Querido amigo en Cristo:

Mi deseo para usted este año de 2020 es que Dios manifieste en usted y los suyos el reino de Dios con su justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Romanos 14:17 dice que su reino no está en las circunstancias.

No obstante, este año, como los otros, presentará luchas y desafíos que pondrán a prueba nuestra determinación de mantenernos cerca de Dios. Es de vital importancia que usted y yo retengamos con firmeza nuestra confianza en Jesús y en lo que él nos ha llamado a hacer.

Recordemos que estamos aquí hoy disfrutando de la fidelidad y misericordia de Dios porque muchos de los que nos precedieron no cedieron a las presiones ni a las tentaciones de abandonar la carrera y que les costó esfuerzos, sufrimientos y hasta sus propias vidas. En esta carta, quiero que examinemos el tema en una de las historias en la Biblia.

En 1 Reyes 21, leemos acerca del rey Acab y la reina Jezabel, dos de las figuras más infames y malvadas de la historia bíblica: idólatras y asesinos, que acabaron de la misma manera, asesinados. Fueron rey y reina de Israel con un poder inmenso pero que abusaban de su poder continuamente. Instituyeron la adoración a Baal y Asera en todo Israel, y mataron a muchos profetas de Dios.

La historia dice que a un lado de su palacio había una viña propiedad de un hombre llamado Nabot y que Acab se enamoró de esa viña y la quería para él. Ofreció comprarla a Nabot, pero éste se negó a venderla porque la había recibido como herencia y el patrimonio familiar era muy importante para él.

Ante la negativa de Nabot, Acab se fue “decaído y enfadado,” pero Jezabel, hábil para engañar y para lograr artificiosamente cualquier fin, urdió un plan para obtener la viña. Propuso que prepararan un banquete para “honrar” a Nabot y lo pusieran a la cabecera de la mesa. Entonces vendrían dos testigos falsos a quienes ella había contratado para que acusaran a Nabot de «blasfemar a Dios y al rey».

El pusilánime de Acab y la malvada Jezabel llevaron a cabo el plan. Mientras cenaban en fingido honor a Nabot, los dos perversos y falsos testigos, vinieron y declararon que Nabot había «blasfemado contra Dios y el rey». Nabot fue sacado inmediatamente y apedreado hasta morir por esa falsa acusación ¿Cuál era realmente la “transgresión” de Nabot? Apreciar su herencia y no estar dispuesto a venderla.

(El Dr. R.G. Lee predicó un mensaje magistral sobre esta historia, titulado «Día de pago algún día.” Todavía se puede oír en YouTube. El Dr. Lee cubrió el tema mucho más extensamente de lo que podemos hacerlo aquí).

Tres puntos  

Un punto importante para enfatizar es lo que el apóstol Pablo dijo en 2 Timoteo 3:12 — “Todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos.” Jesús dijo lo mismo en Juan 15:18: “Si el mundo los aborrece, sepan que a mí me ha aborrecido antes que a ustedes.» Y en el Sermón del Monte, Jesús dijo: “Bienaventurados los que son perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5.10). Vale señalar que Jesús y Pablo fueron asesinados por hacer la voluntad de Dios. ¡Gracias a Dios, Jesús resucitó! Y las palabras de Pablo continúan vigentes, brindando sabiduría, consuelo y fortaleza a más de dos mil millones de cristianos en todo el mundo.

Ser » astutos como serpientes y sencillos como palomas» (ver Mateo 10.16), no comunica que debamos vender nuestra misión ante la amenaza de la persecución.

Un segundo punto es que esta herencia justa que recibimos de Dios, merece el precio que sea, aun la vida. Si la persecución, el martirio o las acusaciones hubieran podido destruir nuestra herencia para que no la recibiéramos, entonces no la tendríamos hoy. Y hablando del legado de libertad recibido en cada nación soberana, innumerables de nuestros antepasados pagaron con sus vidas para que nosotros disfrutásemos hoy nuestros preciados derechos y libertades. Quienes no estén dispuestos a sacrificar algo para recibir su herencia no son dignos de recibir lo que fue comprado con sacrificio.

El tercer punto que debemos recordar es que la principal herramienta del enemigo es la acusación que usa incansablemente contra los hijos de Dios. Satanás es apropiadamente llamado «el acusador de los hermanos» (Apocalipsis 12:10). Ese versículo dice que «nos acusa delante de Dios día y noche» como lo hizo con Job. Ciertamente, sus acusaciones se extienden a todos los que se interponen en su camino; acusó a Jesús de blasfemia y a Pablo de sedición y de causar disturbios.

El siguiente versículo de Apocalipsis 12, el versículo 11, dice que “ellos lo han vencido por causa de la sangre del Cordero (el pacto de Dios), y de la palabra del testimonio de ellos, porque no amaron sus vidas hasta la muerte.” Entonces, la manera de derrotar al acusador es la efectividad de la sangre de Jesús, teniendo un testimonio (amando más a Dios que a nuestra propia vida.

RICHARD JEWELL

Recientemente, el actor y director de cine Clint Eastwood estrenó una película titulada «Richard Jewell» acerca del hombre acusado de ser el terrorista que puso la bomba en el Parque Olímpico de Atlanta en 1996. La explosión mató a una persona, otra murió de un ataque al corazón y otras resultaron heridas.

La realidad finalmente descubierta es que Richard Jewell era más bien un héroe, porque había sido él quien descubrió la bomba y quien había prevenido a la gente para que escapara antes de que explotara. Sin embargo, sus rasgos físicos hicieron que algunos agentes de las fuerzas del orden público supusieran inicialmente que él había puesto la bomba. Perfiladores o caracterizadores analizaron su personalidad y eso llevó a que la policía lo acusara y a que los medios de comunicación difundieron la acusación. En los ojos del público él era culpable hasta meses después, cuando fue exonerado. Sin embargo, Richard nunca superó la vergüenza y las acusaciones. Murió, a los 44 años, en 2007.

Irónicamente, Clint Eastwood, en un esfuerzo por elogiar a Richard Jewell, fue acusado y sancionado por algunos por la manera en que cuenta la historia. Dudo que Eastwood sea intimidado, pero me pregunto ¿cuántas personas decentes son empujadas a la pasividad por la intimidación, las amenazas, acusaciones, cuestionamientos de motivos y la reacción de multitudes enfurecidas en las redes sociales?

¿Habrá cristianos que se vendan?

Estoy seguro de que la mayoría de los cristianos valoran su herencia y rechazarían la oferta de los “Acabs” de hoy de comprárselas. Pero, ¿y si supieran que terminarían como Nabot? ¿Se inclinarían a «negociar algo» con Acab? Y tal vez ni por dinero. Hay otras cosas más intimidantes que nuestra necesidad de dinero. ¿Qué si destruyen nuestra reputación? ¿Qué si nos mandan a prisión? ¿Qué si amenazan a nuestras familias? Y, por supuesto, está la grave amenaza de perder nuestra vida vocacional o profesional.

Me pregunto cuántas personas buenas nunca servirán en el gobierno porque no quieren que ellos y sus familias sufran el proceso, a menudo horrible, de campañas y confirmaciones donde la «culpa por acusación» ahora parece ser la norma. ¿Cuántos jóvenes nunca querrán escoger el ministerio debido a la presión cultural cada vez más anticlerical? (No estoy criticando a quienes pueden vivir de manera más próspera y pacífica sin servir en el gobierno, o como agentes de la ley y el orden o en el ministerio cristiano). Pero, ¿estaremos vendiendo nuestra herencia debido a acusaciones falsas o la intimidación?

Estas preguntas me tocan de una manera personal. Mis últimos años de adolescencia fueron difíciles porque estaba huyendo del llamado de Dios al ministerio. Mi padre era ministro, un maravilloso esposo y padre, y un hombre profundamente honorable. Pero con frecuencia fui testigo del maltrato por personas que se llamaban cristianas. Aunque sabía que Dios me estaba llamando al ministerio, no quería ser parte de lo que él estaba pasando. Hasta puse en peligro mi vida para «probar» que no era «material para el ministerio». Detesto la intimidación de cualquier tipo, y he creído siempre que las acusaciones tienen que estar respaldadas por hechos.

Sin embargo, en 1955, a los 18 años, dije «sí» al llamado de Dios. Ahora, mirando hacia atrás a casi 65 años de ministerio, veo que mis razones cuando luchaba con este llamado resultaron ser ciertas, pero no me arrepiento de haber dicho sí al Señor. Sin embargo, mis luchas me hicieron controvertido en el seminario sobre cuestiones bíblicas, controvertido en mi denominación sobre la obra del Espíritu Santo, controvertido entre los carismáticos sobre la enseñanza del discipulado a Jesús; Fui falsamente llamado «líder de secta» en los días de Jim Jones (1978), y hubo quienes quemaron cruces frente a mi casa.

Mis hijos fueron atacados en la escuela; nuestra iglesia fue investigada por el Servicio de Rentas Internas durante tres años y medio debido a acusaciones falsas de otros cristianos, aunque fuimos exonerados por completo, algo que finalmente llevó a que el Congreso aprobara la Ley de Auditoría y Procedimientos de la Iglesia que fue firmada por el presidente Ronald Reagan. Estoy seguro de que, en lo que me queda de vida, habrá más batallas por haber tomado una firme postura en la causa de la justicia y la rectitud,

Paz ficticia   

¿Tuve siempre la razón? ¡Por supuesto que no! Pero por la gracia de Dios, vivo en su paz y gozo. Estoy seguro de que en otras cosas Nabot no siempre tuvo razón, Jacob ciertamente no, ni tampoco el rey David, ni muchos otros. Pero no se vendieron ante las acusaciones y las intimidaciones.

¿Qué nos pasará si la intimidación nos vuelve ansiosos y temerosos? Venderemos nuestra preciosa viña y la herencia. «La paz del diablo» no es un buen intercambio por nuestra herencia. Al final, no es paz en absoluto; el diablo no conoce la paz. ¡Amigos, no tenemos que ser perfectos, pero tenemos que ser valientes!

La decisión es nuestra 

Dios es soberano y tiene todo el poder para controlar completamente nuestras vidas si así lo quisiera, y hacernos meros actores de un libreto que él haya escrito. Algunas personas parecen creer eso. Pero, aunque Dios tiene todo el poder, la sabiduría y el conocimiento previo, también nos permite tomar decisiones, incluso las malas. Dios no nos obliga a seguirlo.

No nos obliga a tomar posiciones impopulares o a entrar en la batalla entre el bien y el mal. Él nos llama y, a veces su llamado es intenso, pero podemos correr en dirección contraria si eso elegimos. Pero él no cambia: nos ama y quiere caminar con nosotros como lo hizo con Adán. Él quiere bendecirnos con justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Todo eso todavía está disponible, incluso en tiempos de dificultades o guerra espiritual. Podemos tener paz e incluso gozo en la batalla.

A veces me pregunto si Dios y su gracia no estarán más disponibles cuando tenemos que enfrentar algún tipo de amenaza, acusación o peligro. Parece que los amigos de Daniel tuvieron una mayor medida de gracia y la presencia de Dios cuando se mantuvieron firmes y no se inclinaron para adorar la imagen del rey. Fueron arrojados al horno de “fuego ardiente”, pero caminaron con Uno que era semejante al Hijo de Dios. ¿Podría ser que Dios no nos controle para que nuestra posición de «no estar en venta», venga de nuestra decisión interior y no porque fue impuesta por él? ¿Podría ser que el coraje y la audacia sean atributos de la naturaleza de Dios, y que él se agrade tanto de verlo en nosotros cuando decidimos permanecer firmes que se cerque más a nosotros?

¿Será que los 300 valientes de Gedeón, que arriesgaron todo para luchar contra los madianitas, tenían algo más, hasta más gozo, que los que vinieron a la batalla hasta que ya se había ganado? Creo que sí. Cuando usted “resiste en el día malo y, después de haberlo logrado todo, queda firme” usted se convierte en parte de una hermandad con aquellos que desafiaron falsas acusaciones, amenazas impetuosas y la violencia. En un sentido, «la copa de Jesús» con la que desafió a los apóstoles para que la bebieran, sigue siendo nuestro desafío. ¿Podemos beber todavía la copa de esa comunión en la comunidad de los que «no se venden»? Ruego a Dios que así sea. Y que el año 2020 esté lleno de más que simples circunstancias agradables. ¡Ruego que podamos beber con él en su Reino, lo que venga en 2020!

¡Lo amamos, oramos y damos gracias a Dios por usted!

En Cristo,

Charles Simpson

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CHARLES SIMPSON es el Editor en Jefe de One-to-One Magazine y el escritor de la Carta Pastoral. También ministra extensamente en los Estados Unidos y en otras naciones.

Tomado con permiso de la Carta Pastoral de enero de 2020

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Actualizada 2015.