Stephen Simpson

Querido amigo en Cristo:

En las últimas semanas, hemos estado recibiendo emocionantes informes de un verdadero avivamiento del Espíritu Santo en el campus de la Universidad de Asbury en Kentucky, E.U.A. y que se está extendiendo por muchos otros campus universitarios. Nuestra respuesta en CSM ha sido gozarnos y volver a comprometernos a orar por estos estudiantes y por todos los que están teniendo encuentros con Dios.

Muchos hemos estado orando por un avivamiento en esta generación más joven. Los avivamientos pasados fueron maravillosos y vale la pena recordarlos, pero cada generación necesita su propio derramamiento personal y fresco del Espíritu Santo. Por supuesto, también hemos visto algunos avivamientos manipulados o incluso falsificados por lobos disfrazados de ovejas que promueven sus propios intereses. Lamentablemente, hemos visto en ocasiones que el entusiasmo, la presión, el ingenio y la manipulación humanas han contaminado encuentros que empezaron con sinceridad. He escuchado a mi padre decir, «Si el diablo no puede detener un avivamiento, se unirá a éste».

Lo que estamos viendo ahora en Asbury carece de exhibicionismo. No lo dirigen celebridades religiosas. No hay una agenda política. No es un espectáculo religioso planeado por quienes están «arriba». Este avivamiento es el resultado de Dios derramando misericordiosamente su amor y poder sobre un grupo de estudiantes que humildes y con hambre de Dios lo buscaron. Un simple mensaje bíblico, una alabanza de corazón, una búsqueda en oración y un profundo arrepentimiento prepararon el camino del Señor, y su gloria cayó en el santuario de la capilla de Asbury.

Algunos de ustedes que están leyendo esto conocieron otro gran derramamiento del Espíritu Santo en Asbury en 1970. He apreciado la sabiduría y la gracia de los «veteranos de ese avivamiento» que nos han recordado a todos que lo que está sucediendo ahora no es el mismo de 1970; no es lo mismo que Toronto, Pensacola, las Hébridas, la Calle Azusa u otros grandes avivamientos. ¡Dios está haciendo algo nuevo!

Por lo tanto, debemos tener cuidado de no interponer nuestras propias expectativas o la «armadura de Saulo» sobre los jóvenes que están respondiendo al Espíritu Santo ahora. Debemos continuar dándole espacio al Señor para que se mueva a su manera y en el tiempo que él quiera. Debemos permitir que este avivamiento sea diferente a los avivamientos pasados. El Reino está llegando a personas que pueden pensar, hablar, cantar, votar y enfocar la vida de manera diferente que usted o yo. ¡Aleluya!

¿Será posible que aquellos de nosotros que hemos experimentado tiempos de refrigerio en avivamientos anteriores seamos renovados una vez más por el desbordamiento de lo que Dios está haciendo en una nueva generación? Ciertamente, estoy orando que así sea. ¿Podemos no sólo recibir a la generación más joven, sino recibirlos y recibir lo que Dios está haciendo en ellos? Eso vale la pena preguntarlo.

¿Seremos capaces de humillarnos para escuchar la voz del Espíritu Santo que nos hable a través de nuestros hermanos y hermanas más jóvenes? Espero que sí. ¿Hay aspectos comunes en las diferencias entre los diversos derramamientos? Yo creo que sí. Veamos algunos de ellos.

El arrepentimiento precede al refrigerio

En Hechos 3, Pedro y Juan resucitan a un cojo en nombre de Jesús. Todos en su comunidad conocían la enfermedad de este hombre, y cuando el hombre comenzó a caminar, saltar y alabar a Dios, el acontecimiento atrajo rápidamente una gran multitud. Todos estaban asombrados y sentían curiosidad. Pedro comenzó a predicar el Evangelio de Jesús a la gente. Les recordó que ellos habían exigido que crucificaran a Jesús. Recuerde que estas son las mismas personas que Jesús vio fatigadas, cargadas y dispersas como ovejas sin pastor. Sintió compasión y pidió a sus discípulos que rogaran al Señor de la mies que enviara obreros a su mies (Mateo 9:38: Lucas 10:2).

Cuando Pedro habló a la gente reunida en el pórtico de Salomón, sintió la misma compasión por ellos, y les dirigió esta palabra: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo» (Hechos 3:19-21).

El orgullo y la terquedad son barreras para la restauración. A menudo he oído decir a mi padre: «Son los que tienen hambre los que comen». ¿Estamos tan llenos de «comida espiritual “chatarra» que no tenemos hambre cuando Dios nos trae el pan y el vino de la sanidad y la carne de su Palabra? ¿Pensamos que de alguna manera somos demasiado buenos para necesitar maná fresco para hoy? ¿Nos impide el miedo a la vergüenza o una confianza equivocada en nuestra propia rectitud, humillarnos ante el Señor?

Una vez oí a mi padre recitar el Salmo 34, que comienza así: «Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca. En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán. Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre» (Salmo 34:1-3).

A continuación, mi padre hizo hincapié en la frase: «Lo oirán los mansos (humildes).» De la misma manera que quienes tienen hambre son los que comen, son los humildes quienes oyen. La arrogancia, la presunción, la confianza excesiva e inapropiada con las cosas de Dios o la rebeldía nos harán espiritualmente sordos y ciegos. Nuestro amigo, el pastor Mike Poulin, dijo una vez: «Se puede estar justo en medio de algo que Dios está haciendo y aún así no verlo». Esta observación es indiscutible y profundamente desafiadora No quisiera perderme lo que Dios está haciendo. Y realmente deseo ver sus obras.

Creo que unas de las condiciones que deben cumplirse para que se produzca el avivamiento son la humildad, el temor de Dios y la contrición que conduce al arrepentimiento. El arrepentimiento también produce refrigerio. A veces quisiéramos que el avivamiento ocurriera sin arrepentimiento, que Dios nos bendijera a pesar de nuestro pecado. Queremos «sentirnos bien» sin recibir su justicia al pie de la Cruz. ¡Así no es como esto funciona!

El refrigerio conduce a la restauración

En Cristo, somos restaurados a una relación correcta con Dios. La caída de Adán y Eva produjo la separación entre las criaturas y su Creador. Un Dios santo no tiene comunión con el pecado. La humanidad se separó de nuestro Creador y fuente de vida. Por lo tanto, un precio tiene que ser pagado por cada pecado cometido por cualquier persona a fin de que esa persona expíe su pecado y sea reconciliada con Dios. En la antigüedad se ofrecía la sangre de animales como reconocimiento de la gravedad del pecado. Era un sistema imperfecto y temporal, porque los hombres y las mujeres no pecan una sola vez. Era un sacrificio imperfecto y una obediencia imperfecta.

Pero en la Cruz, Cristo hizo un sacrificio una vez por todas para cualquier pecador que esté dispuesto a recibir la sangre derramada de Jesús, para que podamos reconciliarnos con Dios y recibir su restauración en nuestras vidas. Pedro lo dice de esta manera:

«Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo entregado a la muerte en la carne, pero vivificado por el Espíritu” (1 Pedro 3:18).

Él hace efectiva la restauración en nosotros y también a través de nosotros. Recuerde el Salmo 34:1-3, que analizamos anteriormente. El testimonio que damos trae alegría al humilde que lo escucha; nosotros somos restaurados, ellos son restaurados, y juntos alabamos y adoramos a Dios.

El verdadero avivamiento no sólo restaura a los individuos, sino que los llama a hacer el trabajo de restauración y reconciliación en sus comunidades. Otro rasgo distintivo del auténtico avivamiento es que produce un impacto en los vecindarios y las ciudades alrededor del lugar donde se derrama el Espíritu Santo.

El propósito del Espíritu Santo no es simplemente hacernos sentir bien en nuestras reuniones, sino enviarnos en su misión para que el conocimiento de la gloria de Dios cubra la tierra como las aguas cubren el mar, es decir, por completo (véase Habacuc 2:14). Como dice nuestro amigo y miembro de la Junta Directiva de Charles Simpson Ministries, Michael Coleman: «¿Qué parte del mar está cubierta por las aguas? Todo».

El propósito de que el poder de Dios sea derramado sobre nosotros no es para presumir y exhibir nuestros músculos. No es para que nos enseñoreemos orgullosamente sobre personas que aún no son salvas. Jesús dijo a sus discípulos, y a cualquiera que lo siguiera: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el fin del mundo” (Hechos 1,8).

Ser llenos del Espíritu -y permanecer llenos del Espíritu- no nos aislará ni nos apartará del mundo que nos rodea. El Espíritu nos refrescará, nos equipará y nos enviará en Su misión. Le animo a que escuche la poderosa canción de Matt Redman, «La Llama de la Misión», que no es sólo un grito apasionado del corazón por la presencia de Dios, sino también su llamado a salir de las cuatro paredes de la iglesia para que su pueblo extienda su Evangelio del Reino a todas las personas, en todas partes.

También recomiendo especialmente la nueva película, » La Revolución de Jesús, » protagonizada por Kelsey Grammer, Kimberly Williams-Paisley, Joel Courtney, Jim Gaffigan, y Jonathan Roumie. ¡El momento en que Dios escogió para esta película es asombroso!

A veces, lo refrescante sucede sobre la marcha. Recientemente en Wisconsin, tuve un poderoso encuentro con el Espíritu Santo mientras ministraba a dos hombres sin hogar. El Señor me llenó de una manera fresca y me dio algo precioso para compartir con ellos. Tuvimos un avivamiento juntos frente a la tienda Walgreens en Madison en un frío día de invierno. Y luego pasé casi tres horas en mi coche llorando, regocijándome y dedicándome intensamente a la oración intercesora por varias personas concretas que Dios puso en mi corazón.

Los ritmos de la gracia

Queremos invitarle a nuestra Conferencia anual de Liderazgo del MSC que se celebrará del 9 al 11 de mayo en Gatlinburg, Tennessee. Nuestro tema es, «Los Ritmos de la Gracia,» de Mateo 11:28-30, donde Jesús dice: » ¿Está cansado? ¿Acabado? ¿Harto de religiosidad? Ven a mí. y recupera su vida. Yo le enseñaré a descansar de verdad. Camina conmigo y trabaja conmigo: observa cómo lo hago yo. Aprenda los ritmos no forzados de la gracia. No pondré sobre ti nada pesado o incómodo. Acompáñame y aprenderás a vivir con libertad y sin peso» (El Mensaje).

Los conferenciantes de este año son Charles Simpson, Gerard Montenegro, Tim Parish y un servidor.

Por favor, recuérdenos en sus oraciones y en sus donaciones este mes, que es un momento crítico para nosotros. Gracias.

En Jesús,

Stephen Simpson- Presidente

Carta Pastoral marzo 2023.  Usado con permiso.

Stephen Simpson es el Director de CSM Publishing; de 2004 a 2013 fue pastor principal de la iglesia Covenant Church de Mobile, Alabama y ministra en iglesias y misiones en Estados Unidos y en otras naciones. Él, su esposa Susanne y su hija Gracie viven en Mobile, Alabama.

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de la Reina Valera de 1960