Querido amigo en Cristo:

Espero en Dios que usted y sus seres queridos estén bien. Este mes, vamos a hacer algunas preguntas que nos ayudarán a saber dónde estamos en la vida y en nuestro caminar con el Señor, nuestra fuente de vida. No importa dónde se encuentre, este es siempre un tema oportuno.

En mayo de este año, en nuestra Conferencia de Liderazgo de Charles Simpson Ministries, Gatlinburg, Tennessee, un buen amigo, Curtis Forman, compartió una experiencia personal. Curtis es un experimentado capitán de lanchas motoras. Una noche, de regreso a puerto, buscó las luces de navegación que lo guiarían a casa. Vio una luz roja, se enrumbó hacia esta en la oscuridad y dirigió su nave hacia el canal. Después de un tiempo, se dio cuenta de que le estaba tomando mucho más tiempo de lo normal para llegar a puerto, y al acercarse un poco más observó que la luz era en realidad el rótulo de un motel en tierra firme.

Es peligroso perderse, pero es más peligroso creer que se está yendo en la dirección correcta. Más importante que todo, es saber con quién vamos en el viaje. Este “dónde estás” es más relacional que geográfico.

Separación

El pecado (literalmente «errar el blanco») nos separa de Dios y por consecuencia, de la realidad, la esperanza y la sabiduría. El pecado separa también a las personas unas de otras. Nos enrumba en un camino que conduce a la muerte, no a la vida (Romanos 6:23). Y todos hemos pecado (Romanos 3: 10-23).

¡Pero las buenas nuevas son que el arrepentimiento reconcilia y restaura! Nos reconecta en la comunión con Dios. El arrepentimiento nos vuelve al camino que lleva a la vida; trae refrescamiento, renovación, esperanza, visión, propósito, alegría y fortaleza. Arrepentimiento significa un cambio de dirección. No es remordimiento ni autocompasión; es alejarse de la destrucción y encaminarse hacia la restauración en Cristo Jesús.

“No puedes cambiar tu destino de la noche a la mañana, pero puedes cambiar tu dirección. Y la dirección determinará tu destino”.

Jim Rohn, escritor y orador motivador, dijo una vez: “No puedes cambiar tu destino de la noche a la mañana, pero puedes cambiar tu dirección. Y la dirección determinará tu destino”. Puede que aún no estemos donde necesitamos estar geográficamente, pero si estamos “en Cristo” relacionalmente, él nos llevará al lugar que nos ha preparado. Es la voluntad de Dios que haya reconciliación entre él y su pueblo, así como entre unos y otros. Cuando eso pasa, el resultado ¡es una nueva vida y una nueva esperanza!

Una de las historias más dolorosas y devastadoras en la historia del hombre sucedió muy al principio, en Génesis 3. Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer, tenían una comunión perfecta con Dios y entre ellos. Caminaban y hablaban con él todos los días en el exuberante y hermoso huerto del Edén. Pero un día, no se presentaron a su cita con Dios. De hecho, no fue porque lo hubieran olvidado sino que se estaban escondiendo de él. ¿Por qué se estaban escondiendo?

Dios les había dado todo lo bueno del huerto y en abundancia, y les había dado gran libertad y autoridad. Solo una cosa les prohibió: no comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal que estaba en el huerto. Dios los había creado para tener una relación perfecta con él y confiaran en él para recibir instrucción y dirección. Pero Satanás, el enemigo de sus vidas, estaba celoso y lleno de odio, hacia ellos, hacia Dios y todo lo que Dios había creado. Y, Satanás, tomando la forma de una serpiente, les ofreció un plan alternativo:

            Entonces la serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho, dijo a la mujer: — ¿De veras Dios les ha dicho: “No coman de ningún árbol del jardín”? La mujer respondió a la serpiente: —Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Pero del fruto del árbol que está en medio del jardín ha dicho Dios: “No coman de él ni lo toquen, no sea que mueran”.

            Entonces la serpiente dijo a la mujer: —Ciertamente no morirán. Es que Dios sabe que el día que coman de él, los ojos les serán abiertos, y serán como Dios, conociendo el bien y el mal.

Entonces la mujer vio que el árbol era bueno para comer, que era atractivo a la vista y que era árbol codiciable para alcanzar sabiduría. Tomó, pues, de su fruto y comió. Y también dio a su marido que estaba con ella, y él comió. 7 Y fueron abiertos los ojos de ambos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.

Cuando oyeron la voz del SEÑOR Dios que se paseaba por el jardín en la brisa del día, el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del SEÑOR Dios entre los árboles del jardín. Pero el SEÑOR Dios llamó al hombre y le preguntó: — ¿Dónde estás tú? Él respondió: —Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, porque estaba desnudo. Por eso me escondí (Génesis 3:1-10).

Cuando Dios preguntó dónde estaban, no era porque no lo sabía; es porque ellos no lo sabían. Donde estamos no es primero una pregunta geográfica, es una pregunta relacional. Adán y Eva intentaron esconderse de Dios porque deliberadamente habían ignorado y se habían rebelado contra sus instrucciones. ¡Las relaciones fragmentadas conducen a destinos errados!

La fuente de vida

Como su creador y padre, Dios había diseñado todo perfectamente para su disfrute y bendición. Pero lo rechazaron a él y eso les trajo vergüenza y miedo y los hizo huir de Dios, su «fuente de vida» y su guía. Perdieron su hogar relacionalmente y eso les hizo perder su hogar, el huerto, geográficamente; perdieron el camino y su estación en la vida.

¿Dónde está usted?

La desobediencia de Adán y Eva los separó de la presencia de Dios e introdujo el pecado y la muerte en la genética humana. Trajo el distanciamiento unos de otros e introdujo el rompimiento de su familia y de todas las familias que siguieron. La humanidad se volvió descarriada y perdida. El resto de la Biblia cuenta la extraordinaria historia de las cosas sobrenaturales que Dios hizo para destruir el pecado y la muerte y restaurar su comunión con la humanidad. La Biblia es, en esencia, una historia de amor. Es un rótulo de neón gigantesco que señala el camino a casa a través de la fe en Jesucristo.

Nuestro Padre vuelve a preguntar: «¿Dónde está usted?» Él sabe. ¿Lo sabemos nosotros? Él se preocupa por nosotros, mucho más de lo que nos damos cuenta. A veces pensamos que está muy lejos, pero si nos diéramos vuelta, veríamos que está allí, justo con nosotros, llamándonos, buscándonos, deseando aún tener comunión con nosotros.

Despojémonos de las cosas que nos han separado de él; de nuestros viejos caminos que conducen a la muerte y la destrucción. Fuimos creados para una comunión perfecta con nuestro Creador. Nuestro enemigo espiritual, Satanás, quiere robar, matar y destruir; quiere separarnos de Dios y de las relaciones ordenadas por Dios; quiere atraparnos en relaciones impías y engañosas. Pero Jesús vino para que podamos tener luz, vida, libertad y reconciliación con el Padre… y con personas de integridad y gracia que dan vida.

¿Sabe usted para dónde va?

Dios nos creó de manera que no podamos estar satisfechos solo en nosotros mismos. Estamos completos cuando tenemos una relación con Dios y con su pueblo. Igualmente, no podemos saber dónde estamos en nuestra independencia, sino conectados a una fuente externa.

Hoy tenemos la tecnología del GPS para mostrarnos dónde estamos; ¡Podemos conectarnos a un satélite espacial que determinará nuestra ubicación en el planeta Tierra! El uso de mapas y cartas geográficas, “Érase una vez”… Los navegantes antiguos usaban las estrellas. ¿De qué depende usted para saber dónde está? ¿Cuál es su punto de referencia? Más importante aún, ¿quién es su punto de referencia?

¿Es su fuente de orientación confiable, probada y verdadera? ¿Se basa en una realidad objetiva más allá de usted mismo, o se orienta usted de sus propios sentimientos, estados de ánimo y caprichos? ¿Está viendo las cosas como realmente son, o como desea que fueran? Debemos tener en cuenta la realidad y enfrentar la verdad. Un diagnóstico adecuado de un problema es vital para superarlo de manera efectiva.

La luz de la Biblia y el Espíritu Santo nos alumbrarán y nos mostrarán la verdad. Lo que vemos puede no ser «bonito», pero la Palabra y el Espíritu también nos ofrecen esperanza, fortaleza y dirección. Dios convence, pero no nos condena cuando estamos en Cristo. El perdido y los confundidos, necesitan un guía que los conduzca nuevamente al camino. Isaías 30:21 dice que cuando nos arrepentimos, nuestros «oídos oirán a tus espaldas estas palabras: ¡Este es el camino; anden por él ya sea que vayan a la derecha o a la izquierda!”.

Caminar en una relación, de compañerismo y rendición de cuentas con otros seguidores de Jesús también es clave para mantenerse en el camino. ¿Con quién está caminando usted? No estamos diseñados para caminar solos. ¿Están sus compañeros de jornada animándolo hacia la luz o la oscuridad? ¡Los resultados son diferentes!

Dios ve las cosas como realmente son, y nos las da a conocer. Pero Dios también nos da lo que yo llamo «La Verdad Trascendental», que va más allá de nuestra realidad. Jesús da un ejemplo perfecto: «En el mundo tendrán aflicción, pero ¡tengan valor (anímense); yo he vencido al mundo!» (Juan 16:33). Tenemos una verdad que trasciende nuestros problemas y limitaciones.

  • Sí, tenemos problemas, ¡pero también tenemos a Jesús, el vencedor!
  • Sí, tenemos tristeza, ¡pero él nos da su gozo, que se convierte en fuerza!
  • Sí, tenemos temores, ¡pero él nos da su amor, lo que se convierte en paz!
  • Sí, tenemos interrogantes, ¡pero él nos da su Espíritu, que se convierte en sabiduría!
  • Sí, una vez estábamos lejos, ¡pero él nos ha acercado a sí mismo!
  • Sí lloramos, ¡pero no nos lamentamos como aquellos que no tienen esperanza! (1 Tesalonicenses 4:13) 

Sea usted un cristiano maduro, un nuevo creyente o un buscador, usted debe saber esto: Dios lo ama donde esté, como esté, y lo ama tanto que no lo dejará en el mismo lugar ni de la misma manera. Si usted se lo permite, el Espíritu Santo lo llevará de gloria en gloria y de victoria en victoria.

Si se siente aislado, solo o desterrado, pido a Dios que se pregunte: «¿Dónde estoy?» Él está allí con usted, listo para llevarlo a una relación más profunda y más grande de lo que jamás haya conocido. Por favor sepa que no está solo. Si podemos servirle aquí en Charles Simpson Ministries, espero que me lo haga saber.

En Cristo

Donde sea que esté hoy geográfica o circunstancialmente, espero que pueda decir que está en Cristo. Puede estar en problemas, pero si está en Cristo, tiene todo lo que necesita no sólo para sobrevivir, sino para prosperar. Puede que haya pecado, puede que no haya dado en el blanco, pero en Cristo tiene perdón, esperanza y reconciliación con Dios. En él usted tiene un propósito, esperanza, un futuro. En Cristo, no sólo tenemos un mapa, sino también el Guía que camina con nosotros e incluso nos levanta y nos lleva en sus brazos cuando no podemos caminar. “¡O qué amigo nos es Cristo!”

“Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:1).

En Cristo,

Stephen Simpson

PD Por favor manténganos presente en sus oraciones y con su apoyo financiero este mes. Las oportunidades y los desafíos son muy grandes. Visite csm publishing.org o nuestra página de Facebook de Charles Simpson para obtener más información.

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A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Actualizada 2015.

STEPHEN SIMPSON es el editor de la revista One-to-One y el director de Charles Simpson Ministries Publishing. Además del ministerio de publicaciones, Stephen ha servido en liderazgo para iglesias y ministerios en Costa Rica, Florida, Mississippi, Texas y Michigan, además de haber sido el pastor principal de la Iglesia de Pacto de Mobile, Alabama (2004-2013). Él continúa viajando en el ministerio en América del Norte y en otras naciones.

Usado con permiso de Pastoral Letter (Carta Pastoral), octubre de 2019.