Por Charles Simpson

Querido amigo en Cristo:

Le ruego a Dios que usted y los suyos tengan un Año Nuevo muy bendecido. Ahora que comenzamos el 2023, quiero compartirle algunas reflexiones y testimonios personales que confío le animarán en la época que se avecina.

Las batallas y las bendiciones parecieran no corresponder en la misma frase, pero lo cierto es que sí corresponden. Mi propósito en esta carta es ayudarnos a comprender que es posible que las bendiciones procedan de las batallas. En realidad, nuestra misma salvación proviene de la batalla que precedió a la cruz, cuando Jesús sudó sangre y se entregó a la voluntad del Padre. La crucifixión, en la que Jesús llevó el peso de los pecados de todo el mundo, es la mayor de las batallas, y su resurrección es la mayor de las victorias, cuando se levantó victorioso sobre el pecado, la muerte, el infierno y el sepulcro.

Tenemos una gran herencia en Cristo; hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en Cristo (vea Efesios 1:3). Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (ver Romanos 8:37). No podemos experimentar plenamente su victoria hasta que hayamos ganado victorias en nuestras propias batallas. Son héroes quienes han sido probados en las batallas y han salido victoriosos. Nuestras libertades, nuestra herencia, nuestros testimonios, y nuestras relaciones que perduran son probadas en combate.

Personal
Los años de 1979 y 1980 están entre los más difíciles de mi vida y de la vida de nuestra familia. En 1979, Jim Jones engañó infamemente a cientos de los seguidores de su secta a quienes llevó a Guyana y, en última instancia, al suicidio. Fue una tragedia traumática que sacudió a muchas naciones, provocando sospechas y ataques contra muchas iglesias y grupos cristianos legítimos. Un destacado tele-evangelista cristiano, entre otros, me tachó de «líder de una secta». En un tiempo tuvimos programas diarios en su cadena de televisión, pero más tarde difundió muchas falsedades perjudiciales contra nosotros. Otros predicadores, incluidos algunos de nuestra propia ciudad, hicieron eco de sus calumnias.

Mi familia y yo nos mudarnos a un distrito de Mobile, Alabama. La esposa de un pastor local escribió un panfleto asegurando que yo era un «nuevo Jim Jones». Eso provocó que unas personas quemaran cruces frente a nuestra casa y que nuestra propiedad fuera objeto de vandalismo repetidamente.

Una vez dispararon contra una de nuestras ventanas; y un hostigador se asomaba por otra ventana; a uno de nuestros hijos lo escupieron y lo atacaron físicamente en la escuela. También tuvo que lidiar con un automóvil que pasaba por nuestro patio a media noche; durante una temporada, tuvimos que contratar guardias para que cuidaran nuestra casa. Y como si eso fuera poco, fue un tiempo en el que yo tenía que viajar a menudo para cumplir con mi ministerio.

En 1980, me invitaron a una conferencia de líderes en Illinois a la que asistieron unos 60 líderes internacionales. No me encontraba bien físicamente, pero fui de todos modos. El tema a tratar era «La controversia del discipulado». Llegué temprano para encontrarme con dos amigos que me dijeron que no confiaban en mí. ¡Esa conversación fue extremadamente dolorosa!

Aquella noche me acosté en plena oscuridad, postrado en la cama, y sudando una fiebre que me impedía conciliar el sueño. En medio de la oscuridad y la quietud, tuve la visión de una figura ancestral parada en medio de un campo rodeado de adversarios que intentaban matarlo y quitarle el campo, pero él gritaba, una y otra vez: «No podrán quitarme este campo.» Entonces yo también comencé a decirlo juntamente con él una y otra vez, mientras yacía en la cama: «¡No podrán quitarme este campo!» De repente me levanté, encendí la luz y tomé mi Biblia. La abrí al azar y ante mis ojos estaba 2 Samuel 23:11-12.

El pasaje describe a Samma, parado en medio de un campo de lentejas, rodeado de filisteos hostiles que querían matarlo y quitarle su campo. Él entonces se paró en medio de aquel terreno y lo defendió, y mató a los filisteos; y Jehová le dio una gran victoria.

Entonces el Señor me habló: «No renuncies a lo que te he dado». Allí mismo decidí, plantarme y luchar. Samma luchó, pero fue el Señor quien obtuvo la victoria. Samma fue probado en batalla y se convirtió en uno de los soldados más valientes de David.

Todo se reduce a las siguientes tres preguntas: ¿renunciaremos a lo que el Señor nos ha dado? ¿Dónde está la batalla? Y si salimos victoriosos, ¿quién ganó realmente la batalla?

Probados en batalla
A menudo leo el Salmo 24. Los versículos 8-9 dicen: «¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria. » Hay y habrá batallas, pero el Señor revela su poder y su gloria en las batallas. ¡Los testimonios proceden de las batallas ganadas!

En el Salmo 23, David dice: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.” David estaba bien adiestrado y tenía experiencia en el combate, primero con un león que quería sus ovejas, después con un oso, y pronto sería con un gigante.

Cuando Samuel fue a la casa de Isaí para ungir en secreto a un nuevo rey, estuvo a punto de ungir a Eliab, que era de buena apariencia, pero fue rechazado. Después de que el Señor rechazó a cada uno de sus hermanos, David que estaba apacentando las ovejas de su padre, fue llamado y Samuel lo ungió, porque David tenía un corazón conforme al corazón de Dios (ver 1 Samuel 16). Cuando llegaron los problemas, David levantó su cabeza, Dios vino en su ayuda y nada ni nadie podía oponérsele. (Ver también Romanos 8:31.) ¡Dios ama a quienes tienen corazones valientes!

Los verdaderos héroes son quienes han enfrentado batallas y han pasado la prueba. Soldados, fundadores y muchos otros han peleado en batallas y Dios les ha dado la victoria. Los que dicen ser «héroes» sólo de imagen o de palabra no son héroes de verdad.

Miles de millones de personas en todo el mundo disfrutan viendo los deportes en cada temporada. El problema es que mucha gente no sabe por lo que pasan los deportistas para llegar al campo de juego. El entrenamiento es difícil y muchos lo abandonan antes de alcanzar su meta o su sueño. A menudo, los espectadores son sólo eso… espectadores. Pero a medida que caminamos con el Señor, todos estamos entrenando para un momento especial y no debemos renunciar sino levantar nuestros ojos y ponerlos en Jesús. Si levantamos la cabeza, descubriremos que ¡el Señor es poderoso en batalla!

¡Mi querido amigo, no es cuestión de imagen, sino de corazón! ¡No sea ingenuo… acepte la prueba como una preparación para el campo de batalla y para conocer el poder del Todopoderoso! La ingenuidad es un verdadero problema. El hecho de que hayamos visto competiciones no significa que estemos preparados para una. De hecho, las personas ingenuas probablemente elegirán «líderes apuestos» en lugar de líderes que han sido probados en batalla; entonces la crisis seguramente llegará a líderes que no han sido probados y por lo tanto que no están preparados.

Ay de la gente que tiene líderes ingenuos y no probados que carecen de discernimiento o corazón para la batalla. Sus palabras seductoras arrastran a la autodestrucción a los seguidores ingenuos y no probados. Si el ciego guía al ciego, ¡ambos terminan en el hoyo! (ver Mateo 15:14)

Oportunidades en las crisis
Creo que nuestra nación y, en realidad, el mundo entero está en crisis, y que vendrán más. No estoy siendo pesimista. Daniel 12:10 nos dice que tanto la maldad como la justicia aumentarán, pero eso llevará a la purificación de los justos. Creo que las crisis pueden conducir al arrepentimiento y a la purificación. A menudo la gente necesita experimentar las consecuencias de su mal andar para cambiar de rumbo.

Así ha sucedido a menudo en la historia. Es al darnos cuenta de nuestro peligro cuando nos arrepentimos y buscamos a Dios. Esta es una gran oportunidad para buscar al Señor. También es una gran oportunidad para compartir el evangelio con alguien que está en crisis.

Este no es momento de culpar o condenar a la gente por su crisis. No es el momento de criticar a los que «se lo han buscado». Es el momento de ofrecer esperanza en el Señor, que es “poderoso en batalla.” Si salimos victoriosos de nuestras batallas, tenemos un testimonio que compartir y les podemos ayudar a superarlas.

¿Está usted en una batalla? ¿Se ha parado y ha hecho todo lo posible por mantenerse en pie? ¿Está dispuesto a levantar la cabeza? ¿Se ha entregado al Señor y ha puesto su confianza en él? ¿Tiene usted fe para un testimonio fresco, de algo que el Señor haya hecho?

En los años 60 y 70, muchos de nosotros viajamos por las naciones dando nuestros testimonios de sanidades, liberaciones y siendo bautizados en el Espíritu Santo. ¡Millones más fueron sanados, liberados, salvados y llenos del Espíritu Santo! Los testimonios son poderosos y traen la misma esperanza a los necesitados. Comparta su testimonio con otros y sea un edificador de la fe. Las Escrituras nos dan esta esperanza: Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría. (Salmo 30:5)

El Espíritu profético nos dice lo que tenemos por delante y que nos preparemos. La Biblia fue dada en ese Espíritu. Yo he intentado obedecer a ese Espíritu. No es un mensaje fácil, pero procede del amor de Dios. Entonces, ¿cómo nos preparamos? A continuación, expongo algunas reflexiones que, espero en Dios, procedieron de ese mismo Espíritu Santo.

  • Sepa que Dios nos ama, quiere que amemos a los demás y les revelemos su poder.
  • Sepa que él está con nosotros en el Espíritu Santo.
  • Sepa que su palabra viene de su Espíritu Santo. Llénese de su palabra.
  • Busque una nueva percepción de la palabra y del Espíritu Santo.
  • No luche con otros; nuestra batalla no es contra carne y sangre.
  • Estudie cuidadosamente Efesios 6:10-18 y cumpla lo que dice.
  • Manténgase enfocado en su reino, su Espíritu Santo y su misión (ver Hechos 1).
    • Evite distracciones innecesarias, debates, decirle a Dios lo que tiene que hacer. Escúchele a él.
  • Pídale paz en medio de sus tormentas. ¡Él nunca engendra miedo!

Poderoso en batalla
Mi intención al escribir este mes ha sido animarnos y fortalecernos, no asustarnos. Les amo y agradezco sus oraciones, su amistad y su apoyo financiero. Sí, también nosotros hemos tenido nuestras tormentas en nuestra familia y aquí en CSM. Por favor, continúe apoyándonos en el 2023. Aunque hay una gran oposición, ¡también hay una gran oportunidad! El evangelio de Jesucristo sigue siendo el poder de Dios para salvación. Sé que muchos de ustedes también enfrentan batallas. Por favor, sepan de nuestro amor y oraciones por ustedes. Oraremos con usted si desea compartir sus peticiones de oración.

Además, por favor marque en su agenda nuestra Conferencia de Líderes CSM Gatlinburg del 9 al 11 de mayo. Nuestro tema este año será «Ritmos de Gracia». ¡Muy pronto tendremos más información! Mi deseo para todos nosotros en el 2023 es que podamos probarnos a nosotros mismos en las batallas, levantar nuestras cabezas, y ver que el Señor es poderoso en batalla. ¡Él sigue siendo el Rey de la Gloria!

En Cristo Jesús,  Enero 2023

Charles Simpson

CHARLES SIMPSON es el escritor de la Carta Pastoral. También ministra extensamente en los Estados Unidos y en otras naciones.

Usado con permiso

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera de 1960.