Hugo M. Zelaya
Juan 17:5 — “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.”
Introducción
Todas las cosas por o para Dios que se producen sin él y que se hacen por costumbre o por tradición, no toman en cuenta su significado bíblico, dejan de producir los efectos para los que fueron diseñadas por Dios. La realidad muestra que las mismas verdades que una vez cambiaron el mundo y que hoy se hacen por tradición, no cambian a nadie y más bien permiten que el mundo cambie a la iglesia. Cada generación debe buscar la revelación del Espíritu Santo que tuvo la Iglesia Primitiva para lograr cumplir con el propósito de Dios.
Verdades como pacto, discipulado, sujeción, relaciones de compromiso, reproducción por células, orden familiar y actividades como la predicación, la adoración, celebraciones como bodas, Santa Cena,n presentación de niños, etc., están en peligro constante de pasar a la dimensión natural del hombre donde las pueda manejar sin Dios y de esa manera quedar sin vida. El Espíritu Santo es el único que puede mantener vivas estas verdades.
Sparks dice que “cuando separamos algo de Dios, sea lo que sea, y lo convertimos en una mera enseñanza, tarde o temprano perderá su impacto y la cosa llegará a su fin.”1
Por él y para él
Para alcanzar la efectividad de la Iglesia Primitiva, debemos mantener siempre presente lo que dice Colosenses 1:16: En él fue creado todo lo que hay en los cielos y en la tierra, todo lo visible y lo invisible; tronos, poderes, principados, o autoridades, todo fue creado por medio de él y para él.
Todo tiene que originarse en él y regresar a él para que logre el efecto deseado o esperado por Dios. Isaías 55:10-11 dice:
«Así como la lluvia y la nieve caen de los cielos, y no vuelven allá, sino que riegan la tierra y la hacen germinar y producir, con lo que dan semilla para el que siembra y pan para el que come, así también mi palabra, cuando sale de mi boca, no vuelve a mí vacía, sino que hace todo lo que yo quiero, y tiene éxito en todo aquello para lo cual la envié».
Jesús vino del Padre y regresó a él. De manera que su trascendencia va más allá de lo que hizo y enseñó como hombre, con las limitaciones naturales que él mismo se impuso.
Acabamos de celebrar su nacimiento, pero muchos lo han hecho sin tener conciencia del significado trascendental del Hijo de Dios, sin recordar la importancia que las Escrituras atribuyen a su persona. Han celebrado por tradición o costumbre y de manera más o menos automática.
Muchos han cantado «¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra a todos los que gozan de su favor!» (Lucas 2.14) Pero no han oído a la multitud de ángeles, que todavía lo celebran.
El regreso de Jesús al Padre
Habiendo cumplido en este mundo todo lo que el Padre le encargó, Jesús prepara a sus discípulos para su regreso al Padre (Juan 17). Inicialmente, ellos como muchas veces nosotros, solo vieron el efecto natural que su partida tendría en ellos. Pero cuando recibieron al Espíritu Santo prometido, ellos reconocieron la importancia eterna de Jesús. Dejaron de verlo desde una perspectiva natural y esa revelación transformó sus vidas y ministerios y “trastornó (impactó) el mundo entero” (Hechos 17:6).
Jesús vino con una gran lista de asuntos que cumplir en un tiempo limitado. Catorce veces los evangelios dicen que lo que Jesús hacía era “para que se cumpliera lo que fue dicho por los profetas.” Pero Mateo 1:22 dice: “Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor dijo por medio del profeta…” De manera que su agenda había sido preparada en la eternidad por él, su Padre y el Espíritu Santo y que Jesús anunció en el Antiguo Testamento a través de sus profetas.
Hay muchos asuntos de importancia trascendental que el Hijo de Dios vino a cumplir. Escogemos seis:
- Vino” a salvar a su pueblo de sus pecados.” Un ángel (creado) se le apareció en un sueño a José que pensaba en dejar a María, pues él no era el padre del niño que nacería y le dijo: «No temas recibir a María, tu mujer, porque su hijo ha sido concebido por el Espíritu Santo. María tendrá un hijo, a quien pondrás por nombre JESÚS porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo1:20 y 21).
- Vino a “salvar lo que se había perdido” (Juan 12.47, Marcos 18.11 y Lucas 19.10). Vino a salvar todo el propósito de Dios para el hombre: lo que Adán cumplió y lo que no cumplió.
- Vino “Para dar testimonio a la verdad” (Juan 18.37).
- Vino para darnos vida y en abundancia (Juan 10:10).
- Vino a reconciliarnos con Dios (Hebreos 10).
- Vino para dar a conocer al PADRE (Juan 1:18: “A Dios nadie lo vio jamás; quien lo ha dado a conocer es el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre.” Muchos no perciben que esta razón sea tan importante como las otras.
Veamos esta última razón de su venida un poco más detallada. Seis veces en el capítulo 17 de Juan, el Señor hace mención del Padre.
- v1 «Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti.»
- v5. «Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.»
- v11. «Padre santo, a los que me has dado, cuídalos en tu nombre, para que sean uno, como nosotros.»
- v21 «…como tú oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.»
- v24. «Padre, quiero que donde yo estoy también estén conmigo aquellos que me has dado.»
- v25. «Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han reconocido que tú me enviaste.»
Tres veces en este mismo capítulo, Jesús menciona directamente que había venido para dar a conocer su nombre:
- v6. «He manifestado tu nombre a aquellos que del mundo me diste.»
- v26. «Y les he dado a conocer tu nombre.»
- v26. «Y aun lo daré a conocer.»
Incluyamos, además, la oración que Jesús enseñó a sus discípulos en Mateo 6: “Padre nuestro, que estás en los cielos…”
Algo sobre nombres
Los nombres sirven para identificar un ser de entre muchos. Dios no necesita nombre porque él es el único Dios verdadero. No existen otros para que necesite distinguirse de entre ellos. Así fue que en Éxodo 3:14 cuando Moisés preguntó a Dios su nombre, su respuesta fue ”YO SOY EL QUE SOY.”
Cada una de las tres personas de la Trinidad puede responder igualmente “YO SOY EL QUE SOY” o “YO SOY” como lo abrevió Jesús en los evangelios. Cuando Jesús reclama ser el Hijo del Dios, los judíos, con incredulidad o como trampa, le preguntan en Juan 8:19: “Dónde está tu Padre.” En Juan 8:24 Jesús les responde diciendo: «…Si ustedes no creen que yo soy, en sus pecados morirán.»
Y en Juan 8:56-58 Jesús dice: «Abrahán, el padre de ustedes, se alegró al saber que vería mi día. Y lo vio, y se alegró.» Los judíos le dijeron: «Ni siquiera tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?» Jesús les dijo: «Antes de que Abrahán fuera, yo soy.»
La legitimidad de Jesús
Los judíos cuestionaban que Jesús fuera hijo legítimo de María. Sin embargo, el Padre había declarado dos veces que Jesús era su Hijo: en su bautismo en Mateo 3:17 y en el monte donde se transfiguró en Mateo 17:5. Dios Padre dijo: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco.» La afirmación de Jesús de que Dios es su Padre es más que una defensa de lo que decían los judíos. Más bien es una invitación para que ellos también aceptaran que su Padre lo había enviado y fueran hechos hijos de Dios.
Más que un nombre, PADRE, es una relación. No todos hemos tenido una buena relación con nuestros padres terrenales para que esto nos cause el impacto que tuvo cuando Jesús lo reveló. Adam Clarke hace el siguiente comentario del Padre Nuestro:
“La palabra Padre incluye dos grandes ideas, que deben servir de base a todas nuestras peticiones:
1º. Ese amor tierno y respetuoso que debemos sentir por Dios, como el que sienten los hijos por sus padres.
2do. Esa fuerte confianza en el amor de Dios por nosotros, como el que los padres tienen por sus hijos.
Por tanto, todas las peticiones de esta oración se refieren estrictamente a la palabra Padre.”
Clarke continúa diciendo: “Esa no era la manera en que los judíos se relacionaban con Dios. Antes que Jesús lo revelara como Padre, los judíos lo tenían como un Dios aislado e inaccesible y por lo tanto, su relación con él era muy remota. Esta percepción de Dios les producía miedo y hasta terror. No se atrevían a pronunciar su nombre, JEHOVÁ. El Antiguo Testamento escrito en hebreo antiguo no usa las vocales y escribe su nombre YHWH que son las cuatro consonantes de la palabra hebrea para Jehová que significan YO SOY EL QUE SOY. Respuesta de Dios a Moisés (Éxodo 3:14).”1
Otra característica de Dios es que nadie lo ha visto jamás. En Éxodo 33.20 Moisés pide ver la gloria de Dios y él le responde: “No podrás ver mi rostro, porque ningún hombre me verá y quedará vivo.” Jesús lo confirma de esta manera en Juan 6:45-46: «En los profetas está escrito: “Y todos serán enseñados por Dios.” Así que, todo aquel que ha oído al Padre, y ha aprendido de él, viene a mí. No es que alguno haya visto al Padre, sino el que vino de Dios; éste sí ha visto al Padre.»
Una pregunta, ¿cómo se relacionó Dios con Adán, Enoc, Abraham, Moisés, David, y los profetas? La respuesta es que lo hizo por medio del Hijo quien representaba al Padre en esa dispensación. La eternidad del Hijo está sustentada en la Biblia. Juan 1:1 llama al Hijo “la Palabra o “el Verbo” como en otras traducciones, y dice: “En el principio ya existía la Palabra…” y en el versículo 9 del mismo capítulo: “La Palabra, la luz verdadera, la que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”
Apariciones del Hijo en el Antiguo Testamento
El nacimiento de Jesús no era la primera vez que el Hijo venía al mundo en condición de hombre. La Teología Sistemática de Charles Hodge dice lo siguiente:
«El Antiguo Testamento menciona con frecuencia a una persona distinta a la Primera Persona de la Trinidad pero con los mismos títulos, atributos y obras de Dios. Esta persona que se presenta en forma de hombre, es el Hijo, la segunda Persona de la Trinidad y es llamada el “Ángel del Señor,” “el Ángel de Jehová.” “el Señor”, el Señor de los ejércitos,” y “Jehová”.»2
Ejemplos:
Hodge y muchos comentaristas concuerdan que a quien se menciona en los siguientes ejemplos es el Hijo de Dios.
Agar se fue huyendo de Sara y en Génesis 16:7 dice que “El ángel del Señor la encontró junto a un manantial en el desierto…”
Abrahán recibe la visita del Hijo que viene acompañado de dos ángeles. En Génesis 18:1 dice: “El Señor se le apareció a Abrahán en el encinar de Mamre… y en el versículo 2 dice: “Al verlos, rápidamente se levantó de la entrada de su tienda para recibirlos. Se postró en tierra.” Ningún ángel creado acepta que se postren ante él. La adoración es solo para Dios.
Dios puso a prueba a Abrahán y en Génesis 22:1 y en el versículo 2 lo manda a sacrificar a su hijo Isaac. Cuando está a punto de hacerlo los versículos 11 y 12 dicen que “El Ángel del Señor le dijo: «No extiendas tu mano sobre el niño, ni le hagas nada.”
Jacob luchó con un “hombre” en Génesis 32:24 para que lo bendijera, sabiendo que venía de Dios, pero todavía no sabía que era Dios, hasta después de que el “hombre” se deja vencer. Jacob le pregunta su nombre y los versículos 29 y 30 dicen: « ¿Para qué quieres saber mi nombre?» Y lo bendijo allí. A ese lugar Jacob le puso por nombre «Peniel», porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y sigo con vida.»
Isaías 6 da testimonio de la visión que tuvo el profeta antes de comenzar su ministerio. El versículo 1 dice: «En el año que murió el rey Uzías, yo vi al Señor, sentado sobre un trono alto y sublime». En el versículo 5 dice: « ¡Ay de mí! ¡Soy hombre muerto! ¡Mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos…!» El comentario de Juan 12:41 de Adam Clarke dice que el “Señor sentado sobre un trono es Cristo.” La siguiente es la traducción textual de su comentario: «Parece evidente, a partir de este pasaje, que la gloria que vio el profeta era la gloria de Jehová: Juan, por tanto, al decir aquí que era la gloria de Jesús, muestra que él consideraba a Jesús como Jehová.»3
Resumen
Jesús nació para darnos a conocer al Padre. — En el momento de su muerte “el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo” (Marcos 15:38) y “cuando éramos enemigos de Dios fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo” (Romanos 5:10). — Con su resurrección traspasó los cielos y se sentó a la derecha de Dios e intercede por nosotros (Romanos 8:34).
Heb.4:14-16 dice:
“Por lo tanto, y ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos… acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para cuando necesitemos ayuda.”
Que el Padre haya sido inaccesible en el Antiguo Testamento, no quiere decir que dejara a su pueblo sin acceso pues le mandó a su Hijo para que pudieran venir a él. Esto concuerda con la declaración de Jesús en Juan 14:6 que dice: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.»
También en el Antiguo Testamento el Hijo eterno manifestaba la presencia de Dios. Nuevamente, Adam Clarke dice que quienes tuvieron esta experiencia, reconocieron después que habían visto a más que a un ángel creado, tuvieron miedo por haber visto a Dios y seguir con vida.4
La inaccesibilidad del Padre se debe al pecado heredado de Adán, pero él siempre ha querido tener comunión cercana con sus hijos. 1 Juan 3 dice: «Así que, lo que hemos visto y oído es lo que les anunciamos a ustedes, para que también ustedes tengan comunión con nosotros. Porque nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.»
Conclusión
Mantener cercanía con Dios es una lucha constante, cada momento, todos los días. La tradición y la costumbre nos pueden robar la abundancia de su vida prometida por nuestro Señor. Nuestra humanidad encuentra muy fácil dejar de depender de Dios y hacer en la carne lo que aprendimos de él. Pero las obras de la carne no agradan a Dios. Él sólo recibe lo que se origina y depende de él. Estas obras de la carne, se sienten bien en el momento de hacerlas, pero no duran y después nos quedamos vacíos. Servir a Dios sin él no produce vida.
No hay vida cuando oramos, cantamos, predicamos y pronunciamos palabras acerca de él, pero nuestra atención está en la forma de hacerlo o en la aprobación de la congregación.
Sabemos que nos hemos alejado de Dios cuando dejamos de percibir su presencia. El enemigo ya no nos ataca porque no somos amenaza para él, y peligramos en pasar a ser sus instrumentos. Gracias a Dios que el Señor nos dejó al Espíritu Santo para atraernos a él (Ver Cantares 1:4 versión Reina Valera de 1960). Podemos volvernos a él y él a nosotros como en la historia del hijo pródigo en Lucas 15:18.
Pidámosle que se nos permita verlo sentado en su trono en toda su gloria. No se asuste cuando sea probado. Es para nuestro bien. Adán fue probado, no pasó la prueba y fue expulsado del Edén para que no comiera del árbol de la vida. Jesús fue probado y pasó la prueba para que nosotros pudiéramos hacerlo también y alcanzáramos a comer del árbol de la vida.
Mantenga fresca la vida de Dios en usted. Lea la Biblia, ore, ayune y testifique. Recuerdo testificar a mis compañeros de trabajo al día siguiente de mi conversión. Uno de ellos me dijo: “Vamos a ver cuánto te dura.” Eran los años de 1965 cuando la Renovación Carismática estaba en su apogeo en los Estados Unidos.
Renuncié a mi trabajo de noche para tener más tiempo e integrarme de lleno en el avivamiento de la iglesia. Pero en tres semanas se me terminó el dinero y no tenía con que pagar la casa y comprar alimento. Confundido le reclamaba al Señor, pero Dios es fiel y en su gracia y misericordia no escuchó mis reclamos y justo cuando terminaba la tercera semana, me dio un trabajo con un salario mayor y con tiempo para estar en la iglesia. Es como si Dios me dijera: “No dejes de pagar tu casa. No dejes de alimentar a tu familia. Sé fiel a tu compromiso.”
Oremos: Espíritu Santo, muéstranos al que hizo este universo. Enséñanos a darle su lugar en nuestras vidas. Acércanos cada día más a él, y danos la capacidad para darle el primer lugar en nuestras vidas. Señor, enséñanos lo que es una relación de compromiso contigo y con tu iglesia. Danos más de tu Espíritu Santo para servirte y hacer un una diferencia en nuestro entorno. Revélanos más la persona de Jesús y la razón por la que hemos venido a este mundo.
Tócame, toca a cada hombre, mujer, joven, niño que leen u oyen tu palabra. Trae sentido a tu palabra y capacítanos a vivir en ella y por ella. Amén
Nota: A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Contemporánea
Obras citadas: 1. https://www.austin-sparks.net/english/books/001873.html
2, 3, 4. Power Bible CD Comentario de Adam Clarke
Hugo M. Zelaya es el fundador de las Iglesias de Pacto en Costa Rica y hasta septiembre del 2017 fue el pastor general de la Iglesia de Pacto Nueva Esperanza en San José. Él y su esposa Alice viven en La Garita, Alajuela, Costa Rica.