Amado amigo en Cristo:

Apreciamos profundamente su amistad con este ministerio y oramos para que todo le vaya bien. Veamos juntos por qué la adoración es una parte esencial de nuestras vidas. El propósito principal del hombre es glorificar a Dios, y gozar de él para siempre. (Catecismo Menor de Westminster, 1647).1 La adoración no es un estilo de música, sino un estilo de vida. Creo que la adoración es la vida vivida en adoración, sumisión y servicio alegres a Dios. Es presentarnos ante él de tal manera que podamos recibir su vida en las nuestras.

He oído decir que «la adoración es atribuir «valor» a alguien o a algo». Entonces, la pregunta a la que usted debe responder es: ¿Quién, o qué, es digno de alabanza y adoración? He oído responder a nuestro querido amigo, compositor y maestro de la Biblia Gerrit Gustafson: «La adoración es una muestra de una vida entregada a Dios». La adoración es un acto de entrega: «No se haga mi voluntad, sino la tuya» (Mateo 26:42; Lucas 22:42).

Cuando hablamos de un «servicio de adoración», necesitamos entender que la adoración es más que música y el servicio más que una reunión. Nuestro caminar con Dios se basa en su gracia, su Espíritu Santo y su Santa Palabra Viviente, que nos llevan a una relación viva con él. En las Escrituras vemos algunos patrones importantes sobre la mejor manera de relacionarnos con él… para conocerlo, escuchar su voz y seguirlo (lea Juan 10).

El estudio regular, en actitud de oración, intencional y agradecido de las Escrituras nos lleva a la sabiduría y a la revelación. Recuerde que siempre que lee la Biblia, debe estar en comunión con el autor del libro. En tiempos como esos, comenzamos a contemplar al Señor y sus caminos con mayor claridad. Al contemplarlo, somos transformados y cambiados de gloria en gloria. Vemos más claramente quién es él y quién nos ha llamado a ser. Escuchamos su voz y entendemos su llamado en nuestras vidas. Él nos revela nuestro propósito en esta vida y en este mundo. Uno de los pasajes más importantes de las Escrituras para mí se encuentra en Isaías 6:

En el año que murió el rey Uzías, yo vi al Señor sentado sobre un trono alto y sublime. El borde de su manto cubría el templo. Dos serafines permanecían por encima de él, y cada uno de ellos tenía seis alas; con dos se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies, y con dos volaban. Uno de ellos clamaba al otro y le decía: «¡Santo, santo, santo, es el Señor de los ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!»

La voz del que clamaba hizo que el umbral de las puertas se estremeciera, y el templo se llenó de humo.

Entonces dije yo: «¡Ay de mí! ¡Soy hombre muerto! Mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos, ¡aun cuando soy un hombre de labios impuros y habito en medio de un pueblo de labios también impuros!»

Entonces uno de los serafines voló hacia mí. En su mano llevaba un carbón encendido, que había tomado del altar con unas tenazas. Con ese carbón tocó mi boca, y dijo: «Con este carbón he tocado tus labios, para remover tu culpa y perdonar tu pecado.»

Después oí la voz del Señor, que decía: «¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?»

Y yo respondí: «Aquí estoy yo. Envíame a mí.» (Isaías 6:1-)

El encuentro del profeta con el Señor nos proporciona un modelo de adoración para hoy. Isaías, que buscaba al Señor, recibe una revelación de él en su gloria. Comprende, por el Espíritu Santo, que Él es realmente el Rey de toda la tierra. Entonces Isaías escucha el canto celestial declarando que toda la tierra está llena de la gloria de Dios, de su bondad y su misericordia. El poder de esta revelación provoca literalmente un terremoto, e Isaías es invadido por un sentimiento de reverencia y santo temor al Señor.

Isaías reconoce que, en medio de la majestuosidad, la pureza y la santidad de Dios, el propio Isaías es un hombre impuro con labios impuros y que sus compatriotas y vecinos también son impuros. Se aflige por su indignidad y se humilla ante el Señor.

En ese momento, se inicia la sanidad de la impureza de Isaías. Un ángel toma un carbón ardiente del altar del Señor y purifica los labios de Isaías. Este altar es el lugar donde el fuego de Dios toca el sacrificio de las alabanzas de su pueblo.

A veces, nos encontramos en «un lugar ardiente» y nos preguntamos qué hemos hecho mal, o nos agitamos y tratamos de salirnos de éste. Sin embargo, lo que puede estar sucediendo en nuestras circunstancias es que Dios nos está purificando y perfeccionando para la alabanza y el servicio. Si le permitimos hacer su obra, veremos que él no está tratando de hacernos daño, sino que lo que quiere es bendecirnos y sanarnos.

El ángel anuncia la Buena Nueva a Isaías: «Con este carbón he tocado tus labios, para remover tu culpa y perdonar tu pecado.» Cuando el Señor nos toca, quedamos limpios. «Tan lejos como está el oriente del occidente, él aleja de nosotros nuestras rebeliones» Salmo 103:12). Él decide no recordar más nuestros pecados contra nosotros (Hebreos 10). Por lo tanto, en Cristo ya no hay condenación (Romanos 8). La Palabra de Dios, recibida en la adoración, destruye la acusación del enemigo.

¡VERDADERAMEnTE LIBRES!

Dios trata deliberadamente el pecado, porque el pecado es un inhibidor de la comunicación y un obstáculo en las relaciones. Dios nos ama y no quiere que nada impida su comunión con nosotros. No quiere ninguna confusión en su relación y comunicación con sus hijos. Su objetivo no es condenarnos, sino lavarnos y sanarnos del pecado para que podamos levantarnos y avanzar en la misión que él tiene para nuestras vidas; para refrescarnos con su Espíritu y renovar nuestro gozo.

Cuando el Señor perdona, está perdonado. No hay por qué dudar, cuestionar o mirar hacia atrás. La fe se restablece. La visión y la esperanza regresan. Ciertamente que aprendemos de nuestros errores, pero no necesitamos meditar continuamente sobre éstos. Si ha pedido arrepentido al Señor que lo perdone y lo limpie, entonces usted ha sido redimido. Así que, si el Hijo los liberta, serán verdaderamente libres (Juan 8:36). Permítame decir, con toda la gracia que puedo, que 2022 es el momento de seguir con el propósito para el que usted fue creado.

¿Pecó usted contra otra persona? Valla en humildad y arrepentimiento y pídale perdón. No se complique. Haga lo que lo que sea necesario para arreglar la relación con esa persona. Puede requerir compromiso, responsabilidad y diligencia. Después de haber hecho todo lo que pueda hacer ante Dios, ponga la relación en manos de Dios y pida que la sane.

Nuestra oración es que todos sean libres de la maldición y la vergüenza del pecado. Pasar regularmente tiempos de adoración personal, diaria y regularmente con otros, nos mantienen limpios ante Dios y entre nosotros (1Juan 1:7). Al contemplar a Jesús con más claridad, nuestras relaciones con los demás se aclaran.

ENVÍAME A MÍ

Cuando entramos a su presencia en la adoración, Dios nos muestra su majestad y su misericordia. Reconocemos nuestro pecado; su gracia nos permite humillarnos ante él. Él toma de su fuego sagrado y nos purifica, limpia y sana. Entonces nos anuncia la buena nueva de que estamos limpios y perdonados.

Una vez que hemos contemplado su gloria, hemos sido tocados por su fuego y hemos sido liberados, no sólo de la esclavitud del pecado, sino también de la condena y la culpa del pecado, entonces sucede algo muy maravilloso.

Su voz comienza a resonar en nuestros oídos y en nuestros corazones. En lugar de caminar en la oscuridad y la confusión, podemos oír y reconocer su voz. Oímos su llamado: «¿A quién enviaré?» En Isaías, vemos cuál es la respuesta de un verdadero adorador: «¡Aquí estoy yo! Envíame a mí». La adoración nos prepara para oír la pregunta de a quién enviar y ésta a la respuesta de ofrecernos a ir y ponernos en marcha.

La adoración es un proceso. No son sólo emociones que nos hagan sentir bien. No se basa en nuestro estado de ánimo ese día. La adoración se basa en quién es Dios:

  • Creador y Sustentador y Gobernante del Universo
  • Rey de reyes y Señor de señores
  • Padre, Hijo y Espíritu Santo: la perfecta y bendita Trinidad
  • Salvador, Redentor, Sanador
  • León de Judá
  • Cordero una vez sacrificado por nuestros pecados, ahora resucitado y en la gloria
  • Él es bueno y su misericordia es eterna
  • Su reino es eterno y él es digno de alabanza

Jim Dethmer dijo una vez: «La adoración es responder a todo lo que Dios es con todo lo que somos». No es sólo cantar a Dios o hablarle. Es permitir que su Espíritu nos lleve en una jornada a un lugar donde podamos contemplarlo y escuchar su voz. Se trata de ser cambiados y preparados para hacer su voluntad. La verdadera adoración nos transforma a la semejanza de Dios y nos envía dentro de la voluntad del Padre.

La verdadera adoración provoca un cambio interno primero. Si usted sale de una reunión de la iglesia igual que cuando entró, vale preguntarse: ¿Adoré al Señor en espíritu y en verdad (Juan 4:23-24)? Cuando canto y oro, mi corazón está siendo preparado para escuchar… y luego obedecer su voz.

Si salimos de la iglesia sin un sentido de misión y de ir en el propósito de Dios, ¿habremos adorado verdaderamente? Si salimos odiando a nuestro hermano o hermana o acaso, a los «pecadores» de nuestra ciudad, ¿habremos adorado realmente? Si realmente hemos visto y recibido lo que Dios ha hecho por nosotros en Jesucristo, entonces entenderemos que una vida entregada a la adoración y el servicio a él es nuestra única respuesta razonable. Pablo da este mensaje a los Romanos capítulo 12:

Así que, hermanos, yo les ruego, por las misericordias de Dios, que se presenten ustedes mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a Dios! 2 Y no adopten las costumbres de este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto.

Nuestras mentes son renovadas por el poder purificador de la presencia y de la Palabra de Dios y en el lavamiento que ocurre en la comunión y la adoración con otros seguidores de Jesús. Somos transformados en este proceso… el cambio ocurre. Esto contrasta con el conformismo que ocurre cuando nos enamoramos de los caminos del mundo; bebemos de los pozos de las filosofías del mundo; nos rodeamos de gente que persigue los sueños que el mundo ofrece.

El mensaje presentado por Pablo e Isaías es claro: Dios busca a aquellos que están dispuestos a ir con él y por él. Ni siquiera tiene que pensar si es capaz o si está calificado. Si está simplemente dispuesto, entonces Dios lo hará capaz. Él lo limpiará y purificará y le dará las herramientas, sabiduría y poder.

REGRESA A TU PRIMER AMOR

Recuerde, nuestra Conferencia Anual de Liderazgo de Charles Simpson Ministries en Gatlinburg, Tennessee que se llevará a cabo del 10 al 12 de mayo del 2022. El Obispo Joseph Garlington será nuestro invitado especial. Puede inscribirse en csmpublishing.org o llamar a nuestra oficina: (251) 633-7900. Nuestro tema es: «Regresa a tu primer amor» y estamos deseando verlo allí.

Por favor, siga recordándonos en sus oraciones y en sus donaciones este mes. Nos enfrentamos a continuos desafíos, pero también a maravillosas oportunidades para compartir el Evangelio en todo el mundo en 2022. Oramos por usted y estamos agradecidos.

En Cristo Jesús,
Stephen Simpson
Presidente

STEPHEN SIMPSON es Director de CSM Publishing, fue el pastor principal de Covenant Church de Mobile, Alabama (2004-2013) y ministra en iglesias y ministerios en Estados Unidos y en otras naciones.

Notas:

  1. https://es.ligonier.org/recursos/credos-confesiones/el-catecismo-menor-de-westminster/
  2. A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de la Reina Valera Contemporánea (RVC
  3. Carta Pastoral- febrero 2022 Usada con permiso. 

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