Capacitando a los creyentes
Autor Gregory Mira
Nos encanta recibir regalos, pero ¿podemos recibir los dones de Dios cuando él los manda a nuestra iglesia?
El apóstol Pablo escribió a los cristianos de la antigua Roma: “Deseo verlos para impartirles algún don espiritual, a fin de que sean fortalecidos” (Romanos 1:11). Todos los líderes de la iglesia son dones de Cristo para la Iglesia, a fin de capacitarla y madurarla progresivamente para que alcance una manifestación más plena de la presencia de Cristo en el mundo. Pablo también dijo a la Iglesia en Éfeso:
“El que descendió, es el mismo que también ascendió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios; hasta que lleguemos a ser un hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, arrastrados para todos lados por todo viento de doctrina, por los engaños de aquellos que emplean con astucia artimañas engañosas, sino para que profesemos la verdad en amor y crezcamos en todo en Cristo, que es la cabeza, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (Éfeso 4.10-16.
Algunas iglesias y cristianos de hoy quizá nunca se beneficien plenamente de estos dones. En algunos casos, los dones no son entendidos, sancionados o aceptados por denominaciones, líderes de iglesias locales o creyentes en general (lea 3 Juan 10). Algunos líderes, como ancianos y diáconos, fueron diseñados para funcionar más eficazmente en un entorno local; otros son llamados y ungidos por el Espíritu Santo para moverse en un contexto más amplio. Llamaré a estos ministerios «translocales» que significa que funcionan fuera de la localidad.
IMPARTICIÓN
Algunas iglesias son muy bendecidas con uno o más de estos dones de Dios funcionando y participando regularmente entre ellos. Otras, rara vez tienen el privilegio de sentarse con este tipo de líderes que han sido ungidos para impartir algo que sólo a ellos capacitó el Señor para transmitirlo con éxito. No quiere decir que otros no lo puedan enseñar, pero no se trata sólo de revelación… se trata de impartición.
Los dones de ministerio que funcionan con capacidad “translocal” no son mejores, o más necesarios, que cualquiera de los otros dones ministeriales. Simplemente sirven a un propósito diferente y desempeñan un papel diferente. Estos individuos parecen funcionar de manera más efectiva y un tanto diferente cuando se mueven fuera del contexto de sus propias iglesias locales. No obstante es en la cobertura de la iglesia local donde estos dones son valorados y aprobados antes de ser compartidos en otras comunidades.
RECIBIENDO DONES DE DIOS
Mencionaré algunos elementos necesarios para que los líderes de la iglesia local ayuden a sus discípulos en el proceso de desear y recibir un don espiritual.
- RECONOCER – Enseñe a las personas en su esfera de liderazgo cómo reconocer a estas personas dotadas y ayúdeles a entender cómo funcionan sus dones. Si usted mismo no está muy seguro cómo hacerlo, busque a alguien que sepa. Ciertamente, hay suficiente material disponible para usar como recursos, pero es preferible involucrar a personas que ya están funcionando con alguna medida de éxito en estos ministerios. Invítelos a su contexto y permítales que ayuden a impartir su experiencia en estos ministerios. Asegúrese de que sea alguien a que usted conoce y en quien confía.
- RECIBIR – Jesús vino y no fue recibido, ni siquiera por los suyos. Enseñe a la congregación a prepararse con una actitud humilde para recibir de otros líderes. Cuando otros, aparte del pastor, vienen a ministrar, pudiera ser un cambio muy grande de lo que su congregación o grupo está acostumbrado a oír. Enseñe a los que están a su cuidado a estar abiertos a la impartición del siervo de Dios, y guíelos usted mismo por el camino. Muéstreles cómo recibir diferentes dones de ministerio que no sean los suyos o su estilo favorito. No sea celoso, envidioso o inseguro. Todos necesitamos a estas personas dotadas. Jesús nos enseñó a recibir el don y la recompensa de estos ministerios en Mateo 10.41:
“El que recibe a un profeta porque es profeta, recibirá igual recompensa que el profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, recibirá igual recompensa que el justo.”
- LIBERAR – Establecer un carácter apostólico distintivo. Aprenda, enseñe y luego demuestre cómo liberar estos ministerios ungidos dentro y fuera de la iglesia local (lea 3 Juan, Hechos 13: 1-5, Hechos 16: 1-5). No los detenga, jóvenes o viejos. Es un evangelio apostólico que siempre debe enfocarse exteriormente. Cuando usted esparce la semilla, esta volverá a usted.
- RECURSOS – Los que predican el Evangelio deben vivir del Evangelio. Siembran semillas espirituales y la cosecha es también material. Juan 3.5-8 dice: “Amado, procedes fielmente cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos, los cuales han dado testimonio de tu amor, ante la iglesia. Bien harás en encaminarlos para que continúen su viaje, como lo merece su servicio a Dios.Porque por amor al Nombre ellos se pusieron en camino, sin aceptar nada de los paganos.Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que seamos colaboradores con la verdad.”
Creo que este pasaje no se refiere sólo a pastores locales o a ancianos. Invite también a líderes translocales regularmente. Demuéstreles hospitalidad y envíenlos en su camino de una manera digna de Dios, para que juntos podamos llegar a ser compañeros de trabajo en la propagación del evangelio.
Para que la Iglesia alcance la medida de la plenitud en Cristo, necesita que cada parte haga su trabajo. Para que esto suceda, necesitamos líderes abiertos, amplios, libres y seguros, que ayuden al pueblo de Dios a reconocer cómo funcionan, a recibir sus ministerios, a liberarlos en el trabajo y a encontrar maneras de recurrir a estos valiosos e inestimables dones dados por Cristo mismo.
Al hacerlo, ayudaremos en «el crecimiento del cuerpo para edificarse en amor» (Efesios 4:16).
GREGORY MIRA ha pasado tres décadas pastoreando, enseñando y siendo líder de iglesias locales en los Estados Unidos y en el extranjero. Es un autor prolífico y conferenciante. Gregory y su esposa Denise tienen cinco hijos y residen en Sacramento, CA. Visite GregoryMira.com
Tomado de One-to-One Magazine Otoño 2016
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de la Reina Valera Contemporánea.