Involucrado o inmovilizado

Autor Charles Simpson

Querido amigo en Cristo,

¡Pido al Señor que esta carta lo encuentre bien y disfrutando de un bendito tiempo en su vida! Creo que esta carta pastoral le será especialmente oportuna, y que la encontrará inspiradora. Dejo bien claro, que mi propósito no es criticar sino estimularnos a actuar de acuerdo con la voluntad de Dios. La inmovilidad de las personas buenas abre puertas para que vengan malas acciones.

En las últimas semanas, fuimos testigos del acto demoníaco de un joven que asesinó a 17 estudiantes en una escuela de La Florida. Algunos vieron las señales que apuntaban a ese acto malvado, pero no hicieron nada. Otros actuaron y salvaron vidas, a pesar del gran peligro. Hubo quienes quedaron paralizados, pero otros se involucraron realizando actos de heroísmo.

Recuerdo un día, hace muchos años, cuando estaba en la escuela secundaria, que un grupo de compañeros fuimos a darnos un chapuzón en nuestra poza favorita. Mientras braceaba en la poza, un amigo en la orilla gritó: «¡Hay una serpiente que te sigue!» Salí rápidamente del agua mientras la serpiente pasaba justo a mi lado y se dirigía hacia otro chico en la orilla. ¡Éste quedó paralizado de miedo y habría sido mordido, si otro chico no hubiera golpeado la serpiente con la rama de un árbol y la mató! Un muchacho se quedó inmóvil; el otro se involucró a pesar del riesgo.

Todos tenemos una gran deuda de gratitud con quienes se involucraron para salvar nuestras vidas, nuestra libertad y nuestras almas. Creo que Dios nos ha llamado a participar en ayudar a los demás, incluso cuando eso nos ponga en riesgo. La inercia carece de la capacidad, la fuerza o la voluntad de cambiar o moverse frente a un desafío.

Daniel 11:32 dice que “el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará.”  El apóstol Pablo advierte sobre una apariencia de piedad que niega su eficacia (2 Timoteo 3: 5). Una verdadera relación con Dios inspira y apoya la acción. Moisés advirtió a las dos tribus y media de Israel que no pasaron con el resto del pueblo y se quedaron al este del río Jordán: «No se queden aquí mientras sus hermanos van a la guerra» (Números 32:6). La Biblia dice claramente que debemos enfrentar los desafíos participando en la acción.

No necesito recordarles que estamos viviendo en un ambiente hostil y enfrentando serias provocaciones en este año de 2018. Algunos de estos desafíos son personales y otros culturales. Recientemente perdimos a un hombre muy grande pero humilde, Billy Graham. Él respondió al llamado de Dios para actuar, y afectó la vida de millones de personas. Lo conocí en 1974 en una conferencia y quedé profundamente impresionado por su humildad sin pretensiones.

Hace poco escuché la grabación de una charla que dio hace aproximadamente 20 años a un gran grupo de líderes empresariales y tecnológicos. En la charla, señaló tanto las bendiciones como los límites de la tecnología, y se centró en tres desafíos que la tecnología no puede resolver: el mal, el sufrimiento y la muerte. Él señaló que sólo Jesús puede capacitarnos para enfrentar esos desafíos.

El problema del mal, manifestado en la escuela secundaria de La Florida, crea muchos desafíos adicionales que solo el Evangelio puede enfrentar. Cuanto más nos alejamos del Evangelio, mayores los enfrentamientos; muchos son potencialmente mortales. Es importante entenderlos y movernos. Creo que la inercia cristiana ha creado un vacío que ha venido a llenar la participación del mal.

Muchos desafíos han surgido en nuestra cultura, incluyendo el creciente control del secularismo en los medios de comunicación, la educación y en todas las demás áreas de nuestras vidas. El impacto de este control ha afectado a la familia, la identidad, la economía, la responsabilidad, la política y una serie de otras esferas de la vida. Podríamos agregar a la lista temas como el crimen, la violencia y el costo incalculable de las adicciones.

El problema

No debemos abordar sólo los síntomas sino que debemos encontrar las raíces y, como hizo Billy Graham, debemos reconocer que las raíces se encuentran en la debilidad humana, el pecado y el rechazo de Jesús. Sólo la cruz, muriendo a sí mismo y recibiendo al Señor resucitado, tiene la cura. Con demasiada frecuencia, intentamos otras medidas, que nos han vuelto pasivos hacia el Evangelio y el hacer discípulos de Jesús. La corrección cultural ha silenciado nuestras voces y atenuado nuestras luces. Un mensaje sin cruz es un mensaje sin cura.

Jesús fue muy claro cuando llamó a sus discípulos: «Tomen su cruz y síganme». ​​Su cruz estaba en confrontar la cultura tal como lo apunta Mateo 23. Jesús no fue, ni es, inactivo. Él fue más allá de enfrentar a los religiosos de su día a profetizar su destrucción a menos que se arrepintieran. Fue audaz e involucrado en tratar con una religión y cultura sin contenido hasta el punto de su propia crucifixión.

Muchos conocían la verdad de lo que Jesús decía, pero permanecieron inmóviles, pasivos y temerosos de las autoridades y de Roma. Así sucede en nuestro tiempo; muchos «cristianos» ven el costo potencial y hacen poco para enfrentar la cultura con la verdad, llevar a las personas a Cristo o hacer discípulos. El «evangelio» que quieren es cómo obtener más bendiciones. Todo eso será probado.

Dios prueba con fuego todo lo que construimos (1 Corintios 3:13). Él probó a Israel en numerosas ocasiones. También nosotros seremos probados si respondemos o no a su mandamiento. No nos engañemos, la inercia también tiene resultados y nos pondrán a prueba si es que ya no lo están haciendo.

Esperanza

Al igual que Gedeón, podemos reclutar a miles pero al final nos quedaremos con centenares. No obstante, los que finalmente quedaron en el ejército de Gedeón fueron hombres disciplinados y obedientes, y equipados con trompetas, antorchas y cántaros que estaban dispuestos a romper. Sobre todo, ¡contaban con la ayuda de Dios! Así fue que enfrentaron al enemigo. Al final, Dios obtuvo toda la gloria porque era suya. La solución está en el poder de Dios; esa es nuestra esperanza (ver Zacarías 4: 6).

Cuando algunos cristianos ven el tamaño de la oposición, sus corazones se llenan de miedo; pero otros encuentran su esperanza en Dios. El ejército de Israel quedó inmovilizado y temeroso del tamaño de Goliat, pero David mató al gigante. Él tenía un corazón según el corazón de Dios; Dios estaba involucrado y David se involucró. Alabamos a David y a muchos otros héroes, pero ¿podemos nosotros ser como ellos? Sí podemos, si ponemos nuestra esperanza en el Dios de esperanza. Primero debemos darnos cuenta de que la victoria no está en nuestro poder o tamaño, está en Jesús. Me deleita el himno Victory in Jesus, de Eugene Bartlett, 1939 («Victoria en Cristo» https: //www.youtube.com/watch?v=LGKtetVI9oM, así como el canto más reciente Overcome de Jon Eagan, 2007 ( “Vencedor https://www.youtube.com/watch?v=CWph2Zyif1Y.

Un día la iglesia se cansará de los «madianitas» opresores como en el tiempo de Gedeón, se levantará en Dios y dispersará a sus enemigos (Salmos 68: 1). Nuestra esperanza debe estar firmemente puesta en el Señor porque todas las otras esperanzas son falsas.

Otro gran himno es Christ the Solid Rock de Edward Mote, 1836 (“Sobre la roca firme estoy” – «En nadie más yo confiaré y sólo de él dependeré».  https://www.youtube.com/watch?v=_2mkzfRPbuM)

En 1 Samuel 14: 6, Jonatán y su escudero enfrentaron un peligro abrumador; pero Jonatán manifestó: “Nada impide al SEÑOR salvar con muchos o con pocos.” Romanos 8:31 declara: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”

El apóstol Pedro dice que tenemos todo lo que necesitamos para la vida y la piedad (2 Pedro 1:3). El apóstol Pablo declara a Dios como el Dios de esperanza (Romanos 15:13). David declara Nuestro socorro está en el nombre del Señor (Salmo 124:8).

La Biblia está llena de esperanza, incluso la esperanza bienaventurada de la resurrección cuando confiamos en el Señor. Si nuestra esperanza y confianza están en el Señor, no temeremos la batalla sino que nos involucraremos, como Gedeón, David y los innumerables otros héroes de la fe que obtuvieron nuestra libertad, nos protegieron en el peligro, «mataron a la serpiente» o predicaron el verdadero Evangelio frente a las críticas y los ataques. Si es así, nos moveremos en fe sin importarnos lo que cueste.

Acción

Podemos criticar, analizar, transigir y hacer proselitismo, pero eso no es lo que gana las batallas. Para ganar, debemos actuar en fe bajo el liderazgo del Espíritu Santo. Debemos aprender que Jesús es el capitán de los ejércitos del cielo y que el Espíritu Santo nos guía con estrategias en las batallas. Debemos desarrollar una sensibilidad renovada hacia Él a nivel personal. Aquí hay algunas cosas que Él podría llevarnos a hacer:

  • Ore, ayune y busque a Dios. (Derek Prince tiene una excelente enseñanza sobre estos temas disponible en YouTube o en derekprince.org).
  • Comparta su fe, el Evangelio de Jesús, con otros y esté dispuesto a discipular a quienes respondan.
  • Sea sensible a los necesitados: es más probable que ellos sí respondan.
  • Perdone a quienes lo ofenden y revele la gracia que espera recibir.
  • Apoye a los líderes y ministerios piadosos que están haciendo lo que usted no ha sido llamado a hacer.
  • Llénese la mente con ingredientes que edifiquen su fe y evite llenarla de basura.
  • Ore por todas las persona en posición de liderazgo en cada área de su vida. Es más difícil criticarlos después de orar por ellos.
  • Comience a hacer los cambios en su propia vida y familia.

Estoy seguro de que usted podría agregar otros elementos de acción; pero actúe y no posponga las cosas. La dilación es inercia con otro nombre. Encuentre a aquellos con una mente similar y anímense mutuamente en el llamado dado por Dios para actuar. Aprendemos mientras actuamos; mejoramos a medida que avanzamos. ¡Convierta el fracaso en fertilizante para el éxito futuro! Creo que Dios se deleita más en los fracasos de los que intentan y fracasan que en los que no lo intentan.

Milagros

A todos nos gusta ver milagros. Pero recuerde, los milagros ocurren más a menudo a aquellos que ven su necesidad e invocan a Dios. Es posible que no veamos resultados inmediatos de nuestras oraciones porque el tiempo está en sus manos. Recuerdo haberle preguntado a un hombre una vez: «¿Conoce usted a Jesús?» Su respuesta fue: «¡A usted qué le importa!» Pero más tarde recibió a Cristo.

La inercia nos impide dar ese primer paso vital; si no lo damos, nunca veremos los posibles resultados. La participación nos inicia en el emocionante camino de hacer una diferencia en la vida de alguien e incluso en la nuestra. Tenga en cuenta que obedecer al Espíritu Santo es la clave para ver el poder de Dios a pesar de las consecuencias personales si las hay.

Uno de mis llamamientos es enseñar la Biblia. Confieso que con frecuencia solo lleva a mis oyentes a tener solo conocimiento sin acción. Nuestro objetivo no es producir «cristianos inteligentes»; es producir creyentes obedientes e involucrados. Ruego a Dios que usted sea uno de esos o que se convierta en uno.

Si el Señor lo ha impresionado para que se involucre en alguna dirección, le pido que me escriba. Me gustaría saber de usted.

Sí, todos necesitamos sabiduría; pídala. Pero entienda que la verdadera sabiduría en estos tiempos no produce inercia; produce participación. Mis oraciones están con usted y ¡aprecio profundamente su amistad!

En él,

Charles Simpson

P.D. Continúe orando por CSM este mes y recuérdennos en sus donaciones. La primavera es un momento de gran oportunidad, pero también de gran oposición y desafío. Estamos entusiasmados con la próxima Conferencia en Gatlinburg del 8 al 10 de mayo. El tema es «Celebrando la bondad de Dios». Nos gustaría verlo allí. ¡Ahora es el momento de inscribirse! Visítenos en línea en csmpublishing.org o llame al (888) 811-2276.

Escrituras: DANIEL 11:32; 2 TIMOTEO 3: 5; MATEO 23; 1 CORINTIOS 3:13; ZACARIAS 4: 6; 1 SAMUEL 14: 6; ROMANOS 8:31; 2 PEDRO 1: 3; ROMANOS 15:13; SALMO 124: 8

CHARLES SIMPSON es el escritor de la Carta Pastoral. También ministra extensamente en los Estados Unidos y en otras naciones.

Tomado de la Carta pastoral – abril de 2018

Nota: A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Actualizada 2015.