Hugo M. Zelaya
La revelación de la divinidad de Jesús fortalece la fe
Introducción
Hay dos ocasiones en el Nuevo Testamento que narran la interacción de Jesús con sus discípulos en medio de dos tempestades. En una Jesús manda a los discípulos que pasen en una barca al otro lado del lago y Él sube a un monte a orar. En media tormenta va a ellos caminando sobre el agua. Ellos se asustan porque creen que es un “fantasma” (Mateo 14:22-32 y Marcos 6: 43-52).
En la otra tormenta, Jesús pasa con ellos en la barca y la interacción entre Jesús y los discípulos es muy diferente. Los pasajes están en Mateo 8:23-27; Marcos 4:35-41 y Lucas 8:22-25. Basaremos esta meditación en el relato de Lucas que dice así:
22 Aconteció en uno de aquellos días que él entró en una barca, y también sus discípulos. Y les dijo: Pasemos a la otra orilla del lago. Y zarparon. 23 Pero mientras ellos navegaban él se durmió. Entonces se desencadenó una tempestad de viento en el lago, y ellos se anegaban y peligraban. 24 Acercándose a él, lo despertaron diciendo: ¡Maestro, Maestro! ¡Perecemos! . Y despertándose reprendió al viento y al oleaje del agua; y cesaron y se hizo bonanza. 25 Entonces les dijo: ¿Dónde está la fe de ustedes?Atemorizados, se maravillaron diciéndose los unos a los otros:¿Quién es este que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen?
Definiciones
Es bueno mantener presente que el propósito de los milagros del Señor va más allá de llenar la necesidad inmediata. Jesús nunca se desvió del cumplimiento del propósito de su venida que era recobrar lo que el primer Adán había perdido y extender el reino de Dios en la creación. Todo lo que Jesús hacía y decía era para entrenar a sus discípulos a hacer lo mismo.
El diccionario define a un discípulo como la: “Persona que sigue la opinión de una escuela, aun cuando viva en tiempos muy posteriores a los maestros que la establecieron.” Discípulo de Aristóteles, de Platón, de Epicuro.”1 Vale decir que el discipulado de los creyentes sigue siendo la manera en que Dios entrena a su Iglesia hoy.
Cuando estaba en la secundaria, me enseñaron los siguientes elementos que son de mucha ayuda para escribir un relato. No todos son esenciales para definir las lecciones que Jesús enseñó a sus discípulos y a nosotros, pero nos ayudarán a entender la composición de todas las historias narradas en las Escrituras.
1. Tema: es el asunto sobre el que trata la historia. Los temas se expresan con sustantivos como amor, muerte, soledad, libertad, justicia, etc., y algunos complementos, por ejemplo, la imposibilidad del amor a primera vista. No se debe confundir tema con historia.
- Historia: se compone de un principio, desarrollo (nudo), y desenlace (final). El desarrollo contiene a su vez el conflicto que es el problema, además del clímax que es el punto de mayor tensión en la historia.
- Trama: es el orden en el que el narrador cuenta las partes de la historia: cronológicamente, iniciando por el conflicto.
- Ambiente: se compone de elementos como el tiempo, espacio, entorno social, etc. Sirve para conocer dónde se desarrolla la historia e influye en los personajes. (Las dos historias se desarrollan en la región del Mar de Galilea, bien conocida por los discípulos)
- Narrador: puede o no estar involucrado en la historia.
- Personajes (o protagonistas) quienes realizan las acciones del cuento.” 2
De estos elementos tomaremos sólo tres para establecer como mayor claridad la manera en que Jesús aprovecha estos elementos para enseñar a sus discípulos: Tema, Historia, Protagonistas.
El Tema
El tema es la FE. Los discípulos y nosotros necesitamos ayuda en este tema. No todos estamos en el mismo lugar con respecto a la fe. Unos necesitamos activar la medida de la fe que Dios repartió a cada uno (Romanos 12:3) como en Lucas 8:25— ¿Dónde está la fe de ustedes? Otros tenemos un poco de fe y el Señor usa la tempestad para hacerla crecer como en Mateo 8:26 — ¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe? Otros no tenemos fe del todo en el momento de prueba como en Marcos 4.40: ¿Por qué están asustados? ¿Todavía no tienen fe? De manera que todo este drama se desarrolla por la necesidad de fe que tenían sus discípulos y nosotros.
Otro detalle interesante es que Jesús encuentra un lugar en la barca para descansar, se queda dormido y la tormenta no lo despierta. Jesús había pasado largas horas ministrando a la multitud y en su humanidad estaba extremadamente agotado. Recordemos lo que dijimos en el artículo anterior de las dos naturalezas del Señor: Ninguna adopta características de la otra. Su humanidad duerme, pero su divinidad está consciente de todo lo que pasa y mantiene el control sobre su creación. Su divinidad lo hubiera despertado oportunamente sin necesidad que lo hicieran hombres dominados por el miedo.
Los discípulos se portan como si Jesús no hubiera estado ahí con ellos. El miedo los impulsó a despertar a Jesús para que hiciera algo como si a él no le importara la seguridad de ellos. Esta es una de las características del miedo, actuar descontroladamente. Es también una de las armas más mortales que el reino de las tinieblas usa contra los hijos de luz. No seamos muy severos con los discípulos. Ellos son un espejo donde nos vemos nosotros.
Alguien ha dicho que todos los demonios del mundo no pueden destruir a la Iglesia del Hijo de Dios ni tocar al Señor. Efesios 5:25-27 dice que Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, a fin de santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra, para presentársela a sí mismo una iglesia gloriosa que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante sino que sea santa y sin falta. Y 2 Timoteo 1:7— Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía sino de poder, de amor y de dominio propio.
En este punto del desarrollo de su transformación, los discípulos no conocían realmente quién era Jesús. Si hubieran sabido quién era él, no hubieran tenido miedo y creído que los dejaría ahogarse. Nosotros tampoco lo conocemos como realmente debiéramos. Sé que un día llegaremos a conocerlo y esto será por la revelación del Espíritu Santo (1 Corintios 15:51y 52; 1 Juan 32)
Jesús usa este incidente para mostrarnos que él es en verdad el Hijo de Dios. La revelación que Jesús es el Hijo de Dios Todopoderoso produce fe. A la pregunta del Señor de quién decían ellos que era él, Pedro le responde en Mateo 16:16 — ¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente! Y en el versículo 17 Jesús respondió y le dijo: —Bienaventurado eres, Simón hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
El Relato (La Trama)
Tiene un comienzo, un final o desenlace y entre los dos un clímax que es el punto de mayor tensión en la historia. El relato comienza con Jesús cumpliendo su misión a un lado del lago y ordenándoles subir a la barca para pasar al otro lado y terminar su misión en esa región. Jesús sabía lo que ocurriría entre una orilla y la otra y usaría este incidente para revelarse a ellos. Note el tono imperativo en 22Pasemos a la otra orilla del lago. Era una orden que los discípulos obedecieron inmediatamente — Y zarparon.
Este relato tiene que ver particularmente con el encargo a Jesús de su Padre para la casa de Israel. Hay otra orden de Jesús en otro pasaje que es universal y corresponde cumplirla a los discípulos suyos entonces y ahora. Está en Mateo 28:18-20 y dice:
Jesús se acercó a ellos y les habló diciendo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, 20 y enseñándoles que guarden todas las cosas que les he mandado. Y he aquí, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.”
Sus palabras Pasemos, Vayan era entonces y ahora la garantía de que nada se los impediría. No que las tormentas no vendrían. Sí que en las tormentas apreciarían más quién es él. La tempestad llegó a ser parte de su entrenamiento. Es el clímax, el “Punto de mayor tensión” en el relato.
Visualicemos este drama. Todo comienza y continúa muy bien por un tiempo. ¿Recuerda usted los primeros meses, quizás años, después de su conversión? Éramos como recién casados. Nada perturbaba el estado idílico de nuestra relación con el Señor. La vida nos trataba con “guantes de seda” y nunca se nos ocurría que esta condición llegaría un día a su fin. La razón es que éramos bebés espirituales y a ellos no se les requiere enfrentar tempestades. Pero no nos quedamos así, un día tuvimos que comenzar a madurar y a enfrentar obstáculos pequeños primero y mayores después.
Cuando los discípulos entraron en la barca, el mar estaba tranquilo y la brisa era apenas suficiente para llenar las velas e impulsarlos hacia el otro lado. Pero algo comienza a gestarse en el mar –Una tormenta– Nada inusual para ellos que conocían esa región muy bien. Unos se ganaban la vida pescando en el lago y habían sorteado tempestades muchas veces. Además, Jesús estaba con ellos. Él se encargaría (pensaría uno).
Ahora, una pregunta que podría ser controversial para algunos ¿Era la tormenta de Dios o del maligno? Muchos creen que fue provocada por espíritus malos; que si hubiera sido de Dios la Escritura hubiera usado otra palabra para describir la acción de Jesús. Lo cierto es que Jesús reprendió al viento y al oleaje del agua; y cesaron y se hizo bonanza (Lucas 8:24). El poder y la autoridad sobre su creación siguen siendo de él
El desenlace
Jesús dormía. A los discípulos les parecía que a él le correspondía hacer algo en la tormenta. No se les ocurrió que era la oportunidad de ellos para poner en práctica lo que Jesús les había venido enseñando.
Aquí vemos dos dinámicas simultáneas: Dios permitiendo que los discípulos activaran su fe y el diablo metiéndoles miedo para que dudaran de su palabra e induciéndoles a pensar que a él no le importaba que ellos se ahogaran. ¿Le suena conocido? La misma estrategia del Edén Con que Dios dijo. No me diga que eso no le ha pasado a usted. A mí sí
La duda es un terreno resbaloso. Hay personas que blasfeman porque creen que a Dios no le importa lo que ellos están sufriendo. “Si Dios es un Dios de amor, ¿por qué no hace algo con todas estas calamidades?” La respuesta es que Jesús siempre está al tanto de todo lo que está pasando aunque nos parezca que esté dormido. Está listo a revelarse y hacernos sentir su presencia. Nunca ha dejado de cumplir su promesa de estar siempre con nosotros. Si nos mantenemos firmes en la fe, el resultado nos llevará “al otro lado del lago” para cumplir con la misión que él nos ha encomendado.
Con más miedo que vergüenza los discípulos reclaman: ¡Maestro, Maestro! ¡Perecemos! — ¡Maestro! ¿No te importa que perecemos? Jesús despierta, reprende la tormenta y los discípulos ven a Jesús en una luz diferente — ¿Quién es este que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen? El resultado de todo: Descubrieron quién es Jesús.
Los protagonistas
Los protagonistas son Jesús y sus discípulos. La conexión que tienen entre sí. La correspondencia de discípulo a discípulo y ellos con su maestro. El trato personal y la comunicación abierta entre ellos.
Los discípulos revelan la condición suya, y la mía, en las tormentas: Miedo e incredulidad. Jesús revela su amor inquebrantable y el del Padre por los suyos. Cuando Jesús ascendió a su lugar de origen, envió al Espíritu Santo a tomar su lugar. El Espíritu Santo cayó sobre la Iglesia en Pentecostés en representación de Jesús. Como diciendo: Sigo con ustedes.
El “tiempo de refrigerio” de Hechos 3 no duró mucho. Al poco tiempo se desataron el hostigamiento de las autoridades religiosas y civiles y la persecución en un intento de acabar con la Iglesia. No hubo miedo esta vez, aunque sí “una gran nube de testigos” que prefirieron perder su vida natural con tal de “obtener una resurrección mejor” (Lea Hebreos 11).
Cuando el Señor permite estos tiempos de tormenta, recordemos que él tiene todo el poder, toda la autoridad y todo el control y las permite para darnos algo que no tenemos o algo mejor de lo que tenemos.
La Iglesia no fue exterminada entonces ni ahora. La Iglesia ha permanecido estos 21 siglos, ha crecido y se ha fortalecido y cuando el Señor venga por ella será una Iglesia triunfante y gloriosa.
Conclusión
Las tormentas nos sorprenden a todos – Pero en ellas recibimos algo que no teníamos antes. En las tormentas hay tendencia a olvidar lo que hemos visto y oído de Jesús. Pero si nos mantenemos firmes en su palabra, saldremos más fuertes de como entramos.
En las tormentas la lucha es entre dos reinos, el reino de la luz y el reino de las tinieblas. El de las tinieblas es un reino derrotado y nunca podrá vencer al reino de Dios. Es también una lucha entre la verdad de Dios y la mentira de Satanás, entre la FE y el miedo, entre el caos y el orden.
8 Sean sobrios y velen. Su adversario, el diablo, como león rugiente anda alrededor buscando a quién devorar. 9 Resistan al tal estando firmes en la fe, sabiendo que los mismos sufrimientos se van cumpliendo entre sus hermanos en todo el mundo. 10 Y cuando hayan padecido por un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, quien los ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, él mismo los restaurará, los afirmará, los fortalecerá y los establecerá. 11 A él sea el dominio[b] por los siglos. Amén. (1Pedro 5:8-11).
Notas
- Diccionario de la Real Academia Española
- Elementos del cuento “Segundo de Secundaria, Instituto Regiomontano Cumbres de la Salle https://2c-cumbres.webnode.mx/news/elementos-del-cuento/
Hugo M. Zelaya es el fundador de las Iglesias de Pacto en Costa Rica y hasta septiembre del 2017 fue el pastor general de la Iglesia de Pacto Nueva Esperanza en San José. Él y su esposa Alice viven en La Garita, Alajuela, Costa Rica.
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Actualizada 2015.