Principios para las crisis

Querido amigo en Cristo

Le deseamos bendiciones de bienestar y paz durante este tiempo de crisis global cuando todos necesitamos la perspectiva y la orientación correctas; es lo que personalmente he estado buscando del Señor. Recientemente, escuché un podcast de tendencia futurista presentado por mi amigo Rex Miller. Dos frases me quedaron particularmente gravadas: «Estamos en un punto de pivote». Un pivote es un punto de giro radical en una dirección diferente. La segunda frase es: «Los cambios vienen a través de experiencias dolorosas». En otras palabras, cambiamos porque duele no hacerlo. Así que estamos en un cambio radical que nos ha sido impuesto y duele. Eso es precisamente lo que es una crisis.

La mayoría de los verdaderos profetas y apóstoles ministraron en tiempos de crisis. Hoy valoramos sus palabras, pero a menudo no vemos la circunstancia que las produjo. Eso me motivó a leer nuevamente algo que Jeremías y el apóstol Pablo escribieron y que son escrituras citadas muy a menudo:

“Porque yo sé los planes que tengo acerca de ustedes, dice el SEÑOR, planes de bienestar y no de mal, para darles porvenir y esperanza” (Jeremías 29:11).

“Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que lo aman; esto es, a los que son llamados conforme a su propósito.” (Romanos 8:28).

Las dos citas son versículos de gran consolación. Pero veamos el contexto y los principios a los que apuntan. Jeremías está abordando el propósito futuro de Dios en medio de sufrimiento y de crisis extremos en su pueblo. Jerusalén estaba al borde de la destrucción, la muerte y la angustia y es precisamente la razón por la que Jeremías fue tan severamente perseguido y amenazado por haberlo profetizado.

En Romanos capítulo 8, Pablo estaba presentando la manera de superar el sufrimiento en el que estaban los cristianos bajo el dominio romano. Los escritos de estos dos grandes hombres han perdurado porque salieron de la dura prueba. El apóstol Pedro también habló de esto en 1 Pedro capítulo 4. No nos es permitido disfrutar el mensaje y rechazar el contexto. No debiéramos saborear una fruta y despreciar el árbol que la produjo. El fruto de la sabiduría es producido por el árbol del sufrimiento en la prueba.

Hay cuatro principios que se han vuelto muy significativos para mí en mi estudio de Jeremías y Pablo.

Propósito

Dios tiene un propósito. Quienes no toman en cuenta a Dios no pueden ver su propósito en la crisis. Jeremías dice: «Yo sé los planes». Pablo dice: «Llamados según su propósito». Dios es bueno y sus planes son buenos; son los nuestros los que no son buenos. Fueron los planes de Judá los que se salieron del camino. Fueron los planes de Roma los destructivos. Pero la promesa de Dios es que él convertiría en bueno lo que era malo. Prometía vencer el mal con el bien por medio de su pueblo.

Lo que está pasando tanta gente en nuestro mundo hoy no es nada bueno: hambre, enfermedad, sufrimiento y muerte. Pero el Señor hará que un nuevo día salga de la noche. El reto para nosotros es vencer las tinieblas, y no es posible lograrlo sin saber que el Señor tiene un plan, aunque no sepamos qué sea. Nuestra confianza no está en la situación ni en conocer el plan. Está en Dios, no en lo que sabemos o creemos saber.

Apocalipsis 5 y 13 hablan del «cordero que fue inmolado desde antes de la fundación del mundo.” Eso indica que Dios tenía un plan antes de comenzar la creación, pero no era muy claro para mucha gente, incluso para los teólogos, hasta que Juan el Bautista dijo: «He aquí el Cordero». Los profetas vieron fragmentos del plan de Dios, pero fue hasta el establecimiento del Nuevo Pacto que Dios comienza a revelarlo. Pablo dice en Romanos 11:34: «conocemos solo en parte. (Es decir, hay más) ¿Quién entendió la mente del Señor?» Sí sabemos algo, lo sabemos en parte… no todo.

Entonces, ¿cuál es el plan? Podemos decir en términos generales que el propósito de Dios es darse a conocer para que podamos ser transformados por lo que él nos revele (Jeremías 29:13; Romanos 8:29; Efesios 1:7-13, 17-23; 3:10- 11). Tome en cuenta que Dios no solo tiene un plan, también tiene el control y que hay un proceso que nos llevará a un conocimiento más completo de Dios, a la madurez.

Proceso

Los falsos profetas han dicho que “podemos alcanzar el premio sin pasar por el proceso; que podemos saltar de montaña en montaña sin pasar por los valles». Pero el pacto de Dios tiene condiciones. El Salmo 23 dice que en medio de los “prados de tiernos pastos, de aguas tranquilas y la casa del Señor, está el valle de sombra de muerte.” El Éxodo dice que entre Egipto y Canaán está el desierto. Lo que hacemos en el valle de sombra de muerte es importante. Lo que hacemos en el desierto afecta nuestro futuro.

Sí, Dios puede cambiar nuestro lamento en baile, pero la forma en que manejamos nuestro lamento es trascendental. Jeremías 29:13 dice: «Me buscarán y me hallarán, porque me buscarán con todo su corazón.» ¿Cuándo sería eso? Después de 70 años de cautiverio en Babilonia. Entre Jeremías 29:11 y el versículo 13, hay 70 años de cautiverio (ver Jeremías 29:10).

Interesantemente, fueron los cautivos en Babilonia que buscaron al Señor quienes regresaron a su tierra y a la bendición del Señor. Los que se quedaron en Babilonia tuvieron que soportar la muerte y la destrucción. Los falsos profetas y algunos en Judea, creían que los que profesaban ser cautivos eran los que serían castigados. Las cosas no son siempre lo que parecen.

Cuando Jesús fue crucificado, algunos pensaron que todo había terminado en nada, pero era solo el principio. Incluso algunos discípulos pensaron que nada se había logrado, pero todo obedecía al plan y al proceso de Dios. No se puede descartar el Viernes Santo para llegar a la Pascua de Resurrección; hay un proceso, ¡a veces muy difícil!

Hay quienes dicen que el sufrimiento es por falta de fe; otros que los creyentes no tienen que pasar por el proceso. ¡Eso es querer evadir la tormenta metiendo la cabeza bajo la tierra como los avestruces! La verdad es que todas las cosas buenas que heredamos llegaron a través de grandes dificultades. Hace varios años, prediqué un mensaje titulado «La historia fue escrita en adversidad». (Está disponible en nuestro canal de Publicaciones CSM en YouTube). Todo lo que es de valor ha pasado por el fuego. La luz brilla más en la oscuridad. ¿Significa eso que debamos pedir sufrimiento y oscuridad? ¡Por supuesto que no! La noche siempre viene la pidamos o no. De hecho, el nuevo día comienza como parte de la noche. ¡Este momento que vivimos es de Dios y nuestro tiempo para brillar como estrellas en el cielo!

Paciencia

Dios NO tiene la prisa de nosotros. «¿Cuánto falta?» preguntan los niños. La respuesta adulta es: «Un poco más». Esperar siempre pone a prueba nuestra confianza en Jesús y en el plan y proceso que él tiene.

Los que crecimos en hogares evangélicos recordamos las predicciones de fechas cuando Jesús regresaría y que no sucedieron como fue anunciado. Apocalipsis 22:20 cierra este inspirado libro con la promesa de Jesús de venir pronto y la respuesta de Juan de así sea. Deseamos su regreso como él prometió. Hay muchos libros escritos acerca de lo que eso significa. Lo que sea que ese «pronto» signifique, no es en términos humanos. Un día con el Señor es como mil años. En Mateo 24:14 Jesús dijo que el Evangelio se predicaría en todas las naciones y luego vendrá el fin.

En Lucas 21, Jesús habla de las persecuciones y de todos los padecimientos que vendrían en el fin de los tiempos. Confiar en el Señor es oportuno en el proceso y en la espera. «Espera en el SEÑOR. Esfuérzate y aliéntese tu corazón « (Salmo 27:14; ver también Romanos 12:12; 2 Pedro 3:9). ¡Debe haber una razón para que la Biblia mencione esperar más de 100 veces!

El resultado de no esperar es horrible. Salirse prematuramente del plan de Dios por impaciencia es abortar, quedarse corto e incluso suicida. El plan del Señor en todo esto es producir paciencia y llevarnos a la madurez hasta llegar a ser como Jesús. Vale la pena la espera para alcanzar el premio. Estamos siendo preparados para heredar lo que el Señor y nuestro Padre tienen para nosotros. La gente inmadura que recibe riqueza la desperdicia como lo hizo el hijo pródigo. Pero podemos servir a la familia del Padre mientras esperamos la herencia, y cuando maduremos podemos administrar lo que habremos recibido de él. Y ¿qué podría ser eso?

El premio

Quizás debería decirlo en plural, porque hay muchos premios que vienen con la victoria sobre la adversidad. Creo que el «bien hecho» es el premio que recibió Jesús por complacer al Padre. Tener la aprobación de nuestro Padre es el mayor de todos los premios y debiera ser nuestro mayor objetivo. Dentro de la aprobación del Padre hay muchos premios y beneficios demasiado numerosos para enumerarlos. (Perdón, sanidad, redención, misericordia, renovación, provisión, relaciones y más. Lea el Salmo 103.)

El apóstol Pablo dijo a la Iglesia en Filipo: «Así que, hermanos míos, amados y queridos, gozo y corona mía, estén firmes en el Señor, amados» (Filipenses 4:1). Pablo fue obediente a su llamado y no miró hacia atrás. Eso le permitió dar mucho fruto y poder regocijarse en la cosecha. Todavía, después de 2000 años, sigue dando fruto. ¡Ese fue su premio!

Cuando Jesús ascendió, presentó muchos hijos al Padre (ver Hebreos 2:10). Pudo dar fruto porque durante su vida en la tierra se mantuvo enfocado en el propósito del Padre, y esa victoria vino porque soportó la cruz para nuestro bien. Pacientemente soportó el proceso.

Recordemos cuando estemos en crisis que nuestra constancia no es solo para nuestro bien; es para el Señor y para quienes serán bendecidos por ella. La constancia no es el propósito, pero es el medio crítico para alcanzar nuestro propósito. Perseveremos con paciencia y confianza en Dios.

Hay múltiples facetas dentro del propósito general que Dios tiene para revelarse a cada uno de nosotros. Pablo sabía que había sido llamado y se entregó de lleno a cumplirlo antes que el Señor se lo revelara. Necesitamos saber que tenemos un «llamado celestial,» un propósito de ir más alto de donde estemos y ahí el Señor nos encontrará. Requerirá un poco de sacrificio y ser estirado de ambos extremos, pero nos llevará a una revelación más completa de nuestro Padre celestial y someterá nuestro propósito al del Padre.

Me bendice el viejo himno «Higher Ground (En las cumbres)» que en parte dice: » Avanzando voy por el camino encumbrado, cada día nuevas alturas ganando estoy, orando todavía voy mientras asciendo más. Señor, afirma mis pies en las alturas.”1 ¡Esa es nuestra oración!

Orando por usted

Oramos por usted y apreciamos profundamente sus oraciones por nosotros para que podamos cumplir nuestro propósito: abrazar la verdad con nuestras vidas y servirle de esa manera. Queremos mantenernos enfocados en el propósito de Dios, sobrellevar con paciencia lo que el proceso nos depare y recibir el premio al que nos extendemos… para presentar muchos a Cristo.

Pedimos sinceramente sus oraciones y apoyo financiero este mes. Usted representa un papel importante en el cumplimiento de esta misión, y estamos agradecidos.

Con la gracia y la fuerza de Dios, seguiremos adelante con estos principios; y ¡nos vemos en el más allá!

En Cristo,

Charles Simpson

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de la versión de la Biblia Reina Valera Actualizada 2015.

CHARLES SIMPSON es el Editor en Jefe de One-to-One Magazine y el escritor de la Carta Pastoral. También ministra extensamente en los Estados Unidos y en otras naciones.

Tomado con permiso de Publicaciones CSM

Notas

  1. Traducción libre