Aceptando la verdad con nuestra vida
Queridos amigos en Cristo:
Una de mis historias favoritas se encuentra en 2ª Crónicas 20, y trata del joven rey Josafat, que fue nombrado gobernante de Judá cuando tenía 35 años. Aunque no todos estaban satisfechos con Josafat ni con las reformas que introdujo. Esto produjo una crisis que amenazó con destruir todo el reino y aniquilar al pueblo de Judá.
1 Después de esto, los moabitas, los amonitas y algunos de los meunitas[a] le declararon la guerra a Josafat 2 y alguien fue a informarle: «Del otro lado del mar Muerto y de Edom[b] viene contra ti una gran multitud. Ahora están en Jazezón Tamar, es decir, en Engadi». 3 Atemorizado, Josafat decidió consultar al Señor y proclamó un ayuno en todo Judá. 4 Los habitantes de todas las ciudades de Judá llegaron para pedir juntos la ayuda del Señor.
5 En el Templo del Señor, frente al atrio nuevo, Josafat se puso de pie ante la asamblea de Judá y de Jerusalén 6 y dijo:
«Señor, Dios de nuestros antepasados, ¿no eres tú el Dios del cielo y el que gobierna a todas las naciones? ¡Es tal tu fuerza y tu poder que no hay quien pueda resistirte! 7 ¿No fuiste tú, Dios nuestro, quien a los ojos de tu pueblo Israel expulsó a los habitantes de esta tierra? ¿Y no fuiste tú quien les dio para siempre esta tierra a los descendientes de tu amigo Abraham? 8 Ellos la habitaron y construyeron un santuario en honor de tu Nombre, diciendo: 9 “Cuando nos sobrevenga una calamidad, o un castigo por medio de la espada, o la plaga o el hambre, si nos congregamos ante ti, en este templo que lleva tu Nombre, y clamamos a ti en medio de nuestra aflicción, tú nos escucharás y nos salvarás”.
10 »Cuando Israel salió de Egipto, tú no le permitiste que invadiera a los amonitas, ni a los moabitas ni a los del monte de Seír, sino que lo enviaste por otro camino para que no destruyera a esas naciones. 11 ¡Mira cómo nos pagan ahora, viniendo a arrojarnos de la tierra que tú nos diste como herencia! 12 Dios nuestro, ¿acaso no vas a dictar sentencia contra ellos? Nosotros no podemos oponernos a esa gran multitud que viene a atacarnos. ¡No sabemos qué hacer! Pero en ti hemos puesto nuestra esperanza».
13 Todos los hombres de Judá estaban de pie delante del Señor, junto con sus mujeres y sus hijos, aun los más pequeños. (2 Crónicas 20:1-13
Tenga la seguridad de que cuando usted se propone agradar a Dios y hacer cambios en su vida, nuestro enemigo espiritual va a alterarse y tratará de oponérsele a usted con dificultades, enfermedades, todo tipo de oposición, desafíos. Los problemas no son necesariamente el resultado del pecado o de la falta de fe; a veces, suceden porque usted está haciendo lo correcto. El diablo no es pasivo y no se quedará de brazos cruzados cuando usted comience a buscar al Señor y su Reino. La pandilla del diablo incitará a todos sus oponentes, usando cualquier razón o método, para atacarlo a usted y buscar su destrucción.
Entonces, un enorme ejército compuesto por los enemigos que rodeaban a Judá comenzó a concentrarse para atacar… de hecho, ya estaban invadiendo el territorio de Judá en En Gedi. Josafat tuvo miedo, y por razones lógicas. Pero en medio de sus problemas, tomó una buena decisión. Inmediatamente comenzó a buscar a Dios y proclamó un ayuno en todo Judá.
Cuando uno se mete en problemas, necesita saber adónde puede recurrir para resolverlos (véase el Salmo 121). Josafat comprendió que la única esperanza que tenía estaba en el Señor. Los problemas pueden aclararnos esa verdad. Cuando sus circunstancias son desesperadas, su única esperanza está en el Señor. Y, ¿sabe qué? También cuando sus circunstancias parezcan estupendas y usted se sienta fuerte, ¡su única esperanza está en el Señor!
Cuando nos sentimos fuertes, a veces no vemos la verdadera fuente de nuestra fuerza y esperanza. Los problemas tienen una manera de despojarnos de nuestra fachada, de nuestro orgullo y de nuestra manera equivocada de ver la vida… ¡pueden aclararnos las cosas en un instante! Es bueno recordar la gracia y las promesas de Dios; cuando llegan los problemas, Él nos recuerda que Él es nuestro libertador.
“1 Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza,
nuestra segura ayuda en momentos de angustia.
2 Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra
y las montañas se hundan en el fondo del mar…
«Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios.
¡Seré exaltado entre las naciones!
¡Seré enaltecido en la tierra!».
11 El Señor de los Ejércitos está con nosotros;
nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Salmo 46).
Lo que sucedió después es que Josafat se presentó ante el pueblo de Judá e hizo una oración de pacto a Dios. Declaró el gobierno de Dios, no sólo sobre Judá, sino sobre toda la tierra.
Declaró que la tierra les fue prometida por Dios como hijos de Abraham … y con respecto a Abraham, dice: «Tu amigo para siempre». Se apoya en la promesa de Dios de librarlos cuando invocaran Su Nombre. Josafat se mantuvo firme en la palabra eterna de Dios y declaró que Dios es un Dios que hace pactos y los cumple. Al Señor le agrada cuando citamos Su Palabra y nos apoyamos en Sus promesas.
El Apóstol Pablo escribió: “la fe viene como resultado de oír el mensaje y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo. (Romanos 10:17). Necesitamos alimentarnos diariamente de la Palabra de Dios, saber lo que dice, cumplirla… necesitamos sentar bases sólidas para CUANDO (no “si”, sino “cuando”) vengan las tormentas y las pruebas.
Conocer la Palabra de Dios nos da fe y confianza en Él; «El que comenzó en vosotros la buena obra, será fiel para terminarla» (ver Filipenses 1.) Josafat se apoyó en las promesas de Dios mientras oraba y reiteró su total dependencia del Señor: «No sabemos qué hacer, pero nuestros ojos están puestos en ti».
Y luego, sólo para enfatizar lo difícil que era esta situación, Esdras, el escritor de las Crónicas, añade: «Judá, con sus pequeños, sus mujeres y sus hijos, se presentaron ante el Señor». Una cosa es cuando uno enfrenta problemas, pero cuando sus seres queridos están en peligro, uno se siente aún más motivado a orar.
La respuesta
Mientras Judá, bajo el liderazgo del rey Josafat, clamaba a Dios, Esdras escribe: «Entonces vino el Espíritu del Señor….». ¡Aleluya! ¿Alguna vez has tenido un problema o una crisis en la que se avecinaba un desastre, pero al buscar al Señor, apareció Su Espíritu Santo? ¡Eso lo hará gritar! Una palabra del Señor en tiempos difíciles es como un manantial de vida en el desierto más árido.
14 Entonces el Espíritu del Señor vino sobre Jahaziel, hijo de Zacarías y descendiente en línea directa de Benaías, Jeyel y Matanías. Este último era un levita de los hijos de Asaf que se encontraba en la asamblea.
15 Y dijo Jahaziel: «Escuchen, habitantes de Judá y de Jerusalén, y escuche también usted, rey Josafat. Así dice el Señor: “No tengan miedo ni se acobarden cuando vean ese gran ejército, porque la batalla no es de ustedes, sino mía. 16 Mañana, cuando ellos suban por la cuesta de Sis, ustedes saldrán contra ellos y los encontrarán junto al arroyo, frente al desierto de Jeruel. 17 Pero ustedes no tendrán que intervenir en esta batalla. Simplemente, quédense quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el Señor les dará. ¡Habitantes de Judá y de Jerusalén, no tengan miedo ni se acobarden! Salgan mañana contra ellos, porque el Señor, estará con ustedes”».
18 Josafat y todos los habitantes de Judá y de Jerusalén se postraron rostro en tierra y adoraron al Señor. 19 Los levitas de los hijos de Coat y de Coré se pusieron de pie para alabar al Señor Dios de Israel a voz en cuello. (2 Crónicas 20: 14-19)
Bajo la unción del Espíritu Santo, Jahaziel habla y dice: «Así dice el Señor: “No temas ni desmayes”». Usted pudiera estar en ese lugar ahora mismo. Muchos son las calamidades que lo rodean, todas las probabilidades están en su contra, las cosas se ven muy mal, el jefe, el médico le dieron malas noticias, las facturas están vencidas, las noticias en la calle son tenebrosas, su nombre está por el suelo, used ha sido herido, está loco, tiene miedo, ha pecado, ha caído, alguien quiere matarlo, su esposa lo dejó, su marido es un tramposo, usted ha sido acusado falsamente, su barco se está hundiendo y los tiburones lo están rodeando … si no hubiera mala suerte, ¡no tendría suerte!
Pero aquí está el mensaje del Señor: ‘No tenga miedo ni desmaye’, porque la batalla no es de usted, sino de Dios. La batalla no le pertenece a usted ni al enemigo, sino al Guerrero Poderoso, al Rey de reyes y Señor de señores, al Conquistador de la muerte y del infierno, al fiel guardián del pacto, al Señor su estandarte, al Señor su escudo, al Señor su sanador, al Señor su justicia, al Señor su redentor, al fuego refinador, al León de Judá, al campeón invicto de todos los pesos pesados del mundo, ¡al Más Grande de todos los tiempos!
En resumen, hermanos y hermanas, ¡estamos en buenas manos! Al pueblo de Judá, el profeta Jahaziel le dijo: «No necesitarás luchar en esta batalla. Pónganse en posición, quédense quietos y vean la salvación del Señor que está con ustedes». La razón por la que no necesitaban luchar es porque la batalla ya estaba ganada. Jahaziel dijo: «Tomen sus posiciones». Sepan dónde están parados… sepan cómo están parados… prepárense. ¿Sabe usted dónde está parado hoy? «¡Sobre Cristo, la Roca sólida, estoy parado, todo otro terreno es arena que se hunde!» (Edward Mote).
La respuesta de Josafat no fue dudar o discutir; no fue apático e indiferente. Josafat se humilló, se inclinó ante el Señor y comenzó a adorar al Señor. No dijo: «Bueno, te alabaré cuando mis ojos lo vean»
Josafat escuchó la Palabra de Dios, la creyó, la consideró hecha en los cielos, ¡y la vio ya cumplida! La respuesta sobrenatural de Josafat fue adorar al Señor; agradecerle y alabarle por adelantado de la manifestación terrenal y el cumplimiento de Su Palabra. Todo el pueblo se inclinó con el Rey; todos fueron humildes ante el Señor y todos adoraron juntos.
Estrategia poco común
El próximo mes hablaremos de la estrategia tan poco usual que el Señor le dio a Josafat, y de la milagrosa victoria que obtuvo. Pero meditemos ahora en buscar y confiar en Dios; posicionarnos en Él para recibir lo que nos ha prometido.
Aquí en CSM, estamos orando por usted y confiando en Dios con usted para Su provisión y paz en su vida, ¡en el nombre de Jesús! Por favor, háganos saber lo que está escuchando de Él y cómo podemos apoyarle. Vea la tarjeta adjunta y visite nuestro sitio web: csmpublishing.org. También puede seguirnos en Facebook en nuestra página oficial Charles Simpson Ministries, en X (Twitter) @CSMinPublishing, o en nuestro canal de YouTube: CSMPublishing.
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En Jesús,
Pastor Stephen Simpson
Presidente