¡La tierra está gimiendo!
Autor Felipe Herrera
Esta mañana, 29-8-16, hora 7 am; mientras estaba sentado frente a la televisión, se sintió un fuerte golpe que estremeció momentáneamente la vivienda y se escuchó un sonido. Era el paso de una onda sísmica bajo la tierra la cual produjo un temblor, una sacudida muy rápida. En el noticiero que miraba, al instante dijeron: “está temblando”. No me alarmó el hecho de saber y sentir que estuviera templando, sino el hecho de que no nos demos cuenta de lo que está sucediendo, lo cual está escrito y profetizado en la palabra de Dios.
Una explicación científica.
De acuerdo al planteamiento basado en la ciencia, el Planeta Tierra cuenta con una capa externa de rocas, la cual se conoce como la “Corteza Terrestre”. Esta corteza no es uniforme, sino que está a su vez formada por placas rocosas que reciben el nombre de “Placas Tectónicas”. Debido a que las placas tectónicas flotan en el manto basáltico de la tierra, estas placas se mueven. La presión, fricción, choque o superposición entre las Placas Tectónicas libera bruscamente una inmensa cantidad de energía elástica en el interior y superficie de la tierra en forma de ondas sísmicas o de vibración, las cuales hacen que se produzcan los temblores de la tierra. Y, dependiendo de la cantidad de energía que sea liberada, estos movimientos de la tierra pueden llegar a convertirse en terremotos o sismos. Sin embargo es conveniente saber qué nos dice la Biblia sobre los temblores de la tierra ¿Son éstos tan sólo un proceso de la dinámica normal de la tierra o hay algo más que saber de ellos?
Una visión espiritual.
El Salmo 82:5 al respecto dice que la gente en general, “No saben, no entienden, Andan en tinieblas; Tiemblan todos los cimientos de la tierra.” Como principio da a entender que hay un oscuro desconocimiento respecto de los Temblores de Tierra y que hay más que simple roce entre Placas Tectónicas o hay más que un simple proceso Físico detrás de esos movimientos de la Tierra, los cuales hay que observar y tener muy en cuenta. Por eso veremos algunos versos de la Biblia que nos aclaran las verdades sobre los Temblores desde el punto de vista Espiritual 0, de la Palabra de Dios.
Conviene recordar que la Biblia nos dice que en el día sexto de la creación, Jehová Dios vio todo lo que había hecho, y que todo era bueno en gran manera (Génesis 1:31). Esto, claro está, incluía a la Tierra como tal. Sin embargo, al pecar Adán y Eva en el huerto del Edén (Génesis 3:6), una de las consecuencias de su pecado fue que Dios maldijo la tierra: “Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.” (Génesis 3:17). A partir de ese momento la condición original de la tierra ya no fue la misma. Esa maldición que vino sobre la tierra a causa de Adán sigue siendo evidente hasta nuestros días, con áreas desérticas, tierras de escasa o nula fertilidad y productividad, climas que amenazan la vida humana y animal; todo esto sumado a la avaricia del hombre quien la sigue destruyendo para enriquecerse monetariamente, lo cual intensifica las catástrofes en el planeta; porque de Dios se escribe que “El convierte los ríos en desierto, Y los manantiales de las aguas en sequedales; La Tierra fructífera en estéril, Por la maldad de los que la habitan” (Salmos 107:33-34), “Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo” (Génesis 3:18), (“Se apresura a ser rico el avaro, Y no sabe que le ha de venir pobreza” (Proverbios 28:22).
Por eso, las Escrituras nos dicen que aun la creación misma fue sujetada por Dios a vanidad y corrupción. En la carta a los Romanos lo dice, “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Romanos 8:18-21).
Toda la creación de Dios al igual que nosotros desea que Cristo Jesús la transforme porque el pecado y la destrucción a nivel mundial se tornan cada vez más fuertes y agobiantes, “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora (Romanos 8:22). Nosotros también estamos gimiendo a veces muy silenciosamente por lo que se dice de nosotros: “y no sólo ella (la creación), sino que también nosotros mismos (los hijos de Dios), que tenemos las primicias del Espíritu (su Sello), nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo (Romanos 8:23), – y la transformación de la Tierra.
Lo paradójico que todo esto es que aun los científicos están anunciando que el Planeta Tierra es un ente vivo, y que éste cada vez más está reaccionando a través de desastres naturales, como un gesto de dolor, ante la destrucción que el hombre le produce. La Tierra y lo que en ella habita está gimiendo y agonizando. No obstante, las Sagradas Escrituras nos enseñan con más profundidad que cualquier estudio científico, cómo se producen los terremotos y por qué se producen los temblores.
Hablando del Dios creador dice que solamente a él se le debe dar el reconocimiento de toda la creación, por lo creado e incluso la misma creación lo hace, “Sea la gloria de Jehová para siempre; Alégrese Jehová en sus obras. El mira a la tierra, y ella tiembla; Toca los montes, y humean”, (Salmo 104:31-32). Con sólo que Dios vuelva su rostro hacia la tierra y la observe ésta “Tiembla”, puesto que observa la maldad de la gente y a la destrucción a que es sometida. Solamente basta pensar en la contaminación a nivel mundial para que podamos entender qué es lo que Dios está observando de la Tierra, su creación y el trato que le estamos dando, qué es lo que estamos haciendo de aquello que él dijo que era bueno. La frecuencia de los temblores hace pensar qué tan pendiente está Dios de su creación o con cuanta frecuencia vuelve su mirada hacia ella. Dice que con sólo que toque los montes estos humean, lo cual también produce vibraciones de la tierra.
Nuevamente al respecto se expresa: “Oh Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste; Te has airado; ¡vuélvete a nosotros! Hiciste temblar la tierra, la has hendido; Sana sus roturas, porque titubea. Has hecho ver a tu pueblo cosas duras; Nos hiciste beber vino de aturdimiento” (Salmo 60:1-3). Vemos cómo el Salmo 60 empieza con un ruego ante Dios, en el cual se reconoce que las calamidades se debían a que Dios los había desechado, ya no contaban con su respaldo; y hasta la tierra se encontraba hendida (abierta, rajada) a causa del temblor de tierra que Jehová había permitido, no dejando de lado que menciona lo aturdimientos humanos resultantes de la conmoción emocional que causan los temblores de tierra.
Las Pruebas del gemido de la Tierra.
Incluso, nuestro Señor Jesucristo nos instruyó en su Palabra, hablando de este tiempo, que los temblores de tierra son parte de las señales de los últimos tiempos. Éstos están incluidos en el principio de dolores antes del arrebatamiento de la Iglesia y el inicio de la tribulación, “Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores” (Mateo 24:1-8). Cabe mencionar que las señales como los terremotos no sólo han servido para anunciar acontecimientos profetizados en las Escrituras, sino también para que la gente crea que Jesús es el Hijo de Dios y es Dios quien está a cargo y tiene el control de todo lo que sucede en su creación.
Por eso, basta con observar el mapa mundial en el cual registran a nivel de todos los países los temblores de la Tierra, no se puede más que notar que ésta está gimiendo, toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora esperando su completa redención. Los volcanes están despertando, erupciones se están reportando por el mundo entero.
Aún hay Esperanza de ser libres. Un hecho alentador y que contiene esperanza para todos los hijos de Dios que estamos gimiendo con la Tierra, es cuando Pablo y Silas estaban presos en Filipos, Dios también usó un fuertísimo terremoto, “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron” (Hechos 16:25-26), suceso que Dios hizo primeramente para libertar a Pablo y a Silas a fin de que el carcelero y su familia creyesen en Jesús (Hechos 16:27-34). De igual forma, en la actualidad Dios sigue permitiendo eventualidades como los terremotos para que aun la gente incrédula pueda ver que Dios y Su Palabra son reales.
Por eso, la señal de los movimientos de tierra que se producen, traen consigo, más que liberación de la energía acumulada en las placas tectónicas, la finalidad de manifestar que el creador de la Tierra quiere traer completa libertad al alma humana. Ese es el clamor de la Tierra: “LIBERTAD”.
Felipe Nery Herrera Lemus, es Ingeniero Civil, con más de 12 años de ser cristiano. Es miembro activo de una Iglesia local en Chalchuapa, Santa Ana, El Salvador, donde vive con su esposa y sus tres hijos.