid y ustedes los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí ustedes nada pueden hacer. El que no permanece en mí, será desechado como pámpano, y se secará; a éstos se les recoge y se les arroja al fuego, y allí arden.

Hombres afectados por su resurrección

 El poder de resurrección engendra a hombres espirituales con la misma naturaleza y el mismo poder de Jesús resucitado.

El impacto y la efectividad de la iglesia de hoy no son como los de la Iglesia en el principio del libro de los Hechos. Sabemos por las epístolas, particularmente las de Pablo y por el libro de Apocalipsis que la Iglesia en el Nuevo Testamento también dejó de funcionar guiada por el Espíritu Santo y fue necesaria la intervención de Dios a través de sus siervos para hacerlas volver a su condición original.

Cuando la Iglesia del Señor se sale de su condición espiritual y funciona como el mundo, pierde su relevancia con Dios y el mundo no la toma en serio. La razón principal por la cual la iglesia deja de ser la manifestación del propósito de Dios para su creación se debe mayormente a que muchos en ella no han nacido de nuevo o no han tenido una revelación de la realidad del poder de la resurrección de Jesús.

El Espíritu Santo vino a la iglesia como lo había sido prometido en Juan 16.7: “Les conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a ustedes; pero si me voy, yo se lo enviaré.”

El Espíritu Santo esperó hasta que el hijo del hombre hubo terminado el encargo que el Padre lo había mandado a hacer y ascendió para sentarse a su diestra. La tarea en su vida terrenal había sido mostrar el poder y la naturaleza del Padre, morir y resucitar por nuestros pecados, comisionar a sus discípulos a predicar el evangelio, y tomarse cuarenta días para buscar a sus discípulos y restaurarles su fe mediante la evidencia personal de su resurrección..

Con su vida Jesús nos enseñó que el hombre puede vivir y complacer al Padre. Con su muerte y el poder de su resurrección el Señor hizo posible que nosotros también lo hiciéramos. Antes de su resurrección él y sus discípulos funcionaban en su humanidad. En el caso de Jesús porque él mismo se limitó a hacer la voluntad del Padre como hombre y con el poder del Padre (Juan 14:10).

El Espíritu Santo cambió a estos hombres de naturales a espirituales, de incapaces a eficaces, de infieles a justos. Santiago dice en el capítulo 5 versículo16: La oración del justo es muy poderosa y efectiva. La resurrección los hizo hombres justos y poderosos.

Su resurrección les dio un conocimiento nuevo

 La tercera y última división temática de este artículo es 2ª Corintios 5.16 que dice: “Así que, de aquí en adelante, nosotros ya no conocemos a nadie desde el punto de vista humano; y aun si a Cristo lo conocimos desde el punto de vista humano, ya no lo conocemos así.”

En los cuarenta días que Jesús resucitado permaneció en la tierra, estableció un régimen de relaciones totalmente nuevo y diferente para los suyos para entonces, para hoy y para siempre. Veamos dos ejemplos de cómo lo hizo.

Juan capítulo 20 dice que después de la crucifixión, María Magdalena fue al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús. María no debía buscar a un Jesús muerto. Jesús había anunciado que el tercer día él resucitaría (Mateo 16:21, Lucas 9:22, y otros). Ella no era la excepción. La conducta desanimada de los discípulos evidencia que ellos tampoco creyeron las palabras del Señor. Ninguno había recibido la revelación de su resurrección. Pedro y seis más volvieron a su antiguo trabajo de pescadores sin ningún fruto (Juan 21:3). Jesús los busca y les manifiesta que está vivo.

La reacción de María era puramente sentimental y el Señor la interviene para encaminarla en la dirección correcta. En el versículo 17 Jesús le dice: No me toques. La versión actualizada de la Reina Valera aclara la expresión que parece ser dura, pero que no lo es: Suéltame o no te aferres. El “suéltame” corrige la manera sentimental de relacionarse con Jesús para cambiarla a una relación en el espíritu. La manera sentimental es externa, la que es del espíritu es interna. La relación de María y la de nosotros debe pasar de terrenal a celestial que es más profunda que las emociones.

Pero, dirá usted, fuimos creados con emociones y no las podemos hacer a un lado. Ciertamente, las emociones tienen su lugar, pero no antes de establecer una relación de espíritu a Espíritu con el Señor. El sentimentalismo hace que intentemos bajar nuestra relación celestial con Cristo a un nivel terrenal. Todo lo que es de Dios se origina “arriba” y si queremos ser espirituales debemos ir allí primero y eventualmente llegará a todos los niveles a los que tenemos acceso como seres humanos.

Pero no sólo las emociones nos ocupan aquí. Es todo lo que se interpone con el propósito de Dios. En el nivel natural funcionan los sistemas del mundo, las formalidades, la organización humana, la publicidad – los títulos, la reputación, y los símbolos del éxito alcanzados con el esfuerzo humano. Éstas son las cosas que han cristalizado a la iglesia, particularmente en los últimos siglos. Lo celestial que fuera el distintivo de la Iglesia en su nacimiento en el día de Pentecostés y que sólo se logra por iniciativa de Dios, se ha ido cambiando por la sabiduría y las capacidades humanas, convirtiendo a la iglesia más y más semejante a las organizaciones del mundo.

La carne quiere funcionar en el dominio del espíritu, pero no puede porque Dios la repudió y la ech fuera de su dominio cuando expulsó del paraíso a la primera pareja: 23 Entonces el Señor lo sacó del huerto de Edén… 24 Echó fuera al hombre, y al oriente del huerto de Edén puso querubines, y una espada encendida que giraba hacia todos lados, para resguardar el camino del árbol de la vida (Génesis 3.23 y 24).

La Iglesia tiene que dejar que el Espíritu Santo la examine constantemente para mantenerse en su ambiente espiritual y no dejarse llevar en otra dirección. Jesús resucitado no se presta para gratificar la carne. Aun las necesidades materiales deben mantener su lugar. Mateo 6.31 al 33: No se preocupen ni se pregunten “¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?” 32 Porque la gente anda tras todo esto, pero su Padre celestial sabe que ustedes tienen necesidad de todas estas cosas. 33 Por lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

La razón de la declinación espiritual de la iglesia después de Hechos y de hoy es el cambio de hacer todo bajo la unción y dirección del Espíritu Santo y con las herramientas de la vida celestial, por una imitación muerta de clericalismo y secularismo. Sparks dice que “María Magdalena lloró por el cuerpo muerto del Señor, pero no leemos que llorara cuando Jesús ascendió. El Señor hizo que María cambiara su enfoque de lo natural a lo espiritual.

El caso de Cleofas y el discípulo X

El segundo ejemplo del establecimiento de este régimen diferente son los dos discípulos camino a Emaús en Lucas 24.13-31.

Comenzaron entusiasmados con este joven rabino que vino como un viento fresco lleno de vida espiritual y con un enfoque nuevo de la vida natural. Creyeron en él como en un campeón que vendría a liberarlos de la dominación romana. Peros sus esperanzas duraron sólo el tiempo que pasaron con Jesús. Después lo vieron morir como hombre y eso los desanimó aunque sabían lo que dice Isaías 53.5 de él: Pero él será herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones!

Además tenían un conocimiento limitado de quién era verdaderamente Jesús, Creían que Jesús era un profeta (Lucas 24.20-21). El Señor los busca, les imparte el conocimiento espiritual de las Escrituras y se revela a ellos en su estado de resurrección. Notemos también que fue la actitud de ellos que permitió que Jesús se quedara con ellos para iluminar su entendimiento. Ellos le dijeron (28-31): Quédate con nosotros… 30 Tomó el pan lo bendijo, lo partió y les dio a ellos. 31 En ese momento se les abrieron los ojos. 

Conocían bien las Escrituras pero naturalmente. Conocían a Jesús de Nazaret naturalmente, no al Señor resucitado aunque estaba delante de ellos. Conocían sus enseñanzas y sus milagros que vieron con ojos naturales. Habían estado asociados con Jesús en tiempo real, pero en lo natural.

El Señor sabe cuando usted y yo no tenemos revelación y nos buscará para abrir nuestro entendimiento espiritual. Invítelo a quedarse. Necesitamos esta relación con el Cristo resucitado para que cambie en luz nuestra ceguera espiritual. Él sabe qué necesitamos y está listo para hacer el milagro. Él es la respuesta a toda nuestra necesidad

Necesitamos más que conocimiento natural y emociones fuertes. Nuestra unión espiritual con él significará una Biblia nueva, un nuevo Señor, una nueva unción y una nueva comisión.

 Notas:

  1. Nueva Concordancia Greco-Española del Nuevo Testamento de Hugo M. Peters
  2. Diccionario de la Real Academia Española

 A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de la Reina Valera Contemporánea.

 Hugo M. Zelaya es fundador y pastor de la Iglesia de Pacto Nueva Esperanza en Costa Rica. Él y su esposa Alice viven en La Garita, Alajuela, Costa Rica