Querido amigo en Cristo,
Estos tiempos difíciles, caóticos y controversiales en que vivimos, también nos presentan grandes retos. Sin importar la parte del mundo donde vivamos, la manera de responder a estas condiciones producirá serias consecuencias. Ruego a Dios que él nos revele la manera de expresar que él sigue en su trono, amo, dueño y Señor de este universo. Recuerde que los asuntos espirituales requieren soluciones igualmente espirituales. Aunque incompletas e imperfectas, recurriré a mis propias experiencias para compartir algunas lecciones aprendidas en esos tiempos.
Después de una lucha intensa y profunda con el Señor, hace 65 años me rendí al llamado de Dios para servirle en el ministerio. No entraré en muchos detalles, solo diré que el conflicto estaba en mi temperamento y las demandas de cambiar.
Cuando me ordenaron pastor de una iglesia Bautista del Sur en 1957, me dieron una Biblia y me encomendaron apego fiel a ella en mi predicación, haciendo referencia a 2 Timoteo 4:1-5 donde el apóstol Pablo, padre espiritual de Timoteo, le encarga predicar “a tiempo y fuera de tiempo, a convencer, reprender y exhortar con toda paciencia y a enseñar.”
También Pablo advierte a Timoteo que sería juzgado por Dios y nuestro Señor Jesucristo por su manejo de la Palabra y que vendrían tiempos cuando la gente no soportaría la sana doctrina y se buscaría maestros que les predicaran lo que querían oír. Esos versículos en 2 Timoteo se convirtieron en mi mandato. No puedo decir que siempre los he cumplido, pero han estado siempre en mi mente y los he tomado muy en serio.
Nuestro caminar es por fe. Hebreos dice claramente la importancia de la fe en las vidas de nuestros héroes que sirvieron al Señor. Ellos tampoco alcanzaron la perfección, pero tuvieron fe y Dios nunca dejó de encontrarse con ellos. Eso me trajo mucho alivio porque fe y un poco de coraje era casi todo lo que tenía que ofrecer.
Tenía 20 años cuando comencé a pastorear un grupito de 32 personas. La iglesia había tenido cinco pastores en los últimos 7 años. Además de pastorear, viajaba todo los días 160 kilómetros, ida y vuelta, para ir a la universidad. Era una etapa cuando me consideraba un luchador “fundamentalista”1 y esta combinación significaba que siempre estaba rodeado de controversia.
En la universidad y en el seminario confronté a mis profesores por considerarlos equivocados en su interpretación de la Biblia. Mi profesor de Nuevo Testamento en el seminario negaba el “sacrificio vicario” (expiación sustitutiva) de Jesús en la cruz y la realidad del infierno. Lo enfrenté a él y al presidente del seminario y cuando no obtuve respuesta satisfactoria opté por dejar de asistir. Mi padre me amonestó diciendo: “Hijo, no estás ahí para enseñar sino para aprender.” No podía aprender de estos profesores, pero mi padre tenía razón respecto a que yo necesitaba una mejor actitud. Entonces decidí dedicar todo mi tiempo a pastorear. La iglesia creció en asistencia a más de trescientas personas, pero estaba muy equivocado pensando que esto acabaría con la controversia.
Era una bendición pastorear y “predicar la palabra.” Pero con el tiempo fui descubriendo que no estaba sincronizado con mucho de lo que ocurría en la Iglesia Primitiva. Me fui consumiendo hasta perder mi entusiasmo y comencé a ver mi propia necesidad. Me enfrentaban los evangelios, el libro de los Hechos y mi falta de poder espiritual. Comencé a estudiar la obra del Espíritu Santo y a alcanzar una fuerte convicción mientras predicaba de Él a otros.
Fui bautizado en el Espíritu Santo en abril de 1964, y causé todavía más controversia. Ocurrió en una reunión de oración que mi amigo, Ken Sumrall celebraba en Pensacola, Florida. Ken había sido expulsado de una iglesia bautista de 900 miembros por su experiencia con el Espíritu Santo. Yo creí que sería expulsado también, pero no.
Aunque después de mi experiencia y las manifestaciones del Espíritu Santo en nuestra iglesia, la Asociación Bautista nos tuvo bajo investigación durante siete años y dos veces la membresía de la iglesia en la asociación fue rebajada a carácter condicional.
Comencé a viajar por todo los Estados Unidos y a otros países dando mi testimonio. Otros líderes hacían lo mismo y el Movimiento Carismático entró en una controversia internacional con iglesias y ministerios tradicionales; no obstante, la asistencia de nuestra iglesia volvió a crecer a más de 500 personas.
El discipulado
Renuncié como pastor de la iglesia en Mobile, Alabama en 1971 para unirme a Derek Prince, Bob Mumford y Don Basham en la Holy Spirit Teaching Mission (Misión de enseñanza en el Espíritu Santo) en Fort Lauderdale, Florida. Los acontecimientos se movían con rapidez. Pronto descubrimos que la persona que comenzó y lideraba ese ministerio estaba viviendo de manera inmoral. Se me pidió que lo confrontara, cosa que hice ofreciéndole restauración y apoyo. Pero él no la aceptó y llamó a otros líderes para comunicarles que estábamos intentando “robarle su ministerio”.
Ofrecimos renunciar a nuestros cargos como editores de la revista New Wine y en la junta directiva de la estación de televisión, pero él renunció y a nosotros nos tocó enfrentar las consecuencias.
Además de esa controversia, Derek y Don estaban bastante dedicados al “ministerio de la liberación” y la asistencia a sus sesiones iba creciendo a grupos grandes. Los pentecostales y algunos carismáticos creían que los cristianos no podían ser oprimidos por espíritus malignos. El debate se volvió internacional, pero pronto fue opacado por otro debate cuando comenzamos a enseñar el “discipulado” a como lo practicaba Jesús.
Descubrimos una verdad: “Quien enseña una verdad, debe prepararse para practicarla.” No teníamos modelos y miles venían a nuestros cursos. Comenzamos a discipular a algunas personas y estas a otras, pero había otras personas que no conocíamos que también intentaban hacer discípulos. Pat Robertson nos denunció como una “secta” en su estación de televisión con cobertura nacional. Las reuniones de reconciliación fracasaron y llegó el momento cuando los maestros de la Biblia asociados con New Wine sintieron la necesidad de disolver nuestro compromiso mutuo. No puedo expresar mi propio desaliento.
Mi familia enfrentó la oposición de nuestros vecinos. Algunos quemaron cruces frente a nuestra casa; uno de mis hijos fue agredido y a menudo escupido. A mí me acusaron falsamente de ser como “Jim Jones”, el terrible e inescrupuloso líder de una secta que indujo a cientos de sus seguidores a suicidarse. Además, el Departamento de Rentas Internas sometió a nuestra iglesia a una auditoría que duró 5 años; no encontraron nada fuera de orden y fuimos totalmente exonerados.
Por la gracia de Dios, la mayoría de mis relaciones con amigos y ministerios aliados permanecieron fieles. Los amo y los aprecio más de lo que puedo decir. Y doy gracias a Dios por mi maravillosa esposa que me apoyó a través de diversos “conflictos, engaños y trampas”2
Este breve resumen de ataques personales no se compara con lo que el mundo está pasando ahora. Estamos en la mayor batalla de la que jamás haya sido testigo y la lucha es intensamente espiritual. Hay personas que han sido asesinadas, otras han perdido sus trabajos y sus familias se han dividido. Una palabra precipitada puede cambiar el futuro entero de una persona.
Lecciones
Entonces, ¿cómo respondemos a todo esto? Le ofrezco algunas lecciones que aprendí de mi propia historia y algunas preguntas que cada persona debe responder.
- ¿Confía usted en Dios cuando no conoce su plan o propósito? Mejor dicho: ¿Dónde está su fe, en Dios o en las circunstancias?
- ¿Es usted fiel a la Palabra de Dios? ¿Encuentra en ella lecciones que puede aplicar ahora? ¿Cuáles son algunas de éstas?
- ¿Ama a sus enemigos, aun aquellos que quieren hacerle daño?
- ¿Reconoce usted que la lucha no es contra sangre y carne?
- ¿Está buscando usted la perspectiva y la dirección de Dios para esta tribulación?
—Si responde “no” a cualquiera de estas preguntas, le sugiero que se lo comunique al Señor. Él lo oirá, lo comprenderá, y le ayudará.
—Es tiempo de escuchar al Señor antes de hablar con la gente. Una palabra precipitada en este ambiente puede producir consecuencias duras por rebote.
—Ore por los líderes que tienen algo que decir, aunque no estén seguros de lo que dicen. El valor de una palabra sabia es incalculable, y abrumador las insensatas.
—Este es un tiempo para que nuestras acciones, lo que hacemos por amor, hablen por sí mismas.
—Estamos por entrar en un tiempo de cosecha. El trigo y la cizaña están creciendo juntos y es difícil discernir entre estos. Como los discípulos del Señor queremos arrancar la cizaña y quemarla. Pero el Señor dice que debemos esperar hasta el tiempo de la cosecha y él los separará; quemará la cizaña y pondrá el trigo en “su granero.” No por denominaciones ni clases.
Espero haber crecido en estos años y continuar creciendo en el tiempo que me queda. Crecemos estudiando la Palabra de Dios, en la comunión con otros creyentes, saliendo de nuestro círculo familiar de amigos, y quienes piensan como nosotros. Es bueno que otros oigan su historia y que ellos oigan la suya. Tengo vecinos de descendencia hindú, musulmana, y budista. Quiero ser un buen vecino y mostrarles el amor que Cristo tiene para ellos. He orado con amigos católicos, y recientemente he estado asistiendo a un grupito de cristianos negros.
En esa comunión he experimentado cosas positivas que me han asombrado. Por ejemplo, en los últimos dos años sufrí ocasionalmente de indigestión y dolores de estómago que afectaban el ritmo de mi corazón. Oré y consulte con médicos, pero nada me ayudó. En mi segunda visita al grupito de oración de hermanos negros (algunos de quienes estaba comenzado a conocer, de manera que no sabían nada de mi condición física), uno de ellos me preguntó si podía orar por mí. Le respondí que sí. Otra vez pidió permiso para poner su mano en mi estómago e hizo una oración muy sencilla, pero de acuerdo a Su palabra y Dios me sanó. Regresé a casa, me acosté y esa noche dormí como no lo había hecho por meses. Me alegro de haber orado con hermanos y hermanas que no conocía. Todos tenemos hermanos y hermanas que no conocemos. Sin ellos, nuestro rompecabezas está incompleto. Nuestra sanidad pudiera venir por medio de ellos.
Para mí también es muy difícil ver más allá de mis circunstancias. Es difícil ver más allá de lo que está pasando en nuestra sociedad pero que ciertamente es demoníaco. Hay quienes promueven la anarquía y la destrucción porque quien los motiva reina en el caos. Cuidémonos de no ayudar al enemigo, pero brillemos en las tinieblas. Muchos de nuestros hermanos en otras partes del mundo, sufriendo persecución, entienden esto mejor que nosotros en este continente.
Pase lo que pase, todavía no se ha dicho la última palabra, y sabemos quién la dirá. Humillémonos, arrepintámonos y busquemos al Señor hasta que nos oiga desde su trono. Por favor continúe recordándonos en oración y en sus ofrendas este mes. Como se puede imaginar estos tiempos han sido difíciles en las finanzas de nuestro ministerio. Gracias.
En Cristo,
Charles Simpson
¡Tenga libertad de compartir esta historia en su plataforma!
Charles Simpson es autor de libros, maestro de la Biblia y pastor de renombre internacional, sirviendo en el ministerio desde 1955. También es editor en jefe de la revista One-to-One y ministros en todo Estados Unidos y otras naciones.
Usado con permiso de Pastoral Letter de julio- 2020
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Actualizada 2015.
Notas del traductor
- El fundamentalismo cristianos el movimiento ultraconservador surgido entre los cristianos protestantes evangélicos en Estados Unidos, a finales del siglo XIX como consecuencia de las teorías de la alta crítica alemana y el liberalismo teológico. Se caracterizan por lo general en estipular: la inerrancia de la Biblia y su historicidad plena, el literalismo bíblico, la adhesión a la literalidad de la creación del mundo por Dios en una semana (rechazo de la Teoría de la Evolución), la independencia de la Iglesia respecto el Estado, el nacimiento virginal de Jesús, y el rapto de los creyentes a la segunda venida de Cristo con el Milenio. https://es.wikipedia.org/wiki/Fundamentalismo_cristiano
- Traducción literal de Amazing Grace (Divina gracia), “through many dangers, toils, and snares.”