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Por Don Basham
Hasta noviembre de 1978 cuando 914 cuerpos fueron encontrados esparcidos alrededor del cadáver de un demente marxista, seudoreligioso llamado Jim Jones, en un lugar de Jorrestown, Guyana, muy pocas personas estaban interesadas con el tema de las sectas. Las cosas han cambiado ahora.
Vivimos en un tiempo que políticamente se ha identificado como la era «post-Watergate». En el campo de la religión, debemos reconocer el comienzo de una nueva era que podríamos llamar la era «post-Jonestown».
En vez de hacer un análisis póstumo de la masacre de Jonestown, quiero que consideremos cuáles son las nuevas responsabilidades que nos confrontan ahora como cristianos comprometidos al Señor Jesucristo y unos con otros en un clima espiritual que ha sido alterado permanentemente por la tragedia de Jonestown.
En este artículo haremos lo siguiente:
1) Examinar los problemas inherentes en la definición de lo que constituye una secta, particularmente dentro del clima social y espiritual en el que vivimos -que es aparentemente propicio a la propagación de las sectas.
2) Contrastar las comunidades genuinamente cristianas con sectas, haciendo primero una lista de factores que son comunes a ambas, para luego explicar con claridad las profundas diferencias entre las dos.
3) Examinar lo que dicen las Escrituras con respecto al liderazgo de las sectas.
4) Y finalmente, dar consejo y amonestación clara para evitar cualquier tendencia que conduzca hacia el sectarismo, sin debilitar nuestros esfuerzos para abrazar los propósitos presentes de Dios en el establecimiento de Su gobierno entre Su pueblo en la tierra.
- El Problema con las Definiciones
La definición de la palabra «secta» es muy fácil de obtener en un diccionario. El origen es latín y significa simplemente «la reunión de personas que siguen la misma doctrina». Una segunda definición más reciente es la siguiente: «Enseñanza, grupo o movimiento que se aparta de la ortodoxia reclamando representar la verdadera fe».
Esta segunda definición nos alerta inmediatamente a un potencial de complicaciones. Para comenzar, ¿qué representa «apartarse· de la ortodoxia»? ¿Quién tiene el derecho de definir lo que es ortodoxo o de decidir qué es la «verdadera fe»? Según esta definición y desde el punto de vista tradicional judío, ¡el cristianismo comenzó como una secta!
No sería simplificar demasiado el problema si dijésemos que esta definición abre la puerta para que cualquier persona o grupo que asuma autoridad, posea un conocimiento superior, o reclame tener una mayoría numérica, denuncie como «secta» a cualquier otro grupo que tenga puntos de vista o prácticas diferentes a la suya.
Para complicar el asunto aún más, el término «secta», que antes de Jonestown se había circunscrito dentro de un contexto religioso, es ahora usado por muchos escritores y comentaristas no religiosos para catalogar a cualquier grupo muy unido de personas comprometidas a una causa común. Las implicaciones funestas que se asocian ahora a esta palabra determinan que un grupo así podría, en cualquier momento, volverse contra sí mismo para cometer un suicidio en masa.
Desde los acontecimientos de Jonestown, varios grupos de verdaderos cristianos que anteriormente habían recibido solo ligeras críticas por sus creencias y prácticas han sido de repente el blanco de epítetos y de la clasificación de «sectas». Los miembros de una floreciente iglesia carismática (cuyo énfasis sobre un compromiso de pacto había provocado la envidia entre otras iglesias menos exitosas en la ciudad) llegaron un domingo por la mañana y encontraron estas palabras pintadas con enormes letras en una pared del santuario: «¡ESTA ES UNA SECTA!»
No hay una definición adecuada de la palabra, por eso es usada o abusada por los críticos de cualquier iglesia o grupo. Como dijera recientemente el Fiscal Superior de la Administración de Justicia de los Estados Unidos, el Sr. Griffin Bell, delante de una concurrencia en Los Ángeles: «Yo no sé lo que es una secta. Yo soy miembro de una iglesia bautista. Supongo que estoy dentro de una secta».
Esto significa que dentro de nuestra sociedad, lo que constituye una secta depende de las normas del grupo que la juzga. Por ejemplo, miles de parejas en América viven juntos sin haberse comprometido en matrimonio. Si vivir juntos sin casarse se convierte en la norma en nuestra sociedad, entonces aquellos que crean en el matrimonio pudieran ser considerados como una secta. Si la inmoralidad y la deshonestidad se convirtieran en la norma de una nación, entonces las personas morales y honestas se convertirían en «miembros de una secta».
- Semejanzas y contrastes entre Verdaderas Comunidades Cristianas y Sectas
No debiera sorprendernos encontrar muchas semejanzas entre una comunidad verdaderamente cristiana y una secta. Después de todo, una falsificación, para que sea efectiva, debe tener un parecido muy cercano a lo real, y eso hace que la tarea de discernir entre lo real de lo falso sea muy difícil. Las Escrituras nos dicen que «Satanás se disfraza como ángel de luz» (2 Cor. 11: 14) y Jesucristo mismo nos advierte que los cristos falsos y los profetas falsos se parecerán tanto a los verdaderos líderes espirituales «para engañar, de ser posible, aun a los escogidos» (Mat. 24:24).
¿De qué otra manera más efectiva podría oponerse Satanás o frustrar la obra de edificación del verdadero reino de Dios en la tierra, que inundando a la sociedad con toda clase de profetas falsos, sectas, y grupos seudo-cristianos, que de muchas maneras se asemejan a las iglesias y comunidades que caminan de acuerdo con los propósitos de Dios?
¡Esta es la estrategia satánica! Su intención se habrá realizado si la gente al rechazar lo falso, rechaza también lo verdadero debido a su parecido con lo otro.
¿Cuáles son entonces las similitudes entre lo auténtico y lo falso?
1) Ambas, las comunidades cristianas comprometidas y las sectas requieren de liderazgo humano fuerte.
2) Ambas enfatizan la necesidad de un compromiso fuerte y de lealtad al liderazgo.
3) Ambas creen en un compromiso serio con el grupo y con sus propósitos y metas.
4) Ambas comparten cierto punto de vista apocalíptico de la actual situación mundial. «El viejo orden se derrumba -un nuevo orden está emergiendo».
5) Ambas trabajan para establecer una alternativa en el estilo de vida con valores significativamente diferentes a los de la sociedad actual.
Sin embargo, es igualmente importante saber distinguir las diferencias.
1) Si bien las comunidades cristianas y las sectas por igual abogan por un liderazgo fuerte, los cristianos dejan bien claro que el pastor sólo tiene autoridad espiritual delegada; la autoridad final es del Señor Jesucristo y a El solo ha de adorarse. En la otra instancia, sectas como los «Moonies» o «El Templo del Pueblo» toleran o alientan la deificación de sus líderes. Los seguidores del reverendo Sun Myung Moon insisten que él es «la segunda venida de Cristo», y Jim Jones abiertamente decía ser Dios.
La determinación de los líderes de las sectas de colocarse en el lugar de Dios como el primer objeto de devoción, marca claramente su procedencia satánica, ya que uno de los rasgos peculiares de Satanás es su ambición de usurpar el lugar de Dios: «Levantaré mi trono … ¡Seré semejante al Altísimo!» (Is. 14:12-14).
2) Ambas se adhieren a un «cuerpo de verdad»; las comunidades cristianas genuinas mantienen que las Escrituras son la autoridad final; las sectas son antibíblicas o se apegan a revelaciones extrabíblicas, haciéndolas igual o superior a la verdad de las Escrituras.
3) Si bien ambas enfatizan la necesidad de compromiso y disciplina, los cristianos verdaderos manifiestan el mismo interés de Cristo por el bienestar espiritual y físico de las familias a su cuidado, mientras que el liderazgo de las sectas explotan a su gente exigiéndoles sacrificios radicales e imponiéndoles privaciones personales.
4) Las comunidades cristianas reconocen a las autoridades civiles y cooperan con ellas, mientras que las sectas por lo general consideran al gobierno civil como una amenaza maligna y a menudo caminan fuera de la ley.
5) Las comunidades cristianas enfatizan la necesidad de la lealtad y de un compromiso de pacto de parte de sus miembros; y la supervisión en la comunidad se basa únicamente en la persuasión moral y espiritual sin coerción. Las sectas por otra parte, luchan por mantener el control físico de sus miembros, apelando a menudo a la fuerza física, al secuestro y hasta al asesinato para impedir que sus miembros les abandonen.
III. Ejemplos Bíblicos de Profetas falsos y Sectas
No necesitamos una revelación especial de Dios para damos cuenta que los problemas básicos del hombre no cambian. El deseo del hombre de manejar sus propios asuntos es tan poderoso en esta fecha como lo fue en el día que Adán y Eva comieron del fruto prohibido. El poder de atracción de las sectas y de los profetas falsos que las dirigen, emana de la misma inspiración satánica que hizo que Adán y Eva rechazaran la voluntad revelada de Dios. Cuando hay personas religiosas que quieren mejorar la manera en que Dios hace las cosas, el resultado es por lo general una secta.
En las Escrituras abundan las descripciones y las advertencias contra los falsos apóstoles, profetas y maestros y los juicios que inevitablemente vienen sobre ellos y sus seguidores. Los siguientes son unos pocos ejemplos:
1) Jesús hace una advertencia contra los profetas falsos (Mat. 7: 13-23).
2) Pablo contra los apóstoles falsos (2 Cor. 11 : 12-13).
3) Pedro contra los maestros falsos (2 Pedo 2: 1-22).
4) Pablo contra los pastores falsos (Hech. 20:29,30).
«El que tiene autoridad debe estar bajo autoridad».
Tal vez debiéramos notar aquí que además de las sectas que son abiertamente anticristianas, como la de Jim Jones y su Templo del Pueblo (el mismo Jones fue un atormentado, degenerado moral y marxista que blasfemó contra Jesucristo y profesó ser Dios); hay otras sectas que deben ser reconocidas como semi o cuasi-cristianas. Es decir, tienen algunas raíces en el cristianismo tradicional y mantienen algunas convicciones básicas del cristianismo además de sus muchas herejías.
La Iglesia de Unificación del Reverendo Sun Moon y el Cuerpo de Cristo (conocida anteriormente como Los Hijos de Dios Manifestados, dirigida por el Re. Sam Fife) son ejemplos de sectas que tuvieron comienzos cristianos. Cuando crecieron en influencia, se desviaron radicalmente del cristianismo histórico para seguir muchas revelaciones y prácticas antibíblicas.
Las Escrituras nos ofrecen un cuadro clásico del amanecer y del ocaso de una secta cuando describe el ministerio de un hombre que comenzó como un verdadero profeta de Dios, pero que cayó en el error y la perversión, llevando a 24.000 de sus seguidores israelitas a la tragedia y a la muerte. Su nombre es Balaam y su historia trágica está narrada en Números 22, 23 y 24.
Balaam es el profeta de Dios a quien Balac, rey de Moab, intenta sobornar para que maldiga al pueblo de Israel. Impulsado por el orgullo y por el deseo de riquezas, Balaam desatiende la dirección clara de Dios de no ir – «No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es» (Núm. 22:12) – y se une a Balac.
En mi libro Profetas Verdaderos y Falsos he cubierto este tema y la siguiente es una cita directa: Los incidentes que siguen (a la desobediencia de Balaam de unirse a Balac) son profundamente absurdos. Cada vez que Balac dice, «Ven y maldice a Israel desde este lugar,» Balaam abre su boca y los bendice, y termina profetizando la venida del Mesías.
«Lo veré, mas no ahora; lo miraré, mas no de cerca; Saldrá Estrella de Jacob, Y se levantará cetro de Israel… De Jacob saldrá el dominador … » (Núm. 24:17,19).
Eso hace que Balac se enoje: «Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí los has bendecido ya tres veces. Ahora huye a tu lugar; yo dije que te honraría, mas he aquí que Jehová te ha privado de honra» (Núm. 24:10,11).
Si bien es cierto que la rebelión de Balaam no impide que tenga que bendecir a Israel, esta lo conduce a su propia muerte y a los israelitas a una verdadera tragedia, pues más adelante prestan atención a su falso consejo y se unen a la adoración de Baal. Las Escrituras testifican solemnemente que 24.000 murieron porque siguieron el consejo de Balaam. El mismo Balaam muere juntamente con los reyes de Madián (Núm. 25: 1-9; 31:16;31:8).
Siglos después, los líderes de la iglesia del Nuevo Testamento advierten contra los profetas y maestros falsos, » … abandonando el camino recto se han extraviado, siguiendo el camino de Balaam, el hijo de Beor, quien amó el pago de la iniquidad, pero fue reprendido por su transgresión, pues una bestia de carga muda, hablando con voz humana, reprimió la locura del profeta» (2 Pedo 2:15,16).
«¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y por lucro se han lanzado al error de Balaam… «(Judas 11).
El libro de Apocalipsis describe el pecado de Balaam con mayor claridad aún. Jesús dice a la iglesia en Pérgamo, «Pero tengo contra ti unas pocas cosas, porque tienes ahí a algunos que siguen la doctrina de Balaam, quien enseñaba a Balac a poner una piedra de tropiezo delante de los hijos de Israel, a comer cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer actos de inmoralidad» (Apoc. 2: 14).
¿Cuál es el cuadro final de Balaam? Fue un profeta falso: un hombre que habló los mensajes verdaderos y exaltados de Dios, y hasta profetizó la venida del Señor Jesucristo, pero su vida estaba dominada por la rebelión y la ambición.
Muchos se harán esta pregunta: «¿Cómo es posible que un hombre rebelde y sensual sirva de instrumento para un ministerio milagroso y para comunicar el mensaje de Dios?» Pues, Balaam fue un hombre tal. Más aún, hay hombres así en nuestros días que devoran a la iglesia.
Si bien la Biblia no describe con lujo de detalle el involucramiento de Balaam y su influencia profética con los israelitas como lo hace en su relación con Balac y los líderes de Moab y Madián, sin embargo, provee la suficiente información para confirmar su insensatez.
Poco tiempo después de su última profecía (vea Núm. 24: 15-25), llevó a un gran número de israelitas a la apostasía y a la adoración de Baal y les indujo a «comer cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer actos de inmoralidad» (Apoc. 2: 14).
Como resultado, Dios mandó a Moisés que matara a los líderes israelitas de esta seducción y envió una plaga que destruyó a todos los culpables. Balaam fue muerto más tarde en la guerra de Israel contra Madián.
Fue un profeta de Dios que pervirtió su ministerio por la ambición y el egoísmo de su corazón y persuadió a 24.000 israelitas para que abandonaran su fe y se convirtieran a una secta de adoradores de Baal que estaba destinada a la destrucción.
- Advertencia para los cristianos
Es un hecho espiritual de la vida que cada vez que Dios se mueve para cumplir con una porción de Su voluntad en la tierra, Satanás está a mano con una falsificación como alternativa. Dios envió a Su único Hijo como el Cristo, el diablo produce e inspira a muchos falsos cristos. Aún en el comienzo, en el incomparable huerto del Edén, la serpiente estaba cerca para seducir a Adán y a Eva para que rechazaran los caminos de Dios y aceptaran su propio plan pervertido.
La mayoría de nosotros que conocemos de cerca la renovación carismática, nos damos cuenta que, si bien Dios continúa derramando Su Espíritu en la tierra, Satanás sigue muy ocupado promoviendo su propio y falso pentecostés de ocultismo y drogadicción. Dios quiere juntar a Su pueblo en comunidades comprometidas en un pacto y Satanás se mueve paralelamente con una proliferación de sectas. Debido a la intensidad del esfuerzo de Satanás, todos nosotros tenemos que luchar contra cualquier vulnerabilidad al engaño y a la tentación de caer en actitudes y prácticas con sabor a secta.
En esta parte final del artículo, queremos ayudar a nuestros lectores para que estén alertas a algunas de esas mismas tentaciones y peligros y a la vez dar consejo para evitar caer en ellos. Las siguientes son algunas de las características más comunes en las sectas:
- Toda secta tiene como cabeza a un líder fuerte que no responde a ninguno otro por sus acciones; no reconoce a ninguna autoridad humana delegado sobre él.
Los cristianos jamás debieran someterse a la autoridad espiritual de ningún pastor o líder que no tenga solidez. «Nunca se sujete a un hombre que no esté sujeto». Ningún líder humano es tan sabio o maduro para que esté inmune a caer en el error o el engaño. Todo maestro necesita ser enseñado; todo pastor necesita un pastor. El que tiene autoridad debe estar bajo autoridad.
La mayoría de las tragedias que se presentan en las sectas pudieron haberse evitado si sus líderes hubiesen sido lo suficientemente humildes para recibir de otros líderes más maduros la dirección y la corrección que necesitaban desesperadamente.
- Los líderes de las sectas ejercen una dominación áspera sobre sus seguidores y los someten a formas extremas de servicio y de privación personal.
Los cristianos que se formen en grupos comprometidos deben recordar que una de las prioridades más altas es brindar cuidado y afecto pastoral. Un grupo así existe no para privar a sus miembros, sino para alimentarlos y suplir sus necesidades para que puedan funcionar como individuos saludables y maduros dentro de la familia espiritual. Pedro da consejo específico a los pastores en este punto:
Por tanto, exhorto a los ancianos entre vosotros, como ancianos yo también y testigo de los padecimientos de Cristo, y también participante de la gloria que ha de ser revelada, pastoread el rebaño de Dios entre vosotros, no por obligación, sino voluntariamente, conforme a la voluntad de Dios; y no por sórdidas ganancias, sino con sincero deseo; tampoco teniendo señorío sobre los que han sido puestos bajo vuestro cuidado, sino demostrando ser ejemplos del rebaño. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, recibiréis la inmarcesible corona de gloria (1 Ped. S: 1-4).
- Las sectas tienden a aislarse geográficamente.
Es obvio que cuando Dios nos junte en relaciones de compromiso, se nos identifique como a personas que pasamos mucho tiempo juntos. Si hemos de participar en la vida de la comunidad cristiana, necesariamente habrá un acercamiento físico.
Sin embargo, hay un peligro muy claro en el exclusivismo y la autonomía. Esta mentalidad es la que impulsa a escapar a la jungla o a aislarse del resto del mundo. Las Escrituras nos dicen que debemos estar en el mundo, aunque no ser del mundo. Ciertamente necesitamos una identidad fuerte y una visibilidad particular como pueblo de Dios, pero debemos usarlas como testimonio redentivo en la comunidad. Convertirse en un separatista o exclusivista es invitar al engaño y a la sospecha. Como cristianos debemos determinar tener comunión con todo el Cuerpo de Cristo.
- Las sectas tienden a rechazar la autoridad de las Escrituras y las doctrinas básicas de la fe cristiana como la divinidad de Cristo, la cruz y la expiación por la sangre.
Mientras nos esforzamos en nuestro crecimiento hacia la madurez espiritual y en caminar en la «verdad presente» (aplicando la verdad de Dios en una forma relevante a la vida de hoy), debemos cuidarnos de cualquier revelación extrabíblica. La revelación bíblica e histórica, son fuertes anclas que ayudan para no caer en el error y en el subjetivismo sectario. El Espíritu y la Palabra de Dios concuerdan.
Si dependemos de las Escrituras como nuestra autoridad final, tendremos una defensa superior a cualquiera otra. Las sectas que rechazan o que diluyen la autoridad de las Escrituras casi siempre se abren para recibir «revelaciones sobrenaturales» adicionales de naturaleza satánica. Por lo tanto, cualquier revelación o verdad bíblica que un grupo así pudo tener en el comienzo, se vuelve cada vez más mezclada y diluida por un más alto porcentaje de error hasta que la verdad se pierde totalmente en una plétora de revelación demoníaca y subjetiva.
- La enseñanza en las sectas tiende a rechazar o sospechar de toda otra autoridad que la suya y promueve la paranoia entre sus seguidores que «todos los demás son enemigos».
Un cristiano saludable reconoce que aún la autoridad secular debe ser respetada pues sirve a los propósitos de Dios.
- Tarde o temprano, las sectas tienden a abandonar la moralidad básica cristiana y a aceptar varias formas de perversión sexual o explotación entre sus miembros para servir las metas del grupo.
Las mujeres jóvenes en el movimiento de Los Niños de Dios, son alentadas a vender sus favores sexuales para hacer dinero para el grupo. Jim Jones era un conocido pervertido sexual que demandaba prácticas de perversión de sus seguidores y después exigía confesiones firmadas para fortalecer su dominio sobre ellos mediante amenazas de descubrirlos. El mismo hecho que Dios pusiera al sexo dentro del pacto en el matrimonio es razón suficiente para que Satanás urda una infinidad de formas para degradar y pervertir el santo don de Dios.
En resumen, debemos mantenernos alertas para que nuestras actitudes y prácticas no nos conduzcan al sectarismo. Las sectas son la falsificación de satanás diseñadas para engañar o desacreditar al pueblo comprometido de Dios. Si logramos reconocer y evitar estas trampas sectarias y mantenemos la integridad de nuestro caminar cristiano, seremos llevados cada día más dentro de las ricas bendiciones y la justa madurez que Dios ha destinado para Su pueblo del pacto aquí en la tierra.
Reproducido de la Revista Vino Nuevo Vol. 3 Nº 10- diciembre 1980