Stephen Simpson

 Apreciado amigo en Cristo
En estos tiempos tan difíciles en el mundo, es importante y necesario mantenernos en contacto y en oración unos por otros. Este ministerio continuará compartiendo con usted lo que oímos del Señor para su Iglesia. Algo que escuchamos continuamente es que “la mies es mucha y el Señor de la mies quiere obreros en su mies” (Mateo 9:35-38).

La “cosecha” son todos los que andan sin Pastor, desamparados o dispersos, necesitados de la compasión y misericordia de Dios. Jesús los ama y quiere recogerlos en su reino. ¿Los amaremos nosotros también? Jesús tuvo compasión de ellos (Marcos 6.34). ¿Qué nos mueve a nosotros? ¿Dejaremos que su compasión nos mueva?

Con frecuencia, lo único que vemos es la oscuridad en el mundo. Pero Dios es luz y quiere que veamos también su luz y al mundo a través de su luz y que reflejemos su luz en el mundo. Aunque no somos del mundo, vivimos en el mundo y somos llamados a amar a quienes son del mundo. Recordemos que fue la luz de Dios la que nos sacó de las tinieblas de este mundo, nos dio vida en una relación con él y nos hizo luces para dar vida a quienes entran en contacto con nosotros.

Dios es luz
El discípulo amado dice en 1 Juan, que la razón para escribirnos es que sepamos que podemos tener gozo y para que ese gozo sea completo:

              Y este es el mensaje que hemos oído de parte de él y les anunciamos: Dios es luz, y en él no hay ningunas tinieblas. Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:5-9)

La Guerra de las Galaxias es una película entretenida que presenta una lucha continua entre el lado “bueno” de la “fuerza” y el lado “malo” de esa “fuerza”. Sobra decir que ese concepto es totalmente sin ningún fundamento bíblico. Dios no tiene un lado oscuro; no tiene cambios de estados anímicos, no tiene días malos y en él no hay maldad, Dios es todo luz y la fuente de toda luz y nos ha hecho para caminar en la luz con él.

          Entonces Jesús les dijo: —Aún por un poco de tiempo está la luz entre ustedes. Anden mientras tienen la luz para que no los sorprendan las tinieblas. Porque el que anda en tinieblas no sabe a dónde va. Mientras tienen la luz crean en la luz para que sean hijos de luz (Juan 12:35-36).

No tenemos que ser profeta para ver las tinieblas, pero es por la gracia de Dios que podemos ver la luz. Proverbios 29:18 RVA 1989 dice que “Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena”, vive en el caos. Es lo que estamos viendo ahora en el mundo: pueblos agobiados, dispersos y desenfrenados.

En tiempos de oscuridad y confusión, la gente frustrada y dolida se amotina. Pero el pueblo que conoce a su Dios tiene la oportunidad de esforzarse y mostrarle el camino de redención (Daniel 11:32); de ser testigos y embajadores de Jesús el rey; de ser obreros enviados a recoger su cosecha en medio de la tribulación. El Espíritu Santo ve a los violentos, desesperados y quebrantados, transformados en preciosos hijos e hijas de Dios. ¿Qué ve usted? ¿A quién ve usted?

Dios, la Luz, habló y creó la luz en el universo. Una palabra de él creó miles de millones de soles y galaxias de estrellas y planetas. Su palabra es tan poderosa que hay una infinidad de universos sujetos a su reino soberano que todavía se siguen expandiendo.

Su palabra alumbra nuestro camino

Dios no sólo hizo los cielos y la tierra, creó también a la humanidad a su semejanza. Es Creador y Padre y ama a sus criaturas. No las dejó sin su sabiduría; nos dio su Palabra para que tengamos vida. No nos condenó a vagar ciegamente por caminos de muerte; nos habla en sus mandamientos y preceptos; ellos nos dicen por dónde ir y cómo caminar. Su Palabra y su Espíritu Santo nos hacen descansar en “tiernos pastos” y nos llevan “junto a aguas tranquilas.” Pero nosotros decidimos si recibirla, amarla, leerla, estudiarla, guardarla y vivir por ella. El rey David escribió:

            He entendido más que los ancianos porque he guardado tus ordenanzas. De todo mal camino contuve mis pies para guardar tu palabra. No me aparté de tus juicios porque tú me has enseñado. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel en mi boca! De tus ordenanzas adquiero inteligencia; por eso aborrezco todo camino de mentira. Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino (Salmo 119:100-105).

La palabra de Dios es luz y verdad y da vida. David aborrecía todo lo que fuera capaz de robar su capacidad de entenderla porque sabía que le daría abundancia de vida y bendición. David dice que la palabra de Dios es dulce. ¿Qué está afectando y determinando sus gustos y apetitos? ¿Es nutritivo o algo tóxico?

Jesús ama a sus criaturas como son, pero no las deja como son porque las ama. Nos ama y nos recibe como hijos(as) para dedicarse continuamente en nuestra formación y así formar a otros por medio nuestro.

Jesús es la Palabra viva revelada en nosotros

Dios nos dio su palabra escrita y a sí mismo, la Palabra viva. La luz se encarnó en un ser humano. La Palabra viva de Dios es Jesucristo y no fue creado, fue engendrado por Dios; era con Dios en la eternidad antes de que hubiera tiempo. Dios es el Padre eterno y Jesús el Hijo eterno. Jesús no fue un plan de última hora para salvar la humanidad; Jesús era parte del plan soberano del Padre desde el principio.

            En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios. Ella era en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de ella, y sin ella no fue hecho nada de lo que ha sido hecho. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron… En el mundo estaba y el mundo fue hecho por medio de él, pero el mundo no lo conoció. A lo suyo vino pero los suyos no lo recibieron. Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios, los cuales nacieron no de sangre ni de la voluntad de la carne ni de la voluntad de varón sino de Dios (Juan 1:1-5; 10-13).

A través de la historia, hubo quienes rechazaron la palabra escrita de Dios y quienes rechazaron la Palabra viva de Dios. De todas maneras, eso no hizo que su luz perdiera su intensidad; sus corazones sí fueran entenebrecidos. No obstante, por la gracia de Dios muchos recibieron la Palabra y fueron adoptados como hijos en la familia de Dios. Recibir la Palabra viva no sólo alumbra el camino y dirige los pasos, también da el derecho y la gracia de llamar al Creador “Padre nuestro que estás en los cielos.”

En Jesús la Palabra pasa de la página escrita al corazón. En Juan 12:35 dice que Jesús manda a sus seguidores que anden en la luz. Después dice: Aún por un poco de tiempo está la luz entre ustedes, pero cuando él se fue no los dejó sin “la luz”, en Juan 14 y Juan 16 y en Hechos 1 envió al Espíritu Santo para que esté con nosotros.

Su vida alumbra nuestra vida para que otros puedan ver

Cuanto más tiempo caminamos con él, más entendemos que el enfoque de su luz va más allá de nosotros a todo el mundo. 2 Corintios dice:

            Porque no nos predicamos a nosotros mismos sino a Cristo Jesús como Señor; y a nosotros como siervos de ustedes por causa de Jesús. Porque el Dios que dijo: “La luz resplandecerá de las tinieblas” es el que ha resplandecido en nuestro corazón para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo (2 Corintios 4:5-7).

En las luchas y en las pruebas, si fijamos la mirada en Jesús, su luz brillará en nosotros y a través de nosotros y su fuerza se manifestará en nuestra debilidad. Si reconocemos que no somos el punto final, estaremos mejor enfocados y disponibles para que él nos use y hable a través de nosotros; nos presentará oportunidades para brillar en palabra y acción. Jesús dijo:

            “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no puede ser escondida. Tampoco se enciende una lámpara para ponerla debajo de un cajón, sino sobre el candelero; y así alumbra a todos los que están en la casa. Así alumbre la luz de ustedes delante de los hombres, de modo que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos.

Para eso somos llamados. Somos escogidos para más que ir al cielo cuando muramos. Fuimos escogidos para demostrar su gloria ahora en toda circunstancia; para manifestar hoy su reino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo en la tierra de los vivos (1 Pedro 2:9; Efesios 5:8-11).

De manera que debemos cuidar nuestro enfoque y todo lo que afecte nuestra visión. Jesús dice que nuestro enfoque determina la dirección hacia donde iremos:

            “La lámpara del cuerpo es el ojo. Así que, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. 23 Pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará en tinieblas. De modo que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande es esa! (Mateo 6:22-23).

Caminemos juntos en su luz, para él y para aquellos que están atrapados en tinieblas.

Gracias por incluirnos en sus oraciones y ayudarnos con sus ofrendas para que la luz del evangelio llegue a las naciones. Por favor recuérdenos este mes. Estos son días difíciles, pero de mucha oportunidad para que sus discípulos seamos faros salvando a muchas embarcaciones en peligro. ¡Deje que su luz brille!

En Cristo Jesús,

Stephen Simpson

Acerca del autor: STEPHEN SIMPSON es el Editor de One-to-One Magazine y el Director de CSM Publishing. Su ministerio también se extiende al liderazgo de iglesias y ministerios en los Estados Unidos y otras partes del mundo

Usado con permiso de Pastoral Letter (Carta Pastoral) de agosto de 2020

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Actualizada 2015.