Por Ken Sumrall

Seamos prácticos. Ken, ¿podría pasar algunos días contigo para observar cómo funciona la iglesia Liberty?» Esta fue la pregunta que me hizo recientemente un ministro muy interesado en el gobierno de la iglesia desde un sentido práctico. Había oído algo acerca de la pluralidad de ancianos aquí y de nuestro intento de edificar una iglesia neotestamentaria de acuerdo con el patrón divino. Su petición ha sido la de muchos que después de probar los métodos humanos, ahora están deseosos de conocer la dirección de Dios cualquiera que sea el costo.

Jesús dijo: «Edificaré mi iglesia». Bien pudo haber agregado: «¡Ay de aquellos que edifican un segmento de la iglesia o una institución y la llaman La Iglesia!»

Un hermano muy sincero me preguntó una vez: «No hay peligro de que la iglesia de Liberty se convierta en otra denominación?» Con toda honestidad, yo tuve que contestar que sí a su pregunta. Si Jesús se demora en venir y la historia se vuelve a repetir, es probable que Liberty lleve buen fruto por dos generaciones más y después se vuelva sectarista, competitiva y muy muerta. Esta observación se aplica, no solamente a nuestra congregación, sino también a todo el movimiento carismático.

Sin embargo, no debemos permitir que este hecho sea un impedimento para construir de acuerdo al patrón de Dios. David «sirvió el propósito de Dios en su propia generación», y o he decidido hacer lo mismo preparando «odres nuevos» para el vino nuevo y dejar los odres viejos del futuro en las manos de Dios (Lucas 5:36-39).

El título de este artículo podría implicar para algunos que yo creo que el gobierno de la iglesia debe ser práctico aún cuando no se conforme al patrón bíblico. Esto no es lo que quiero dar a entender. Significa que el patrón bíblico del gobierno de la iglesia es práctico y no místico e idealista.

Es necesario que haya gobierno, pero no caigamos en el error de adorar el orden divino. A Jesús no le interesa el gobierno por amor al gobierno, como tampoco le interesaba el día de reposo por amor al día de reposo. «El día de reposo se hizo para el hombre, y no el hombre para el día de reposo» (Marcos 2:27). De igual manera, el gobierno de la iglesia se hizo para el creyente y no viceversa.

Jesús, el Buen Pastor, está vitalmente interesado en el cuidado de Sus ovejas. Su deseo es que sean guiadas, alimentadas, protegidas, corregidas, unificadas y maduradas. Cuando Jesús ascendió, «El dió a algunos como apóstoles, a otros como profetas, a otros como evangelistas, a otros como pastores y maestros, para la capacitación de los santos para la obra del servicio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe, y del conocimiento del Hijo de Dios, a la madurez, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, para que ya no seamos niños, sacudidos de aquí para allá por las olas, y llevados por todo viento de doctrina por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas de error» (Efesios 4:11-14).

Para entender el gobierno de la iglesia, se necesita sentir de corazón lo mismo que siente el Señor Jesús por su rebaño. La autoridad que lleva ese gobierno, puede ser confiada únicamente a aquellos que tengan el amor de Dios para su pueblo y que asuman, con un llamamiento divino y un sentido de santo temor, la responsabilidad de su cuidado y vigilancia.

Yo actúo con mucha cautela cuando procuro establecer los principios del gobierno divino en la iglesia. Cuando se habla de gobierno, se habla de autoridad y esta palabra lleva consigo implicaciones que aterrorizan a muchos en el pueblo de Dios. Supongo que algunos tienen razón de sentirse inquietos cuando se menciona la autoridad de un hombre sobre otro. La autoridad puede ser abusada hasta llegar a convertirse en algo legalista y cruel. Algunos han sufrido bajo el dominio despótico de grupos o individuos que no tenían concepto alguno de lo que es la verdadera autoridad espiritual.

Por otro lado, hay una gran adversión de parte del «viejo hombre» de someterse a cualquiera. Por supuesto que para todos es fácil admitir que Dios tiene toda autoridad; jamás nos atreveríamos a declarar nuestra independencia de El. Es cuando Dios envía a Sus autoridades delegadas que la carne se resiste con un «Yo me someto sólo a Dios». Toda persona que haya estado en un lugar de autoridad habrá recibido los anatemas de las multitudes carnales que desprecian la autoridad (2 Pedro 2:10). Si alguno duda que esto sea cierto, que lea el relato bíblico de Moisés con Israel y de Pablo con la iglesia de Corinto.

Generalmente, los que buscan una posición de autoridad, no saben lo que quieren. Jacobo y Juan se le acercaron a Jesús y le hicieron la siguiente petición carnal:

«Concédenos que en tu gloria nos sentemos, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Pero Jesús les dijo: No sabéis lo que estáis pidiendo. ¿Podéis vosotros beber la copa que yo beba, o ser bautizados con el bautismo con que soy bautizado? Y ellos le dijeron:  Podemos.» (Marcos 10:37-39a).

Jesús bebió una copa amarga y su bautismo fue de sufrimiento. La multitud lo aceptó mientras hacia milagros y sanaba sus enfermedades, pero fue rechazado y crucificado cuando comenzó a demandar obediencia y a enseñar autoridad. Comúnmente. con la autoridad delegada del Señor, viene el rechazo y el sufrimiento causados por aquellos que desean seguir siendo los patrones de sus propias vidas.

Santiago, el obispo de la iglesia de Jerusalén, dijo: «Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que como tales incurriremos en un juicio más severo» (Santiago 3:1). No hay duda de que Santiago estaba hablando de las grandes responsabilidades que tienen los que están en puestos de autoridad. Sin embargo, yo creo que también se refería al hecho que los que están en autoridad a menudo son calumniados y acusados por las lenguas de los desenfrenados y de los faltos de madurez. Luego, en un capítulo entero, da una discertación sobre el control de la lengua.

Estoy seguro que Santiago no estaba instando a los ministros de Dios a dejar su llamamiento para entrar en campos más populares como algunos han hecho, pero sí advertir a todos aquellos que están en lugares de autoridad que serán mal entendidos y rechazados por muchos. «Un esclavo no es mayor que su amo. Si me persiguieron a mí, también os perseguirán a vosotros; si guardaron mi palabra, también guardarán la vuestra» (Juan 15:20).

Nuestra congregación ha recibido bendición porque ha reconocido la autoridad de Dios y se ha sometido a ella. Yo atribuyo al espíritu de sumisión, más que a cualquier otro factor, la razón principal por el descanso, la estabilidad y el crecimiento de esta obra. En ningún momento hemos impuesto algún grado de autoridad; ésta no hubiera sido operativa ni efectiva si no se le hubiese reconocido y sujetado a ella. Esto no significa que todas las iglesias deban de operar exactamente igual. Me doy cuenta de que Dios permite «diversidad de administraciones» (1 Corintios 12:5). Sin embargo, la Palabra de Dios establece principios divinos de gobierno y el mismo Espíritu que inspiró a los escritores de la Biblia nos puede enseñar la manera de aplicar sus principios en las situaciones en nuestra área de ministerio.

EL GOBIERNO DE DIOS

El Antiguo Testamento ha representado todas las cosas de gran significado que Dios ha puesto en el Nuevo Testamento (Romanos 15:4; 1 Corintios 10: 11; Colosenses 2: 17; etc.). Israel es llamada «la iglesia en el desierto» por Esteban (Hechos 7:38). Mi intención no es la de dar pormenores del gobierno de Dios en el Antiguo Testamento. Basta con decir que su forma era teocrática.

Teocracia significa el gobierno de Dios (del griego Theos, Dios, y Kratein, dominar, reinar). Esta es la forma más pura de gobierno eclesiástico. Los israelitas se sometieron a una teocracia cuando Dios los sacó de Egipto. Dios escogió a Moisés como el primer líder de esta «iglesia en el desierto». Más tarde, los ancianos fueron designados para que ayudaran a llevar el peso del cuidado del rebaño de Dios (Exodo 18:13-16, Números 11 :16.17). Después de la muerte de Moisés, Josué se convirtió en el líder del pueblo y los ancianos gobernaban con él.

Cuando Israel se estableció en Canaan y Josué murió, Dios escogió a un juez para que fuese su sucesor. Luego de que un cierto número de jueces hubo servido, Israel rechazó la teocracia en preferencia a una monarquía (1 SamueI8:6,6). Dios permitió y toleró este tipo de gobierno del mismo modo que permite y tolera diferentes tipos de gobierno eclesiástico en el día de hoy. Sin embargo, el ideal divino es que Dios administre los asuntos de la iglesia a través de los hombres que el Espíritu Santo haya escogido y ungido (Efesios4:8-16 y 1 Corintios 12:28) En realidad, yo creo que el tipo de gobierno que Dios desea, es apostólico por naturaleza.

Antes de hacer un intento para explicar esta declaración, quisiera señalar brevemente los diferentes tipos de gobierno eclesiástico que se practican en la actualidad:

(a) El gobierno congregacional: Es un sistema democrático que concede a cada miembro de la iglesia tanta autoridad como la de cualquier otro. Con frecuencia se conducen sesiones de negocios para determinar el curso de acción de la iglesia. Se elige o se despide a los pastores por la mayoría de los votos de la congregación. Casi todas las iglesias bautistas se gobiernan por este sistema.

(b) El gobierno episcopal: La palabra episcopal se deriva del término griego episkopos, traducido «obispo» en el Nuevo Testamento. Los obispos son elegidos por los ministros en una conferencia anual. Cada obispo tiene autoridad sobre un número indicado de iglesias. Bajo él sirven el superintendente del distrito y los pastores locales. Los anglicanos y los me­todistas se gobiernan bajo este sistema.

(e) El gobierno presbiteriano: La palabra presbyteros se traduce «ancianos» en el Nuevo Testamento. Las iglesias locales bajo este sistema, están supervisadas por un cuerpo de ancianos. Las iglesias presbiterianas se gobiernan de esta manera.

(d) El gobierno jerárquico: Autoridad absoluta le es otorgada a un hombre con infalibilidad cuando habla ex cáthedra, que significa hablar desde su trono. La iglesia católica se gobierna por este sistema. En el orden de autoridad bajo el Papa, están los cardenales, arzobispos, obispos, sacerdotes y diáconos.

(e) El gobierno autocrático: Un hombre tiene todo el poder, es dueño de la propiedad y gobierna todas las actividades de la iglesia.

(t) El gobierno apostólico: «El apostolado es una función permanente y continua en el cuerpo de Cristo». (Un Señor, Una Fe, p. 242, por W A.e. Rowe, Puritan Press Ltd. Yorkshire, Ing.) Jesús dio apóstoles «hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe, y del conocimiento del Hijo de Dios a la madurez, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Efesios 4: 11-13). Los apóstoles son «los enviados» para fundar y establecer iglesias. Ellos son los que asientan la doctrina y dan dirección y liderazgo a las iglesias bajo su responsabilidad. El gobierno apostólico de la iglesia primitiva estaba a cargo de los once apóstoles que Jesús dejó en Jerusalén. Después de Pentecostés, la iglesia se dedicaba «continuamente a las enseñanzas de los apóstoles … » (Hechos 2:42). Cuando la iglesia de Jerusalén fue dispersada a través de la persecución y la obra misionera comenzó, más apóstoles fueron escogidos y ordenados por Dios: Hechos 13:1-5; 14:4 Saulo y Bernabé; 2 Corintios 8:23 – Tito (apóstol-mensajero); Filipenses 2:25 – Epafrodito (apóstol-mensajero); Romanos 16:7 – Andrónico y Junias; Gálatas 1:19 – Jacobo, hermano del Señor, probablemente. Timoteo y Silas fueron apóstoles también (1 Tesalonicenses 1:1). Todos estos hombres fueron comisionados por el Señor Jesús y dados al cuerpo de Cristo. El más conocido entre estos otros apóstoles es Pablo. La narrativa de sus viajes y sus epístolas a las iglesias que fundó, componen una gran parte del Nuevo Testamento.

El libro de los Hechos y las Epístolas de Pablo nos dan los principios más importantes que el Nuevo Testamento ofrece sobre el gobierno de la iglesia. Por ejenplo. Hechos 14 narra el regreso de Pablo a las ciudades de Listra, lconio y Antioquía de Pisidia para establecer iglesias y designar ancianos en cada iglesia (Hechos 20:28; Santiago 5: 14). Más tarde. Pablo envía a Timoteo para supervisar a los ancianos de las iglesias de Asia. (Lea 1Timoteo, especialmente 5:17-20). Por lo tanto, el sistema apostólico es el gobierno de Dios sobre las iglesias a través de Sus ungidos, los apóstoles (l Corintios 12:28) conjuntamente con otros hombres escogidos por el Espíritu Santo (profetas, evangelistas, pastores, maestros y ancianos que gobiernan), que le asistan en la supervisión de las iglesias bajo su cargo.

Pablo deja asentado claramente que los apóstoles fueron dados a la iglesia cuando Cristo ascendió y que continuarán hasta que la iglesia alcance su madurez (Efesios 4:11-13). ¿Cómo podemos reconocer a un apóstol en el día de hoy? Pablo dijo a los corintios: «vosotros sois el sello de mi apostolado en el Señor». Derek Prince dice que esto significa que el sello de un apóstol es una iglesia local completa y funcionando (Vino Nuevo, Julio/ Agosto 1975 p. 14). Pablo también declaró: «Entre vosotros se operaron las señales de un verdadero apóstol, con toda perseverancia, por medio de señales y maravillas, y milagros» (2 Corintios 12: 12). Un apóstol persevera y las señales siguen su ministerio. La prueba de su apostolado es el sello y las señales. El apóstol no se identifica por las señales únicamente. Jesús advierte que el Anticristo mostrará grandes prodigios (Mateo 24:24; 2 Tesalonicenses 2:9). La iglesia de Efeso sometió a prueba a algunos que se decían apóstoles y encontró que eran falsos (Apocalipsis 2:2). Pablo habló de falsos apóstoles en 2 Corintios 11:13. Se conoce a los profetas por sus frutos (labor y resultados – Mateo 7:16), de igual manera un apóstol debe probar su ministerio entre aquellos que le conocen. Un apóstol no es nombrado por la iglesia, pero la iglesia debe reconocer el llamado de Dios en él.

Pareciera que este sistema de gobierno no permite que los creyentes participen en la administración de la iglesia. Yo creo que cualquier líder escogido de Dios, debe mantenerse abierto al mover del Espíritu Santo en los corazones del rebaño. En nuestra congregación no tenemos sesiones de negocios mensuales para toda la iglesia, ni determinamos las decisiones grandes por mayoría de votos. Yo siento que no es la voz del pueblo ni la de los líderes la que precisa oírse, sino la voz de Dios. Dios puede hablar a través de cualquier miembro en el cuerpo. Los que tienen el cargo de los rebaños mantienen una comunión estrecha con las ovejas, para informarles lo que los líderes están oyendo y determinar si Dios está diciendo algo a través de ellas. No obstante, la congregación acepta el orden divino de administración Y respeta las decisiones finales que hace la autoridad reconocida por la iglesia.

LA SUPERVISION DEL REBAÑO

Personalmente, yo no deseo tener toda la responsabilidad de supervisar al rebaño, ni de hacer todas las decisiones administrativas. Hay quince ancianos más que me ayudan a discernir la dirección de Dios para nosotros.

En nuestra congregación tenemos seis pastores y maestros. A mí se me reconoce como supervisor sobre los otros cinco hermanos Y a cada uno de ellos se le ha asignado ciertas áreas de responsabilidad. Todos los lunes nos reunimos para examinar las victorias, los problemas y cualquiera otra área nueva de responsabilidad.

La congregación está dividida, en diez grupos, cada uno supervisado por un anciano consejero. Estos grupos se dividirán aún más de acuerdo al aumento numérico en ellos y otros ancianos consejeros serán escogidos para supervisar los grupos nuevos. Este sistema sigue el modelo de Exodo 18:13-26 y Números 11:16-17, 24 Y 25. La siguiente cita es de Exodo 18:21,22:

«Además escoge tú de entre el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo: Y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarán la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo.»

Aunque nosotros no seguimos exactamente este procedimiento, el principio parece ser el de escoger ancianos que no son apóstoles, profetas, evangelistas, pastores o maestros en el sentido oficial, sino que son consejeros y dirigentes asignados para aliviar la carga del rebaño. Cada persona o familia que entra bajo la cobertura de la iglesia Liberty, es asignada a un anciano consejero. La congregación ha escogido a veinte diáconos para que asistan a los ancianos Y para «servir mesas» (Hechos 6:2,3), es decir, hacer cualquier cosa para aligerar las cargas y permitir que los ministros tengan tiempo para dedicarse a la oración y al ministerio de la Palabra. Una vez por mes, todos los ancianos y los diáconos se reúnen para orar, tener comunión y rendir reportes. Esta reunión es de gran bendición y edificación para los ministros de la congregación.

Todos los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros son ancianos (1 Pedro 5:1-2), pero no todos los ancianos tienen estos ministerios necesariamente. Esta es la razón por la cual hacemos diferencia entre los pastores y los ancianos con­ sejeros. Estos ancianos pueden funcionar a veces como pastores de la misma manera que todos los miembros del cuerpo pueden profetizar sin que por eso se conviertan en profetas. Personalmente, yo pienso que las Escrituras hacen distinción entre varias clases de ancianos. Por ejemplo, Pablo dijo a Timoteo: «Que los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, particularmente los que trabajan con afán predicando y enseñando» (1 Timoteo 5:17). El ministerio del pastor no está contenido dentro del supervisor local. Si así fuese, entonces Pablo se hubiera equivocado al incluir al pastor en la lista de Efesios 4:11. Yo creo que el pastor debe servir como director y presidir sobre los otros ancianos. Es por esta razón que la iglesia Liberty tiene pastor, además de ancianos consejeros. En realidad, tenemos varios pastores y maestros y los ancianos consejeros. Esto hace a Liberty semejante a la iglesia de Antioquia – un centro para muchas iglesias. Normalmente, las iglesias que nacen de nuestro ministerio, tienen un pastor, ancianos consejeros y diáconos. Si una de estas iglesias se convirtiera en un centro como su iglesia materna, también tendría la necesidad de más de un pastor y de alguno de los otros cinco ministerios.

LA AUTORIDAD DE LOS ANCIANOS

Ya se podrá dar cuenta de que yo creo en la pluralidad y en la diversidad de ancianos, pero no que el Nuevo Testamento enseñe igualdad de autoridad. No es práctico discutir detalladamente, en este artículo, este principio. Baste decir que el Antiguo Testamento tampoco enseña tal igualdad de autoridad. Moisés no entregó a Israel bajo la supervisión de una pluralidad de ancianos, más bien, cuando murió, Dios escogió a Josué para que fuese el principal sobre los ancianos. Había un oficial o gobernador de los ancianos en cada sinagoga en el tiempo de Jesús (Lucas 8:41). No asumamos que la pluralidad de ancianos en Efeso (Hechos 20:28) significaba igualdad de autoridad. Bien pudiera haber sido que había varias congregaciones en todo Efeso, cada una con un pastor y varios ancianos consejeros. Aún los historiadores de la iglesia primitiva. Eusebio y Hegesipo, hablan de un pastor principal en las iglesias locales.

Debido a la autoridad involucrada, nosotros hemos designado únicamente a hombres como ancianos. Uno de los requisitos que Pablo da para los supervisores es que deben ser «marido de una sola mujer», no «mujer de un solo marido». Es cierto que «en Cristo no hay ni hombre ni mujer» (Gálatas 3:28), pero esto obviamente se refiere a nuestra posición de gracia y no a la autoridad. Dios tiene un lugar para las hermanas como ayudas, intercesoras, maestras de otras mujeres y aún en la predicación en público, mientras no usurpen autoridad sobre el hombre. Yo he invitado a ciertas hermanas para que compartan con nosotros en Liberty y ellas lo han hecho para provecho de la congregación. También, parece que hay un lugar en la iglesia para diaconisas (Romanos 16:161 Timoteo 3:11). Dios nos ayude a no caer en enseñanzas extremosas que convierten en esclavas a las esposas o a las mujeres solteras en vez de ayudas idóneas. Los extremos o las verdades parciales siempre esclavisan. La verdad es invariablemente equilibrada y su resultado es libertad, paz y gozo.

Esta no es una defensa de mi posición, sino una declaración, simplemente. Mi deseo no es probar que yo estoy en lo cierto y que mi hermano está equivocado. Sí creo que la teoría no deja de ser teoría hasta que se ponga en práctica y sea comprobada. El gobierno de la iglesia Liberty ha sido puesto a prueba y ha resultado efectivo hasta el día de hoy. Hay verdadera comunión; la mayoría de los creyentes que están bajo la cobertura aquí, toman parte activa en la oración, en compartir revelación o testi­ monios, en los dones espirituales, la alabanza y en otros ministerios. Se sienten «pastoreados». La unción de Dios sobre los ancianos y los diáconos va en aumento. Por todo esto alabamos a nuestro Señor Jesucristo.

Para concluir quisiera decir que en lo que concierne al gobierno de la iglesia, veo «como por un espejo veladamente». Con toda la integridad de mi corazón trato de mantener la supremacía de Jesús como Cabeza de la iglesia y de obrar de acuerdo con Su plan divino. Es por eso que deseo permanecer flexible a cualquier cambio que el Espíritu Santo me haga ver. Hasta ahora. la iglesia Liberty ha mantenido la paz y la unidad, presentando así un frente sólido contra el enemigo. ¡Que Dios no permita que nos quedemos satisfechos con los logros del pasado, sino que conceda que Su Santo Espíritu nos vaya transformando de gloria en gloria! «y donde el Espíritu del Señor está, hay LIBERTAD» (2 Corintios 3: 17).

Para todos los creyentes, recomiendo las siguientes palabras de Pablo:

Pero os rogamos hermanos, que reconozcáis a los que con diligencia trabajan entre vosotros, y os dirigen en el Señor, y os instruyen, y que les tengáis en muy alta estima en amor, por causa de su trabajo (1 Tesalonicenses 5:12-13).

Acordaos de aquellos que os guiaron, que os hablaron la palabra de Dios, y considerando el resultado de su vida, imitad su fe (Hebreos 13:7).

Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta. Permitidles que lo hagan con alegría y no con quejas, porque eso no sería provechoso para vosotros. (Hebreos 13:17).

Para los ancianos, como yo, dejo las palabras de Pedro en 1 Pedro S: 1-4:

“Por tanto, exhorto a los ancianos entre vosotros, como anciano yo tam­ bién y testigo de los padecimientos de Cristo, y también participante de la gloria que ha de ser revelada, pasto­ read el rebaño de Dios entre vosotros, no por obligación, sino voluntaria­ mente, conforme a la voluntad de Dios; y no por sórdidas ganancias, sino con sincero deseo; tampoco como teniendo señorfo sobre los que han sido puestos bajo vuestro cuida­ do, sino demostrando ser ejemplos del rebaño. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, recibiréis la inmarcesible corona de gloria.”

Ken Sumrall es pastor de la iglesia bautista de Liberty en Pensacola, Florida. También es presidente del Instituto Bíblico Liberty. Febrero 1976 New Vine.