Por Don Basham
Si queremos ser libres, tenemos que enfrentar la realidad de la atadura espiritual.
La misma gracia sobrenatural que salva a los pecadores y sana a los enfermos está disponible para liberar del tormento de Satanás.
Algunos cristianos objetan vehemente cualquier enseñanza sobre la liberación de demonios. En mis quince años en este ministerio, he sentido cierta frustración por esa reacción. En muchas ocasiones he encontrado objeciones extrañas y furiosas.
Recuerdo una reunión con un comité de líderes que se había formado en cierto lugar para examinar los diversos temas que se iban a enseñar en una conferencia próxima. Algunos de los miembros sabían de mi ministerio y sugirieron que expusiera sobre echar fuera demonios. Con la sola mención del tema una pareja reaccionó airadamente. El esposo dijo que no quería nada con fanáticos religiosos y su esposa chilló diciendo que no se quedaría en la misma sala donde se hablara de «esos sucios demonios,» rompió a llorar y se salió rápidamente, seguida por su marido.
Mi convicción personal es que arranques como esos son un indicio de la necesidad de liberación. Corrie ten Boom observa sabiamente en su librito Enemigos Derrotados que «el temor a los demonios viene de los mismos demonios.»
Una perspectiva nueva
En este artículo quiero terminar con cuanto temor y sospecha me sea posible y animar a los cristianos, en todas partes, para que se gocen por este ministerio tan poderoso. Después de todo, fue Jesús mismo quien dijo: «Predicad … sanad enfermos … echad fuera demonios … » (Mat. 10: 7-8). No debemos temer ningún ministerio que el Señor nos manda a ejercer. Sin embargo, repetidamente debo asegurar a los creyentes ansiosos que la misma gracia sobrenatural que salva a los pecadores y sana a los enfermos está disponible para liberar a las personas del tormento de Satanás.
Creo que debemos ver este tema desde una perspectiva diferente. Es decir, anotando seis actitudes desafortunadas y poco saludables, que reflejan los cristianos con respecto a este ministerio, todas inspiradas por Satanás. Hay una progresión en la estrategia de Satanás. Cuando una de sus mentiras es descubierta, se retira y empuja la próxima, cediendo terreno de mala gana, nunca dejando de sacar ventaja de nuestros temores y renuencia. Aquí están las seis actitudes:
- El diablo y los demonios no existen.
- El diablo es real, pero es demasiado poderoso para enfrentársele.
- Aunque hubiese demonios, no los podemos echar fuera hoy día.
- Si hubiese un ministerio de echar fuera demonios, no es para cristianos, porque un cristiano no puede tener un demonio.
- Si los cristianos necesitasen liberación, nunca debiera hacerse en público; sólo en privado y por expertos.
- Si un cristiano fuese liberado de demonios su testimonio sólo glorificaría a Satanás; debiera decir sólo que fue sanado o bendecido.
Debemos entender cada una de estas seis actitudes insalubres para llegar a una perspectiva bíblica de la guerra espiritual que confronta a todos los cristianos, lo sepan o no.
MENTIRA 1: El diablo no existe
La primera mentira, que el diablo ni los demonios existen, es creída por cristianos que han sido indoctrinados por teólogos liberales y ministros que rechazan la autoridad de las Escrituras. La mayoría de ellos rechazan también el nacimiento virginal de Jesús, su resurrección corporal y todos los milagros bíblicos. Después de treinta y tres años en el ministerio, todavía me asombro por la arrogancia de hombres que se dicen ser ministros del evangelio, pero que deliberadamente rechazan el fundamento bíblico de sus ministerios.
Trágicamente, cuando se rechaza la enseñanza clara de las Escrituras, cruelmente se deja afuera a muchos cristianos de la efectividad de un ministerio bíblico. Si bien estamos inmensamente agradecidos por la medicina y la siquiatría, estas tienen sus limitaciones. En muchas ocasiones he visto cómo en una sola hora de ministerio, la gente es liberada de años de tormento demoníaco; años miserables y debilitantes en los que gastaron miles de pesos en tratamiento siquiátrico inefectivo. El precio que se paga por rechazar ministerios bíblicos válidos es excesivamente alto.
MENTIRA 2: El diablo es demasiado poderoso para enfrentársele
La segunda mentira, que el diablo es real, pero es demasiado poderoso para enfrentársele, es un intento satánico de asustar e intimidar a los cristianos. Pareciera como si se irguiera y nos gritara: «¡Sí, soy real y si no te apartas de mi camino te voy a despedazar!»
Cuando las personas ya han estado luchando contra el temor, tienden a hacer cualquier excusa para no confrontarse con el diablo. Se apoyan en dichos como «No molestes al diablo y él no te molestará.» Algunos lo dicen como si fuera Biblia. Pero las Escrituras no dan ninguna indicación que nuestra actitud hacia el diablo debe ser pasiva. Al contrario, se nos manda a resistirlo. 1 Pedro 5 :8-9 dice: «El diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe.»
Teniendo estas escrituras y muchas otras, me sorprende y me apena que tantos cristianos maduros en otras cosas, sean tan ingenuos, y a veces hasta hostiles, con un ministerio dirigido a ejercer nuestra autoridad contra Satanás y sus espíritus malignos.
Pretender que no existe, o aceptar su existencia, pero esquivarlo, no cumplirá con el trabajo que se nos ha encomendado. Un ministro joven me dijo esto: «Tenemos que saber cómo hacer guerra espiritual. Una cosa he aprendido, ¡que Satanás ataca en cada oportunidad que se le presenta, lo ignoremos o no!»
MENTIRA 3: N o podemos echar fuera demonios hoy
El tercer engaño de Satanás que, aunque hubiesen demonios, no los podemos echar fuera hoy, refleja una herejía teológica que ha debilitado a la Iglesia por siglos; es decir, ‘la aseveración dispensacional de que todos los milagros terminaron, cesaron con la era del Nuevo Testamento. Se me enseñó en el seminario que los milagros del Nuevo Testamento fueron fenómenos transitorios para ayudar a la Iglesia en un buen comienzo. Después Dios se llevó el poder.
Por supuesto, que el resurgimiento extenso de los dones y ministerios milagrosos en años recientes, ha rebatido tal cosa. No obstante, todavía hay muchos cristianos que resisten o convenientemente ignoran el ministerio de echar fuera demonios.
Si no están doctrinalmente opuestos, algunos se muestran reacios a reconocerlo o a usarlo. Hablan en lenguas, profetizan, oran fervientemente por los enfermos, y hasta reprenden a Satanás de una manera general y cautelosa, pero no ejercen toda su autoridad contra los poderes del demonio. De manera que el tormento sigue ignorado en las vidas de las personas que están bajo sus ministerios.
MENTIRA 4: – Un cristiano no puede tener un demonio
La cuarta creencia que no es bíblica, que si hubiese un ministerio. de echar fuera demonios, no es para cristianos, porque un cristiano no puede tener un demonio, es una de las mentiras más efectivas que tiene Satanás. Hace quince años cuando comencé a involucrarme en el ministerio de echar fuera demonios, la sorpresa más grande que tuve no fue la lucha contra los demonios, sino la furia y la vehemencia con la que muchos cristianos rechazaban este ministerio diciendo que «un cristiano no puede tener un demonio.» Cansado de explicar y defender mi posición, escribí un libro titulado ¿Puede un cristiano tener un demonio? (Para un análisis más completo sobre esta pregunta en particular, le recomiendo leer este libro).
Aún una demostración dramática no convence a algunos que tienen este prejuicio. Al finalizar un servicio en una iglesia pentecostaI grande, muchos vinieron al altar para recibir ministerio. Una mujer que estaba arrodillada, cerca de mí, adorando a Jesús sosegadamente con sus brazos levantados. De repente, mientras su pastor y yo mirábamos, un demonio se manifestó. Su cara se contrajo en una horrible mueca, y comenzó a proferir maldiciones. El pastor se puso pálido, me agarró del brazo y dijo: «¡Dios mío, esta mujer es una de mis más fieles diaconisas!»
Ordenó al demonio que saliera y, la mujer, momentos más tarde, llorando, alababa a Dios de nuevo, esta vez por una nueva victoria en su vida. No obstante, supe después que, una semana más tarde, ese pastor me condenaba públicamente por «orar por los cristianos como si tuvieran espíritus malignos.»
Sin ánimo defensivo, permítame observar que la gente de quien Jesús echó fuera demonios no eran paganos; eran creyentes en el único y verdadero Dios, hijos e hijas de Abraham que adoraban y temían a Dios. Y que todos los tormentos que sufrían, descritos como aflicciones demoníacas, los tienen los cristianos hoy. El diablo no cesa sus ataques sólo porque nos convertimos. Lo que sucede es que ahora tenemos acceso a las armas sobrenaturales para pelear y una de estas es la liberación.
Los críticos que dicen que un cristiano no puede tener demonios, también dicen que es la carne la que estamos tratando de echar, o lo que la Biblia llama «el viejo hombre» (vea Romanos 6:6). Por supuesto, que muchos de nuestros problemas y debilidades provienen del viejo hombre y no de los demonios. Como alguien ha dicho: «Encontramos al enemigo, y somos nosotros.» Todos los cristianos luchan contra su naturaleza pecaminosa caída y las Escrituras nos dice cómo crucificarla.
Pero más allá de la carne, algunos de los problemas que nos acosan vienen de los demonios que nos atacan y se infiltran aún hasta en nuestra personalidad. Esos espíritus malignos no se pueden crucificar o ponerse a muerte como si fueran parte de la naturaleza carnal; lo único que se puede hacer es echarlos fuera. Un diagnóstico correcto es esencial para un tratamiento correcto.
Otra pregunta que se hace con respecto a este punto es: «Si un cristiano está lleno del Espíritu, ¿cómo puede haber lugar para un demonio?» La lógica de la pregunta es sin tacha. El problema es que nadie está totalmente lleno del Espíritu todo el tiempo. Si lo fueran, no sólo nunca serían afligidos por un demonio, tampoco nunca pecarían, ni nunca se enfermarían. Pero todos los cristianos que yo conozco bien, aunque sea en contadas ocasiones, y a veces se enferman. Es obvio que el pecado y la enfermedad no vienen de Dios sino del enemigo. De igual manera, cristianos sinceros, pero imperfectos, pueden sufrir aflicciones demoníacas.
Una mujer preguntó al famoso evangelista D. L. Moody, «¿Por qué Ud. testifica de haber tenido tantas llenuras del Espíritu Santo?»
«La respuesta es muy sencilla,» respondió Moody, «tengo una fuga.»
También todos nosotros.
MENTIRA 5: La liberación tiene que ser hecha por expertos
La quinta actitud errónea: que si los cristianos necesitan liberación, debiera ser hecha por expertos y en privado, es sólo otra de las mentiras de Satanás.
La primera parte de esta falsedad, que la liberación debe ser hecha por alguien que ha sido llamado y ungido especialmente para este ministerio, va en contra del mandamiento de nuestro Señor de predicar el evangelio, sanar a los enfermos y echar fuera demonios que dio a todos los creyentes. Por lo tanto, cualquier persona que puede testificar de su fe, o que hace oración para la sanidad, tiene la capacidad y la responsabilidad de reprender a Satanás y de echar fuera demonios cuando la necesidad se presenta. Cada persona que conozca en este ministerio comenzó no como un experto, sino como un cristiano común que de repente fue confrontado por alguien con una necesidad profunda de liberación. Así comencé yo.
Es bien cierto que hay dones específicos y ministerios dados por Dios, y me doy cuenta que él ha enfatizado este ministerio en mi propia vida. Aunque no me siento llamado al ministerio de sanidades, también oro por los enfermos y he visto en ocasiones respuestas extraordinarias. Igualmente, cualquier cristiano fiel puede ser usado de Dios, en ocasiones para echar fuera demonios.
La segunda parte que dice que este ministerio debe ser ejercido únicamente en privado, implica que hay algunas cosas vergonzosas y feas y a veces poco respetables cuando se echan fuera demonios. Es cierto que a veces hay manifestaciones bulliciosas y repugnantes cuando la gente es liberada, ni en la presencia de Jesús se portaban bien los demonios. La Biblia bien dice que en servicios de adoración «hágase todo decentemente y en orden» (1 Co. 14: 40). No obstante, cuando vemos el ministerio de Jesús, encontramos que él sanaba y echaba fuera demonios en público. Por cierto, la primera ocasión en que echó fuera a un demonio ocurrió un sábado y en la sinagoga (vea Mar. 1 :21-25).
Es uno de los aspectos más sutiles de la estrategia de Satanás, desacreditar el ministerio de la liberación, relegándolo a algún rincón secreto. Con frecuencia lo logran, es un triste testimonio de los hipócritas y «decorosos» que nos hemos vuelto. Muchos cristianos, y aún ministros, parecen estar más preocupados por la tradición y la reputación que en ver el poder de Dios liberando demonios se nos sujetan en tu nombre» (v.17). De alguna manera, en alguna forma, parece que hemos perdido esa alegría exuberante que sintieron esos discípulos cuando vieron huir a Satanás.
Jesús dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará (Lucas 10: 18-19).
Que Dios apresure el día cuando todos nosotros, como esos discípulos, entremos en la lucha espiritual con la plena confianza que servimos a un Señor quien ha derrotado totalmente al enemigo y nos ha dado el poder maravilloso y el privilegio no sólo de predicar el evangelio y sanar a los enfermos, sino también de echar fuera a los demonios. ¡Ayúdanos Señor a creer en tu palabra!
Don Basham Licenciado en Arte y Divinidad de la Universidad de Phillips, y graduado del Seminario de Enid, Oklahoma. Fue editor de New Wine Magazine y autor de varios libros, entre ellos «Líbranos del Mal» y «Frente a un Milagro «.