Autor Herbert Miles
La juventud moderna está haciendo algunas preguntas acerca del sexo y la Biblia: (1) ¿Cuál es el punto de vista bíblico sobre las relaciones sexuales premaritales, el abuso y el mal uso del sexo? (2) ¿Qué tiene que decir la Biblia acerca de nuestras actitudes hacia el sexo desde la pubertad hasta el matrimonio? (3) ¿Nos da la Biblia suficiente luz en este problema como para proporcionarnos principios sólidos? (4) 0, como algunos parecen decir, ¿es la materia del sexo algo que no tiene mayor importancia y se debe dejar totalmente al criterio del individuo?
Es imprescindible hacer un examen de las Escrituras a la luz de estas preguntas. Trataremos de examinar (1) las palabras de la Biblia que describen el abuso sexual, (2) el concepto de Jesucristo sobre la naturaleza del pecado en relación con el sexo, (3) el significado bíblico de la palabra «fornicación», (4) algunas exhortaciones morales de la Biblia a la juventud, y (5) el concepto bíblico del conocimiento impartido a través de las relaciones sexuales.
Toda esta discusión debe ser entendida a la luz del plan y el propósito positivo de Dios al crear el sexo, como se ha tratado en los capítulos anteriores.
Palabras de la Biblia que describen el abuso sexual
La Biblia alienta a la juventud a seguir una vida de estricto dominio propio incluyendo en ello el control sexual. En general, las Escrituras enseñan que cualquier persona que tiene relaciones sexuales fuera del matrimonio ha cometido pecado contra Dios y contra el plan de Dios con respecto a la sexualidad humana. Se usan palabras como adulterio, fornicación, inmoralidad, suciedad, licencia y lujuria, para describir pecados sexuales. Para entender el uso bíblico de estas palabras es necesario tener una clara visión de la enseñanza cristiana acerca del sexo.
La palabra «fornicar» (griego porneia) se refiere básicamente a todas las inmoralidades sexuales en general o a relaciones sexuales voluntarias entre una persona no casada y otra persona del sexo opuesto. La palabra fornicación se discutirá en detalle más adelante. La palabra «adulterio» básicamente se refiere a las relaciones sexuales voluntarias entre un hombre o una mujer casados con cualquier otra persona que no sea su legítima esposa o su legítimo marido (Exodo 20: 14; Marcos 10: 19; Romanos 13:9). También se refiere al «entendimiento» a que tal pareja puede llegar. El abuso sexual generalmente se asocia con la palabra «inmundicia» (Romanos 6: 12; 2 Corintios 1: 21; Gálatas 5: 19; Efesios 5: 3; Colosenses 3: 5). La palabra «lascivia» se refiere a la forma de actuar de personas que habitualmente practican la libertad sexual (Gálatas 5: 19).
Algunas listas de pecados en el Nuevo Testamento ponen el abuso sexual al lado de otros pecados como el odio, la idolatría, la envidia, el crimen y la embriaguez (1 Corintios 6:9; Gálatas 5: 19-22). Estos pasajes parecen suponer que la naturaleza del abuso sexual es equivalente a la maldad natural del odio, la embriaguez, la idolatría y el crimen.
Conversación acerca del sexo
Las Escrituras aparecen tan preocupadas por el dominio sexual que se nos previene incluso acerca de la forma apropiada de mantener una conversación acerca del sexo. Pablo urge a los Colosenses: «dejad también vosotros … palabras deshonestas de vuestra boca» (Colosenses 3: 8). Discutiendo la inmoralidad con los cristianos de Efeso, Pablo dice: «Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca» (Efesios 4:29). Evitemos la suciedad, la conversación tonta, o la risa acerca del sexo. Es crudo e innecesario para los cristianos (5:3,4). Cuando converséis acerca del sexo, usad lenguaje digno para la ocasión, que sirva de edificación a los que están escuchando (4: 29). Siempre sé agradecido de la bendición del sexo (5:4). No estaría mal hacer notar que la suposición de que los cristianos nunca deben conversar sobre el sexo es totalmente falsa. Los escritores del Antiguo y del Nuevo Testamento hablan francamente y algunas veces en detalle acerca de las relaciones sexuales humanas, sin embargo lo hacen con dignidad y sin ofender (Proverbios 5: 1-23); Cantares de Salomón; 1 Corintios 7: 1-5).
La naturaleza del pecado
Cuando uno comprende el punto de vista del Nuevo Testamento acerca de la naturaleza básica del pecado, ello ayuda a entender las ideas del Nuevo Testamento acerca de la naturaleza del pecado sexual. Para los fariseos el pecado era un acto externo como comer cierta comida, lavarse impropiamente las manos o el plato y otros ritos formales. Para neutralizar esta enseñanza falsa Jesús describe el pecado como una condición interior en el corazón de una persona. El dijo a la multitud. «Escuchad, y tratad de entender: Lo que daña el alma no es lo que entra por la boca sino los pensamientos malos y las palabras con que éstos se expresan». «Pero el mal hablar brota de la suciedad del corazón y corrompe a la persona que lo emplea. Del corazón salen los malos pensamientos, los asesinatos, los adulterios, las fornicaciones, los robos, las mentiras y los chismes» (Mateo 15: 18,19).
La fuente del pecado, la causa real del pecado, de acuerdo con Jesús, son las actitudes internas, los sentimientos y los motivos de la mente y el corazón. La mente y el corazón son las fuentes cetrales de la vida humana. Nuestros pensamientos, ideas, palabras, actos y actitudes son las corrientes que fluyen de esa fuente central. El pecado es una actitutd de la mente y del corazón que viola el propósito y la voluntad de Dios. Por lo tanto, el pecado sexual es una actitud de la mente y el corazón que viola el propósito y voluntad de Dios en relación con el sexo. Esto se ilustra cuando Jesús dice en el Sermón de la Montaña: «Cualquiera que mira a una mujer y la codicia comete adulterio con ella en el corazón». Por lo tanto, el pecado sexual es una actitud interna y una condición de la mente y el corazón.
Relación de los motivos con los actos
La juventud cristiana moderna necesita desarrollar una apropiada comprensión en relación con las actitudes internas, pensamientos y motivos para poder expresarse en palabras y en actos. Algunas personas parecen implicar que nuestros actos externos son insignificantes y sin importancia. Esta explicación es falsa y peligrosa. Nuestros motivos y pensamientos internos y nuestras palabras y actos externos forman ambos parte de nosotros. Es un pecado el que el hombre desee en su corazón tener relaciones sexuales con la mujer de su vecino. Adquiriría la gravedad si él convirtiese su deseo en una acción real externa, dado que esto implicaría otra persona. Como he dicho anteriormente, estos pensadores modernos que tratan de ignorar el significado de los actos externos están tan fuera de la línea de Jesucristo como los fariseos que trataban de ignorar el significado de los motivos internos. Jesús, al hacer énfasis en los motivos internos estaba tratando de corregir las ideas falsas de los fariseos. El no intentaba enseñar que los actos externos eran insignificantes. Esto se ilustra con su actitud hacia la mujer adúltera. El no sólo perdonó a esta mujer sino que le dijo: «Vete y no peques más» (Juan 8: 11). Por lo tanto, él estaba reprobando el acto externo como malo. .
Hagamos una digresión para llamar la atención a que por cuanto el pecado es una condición externa del corazón, es comprensible que Jesús y los apóstoles constantemente estuvieran proclamando la necesidad del arrepentimiento y el nuevo nacimiento, esto es, un cambio en las actitudes internas y los motivos de la mente y el corazón hacia Dios, Su plan y Su propósito.
¿Discute la Biblia las relaciones sexuales premaritales?
Examinemos la idea de las personas que dicen que la Biblia no discute las relaciones sexuales premaritales y que supone por lo tanto que el cristianismo no tiene fundamento en las Escrituras para objetar las relaciones sexuales premaritales. Por ejemplo, un autor escribe: «El Nuevo Testamento es en algunos aspectos incluso menos provechoso que el Antiguo si uno busca referencia directa a las relaciones sexuales premaritales y consejo específico sobre los problemas consiguientes». 1
Esta clase de interpretación ha proporcionado argumentos a muchas personas que no están familiarizadas con las Escrituras. Es una situación extremadamente discutible y requiere un examen minucioso de todos los hechos a que se refiere.
l. En primer lugar, el argumento descansa en el pretendido silencio de las Escrituras. Esto constituye una pobre interpretación bíblica y constituye una base endeble para una conclusión de tal importancia. Es como decir que como la Biblia no tiene «referencia directa» al robo de aeroplanos o de aparatos de televisión, y «no da consejo específico acerca de los mismos problemas», realmente no hay fundamento bíblico para objetar el robo de aviones y aparatos de televisión.
Durante los días del Nuevo Testamento, como el matrimonio se celebraba poco tiempo después de la pubertad, es obvio que el problema de las relaciones sexuales premaritales no era un problema muy grande como lo es en nuestra cultura avanzada donde un período largo de educación es normal y donde un gran porcentaje de la gente joven entre la edad de quince a veinticinco años, están solteros. Es obvio que el problema de las relaciones sexuales premaritales no era un gran problema como lo es ahora. Por lo tanto, el Nuevo Testamento no tenía mucho que decir acerca de las relaciones sexuales premaritales como del adulterio, dado que la mayor parte de los hebreos adultos estaban casados.
2. La suposición parece ciega ante el hecho de que la actitud bíblica que (1) positivamente, el coito fue creado para el matrimonio y corresponde solamente al matrimonio y (2) negativamente, la Biblia condena toda inmoralidad ya sea en el pensamiento, en la palabra o en obra, ya sea que se trate de un joven o un adulto, soltero o casado. Es una violación de la voluntad de Dios y es característica de las personas que están fuera del reino de Dios.
3. Podemos suponer que el mensaje básico del evangelio acerca del pecado, la salvación y la vida cristiana se aplica tan completamente a la gente soltera desde la pubertad hasta el matrimonio como el adulto casado.
4. ¿Cómo podemos explicar el significado de la palabra «fornicación» (del griego, porneia) que ya definimos anteriormente? Es evidente que el significado de fornicación en el Nuevo Testamento varía en su significado. El diccionario de teología de Baker (1960) define fornicación como sigue: «En su más estricto sentido, la fornicación es la comunión sexual voluntaria entre una persona soltera y otra del sexo opuesto. En sentido amplio porneia significa cohabitación ilegal de una persona con otra casada. En su sentido más amplio porneia significa inmoralidad en general, como cualquier clase de transgresión sexual.» Nótese que la persona soltera está incluída en todos los matices del significado.
El diccionario inglés de Webster define fornicación como «relación sexual humana que no es la de un hombre con su mujer; relación sexual entre una persona casada y una soltera; relación sexual entre personas solteras; relación sexual de una persona soltera llevada a cabo con su consentimiento y no calificada de adulterio «.
Las formas griegas de la palabra fornicación (porneia, porneve, ekpornevo, pornos) aparecen treinta y nueve veces en el Nuevo Testamento. Después de un estudio del contexto de estos pasajes a la luz de las definiciones anteriores, nosotros podemos llegar a la conclusión de que fornicar tiene tres diferentes significados en su uso en el Nuevo Testamento.
l. En algunos pasajes, la fornicación se refiere a todas las inmoralidades sexuales en general (Juan 8:41; Hechos 15:20,29; 21:25; Romanos 1:29, 1 Corintios 5: 1; 6: 13, 18; 2 Corintios 12:21; Efesios 5: 3). Sin embargo es necesario señalar el hecho de que estos pasajes incluyen el concepto de relaciones sexuales voluntarias de una persona soltera con una persona casada o una persona soltera con otra persona soltera. Muchos de estos pasajes incluyen el concepto de prostitución (es decir, una mujer que rinde sus favores sexuales a un hombre a cambio de dihero). Nótese que cuando la fornicación se refiere a la prostitución, no excluye a la persona soltera.
2. En dos pasajes, la palabra fornicación se usa como un sinónimo de la palabra adulterio (Mateo 5:32 y 19:9).
3. En cuatro pasajes las palabras adulterio y fornicación se usan indicando una clara distinción entre las dos palabras (Mateo 15: 19; Marcos 7: 21 ; 1 Corintios 6:9; y Gálatas 5: 19). Como el adulterio solamente incluye la acción de personas casadas, la palabra fornicación vendría a significar (entre otras cosas) relaciones sexuales y otros abusos sexuales entre personas solteras. Esta es una referencia directa de las relaciones premaritales.
4. En dos pasajes la fornicación se refiere a las relaciones sexuales voluntarias entre personas solteras o entre persona soltera y una persona casada. Al discutir si una persona soltera debe casarse o no, Pablo dice a los Corintios, «que cada hombre tenga su propia mujer y que cada mujer tenga su propio marido para evitar caer en pecado (por ejemplo, relaciones sexuales premaritales)» (1 Corintios 7:2). Al discutir la importancia de una vida moral limpia, Pablo escribió a los cristianos de Tesalónica: «Esta es la voluntad de Dios: que seáis santos y puros. Evitad por todos los medios los pecados sexuales (relación sexual premarital); los cristianos deben casarse en santidad y honor, y no en pasión sexual como lo hacen los paganos en su ignorancia de las cosas de Dios»(1 Tesalonicenses 4:3-5). En ambos pasajes Pablo está llamando la atención a las personas solteras acerca de la tentación de la inmoralidad (fornicación). En ambos casos, Pablo aboga por el matrimonio como un antídoto para una vida de soltería inmoral (relaciones sexuales premaritales). En ambos casos, es claro más allá de toda duda, que Pablo estaba objetando especificamente las relaciones sexuales, premaritales. Podemos resumir el uso de la palabra fornicación (porneia) en el Nuevo Testamento como sigue:
l. De treinta y nueve pasajes, treinta y siete de ellos incluyen el concepto de que las relaciones sexuales premaritales son opuestas al plan y a la voluntad de Dios. La única excepción son los dos pasajes que usan fornicación como sinónimo de adulterio.
2. Cuatro pasajes distinguen entre la fornicación y el adulterio en consecuencia, presentan la fornicación (en el sentido de relaciones sexuales premaritales) como algo opuesto al plan y la voluntad de Dios.
3. En dos pasajes Pablo objeta específicamente las relaciones sexuales premaritales y recomienda que las necesidades sexuales normales premaritales deben satisfacerse en el matrimonio. Nótese que este es «un consejo específico» acerca de los problemas de las relaciones sexuales premaritales.
La juventud y el dominio propio
La Biblia es clara en alentar a la gente joven a seguir una vida de estricto control del sexo. En vista de la suposición falsa de que la Biblia no da base para rechazar las relaciones sexuales prematrimoniales, veamos algunos de los pasajes de carácter general que llaman a la juventud al dominio propio. En Proverbios 5: 1-8, los jóvenes solteros son instruidos en palabras fuertes y estrictas para que no expresen su naturaleza sexual a través de relaciones sexuales promiscuas con rameras. En 1 Timoteo 5: 22, Pablo urge al joven Timoteo a «conservarse puro». En 2 Timoteo 2:22, Pablo aconseja a Timoteo a controlar sus turbulentos impulsos sexuales y dar positiva atención a la bondad, a la fe, al amor y a la paz y, a asociarse con los que se acercan a Dios sinceramente y con el corazón puro.
Pablo, al decir a los cristianos de Corinto (1 Corintios 6) que la libertad cristiana no significa licencia sexual, dice que «nuestros cuerpos no están hechos para eso (para los pecados sexuales) sino para el Señor y el Señor desea que nuestros cuerpos estén impregnados de El» (v.13). «Os digo que huyáis de los pecados sexuales … Cuando uno comete este pecado contra su propio cuerpo peca» (v.18). «¿No sabéis que el cuerpo del cristiano es templo del Espíritu Santo que Dios le dio y que el Espíritu Santo lo habita?» (v.19). «Dedique integramente el cuerpo y el espíritu a glorificar a Dios (v.20). Discutiendo la pureza sexual con los tesalonicenses (1 Tesalonicenses 4), Pablo dice que deben vivir como agrada a Dios (v. 1), «pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de la fornicación» (v.3). Porque «no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación» (v. 7).
Previniendo a los cristianos de Efeso acerca de los vicios sexuales, Pablo dice: «Nadie os engañe con palabras vanas porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, participes con ellos … Andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor, y no participéis de las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas» (Efesios 5: 6-11).
El conocimiento impartido en el coito
Finalmente, el uso frecuente de la palabra «conoció» en las Escrituras para describir la experiencia sexual entre marido y mujer es una evidencia más de que el sexo pertenece solamente al matrimonio. La Biblia indica que la relación sexual debe reservarse para el matrimonio porque este es el plan trazado por la Divinidad y el método que se debe usar para iniciar y continuar la unidad en una carne entre marido y mujer. Jesús parte de esta base cuando dice: «Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer; y los dos serán una sola carne» (Marcos 10:7,8). Los hebreos sabiamente usaron la palabra «conoció» al referirse a la primera relación sexual de un matrimonio joven como en el Génesis 4: 1: «Y Adán conoció a Eva su mujer y ella concibió», y 1 Samuel 1: 19, «Elcana conoció a Ana su mujer». Este lenguaje continúa en el Nuevo Testamento (Mateo 1: 25). La palabra griega «conocer» significa «conocer completamente», «conocer por experiencia». Estos pasajes indican que la relación sexual revela una clase especial de conocimiento al hombre acerca de sí mismo y acerca de su mujer. También revela una especial clase de conocimiento a una mujer acerca de sí misma y acerca de su marido. Comunica una información que no puede ser descrita en palabras y que no puede ser recibida en ninguna otra forma. Ernest White describe esto diciendo: «El descubrimiento mutuo de las relaciones sexuales es de una naturaleza que hace al hombre darse cuenta del significado de lo masculino y lo femenino. En las relaciones sexuales uno descubre el significado de su propia existencia sexual a la vez que se descubre la del otro individuo con el que se ha unido». 2
De la misma manera, William Hamilton dice: «en el acto sexual sabemos lo que significa ser un hombre o una mujer, y también ayudamos al otro a descubrir lo que significa ser un hombre o una mujer. Sabemos por primera vez de una manera clara el significado de nuestra sexualidad … Nos conocemos a nosotros mismos corno nunca habíamos conocido a otra persona antes. En este acto de absoluta entrega, nos conocemos totalmente y nos satisfacemos de una forma plena». 3
Las relaciones sexuales comprenden la naturaleza interna y la santidad del yo, la esencia de la personalidad, la realidad total del individuo. La profundidad infinita y el profundo significado de esta experiencia es completamente íntima y verdaderamente sagrada. Esta es la naturaleza de la sexualidad como Dios la creó. No es sorprendente que White escriba: » … el conocimiento que se imparte en las relaciones sexuales no puede ser borrado. Por lo tanto, los individuos que participan en ellas no pueden jamás volver a su estado anterior».4 En consecuencia, es obvio que esta experiencia fue planeada para establecer y promover una relación permanente en el matrimonio, la relación descrita como «una carne». No pertenece a la soltería. No sólo están designadas las relaciones sexuales para establecer la naturaleza de «una carne» en el matrimonio, sino que cada experiencia sexual es símbolo de una relación matrimonial completa, y en consecuencia forma parte del plan divino para sostener y asegurar esta relación. William Hamilton dice acertadamente:
«Cada coito exitoso a través de los años expresa una profunda entrega, la completa preocupación por la otra persona, el deseo absoluto de dar al otro un lugar de primera importancia». Por lo tanto «el matrimonio es la única estructura en nuestra sociedad que puede proporcionar todo el significado que este símbolo particular implica. Solamente en el matrimonio es donde la dependencia mutua, la necesidad absoluta de uno del otro, se obtiene a través del acto sexual». 5
Resumen
Cuando consideramos: (1) las palabras utilizadas, (2) las afirmaciones directas que se hacen y (3) el contexto general de estas palabras y afirmaciones, es necesario concluir que la Biblia con claridad incisiva invita a la gente joven (Y,..a los mayores también) a una vida de dominio propio sin claudicaciones, a una vida de pureza sexual. El punto de vista cristiano firmemente proclama que todas las personas que abusan del sexo han violado la voluntad de Dios (1 Tesalonicenses 4:3), son enemigos de Dios (Gálatas 5: 19-22), se oponen a la dirección del Espíritu Santo (1 Tesalonicenses 5: 23). y tienen las características de las personas que están fuera del reino de Dios (Efesios 5: 5).
1 William Graham Cole. Sex and Love in the Bible. Association Press, pág. 247.
2 Ernest White. Marriage and the Bible. Broadman Press. 1965. pág. 13.
3 WiJliam Hamilton. Christianity and Crisis (28 de octubre de 1957). pág.141.
4 White, págs. 13-14.
5 Hamilton, pág. 142
Apéndice
Doctrina cristiana del ser y moral sexual
La lucha presente entre la nueva moral y la ética cristiana es, en último análisis, una lucha entre el monismo materialista de la cultura secular y el dualismo centrista del Nuevo Testamento, que ve a los hombres como «no materia» y «materia». Las enseñanzas del Nuevo Testamento nos fuerzan a rechazar dos filosofías extremas: el monismo materialista y el monismo idealista (o dualismo subjetivo). Ellas son radicales y estrechas, y constituyen extremismos fanáticos que son directamente opuestos al concepto cristiano porque se basan en medias verdades e ignoran muchas de las realidades.
Cuando los padres de la iglesia posteriores al Nuevo Testamento reaccionaron en contra de la inmoralidad del politeísmo pagano ellos abrazaron un dualismo extremo siguiendo el modelo del griego Platón y del persa Manes. Este dualismo, opuesto al monismo, hace una profunda dicotomia entre la carne y el espíritu y clasifica la carne de mala y el espíritu de bueno. No hay una sola traza de ese dualismo ascético pagano en el pensamiento cristiano en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento. Es imposible calcular el desastre que este dualismo ha traído al desarrollo de las relaciones personales y sociales en la historia humana. Pero el problema real no es el hecho del dualismo sino el tipo extremo de dualismo que introdujeron en el seno de la iglesia los primeros padres. Uno de los propósitos de importancia de la reforma protestante, fue rechazar este dualismo ascético. A partir de la reforma, el protestante evangélico ha continuado su esfuerzo para eliminar el dualismo ascético del pensamiento cristiano. El progreso ha sido efectivo pero lento. Los descubrimientos científicos han ayudado mucho al cristianismo en su rechazo del dualismo ascético.
Desgraciadamente algunos teólogos liberales, descontentos con el progreso que se ha hecho al rechazar el dualismo ascético, han abrazado posiciones seudocientíficas y extremadamente empíricas en sus pensamientos y, haciendo esto, han caído en los brazos del materialismo monista moderno. Este monismo teológico materialista, unido al monismo secular ha causado más daño al progreso personal y social que el causado por el dualismo ascético si es que esto puede ser posible. Este materialismo monista primitivo vestido con el nuevo traje de la teología liberal y de la cultura secular es el padre de la inmoralidad de nuestra generación. Ciertamente muchos de los llamados líderes de la iglesia que están en la franja exterior del pensamiento cristiano deben cargar con gran parte de la responsabilidad por la presente crisis moral.
La única vía posible para llevar el orden al caos moral de nuestros días es volver a la ontología bíblica, y por lo tanto, al concepto personal, social, moral y espiritual que de ello se deriva. Entre otras cosas, esto debe incluir un dualismo de espíritu y materia. Algunos se refieren esto como una unidad orgánica entre los impulsos físicos y la dimensión espiritual de la personalidad humana. Al discutir la naturaleza del hombre W.T. Conner dice que:
«La historia bíblica de la Creación indica que el hombre está compuesto de un elemento material y uno inmaterial … En favor de este punto de vista dicotomista se debe notar que Jesús usó cuerpo y alma para describir la totalidad del ser (Mateo 10: 28). Además usó el alma para denominar el más alto y más hermoso elemento en el hombre (Marcos 8:36), y el libro de la Revelación usa el término alma para describir los mártires sin cuerpo (6:9)».1
Conner nos ha dado una justa descripción de la posición equilibrada de los evangélicos acerca de la naturaleza del humbre. La naturaleza del hombre incluye los elementos no materiales y materiales. Ambos trabajan armoniosamente unidos en esta existencia terrena. Ninguno es malo, pero ambos pueden ser usados para el mal por la voluntad del hombre. En vez del dualismo ascético, la ontología cristiana proclama un dualismo de «cincuenta y uno por ciento» en el que lo inmaterial no puede jamás ser menos del cincuenta y uno por ciento de la realidad y lo material no puede ser más del cuarenta y nueve por ciento de la realidad. Esto da flexibilidad a nuestra comprensión de la naturaleza humana, sin em bargo rechaza firmemente los extremos suicidas. Este dualismo de: «cincuenta y uno por ciento» forma una base sólida para una comprensión realista de la naturaleza y el propósito del sexo en hombres y mujeres.
El dualismo platónico trazó una clara línea divisoria entre la mente y la materia. Los cristianos reaccionaron constantemente contra el dualismo platónico considerando al hombre como una «unidad personal» compuesta de mente y materia o carne y espíritu. Desgraciadamente, algunos liberales materialistas han llevado a esta «unidad personal» a extremos en los cuales es obvio que su «unidad personal» se refiere a una unidad biológica monista.
Cuando el filósofo materialista objeta estas dos realidades diciendo que son racionalmente imposibles nosotros contestamos» ¿ y qué?». Es obvio que esta objeción descansa en la razón, más que en la realidad y en la revelación. El pensamiento cristiano siempre debe usar los procesos de la razón y está agradecido por esta capacidad dada por Dios. Pero la razón no se puede usar jamás como un dios o como una autoridad final. Deben tenerse siempre en cuenta las limitaciones de la razón. La razón, como la ciencia, debe ser siempre el siervo, no el amo. La revelación y las realidades de la vida y de la experiencia humana muchas veces están por sobre la razón. Cuando la razón fracasa, como en este caso, la revelación y la realidad deben tomar el mando. Sin embargo, la razón y la ciencia deben continuar como siervos eficientes para ayudar al hombre a señalar la naturaleza de la realidad. Sólo entonces puede ser cambiada la crisis sexual y moral de nuestro tiempo.
1 W.T. Conner, A System of Christian Doctrine, Baptist Sunday School Board, 1924, págs. 301·302.
©1973. Logoi Inc .. Miami. Florida. EE. UU.
Titulo del original inglés: Sexual Understanding Before Marriage. Copyright © 1971 by Zondervan Publishing House, Es propiedad. Reservados todos los derechos Prohibida la reproducción total o parcial.
Reproducido de la Revista Vino Nuevo Vol 2 Nº 12 abril 1979