Charles Simpson

Querido amigo en Cristo:

El Salmo 11 plantea una pregunta muy importante: “¿Pero qué puede hacer el hombre honrado cuando son socavados los cimientos?» (Salmo 11:3). El versículo anterior asegura que los justos están bajo ataque. No solo los cimientos son minados, también quienes están sobre los cimientos están siendo atacados. Entonces, ¿qué harán los justos? El versículo 5 dice que el Señor prueba a los justos y el versículo 7 que él tiene sus ojos puestos en los justos: «El hombre honrado contemplará su rostro.»

En la última mitad del siglo XX, los Estados Unidos como nación y la Iglesia como entidad religiosa, han sufrido una inmensa erosión de sus cimientos, manifestada en el rechazo de la verdad bíblica, la reinterpretación de la Constitución Política, la prohibición de la oración y la lectura de la Biblia en las escuelas, la legalizando del aborto, y la eliminación de todas los barreras contra la homosexualidad y la orientación transexual, solo para mencionar algunos de los cambios que muchos de nosotros hemos presenciado. Y si alguien todavía se aferra a las verdades fundamentales, se convierte en blanco de la hostilidad e incluso de la violencia de quienes se adhieren a estos cambios. Hemos entrado en una nueva etapa; ¿qué haremos?

Algunas iglesias y sus miembros “fluirán con la corriente” y permitirán ser convertidos por la cultura secular. Algunos lucharán contra la cultura, a menudo con actitudes que no reflejan a Cristo. Otros se esconderán simplemente y esperarán días mejores o las próximas elecciones. Lo cierto es que cada persona tendrá que decidir cómo responderá.

El fundamento de la Iglesia

Me bendicen los viejos himnos como Christ the Solid Rock (Cristo la Roca Firme). El coro dice: “En Cristo la Roca, anclado estoy, todo lo demás como arena se moverá” 1 y Rock of Ages (Roca de la Eternidad), cuyo coro dice: “Roca de la eternidad, fuiste abierta tú por mí. Sé mi escondedero fiel, paz encuentro sólo en ti”2

Estos y otros himnos nos recuerdan el “Sermón del Monte” que Jesús concluyó con el ejemplo de dos hombres; uno que edificó su casa sobre la arena, el otro edificó la suya sobre la roca. Conocemos el resultado de cada elección. Ambos enfrentaron una tormenta, pero la casa en la roca se mantuvo mientras la otra “se vino abajo, y su ruina fue estrepitosa” (Mateo 7:27).

Jesús recordó a sus oyentes, y a nosotros, que quienes oyen sus palabras y no las obedecen son como una casa construida sobre arena. Quienes oyen sus palabras y las cumplen, son como la casa levantada sobre la roca. Para Israel, la tormenta vino en el año 70 d.C. y muchos fueron arrasados. ¿Cree usted que estamos enfrentando una tormenta hoy? Si es así, ¿qué debemos hacer?

Sugiero que estudie las palabras de Jesús en los capítulos del 5 al 7 de Mateo. Sus palabras eran, y SON LA ROCA. Él es la Roca que nos habla. También sugiero leer el libro de los Hechos para ver cómo sus discípulos llegaron a entender y a hacer lo que él les mandó. Los discípulos comprendieron que su esperanza no estaba en la política, ni en la religión; sino en Cristo y en la obediencia a su dirección (ver 1 Corintios 3:11).

Es imposible resumir adecuadamente el Sermón del Monte, pero me gustaría señalar algo de lo que dijo Jesús. Tenga presente que así es como debemos comportarnos en preparación para las tormentas de la vida y todas las tormentas.

Mateo 5: del 1 al 12 señala las actitudes, mentalidades y comportamientos que él bendecirá; como la humildad, la compasión por las víctimas de la tormenta, la disciplina de la fuerza, el hambre y la sed de justicia y la capacidad de soportar la persecución con gozo. Dice que si mantenemos un corazón puro veremos a Dios. ¡Increíble! Necesitamos urgentemente ver al Dios que nos ve.

Hay otras indicaciones dignas de mencionar: No busque la venganza; haga más de lo requerido; ame a su prójimo y a sus enemigos; no se preocupe por las necesidades de su vida; no condene a los demás; siga pidiendo y llamando a «la puerta de Dios». Seremos conocidos por nuestro fruto (lo que producimos y hacemos) y construya sobre la ROCA. “Busque primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.” (Mateo 6:33). ¿Qué es el reino de Dios? Dejaré que el apóstol Pablo responda a esa vital pregunta. Es más que una esperanza para el próximo milenio.

El reino de Dios

El apóstol Pablo dice que «El reino de Dios no es cuestión de comida ni de bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo» (Romanos 14:17). Tenga presente que el reino, con su justicia, paz y gozo, está en el Espíritu Santo. Sí, el mismo Espíritu Santo que ungió y orientó a Jesús; y el mismo Espíritu Santo que llenó a los discípulos en Pentecostés. En el Espíritu Santo hay justicia, paz y gozo. ¡Es y será el Espíritu Santo el que nos lleve a la Roca y nos ayude a pasar la tormenta con JUSTICIA, PAZ y GOZO!

Reino de justicia

La Biblia dice claramente que la justicia viene por la fe en Jesús y su justicia, no la nuestra. Ciertamente, es el Espíritu Santo en nosotros quien produce la justicia de Jesús en nuestras vidas. La justicia es una vida moralmente recta, una relación correcta con Dios y el hombre. Es tener la ley de Dios escrita en el corazón (ver Jeremías 31:33-34; Romanos 2:15). La fe en Jesús significa que obedecemos la dirección fresca del Espíritu Santo y lo que ya nos ha sido dada en las Sagradas Escrituras.

Me alegro por los credos ortodoxos que se han pronunciado a través de la historia de la Iglesia, pero la fe real los implementa en la vida diaria. La doctrina es más que teoría; es nuestra forma de vivir. La mera recitación de un credo no nos prepara para las tormentas de la vida, pero la obediencia a su palabra sí. Es nuestra obediencia y forma de vida lo que será probada (ver 1 Corintios 3: 9-17).

Hebreos 11 es el gran capítulo de la fe que anota lo que hicieron quienes fueron “reconocidos y aprobados». Santiago dice que la fe sin obras está muerta (ver Santiago 2:14-26). ¿Por qué? Porque la expresión verbal insincera de la fe son palabras vacías y no nos preparará para el futuro. Isaías advierte contra el acercarnos a Dios con la boca y de honrarlo con los labios cuando nuestro corazón está lejos de él (ver Isaías 29:13). La obediencia se engendra en el corazón.

Aunque esté profundamente agradecido por la gracia y misericordia de Dios, y personalmente en deuda con él, a menudo hay demasiada presunción y confianza en la «gracia barata». Me parece que hay demasiada fe muerta, no viva. Eso produce una falsa justicia o una justicia en sí mismo. La verdadera fe obedece. Ciertamente, por la fe somos contados justos y por la fe y la gracia producimos hechos justos. Es tanto nuestra fe como nuestros hechos los que están siendo y serán probados en la tormenta.

No queremos ser como Rip Van Winkle,3 que se durmió durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1775-1783) y despertó veinte años después en un mundo totalmente extraño para él. Eso está sucediendo a muchos cristianos ahora. La justicia es una relación correcta con Dios, la familia y el prójimo, que nos prepara para lo que viene (ver Éxodo 20: 1-17). Entonces, el gobierno de Dios es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. ¿Podemos tener todo eso en medio de la tormenta? ¡La respuesta es sí!

La paz del reino

Hay muchas cosas que nos ayudan a tener paz; como enfocarnos en lo positivo, contar nuestras bendiciones, la disciplina mental y evitar los conflictos. Pero la paz del reino es más que eso. La paz del reino es la paz de Dios, la que él goza. ¡Imagínese la paz de Dios! La paz de Dios no se produce con esfuerzo humano; desciende cuando nos rendimos a su gobierno en nuestras vidas. Paz es la evidencia directa de total confianza y obediencia.

Mi padre solía decir que «la ansiedad es un caso leve de ateísmo». La ansiedad no puede cambiar el futuro, pero puede arruinar el presente. La verdadera paz no es circunstancial. Se recibe en la cima de la montaña o en el valle, en la pobreza o en la riqueza (ver Filipenses 4:11). Es la paz que sobrepasa nuestra comprensión (ver Filipenses 4: 7). Es divina y divinamente dada; es un regalo de Dios.

Me edifica la letra del himno que dice: Y cuando mi alma en pena esté; en él socorro yo obtendré” (del himno La Roca de mi Salvación). Hay otra himno que me edifica también que solía cantar con mi amigo John Duke, que ahora está con el Señor: «Paz, paz, cuán dulce paz, es aquella que el Padre me da».4

¿Podemos tener la paz de Dios en medio de esta tormenta? Absolutamente, si se la pedimos, si “confiamos en Señor de todo corazón y si no nos apoyamos en nuestra propia prudencia” (vea Proverbios 3: 5). Cuando recibimos su paz, ¡estamos listos para recibir algo más y realmente maravilloso!

El gozo del reino

Aprecio el gozo y espero que todos lo tengamos. El gozo es difícil de fingir. Es más profundo que el cerebro porque es inexplicable; ¡es el gozo de Dios! “El gozo del Señor es nuestra fuerza” (ver Nehemías 8:10; Salmo 28: 7). Sí, es cierto especialmente en tiempos difíciles. Dios se ríe de lo que ve adelante y que nosotros todavía no vemos (ver Salmo 2: 4; 37:13). Pero él nos contagia con un toque de su risa para que podamos reírnos con él si confiamos en él.

Hace muchos años, el Salmo 126 se convirtió en mi salmo personal: “Entonces nuestra boca se llenará de risa; nuestra lengua rebosará de alabanzas. Entonces las naciones dirán: « ¡El Señor ha hecho grandes cosas por éstos!» Sí, el Señor hará grandes cosas por nosotros, y eso nos llenará de alegría. El Salmo continúa diciendo: “¡Haz que los que siembran con lágrimas cosechen entre gritos de alegría! ¡Que los que entre sollozos esparzan la semilla, vuelvan alegres trayendo sus gavillas!” ¡Qué promesa más preciosa!

El gozo es la fuerza que necesitamos al prepararnos para realizar la obra y recibir la recompensa que viene por la obra. Nos mantiene firmes en la tormenta y desconcierta a nuestros enemigos. Es contagiosa y alentadora para los demás.

Horace y Ann Vinson han sido mis queridos amigos durante 55 años. Hemos pasado por pruebas y celebraciones a medida que avanzamos en edad. Cuando tenemos comunión hay mucha risa y alegría, incluso cuando vemos nuestro envejecimiento. El gozo nos ayuda a seguir adelante con la vida. El verdadero gozo está siempre a flor de piel y en el vientre, lista para estallar en carcajadas. ¡Me resulta difícil escribir esto por querer reírme a carcajadas! ¡Alabado sea Dios por su gozo!

Jesús dijo que podríamos tener gozo, incluso en medio de la persecución (ver Lucas 6: 22-23). Pablo y Silas se regocijaron después de ser golpeados y encarcelados. Su alegría llevó al carcelero a Jesús, ¡y luego el carcelero se regocijó! El gozo es una señal de victoria y es muy contagioso.

El reino inconmovible

Sí, los cimientos están siendo probados. Estamos en una tormenta, ¡pero hay un fundamento firme que es vital! Su reino es inconmovible (ver Hebreos 12:28). Creo que Dios nos ama y siendo nuestro Padre celestial, nos prueba y nos disciplina para madurarnos y prepararnos para lo que nos depare el futuro. El “amor” que no prepara no es amor en absoluto.

Los animo a todos a acercarnos a él con el corazón y a ser sensibles al Espíritu Santo. Recuerde, el reino con su justicia, paz y gozo está en el Espíritu Santo. ¡Por la gracia, sabiduría y fuerza de Dios, encontrémonos en la Roca!

En él,

Charles Simpson

PD Por favor, recuérdenos este mes en sus oraciones y con sus ofrendas. Estos son tiempos desafiantes para todos nosotros, incluso para muchos ministerios e iglesias. Pero en medio de los desafíos hay oportunidades cada vez mayores para extender el reino de Dios a través de la proclamación fiel y audaz del evangelio de Jesucristo. ¡Gracias!

Charles Simpson es un autor, maestro de la Biblia y pastor de aceptación internacional, que se desempeña en el ministerio desde 1955. También es editor en jefe de la revista One-to-One y ministra extensamente en los Estados Unidos y en otras naciones.

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Tomado con permiso de Pastoral Letter de febrero 2021

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Contemporánea.

Notas

  1. Traducción libre

2, 4 Himnario Bautista

  1. N.T. Rip van Winkle es un cuento corto de Washington Irving, y también el nombre del protagonista. Aparte de este cuento, «Rip van Winkle» se puede referir a alguien que duerme por un largo período, o alguien que sin explicación alguna no está al tanto de lo que ha sucedido… https://es.wikipedia.org/.