Autor Stephen Simpson
¿Dónde va usted cuando la tierra tiembla y los volcanes hacen erupción?
El padre de mi madre, mi abuelo, era doctor en medicina y geólogo. Él prefería que lo conocieran como un “coleccionista de piedras”, y disfrutaba viajar por todo el país buscando y estudiando minerales y gemas diversas. Pero si una piedra vieja y fea estaba relacionada con alguna historia interesante, él le consideraba como si fuera un tesoro semejante a un diamante. Cuando yo era un niño, él solía llevarme en viajes a lo largo y ancho del sur de los Estados Unidos en busca de piedras originales. Él también me enseñó acerca de acontecimientos sísmicos como terremotos y erupciones volcánicas.
Aunque no soy un científico, he seguido interesado en las ciencias naturales a través de mi vida adulta. En estos últimos años, he disfrutado de la lectura de los excelentes y fascinantes libros del escritor Simón Winchester, incluyendo Krakatoa y Una grieta en el borde del mundo, que narra los profundos efectos de acontecimientos sísmicos en la cultura y la historia universal.
De manera que, cuando sentimos que el Espíritu Santo nos mostraba que INQUEBRANTABLE sería el tema para la Convención de Pastores y Líderes de Charles Simpson Ministries, del 11 al 13 de mayo, en Gatlinburg, Mississippi, el tema resonó fuertemente conmigo. Como es de suponer, dos de mis versículos favoritos se ocupan de este tema. Hebreos dice que Dios va a sacudir una vez más la tierra y el cielo.
“En aquella ocasión, la voz de Dios sacudió la tierra, pero ahora ha prometido: «Una vez más sacudiré no sólo la tierra, sino también el cielo.» Y esta frase, «Una vez más», significa que las cosas movibles, es decir, las cosas hechas, serán removidas para que permanezcan las inconmovibles. Así que nosotros, que hemos recibido un reino inconmovible, debemos ser agradecidos y, con esa misma gratitud, servir a Dios y agradarle con temor y reverencia. Porque nuestro Dios es un fuego que todo lo consume” (Hebreos 12:26-28).
Esta palabra puede causar miedo de no ser por la promesa de que estamos recibiendo un reino inconmovible, que resistirá todas las sacudidas que vienen. Me recuerda la palabra de Dios al salmista: “Los que confían en el Señor son semejantes al monte Sion, que jamás se mueve, que siempre está en su lugar. Son también semejantes a Jerusalén que está rodeada de montes: ¡la protección del Señor rodea a su pueblo desde ahora y para siempre!” (Salmo 125:1-2).
Nuestra esperanza no se basa en que nunca seremos sacudidos; sino en que “Hay un lugar do quiero estar muy cerca de mi redentor. Allí podré yo descansar al fiel amparo de su amor”.2
Hasta ahora, 2016 han demostrado ser un año tumultuoso. Hasta los observadores casuales creen que habrá más sacudidas en el futuro. Cuando éstas ocurran, nuestra tendencia natural es clamar a Dios pidiéndole que las detenga. ¡Sin embargo, podemos darnos cuenta de que él mismo es quien está causando las sacudidas! Eso nos puede asustar, frustrar, o incluso enojar hasta que entendemos que él está en verdad trabajando de esa manera para revelar “lo que es inconmovible.”
En última instancia, el Señor es quien nos revela la realidad. A veces, la realidad puede verse fea. Sin embargo, él nos acerca más a su corazón y ahí podemos permanecer firmes “al amparo de su amor.” Ahí él “alegrará a los afligidos; pondrá una diadema en lugar de ceniza, un manto de alegría en lugar de un espíritu angustiado” (lea Isaías 61:3).
La esperanza no se arraiga en la fantasía, sino en la realidad inconmovible del amor de pacto de Dios y su inquebrantable propósito para su reino.
He oído a mi padre decir: “Está bien no saber, pero no el no saber que no sabe. Si usted piensa que sabe lo que no sabe, eso es lo mete en problemas.”
Las sacudidas traen revelación, si nuestra visión está arraigada en la Palabra y nuestros ojos fijos en Jesús. Nuestra consideración de él, nos da poder en el Espíritu Santo para correr la carrera que está puesta delante de nosotros, sin importar los obstáculos o las líneas temblorosas del juego que están por delante. Como dijo él, las tormentas vendrán, así que edifiquemos sobre la Roca de la verdad y no sobre la arena movediza de modas pasajeras, clichés, opiniones populares, fantasías de la Nueva Era, o el humanismo secular. Ninguno de esos resistirá la sacudida que está por venir. ¡Pero la Palabra de nuestro Dios permanecerá para siempre!
Stephen Simpson es el Editor de One-to-One, correo electrónico onetreesteve@bellsouth.net. También puede seguir sus comentarios en Twitter@ Bamastephen.
Tomado de One-to-One Magazine Primavera 2016
Notas
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Juego de palabras basado en Rock and Roll
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Colección de himnos cristianos – Internet