Articulo Final en la Serie: «Patrón para el Cuerpo»

Hemos examinado, en los estudios anteriores, los cinco ministerios principales que Dios ha puesto en el cuerpo de Cristo y que se nombran en Efesios 4: 11: «Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros «. Cuatro de ellos, el apóstol, el profeta, el evangelista y el maestro, son considerados como ministerios móviles principalmente (para todo el cuerpo). El pastor es un ministerio residente que funciona en una área local.

En relación con los ministerios móviles, hemos definido al cuerpo de Cristo, o a la iglesia universal, como la totalidad de los creyentes en Jesucristo nacidos de nuevo alrededor del mundo. Dijimos que la iglesia local eran todos los miembros de la iglesia universal (creyentes nacidos de nuevo) que viven en una área determinada. Para Dios hay solamente dos requisitos para pertenecer a la iglesia local: ser un creyente nacido de nuevo y ser residente en una localidad determinada.

Lo que hemos visto es muy diferente a lo aceptado en la organización de la iglesia que por tradición hemos heredado de generaciones pasadas. Como ya he dicho, yo creo que Dios ha traído a la iglesia al valle de la decisión. Por lo tanto, la neutralidad y la transigencia ya no son posibles. La iglesia tiene que decidir si sigue el camino de la tradición o el patrón claro del orden que Dios ha determinado y mostrado en las Escrituras.

El hecho de que por generaciones Dios nos haya permitido hacer ciertas cosas, no significa que hayamos estado en lo correcto todo el tiempo. Pablo dijo a los hombres de Atenas con respecto a su adoración idólatra: «…habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios ahora declara a los hombres, que todos, en todas partes. se arrepientan» (Hechos 17:30).

Por generaciones Dios ha pasado por alto la ignorancia de la iglesia, pero en nuestros días está declarando a los hombres, en todas partes, que se arrepientan. El está restaurando el entendimiento de lo que es la iglesia según Su diseño. Con el aumento de la luz viene el aumento de la responsabilidad.

Dios no diseñó a la iglesia para que fuese la mar de denominaciones separadas- cada una con su propio gobierno, sus propias doctrinas; cada una haciendo lo que le parezca. La clave para restaurar la unidad y la comunión en la totalidad del cuerpo de Cristo, reside en la comunión de los líderes. Son ellos en realidad los que dividen al cuerpo.

¿CUAL ES LA SALIDA?

¿ Cómo vamos a salir de la situación en que nos encontramos? ¿Cómo se unirán los dirigentes de la iglesia? Yo creo que parte de la respuesta se encuentra en el llamamiento que Dios hizo a Jeremías (Jeremías 1: 10):

«Mira que te he puesto en este día sobre las naciones y sobre los reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar».

Dios llamó a Jeremías soberanamente y lo puso sobre las naciones para que cumpliese con los propósitos Suyos. La iniciativa vino de Dios y no de Jeremías. Todo lo que es de valor permanente en el Reino de Dios, tiene su origen en el propósito y en el llamado de Dios y no en las razones de utilidad, comodidad o improvisaciones humanas. El producto de la conveniencia es, invariablemente, un Ismael; el del propósito divino, un Isaac.

Hay dos procesos implicados en la tarea que Dios le encomendó a Jeremías: derribar y construir. Del mismo modo se nos dice en Eclesiastés 3:3 que hay «tiempo de destruir, y tiempo de edificar». A veces, en el plan de Dios, un tiempo de edificación debe ser precedido por un tiempo de derribar. Actualmente, las ovejas de Dios están separadas por las barreras denominacionales que les impiden tener comunión entre sí. La primera etapa en la solución del problema es romper estas barreras yeso sólo los líderes lo pueden hacer efectivamente.

Hoy, en todas partes del mundo, hay grupos de hombres que se reúnen regularmente para tener comunión. Algunos son ministros ordenados, algunos dirigen grupos de oración o están involucrados en algún trabajo de extensión; pero todos son hombres reconocidos como líderes por el pueblo de Dios. Con la comunión se caen las barreras de la desconfianza y de los malentendidos y el camino queda libre para que cada uno se considere a sí mismo como co-pastor de un solo rebaño. Cuando hay unidad entre los pastores, las barreras entre los rebaños caen también y hay comunión entre las ovejas.

Hay un amigo mío que dice: «No organice. “Identifique!» En todas partes hay hombres con capacidad de pastores; algunos ya funcionan como pastores. ¡Dios no permita que se margine a estos hombres! Es necesario que haya una relación justa con ellos y que el rebaño en general los identifique y los distinga como líderes y pastores. La unidad de los líderes producirá la unidad de los rebaños.

EL CICLO DE REPRODUCCION

Hasta este punto hemos visto algo de la estructura y operación de la iglesia local. También hemos examinado la naturaleza de los cinco ministerios principales que operan en el cuerpo de Cristo. Ahora necesitamos ver cómo se producen estos ministerios.

Dios creó a todo ser viviente con la capacidad de reproducirse. Su mandamiento fue: «Fructificad y multiplicaos». Lo que es aplicable en el ambiente de la ley natural, a menudo lo es también en el espiritual. Si las iglesias locales y los ministerios que hemos estado estudiando operasen como debieran, Dios ha ordenado su reproducción de acuerdo con un patrón y método de crecimiento.

Hay dos ministerios claves en el ciclo de reproducción de la iglesia: el apóstol y el anciano. Veremos primero cómo nace el ministerio apostólico, cómo produce ancianos y cómo los ancianos producen apóstoles. Hay tres ciudades en el Nuevo Testamento que son de importancia en nuestro estudio: Antioquía, Listra y Efeso.

La fuente bíblica de revelación concerniente a esta verdad se encuentra en Hechos 13:1-4:

(1) «En la iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros:» (Bernabé y Pablo están entre los cinco que se mencionan.)

(2) «Y mientras ministraban al señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Apartadme a Bernabé ya Saulo para la obra a que los he llamado. «

Antes de que fueran enviados de Antioquía, Pablo y Bernabé eran pro­ fetas y maestros. Después, fueron «los enviados», es decir, apóstoles (vea Hechos 14:4,14). En el curso de su viaje visitaron dos veces la ciudad de Listra. En su segunda visita «de­ signaron ancianos» en cada iglesia (vea Hechos 14:21-23).

Podemos ilustrar con un diagrama sencillo lo que ha sucedido hasta aquí. Un cuadrado representa a una congregación local y un círculo a un equipo de ministerios móviles. Las letras «P» y «M» son los profetas y maestros. Las letras «AP» representan a los apóstoles y» AN» a los ancianos.

1-patrón reproductivo

 

Los ministerios apostólicos de Pablo y Bernabé fueron engendrados en la comunión y ministración al Señor de los profetas y maestros en Antioquía. Esta es la primera etapa: el Ministerio móvil de los apóstoles nace de la comunión en la congregación local. Un nacimiento espiritual de esta índole se puede producir únicamente en la comunión. Sin comunión no puede haber nacimiento espiritual.

La segunda etapa se desarrolla en Listra. Los apóstoles constituyen ancianos en una congregación local y estos asumen la responsabilidad del liderazgo de ese grupo.

Cuando terminan su viaje, Pablo y Bernabé regresan a Antioquía y dan cuenta a la congregación que originalmente los envió (Hechos 14:26-28). Más adelante, esta misma congregación, envía a Pablo por segunda vez. En esta ocasión, lo acompaña Silas (vea Hechos 15:40), quien era reconocido ya como profeta (vea Hechos 15:32).

Los primeros versos de Hechos 16, describen la llegada de Pablo y Silas a Listra: (1) «Y llegó (Pablo) también a Derbe ya Listra. Y estaba allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego».

Timoteo había sido criado por su madre creyente en la asamblea local de Listra y el verso 2 dice: «Del cual (Timoteo) hablaban elogiosamente los hermanos que estaban en Listra … «.

Timoteo obtuvo el primer grado de su ministerio, con la recomendación de los líderes de su propia congregación local. Quien no pueda vivir la vida cristiana bajo el ojo examinador de la asamblea local, no tiene derecho para exportarla a otros. Las normas establecidas por las Escrituras, no justifican a nadie que no empiece su ministerio de esta manera.

Timoteo tenía un buen testimonio y Pablo quiso que se uniera a él y a Silas para que viajaran juntos: (3) «Pablo Quiso que éste fuera con él, y le tomó y le circuncidó por causa de los judíos … «

¿En qué se convirtieron Silas y Timoteo cuando fueron «enviados» de Antioquía y de Listra respectivamente? 1 Tesalonicenses nos da la respuesta. Esta epístola fue escrita conjuntamente por los tres hombres que se mencionan en la salutación: «Pablo, Silvano (Silas) y Timoteo.» En 1 Tesalonicenses 2:6 vemos cómo se describen estos hombres a sí mismos: «ni buscamos gloria de los hombres, ni de vosotros, ni de otros, aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido imponer nuestra autoridad». ¿Quiénes eran estos «apóstoles de Cristo»? Pablo, Silas y Timoteo. Todos los tres eran «enviados» o apóstoles. De este modo, Silas, igualmente que Pablo, fue promovido de profeta a apóstol.

Timoteo se convirtió en apóstol de la misma manera que Pablo y Silas, cuando fue «enviado» de la asamblea local en Listra. Timoteo recibió su comisión de los ancianos de la ciudad. Así lo indica 1 Timoteo 4:14 donde Pablo le escribe: «No descuides el don espiritual que está en ti, que te fue conferido por medio de la profecía, con la imposición de manos por el presbiterio «. El «don» que menciona Pablo aquí no es el bautismo en el Espíritu Santo como sugieren algunos. Yo no puedo ver ninguna base bíblica que indique la necesidad de la profecía para recibir el bautismo en el Espíritu Santo. Es muy posible que la profecía tuviera que ver con su llamamiento de apóstol; así recibió Pablo el llamamiento para el mismo ministerio (vea Hechos 13:2).

El punto de importancia es que el ministerio de Timoteo había sido conferido por la imposición de manos del «presbiterio». Esta palabra, derivada del vocablo griego pres byteros (anciano), significa un «grupo de ancianos» .

En I1 Timoteo 1 :6. Pablo escribe de nuevo del «don» de Timoteo: «Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que por la imposición de mis manos hay en ti». Este pasaje indica que también Pablo impuso manos sobre Timoteo. Por lo tanto, es razonable decir que en el acto inicial de «enviar» a Timoteo de Listra, tanto Pablo como los ancianos impusieron sus manos.

Me imagino que en la comunión de Pablo y Silas en Listra, hubo profecías diciendo que Timoteo debía acompañarlos. Los ancianos lo confirmaron y juntamente con Pablo y Silas, impusieron manos sobre Timoteo para comisionario y enviarlo con los apóstoles mayores. Este es el patrón bíblico: los principiantes trabajan junto con los de mayor experiencia en el ministerio.

Volvamos al diagrama para incluir los nombramientos adicionales y los acontecimientos que sucedieron al principio del segundo viaje de Pablo:

2-patrón reproductivo

 

El ministerio apostólico de Silas nace y es enviado de la congregación local en Antioquía. El ministerio apostólico de Timoteo nace y es enviado de la congregación local en Listra y es recomendado por los ancianos locales. En cada caso, un ministerio móvil nace de una congregación local.

En la última fase de sus viajes, Pablo y Timoteo llegan a la ciudad de Efeso. Allí ministran juntos por algún tiempo. Pablo continúa su viaje y deja a Timoteo para que termine con la tarea que aún queda por hacer (I Timoteo 1 :3).

En esta primera epístola de Pablo a Timoteo, conocemos que una de sus responsabilidades principales era la de constituir ancianos. En el capítulo 3, versos 1-10 y capítulo S, versos 17-22 se establecen los requisitos para los ancianos.

En Tito 1:5-9 vemos que en otra ocasión, Pablo dejó a Tito en Creta con una responsabilidad similar: la de designar ancianos.

Ahora podemos terminar el ciclo en nuestro diagrama. Timoteo viene a Efeso como apóstol y designa ancianos en la congregación de esa ciudad. El camino queda abierto para que en la providencia de Dios, el siguiente ministerio apostólico sea enviado desde Efeso, de la misma manera en que Timoteo fue enviado por los ancianos de Listra. Ya que en la historia del Nuevo Testamento no se va más allá de la designación de los ancianos en Efeso, hemos conjeturado el siguiente paso con una línea de puntos:

3-patrón reproductivo

 

La alternación de los cuadrados, representando ancianos, con los círculos, representando apóstoles, ilustra un ciclo reproductivo que puede continuar ad infinitum.

¿COMO SE APLICA ESTO HOY?

Los ministerios claves en este ciclo reproductivo son los de los apóstoles y los ancianos. Si estudiásemos el Nuevo Testamento objetivamente, descubriríamos que hay más dicho con respecto a los apóstoles y a los ancianos que de todos los otros ministerios jun­tos. Pero, ¿cómo es que nacen los ministerios apostólicos inicialmente? En la comunión entre los profetas y los maestros y la ministración al Señor con oración y ayuno (vea Hechos 13:1-5). Esto tiene una aplicación práctica de mucha importancia en nuestra situación de hoy: Cuando estemos dispuestos a aceptar, en la iglesia de hoy, el ministerio de los profetas y los maestros, entonces de ellos Dios podrá levantar los ministerios apostólicos que cumplan con todos los requisitos del Nuevo Testamento.

En la Biblia no encontramos, de ninguna forma, el endoso a la «sucesión apostólica». Esta creencia enseña que un apóstol puede ser ordenado únicamente por alguien que es ya un apóstol y que ha sido ordenado a su vez por otro apóstol. La ciudad de Antioquía de donde fueron enviados originalmente Pablo y Bernabé; estaba al alcance de Jerusalén. El Nuevo Testamento indica que algunos de los apóstoles originales residían en Jerusalén (vea por ejemplo, Gálatas 1:15-19). Si Dios hubiera requerido que la comisión de Pablo y Bernabé hubiese sido hecha por hombres que ya eran reconocidos como apóstoles, fácilmente los hubiera hecho venir de Jerusalén a Antioquía para que cumpliesen con ese propósito (de la misma manera en que Judas y Silas vinieron a Antioquía en otra ocasión. Hechos 15:22-23). Sin embargo, era la providencia de Dios que Pablo y Bernabé fuesen comisionados por los ancianos de la iglesia en Antioquia y no por apóstoles enviados de Jerusalén. De este modo, el Nuevo Testamento descarta la «sucesión apostólica» .

De acuerdo con la forma establecida en el libro de los Hechos, los apóstoles son nombrados normalmente con la imposición de manos de los líderes de la congregación local. Por esta razón, es tanto lógico como bíblico que los apóstoles respondan por sus actos a la congregación que les envía.

CARGOS Y MINISTERIOS

Para concluir con nuestros estudios, necesitamos considerar, brevemente, dos funciones distintas en la iglesia pero relacionadas muy de cerca: los cargos de gobierno y los ministerios espirituales.

Las Escrituras reconocen sólo dos cargos de gobierno en cada iglesia local: los ancianos y los diáconos. Los ancianos funcionan en el área del espíritu y los diáconos en la material. Juntos proveen dirección diaria para la iglesia. No hay autoridad administrativa más alta que los ancianos. Si hemos de preservar la autonomía y la integridad de la iglesia local, que tan celosamente guardan las Escrituras, jamás debemos de apartarnos de dos principios básicos: el primero es que no hay cargo de gobierno más elevado que el del anciano y el segundo es la pluralidad de ancianos en cada iglesia.

Conjuntamente con los cargos gubernamentales, Dios ha propuesto ciertos ministerios espirituales para cada iglesia local. Pablo los menciona en 1 Corintios 12:28 «Yen la iglesia Dios ha designado a algunos, en primer lugar, como apóstoles; en segundo lugar, como profetas; en tercer lugar, como maestros; luego, milagros; después, dones de sanidades, ayudas, administraciones, diversas clases de lenguas». Este es uno de los pocos lugares en las Escrituras en que Pablo, explícitamente, hace una lista de los ministerios en su orden descendiente de autoridad, como lo indican las palabras «en primer lugar», «en segundo lugar», «en tercer lugar», etc. Los apóstoles constituyen la autoridad máxima en cada iglesia local. A estos le siguen los profetas y los maestros.

Así pues, como el cargo de gobierno más alto en la iglesia local es el de anciano, un apóstol que reside en una localidad, toma un cargo gubernamental en la iglesia local como «co-anciano». Encontramos una ilustración de esto en las palabras de Pedro en su primera epístola, capitulo 5 y verso 1: «Por tanto, exhorto a los ancianos entre vosotros, como anciano yo también». Una traducción más literal diría: «Yo os exhorto como co­anciano». En el griego se usa una sola palabra compuesta – sum-presbyteros – es decir, co-anciano.

Según el pasaje de Hechos 13:1-4, podemos asumir razonablemente que los cinco hombres que se mencionan como profetas y maestros eran también co-ancianos en la iglesia de Antioquía.

Esto demuestra un principio general. En la ciudad donde los apóstoles, los profetas y los maestros residen, allí toman su lugar, en la iglesia local, como co-ancianos, juntamente con los otros ancianos residentes. En asuntos de gobierno y administración funcionan en el mismo nivel que los ancianos locales. Sin embargo, en asuntos que caen dentro de la esfera de sus ministerios especiales – ya sea como apóstoles, profetas o maestros su autoridad ha de ser reconocida y aceptada tanto por los ancianos loca­ les como por la congregación en gene­ ral.

Es interesante notar que en la lista de 1 Corintios 12:28 no se menciona a

los evangelistas. Hay una razón lógica. El ministerio del evangelista está dirigido exclusivamente a los inconversos y, por definición, todos los miembros de una iglesia local ya están convertidos. Por lo tanto, no hay necesidad para el ministerio del evangelista dentro de la iglesia. Esto no significa que el evangelista no sea miembro de la iglesia local. Como creyente, tiene un lugar dentro de la iglesia juntamente con los otros creyentes, pero allí no funciona en su ministerio de evangelista.

Un creyente puede tener, él mismo, un cargo de gobierno con uno o más ministerios. Por ejemplo, Pedro tenía el cargo gubernamental de anciano, pero también ejercía el ministerio espiritual de apóstol. Felipe ejercía el. cargo de diácono, pero su ministerio espiritual era de evangelista (fuera de la iglesia). Aparentemente, también tenía los ministerios de milagros y de sanidades que podía ejercer dentro o fuera de la iglesia (vea Hechos 6:5; 8:7; 21 :8).

Hay muchas otras combinaciones posibles de cargos y ministerios como estas.

LA INTERVENCION SOBERANA DE DIOS

En nuestros estudios hemos visto cómo se desarrolla la- iglesia local de una sola célula hasta llegar a ser un cuerpo que funciona con su liderazgo completo y un campo completo de ministerios. Hay muchas evidencias de que Dios está llevando-ahora a su pueblo de regreso al patrón original de la vida de la iglesia del Nuevo Testamento.

Sólo hay dos alternativas posibles cuando nos encaramos con esta soberana intervención de Dios. Identificarnos con los propósitos de Dios y caminar con Él para cumplirlos, o negar la intervención de Dios y rechazar Sus propósitos, sólo para ver que Dios nos haga a un lado y levante a otros que son instrumentos más entregados en la ejecución de Su voluntad.

¡Los creyentes que escojan hacer lo primero, se encontrarán en el período más glorioso en la historia de la iglesia!