Autor John Wright Follette
Tóquelo. Cuando no sepa leer la Biblia, entonces toque la Palabra: pero tóquelo; conozca su voluntad; conozca a Dios; conozca su propósito. Mantenga una maravillosa comunión con el Hijo de Dios.
Usted puede leer muchos libros sobre la oración, aunque algunos sean bastante materialistas, pero nadie tiene una forma de oración adecuada para usted. Cada alma tiene que crecer y desarrollar su propia práctica y norma de oración. No intente solucionarlo con el método de otra persona; eso es bueno sólo para sugerencias. Aprendemos a orar orando. No podemos cambiar a Dios por medio de la oración. La oración nunca forzó a que Dios hiciera algo. La oración nos ayuda a estar más ajustados a su voluntad.
Mire a Jesús; háblale; si se atreve, sea informal cuando se dirija a él. No sea rígido y rebuscado orando: «¡Oh, tú que eres el gran Dios todopoderoso!» No llegará muy lejos de esa manera. ¿Sabe usted que él es muy real y muy tierno? ¿Sabe usted que las mejores oraciones no tienen palabras? Las palabras son muy torpes; no hay necesidad de palabras para dirigirse a Dios, si logramos establecer un entendimiento con él: una comunión interna profunda, adorable, rica, que no necesita de palabras.
Conozcamos la oración: las oraciones vocales y las oraciones de contemplación, todos los diferentes tipos de oraciones. ¡Es un campo tan vasto! Muchos van ruidosamente, diciendo lo mejor que pueden y terminan… «¡En el nombre de Jesús, Amén!»
Para mí es un campo abierto y adorable en el que necesitamos entrar. Él ama a sus hijos, pero algunos no saben quiénes son, o lo que él está haciendo; parecen no saber las cosas simples y básicas que él está haciendo. Estas personas saben que la oración es la causa de que las cosas sucedan, así que la usan como un arma para todo lo que se encuentra bajo el sol, pero hay muchas cosas que la oración no hace. La oración expresa un enorme caudal de cooperación inteligente con Dios. Podemos orar sin cesar, pero si no canalizamos correctamente las oraciones, con la motivación correcta, éstas se vuelven como muchas alas sin timón.
¿Qué oraciones son respondidas? Oraciones que caen en la categoría de la voluntad de Dios. Podemos orar todo lo que queramos, pero Juan dice que “si pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye (1 Juan 5.14).”
Ahora: si persistimos en hacer lo que queremos, Dios tiene una voluntad permisiva que él aprobará si no tomamos la de él en serio y seguimos jugueteando. Hay una voluntad permisiva de Dios que él nos permitirá tener si persistimos, pero habrá consecuencias: él también enviará flaqueza a nuestras almas. No habrá crecimiento, bendición, ni recompensa, y tendremos nuestro deseo; pero como resultado, flaqueza en nuestras almas. Entonces, tenemos estos dos aspectos de la voluntad de Dios: su voluntad permisiva y la “voluntad de Dios, buena agradable y perfecta.” Estos son todos los grados de la voluntad de Dios en esta operación. Lo mejor que podemos hacer es entregarnos en sus manos (lea Romanos 12: 2).
Al final, toda esa gran oración tiene que ser censurada en la voluntad de Dios. El Espíritu Santo ora de acuerdo a su voluntad.
Jesús dijo: «Pedro, Satanás me ha pedido para zarandearte…» Esto realmente debería decir: «Satanás ha obtenido el permiso de Dios para zarandearlos a ustedes, a todos ustedes, pero yo me quedaré aquí y oraré por ustedes». Fue el poder de la oración de Jesús por lo que Pedro logró superarlo. No ore ahora pidiéndole al Señor que mate al diablo porque él lo usará.
La oración nunca es lucha con Dios. La lucha es con los poderes de las tinieblas. El «juez injusto» no es una imagen de Dios. Nuestro Padre celestial quiere respondernos; su corazón entero quiere bendecirnos. Él no es el «juez injusto» (Lea Lucas 18: 1-8).
Otro patrón de oración que encontramos es el hombre que pide pan a la medianoche, (Lucas 11: 5-10). A veces tenemos que pedir muchas veces antes de que llegue la respuesta, pero debemos pedir con fe. ¿Tiene hambre? Él nunca se burla de nosotros; él nos alimenta.
Jesús oró porque tenía que hacerlo para mantener su contacto con el Padre.
La intercesión
En una ocasión Jesús oró diciendo: “Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo sino por los que me has dado; porque tuyos son” (Juan 17: 9). Y cuando yo pregunto:
— ¿Por qué Señor, tu gran obra de intercesión no es para todos los pecadores allá afuera?
Él dice:
—Por esta razón. El pecador debe sujetarse primero al poder de mi redención antes de ser apto para mis intercesiones. Mi intercesión cubre a aquellos que han pasado ya a través de los procesos redentores. Quienes aún no los han aceptado, no tiene acceso a mi oración, pero tan pronto como hayan pasado a través de mis procesos redentores, tienen derecho a mis intercesiones.
Es por eso que Jesús dijo esas extrañas palabras: «No ruego por el mundo” aunque he muerto por ellos, pero si no se sujetan al motivo de mi muerte, ¿qué significado tienen mis oraciones para ellos? ¡No puedo hacer más que morir por ellos! Si se sujetan al propósito de haber muerto por ellos, entonces estarán sujetos a mis oraciones. Por lo tanto, no rogaré por ellos hasta que acepten su salvación en mi muerte, entonces serán incluidos en mis oraciones, y yo intercederé por ellos.
¡Medite en Jesús intercediendo por nosotros en la mañana antes de que salga de su cama! Así fue como escribí ese himno: «Mi sumo sacerdote está intercediendo por mí». Él me dijo: «Tienes fe en que yo soy tu salvador, así que si tienes fe en mí como tu sumo sacerdote, mi oración de intercesión te sostendrá el resto del día.»
No hay oración como la oración de intercesión. No es sólo decir oraciones; ni orar con llanto, sino que dice: «Con gemidos indecibles (que no podemos pronunciar).” (Romanos 8:26). Va más allá de las palabras. ¿Por qué? Porque el Espíritu Santo hace intercesión en nosotros, y a través de nosotros de acuerdo con la voluntad de Dios, y no podemos hacer que haga nada más que eso. Nos rendimos como un instrumento; es el Espíritu Santo quien está orando, no somos nosotros orando. Él tiene un vehículo flexible, entregado, y él toma posesión de nosotros. Vea lo generoso que es él y cómo se atreve a hacer eso. Muy costoso y aterrador a veces, pero es real. ¿Cómo se forma esta oración de intercesión? Se forma según la voluntad de Dios, «con gemidos indecibles»; no se puede expresar en nuestro idioma, ni siquiera en lenguas, porque se vuelve demasiado intenso. ¿Para quién se hace esta intercesión? Está hecha para los santos.
¿Alguna vez ha tenido usted al Espíritu Santo moviéndose a través suyo? ¿Qué dijo él? No tengo la menor idea. Él le dice secretos al Señor. Eso es bíblico. No necesito tener una interpretación de lo que el Espíritu Santo le está diciendo a Dios a través de mí. No tenemos que tener una interpretación cada vez que él habla a través de nosotros. Es para el Señor.
ORACIÓN: En la próxima edad nos darás un nombre; ayúdanos a deletrearlo ahora, Señor. Concédenos que, por tu Espíritu, lo hallarás grabado en nuestros espíritus inmortales, mucho después de que estos pequeños cuerpos se hayan desvanecido, y nos mudemos a una nueva era contigo. Porque lo que has logrado aquí, se reflejará a través de las eras por venir.
¿Alguna vez trató usted de ponerse en el lugar de otra persona para obtener sus reacciones? Usted no ha vivido mucho en Dios a menos que se atreva a hacerlo. La mayoría de la gente es demasiado egocéntrica; atada dentro de los confines de su propia y superficial vida, y les es imposible sentir cómo otra persona pudiera sentir, porque están envueltos en el gran yo, conmigo y lo mío.
Si salieran de sí mismos y se metieran en la situación de la otra persona, y sintieran lo que esa persona siente por un momento, se liberaría algo de caridad; algo de amor fluiría. Pero cuando las personas no tienen ningún sentido de cuándo es que el amor debería fluir; no fluye nada. Cuando nos identificamos con esa terrible y desesperada necesidad, el amor de Dios fluye directamente hacia la persona. Hebreos 13:3, dice: “Acuérdense (en oración real) de los presos como si ustedes estuvieran en cadenas junto con ellos; y de los afligidos, puesto que también ustedes están en el cuerpo.” ¡Pero nos contentamos con hacer oraciones bonitas!
¿Alguna vez entró usted en la agonía de la oración cuando se identificó con la necesidad de otro? Esa es oración intercesora. Nosotros, en el Espíritu, nos identificamos con una necesidad hasta que estamos unidos con ella, o con un alma, o con una condición. Nadie en la carne puede hacer una oración así. Aquí es donde entra la oración intercesora. El Espíritu Santo puede hacer oraciones así porque nosotros no podemos. Él quiere el vehículo; Él quiere que el instrumento esté ligado con la condición. Esa es una oración de intercesión real.
Hay todo tipo de oración. Las mejores oraciones nunca tienen palabras.
Follette fue un ungido maestro de la Biblia y autor. Recibió el bautismo en el Espíritu Santo en 1913. Pasó a su recompensa eterna en 1966 a la edad de 82 años.
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Actualizada 2015.
http://www.sermonindex.net/modules/articles/index.php?view=article&aid=16109