El favor de Dios en lugares difíciles – Parte 2

Charles Simpson

Querido amigo en Cristo,

Mi carta anterior fue la primera de dos partes sobre las “bienaventuranzas (Actitudes felices)” de Mateo 5:1-16. En esa carta, examinamos a los pobres de espíritu, el dolor por nuestra condición, la mansedumbre y el hambre de justicia (versículos 1-6).

Esta examinará brevemente los versículos 7 al 16. Solo podremos señalar algunos aspectos sobresalientes, aunque se han escrito libros sobre estos versículos. He llegado a pensar que las bienaventuranzas son progresivas en el sentido de que nos llevan de la pobreza espiritual a la madurez como verdaderos hijos e hijas de Dios.

No solo son progresivas y graduales, sino que también nos preparan para lo que está por venir. A la edad de 12 años, memoricé estos versículos, pero no logré entender su mensaje. A medida que envejecemos, pasamos por muchos lugares difíciles y notamos la necesidad de comprender que las actitudes correctas traen bendiciones. Por lo tanto, escribo estas cartas para animarnos a poner nuestras mentes en armonía con el Señor a quien seguimos, para que él nos muestre su favor mientras transitamos por esta vida.

Veamos Mateo 5: 7-16:

“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos recibirán misericordia” (Mateo 5: 7).

La gracia para conceder misericordia (favor inmerecido) a otros es una señal de nuestro crecimiento y es el fundamento para recibir la misericordia de Dios y de otras personas. Los discípulos de Jesús no comenzaron siendo misericordiosos: Santiago y Juan querían “mandar que descendiera fuego sobre las aldeas que no recibían a Jesús (Lucas 9:51-56). Por supuesto que Jesús los reprendió y les dijo que no sabían el espíritu que los movía. Hay numerosas referencias a su falta de misericordia hasta la crucifixión y resurrección de Jesús y Pentecostés. Ellos tuvieron que crecer, y nosotros también debemos hacerlo si queremos realizar nuestra misión en una cultura difícil.

Jesús dijo a los discípulos: “Misericordia quiero y no sacrificio” (Mateo 9:13). Los discípulos habían sacrificado mucho para seguir a Jesús, pero aún necesitaban aprender la misericordia. En una ocasión, Pedro le preguntó a Jesús: «¿Cuántas veces pecará mi hermano contra mí y yo le perdonaré? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete.” Es decir, las veces que sea necesario.

Otra manera de preguntar podría ser: «¿Con qué frecuencia quiero misericordia?» Una respuesta sería: “Con la frecuencia que la desee.” La necesitamos a menudo, ¡muchas, muchas veces! En Mateo 18:21-35, Jesús contó la historia de un rey que perdonó a su siervo una gran cantidad de dinero que le adeudaba. Momentos después, el siervo halló a uno de sus consiervos que le debía una pequeña cantidad, pero no le perdonó la deuda. Cuando el rey se enteró, su juicio cayó sobre el inclemente siervo.

Todos debiéramos estudiar Gálatas 6:1-5, que nos enseña cómo tratar con un hermano cristiano que ha pecado. Santiago 2:13 dice que “la compasión prevalece sobre el juicio.” Como la historia de Jesús sobre el rey perdonador y el siervo inclemente, la falta de perdón conduce al juicio y la misericordia prevalece sobre el juicio.

Actualmente vivimos en una cultura que no sabe perdonar, y a la que llamamos «Cultura de cancelación”. Una persona puede perder todo lo que tiene por una palabra o una acción inapropiadas sin tener la oportunidad de una restauración. Me pregunto si los creyentes tendremos nuestra propia «cultura de cancelación». ¿Nos habremos infectado con la falta de perdón? Si es así, caeremos en lugares difíciles sin la bendición de Dios. Recuerde que el Señor nos enseñó a orar diciendo: «Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.»

“Bienaventurados los de limpio corazón porque ellos verán a Dios” (Mateo 5: 8).

Se refiere al espíritu que realmente nos motiva y de lo que él hará si respondemos. Dios es puro; su corazón y sus motivos son limpios, íntegros, inocentes y coherentes. Él es bueno y misericordioso. Desea tener comunión con nosotros y revelarse a sí mismo tal como él es (1 Pedro 2:22).

Uno de mis versículos favoritos es Proverbios 4:23: «Cuida tu corazón más que otra cosa, porque él es la fuente de la vida.» El ejercicio más importante es mantener el corazón puro, porque todo lo demás se ve afectado por lo que hay en el corazón (1 Pedro 2:1-3).

Nuestro enemigo, el diablo, también lo sabe y usará cualquier cosa para contaminar nuestros corazones. Él sabe lo que Dios odia y se empeña en introducir esas cosas en nuestro corazón, nuestros pensamientos y motivos, y luego en nuestras palabras y acciones. Estamos siendo bombardeados por la tentación en todo tipo de formas, para que el pecado se vea «normal».

Estamos pasando por una erosión significativa de los esquemas morales en nuestra sociedad. No obstante, Dios nos envía a estar en el mundo, pero no para ser parte de éste. ¿Posible? Sí, si cuidamos nuestro corazón y la comunión con aquellos que apoyan la verdad y el amor. Si lo hacemos, Dios nos da una promesa asombrosa: ¡Él se nos revelará a sí mismo!

Segunda Corintios 3:17-18 dice que donde está el Espíritu Santo, hay libertad para contemplar la gloria del Señor y ser transformados a su imagen. ¡La revelación trae transformación! ¡Cada vez que él se nos revela, nos volvemos más como él! Llegar a ser como nuestro Señor y Salvador, aquel a quien amamos, es el proceso y la meta a la que hemos sido llamados.

“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9).

Note que esta bienaventuranza no es la primera. Lo más probable es que antes de ser pacificadores, éramos parte del problema, y ahora el Señor nos está llamando a resolver el problema. Realmente, no podemos hacer la paz con otros hasta que tengamos paz nosotros mismos. A medida que aumenta nuestra paz con Dios, recibimos la paz de Dios, ¡la misma paz que hay en el trono de Dios!

¡Qué paz, un océano literal de tranquilidad! La paz de Dios en nuestros corazones y mentes es contagiosa, especialmente para nuestra cultura perturbada y revoltosa. La gente tiene hambre de paz y si tenemos paz, podemos dar paz.

Jesús es el Príncipe de paz; Él gobierna en paz y justicia, calma el mar embravecido y el alma agitada. Trae orden en el caos. Él es el reconciliador que nos dio “el ministerio de la reconciliación” (2 Corintios 5:18-21). ¡Ese es un gran desafío!

Lo invito a que estudie el capítulo 4 de Filipenses donde Pablo exhorta a dos señoras de la iglesia para que tengan paz entre ellas y da las claves para obtenerla. Pero traer paz a nuestra cultura incrédula es un desafío mucho mayor. La paz puede llegar temporalmente a través de concesiones, pero esa no es la paz de Dios.

La paz de Dios está en su presencia.

Si usted realmente tiene la presencia de Dios, entonces la presencia de usted traerá paz, sus palabras traerán paz, su rostro y su sonrisa traerán paz y, sobre todo, su amor traerá paz. Entonces podremos ser reconocidos como «hijos e hijas de Dios». No serán nuestras reglas las que traigan paz, aunque las reglas de Dios son vitales. Será Su presencia en nosotros la que traerá paz.

“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:10).

Lidiar con la persecución injusta, las mentiras y las sanciones que se nos imponen es una gran prueba de nuestra madurez en Cristo. Eso ciertamente no suena «bienaventurado» o como el favor de Dios. Cuando somos perseguidos por causa de la justicia, estamos siendo identificados con Cristo. Si aprendemos a responder como él lo hizo, entonces nos volveremos más como él y eso sí es realmente una bendición.

Es más, ¡él promete que heredaremos el reino de los cielos! Hemos cambiado lo terrenal por lo celestial. Hemos soportado una “cruz” y hemos tenido una “resurrección” que nos hizo más de lo que éramos; diferentes de lo que alguna vez fuimos.

Cuando Jesús fue crucificado, dijo: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen«. La esencia del asunto no fue solo que los perdonó, sino que se entregó a sí mismo en las manos del Padre. El perdón también hace eso por nosotros.

Parte de mi oración diaria es por nuestros hermanos y hermanas perseguidos en todo el mundo, y son muchos. Su persecución es real, no de meros sentimientos heridos. Sin embargo, esos lugares son a menudo donde el cristianismo está creciendo más rápidamente. ¿Han aprendido algo ellos que todavía tenemos que aprender nosotros?

Sal y luz  

En conclusión, echemos un breve vistazo a Mateo 5:13-16 donde el Señor nos llama a ser «sal y luz». La sal es muy valiosa y se usó como moneda en el pasado. No solo conserva, sino que mantiene fusionados los componentes de lo que ha sido salado. Se une a los otros cristales y resiste el frío, el calor y la lluvia. Pero si pierde su sabor, se vuelve arena para ser pisoteada.

Jesús también dice que somos luz que no se puede esconder. No habla del tipo de luz que se enciende y apaga; somos luz en el mundo para ser vistos siempre. ¿Recuerda Isaías 6, cuando el profeta vio al Señor «Alto y sublime?» Eso hizo que Isaías se viera a sí mismo y clamara:

 «¡Ay de mí! ¡Soy hombre muerto! ¡Mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos, aun cuando soy un hombre de labios impuros y habito en medio de un pueblo de labios también impuros!» Entonces el Señor preguntó: «¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?» La respuesta de Isaías fue: «Aquí estoy yo. Envíame a mí.»

No conoceremos verdaderamente todas las bendiciones de Dios hasta que llevemos sus bendiciones más allá de nuestros hogares e iglesias al mundo. ¿Podría usted? Si lo intentamos, encontraremos su favor en lugares difíciles.

ACTUALIZACIÓN DE «GATLINBURG VIRTUAL» 2021

Parte de nuestra misión en CSM es equipar e inspirar a la iglesia a dar pasos hacia afuera. Estamos muy agradecidos por usted, por su amistad y por el llamado de Dios a su vida. Díganos cómo podemos servirle en su ministerio. Nos agradaría saber de usted acerca de lo que el Señor está haciendo en su vida y cómo podemos apoyarlo.

Espero que haya tenido la oportunidad de ver nuestro reciente evento en línea “Gatlinburg Virtual” 2021. Aún puede verlo en nuestra página de Charles Simpson Ministries en Facebook o a través de nuestro canal CSMPublishing de YouTube. Nuestro tema fue, «Solo en Cristo», y estamos muy animados por los numerosos testimonios que hemos recibido hasta ahora. También hemos agregado muchos otros videos a nuestro canal de YouTube, incluida la serie «Time Out with Coach» (Tiempo libre con el entrenador).

Debido a que este año no nos reunimos en persona en Gatlinburg, no recibimos la ofrenda, que es una parte clave de nuestros ingresos para apoyar el ministerio. Algunas iglesias e individuos nos han mandado ofrendas especiales este mes. Sus oraciones y su apoyo económico nos capacitan para alcanzar a todo el mundo y también para ayudar a pastores y ministerios en “lugares difíciles” a nivel mundial.

¡Este verano viajaremos para ministrar en varios lugares! Para obtener más detalles, visite csmpublishing.org. También puede seguirnos en Twitter @CSMinPublishing.

¡Que tenga un junio maravilloso!

En Cristo,

Charles Simpson

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A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Contemporánea

Acerca del autor: Charles Simpson es un autor, maestro de la Biblia y pastor de aceptación internacional, que se desempeña en el ministerio desde 1955. También es editor en jefe de la revista One-to-One y ministra extensamente en los Estados Unidos y en otras naciones.