Querido amigo en Cristo,
Pido a Dios que esta carta le encuentre bien y en paz. Sin duda que este año ha estado lleno de desafíos para todos nosotros y apenas si estamos llegando al «medio tiempo» del encuentro. Podemos enfrentar el resto del 2020 con miedo o con fe. Mi oración es que podamos recibir el don de la fe del Señor para que podamos resistir y vencer cualquier tormenta ahora, por más furiosa que sea, o cualquiera otra que pudiera venir en el futuro.
Nuestro amigo Michael Coleman está enseñando un curso que él ha llamado un Mapa de ruta de transición, basado en su conocimiento práctico de tiempos personales de prueba y dificultad. Una de las verdades que está compartiendo es que Dios trabaja en la noche. Bíblicamente hablando, el nuevo día comienza en la noche, de manera que muchos milagros suceden en la oscuridad. Michael nos recuerda que cuando está oscuro, es el momento de reconocer que Dios está haciendo algo nuevo. Eso pone una perspectiva completamente nueva en estos días en que vivimos, ¿no es cierto?
Hace casi 2000 años, durante otro momento difícil en la historia, el apóstol Pablo, escribiendo su epístola a los cristianos en Roma, los alentó de esta manera:
Justificados, pues, por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien también hemos obtenido acceso por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce perseverancia, y la perseverancia produce carácter probado, y el carácter probado produce esperanza. Y la esperanza no acarrea vergüenza porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.
Cuando nos mantenemos firmes en la fe que Dios nos ha dado, podemos gozarnos aún en las tribulaciones, porque entendemos que están produciendo en nosotros: perseverancia, carácter y esperanza. La esperanza no es superficial o circunstancial. Es preciosa y permanente, porque ha sido forjada en la prueba y en el fuego. Es inconmovible cuando todo alrededor se está cayendo.
Hace algunos años, un querido amigo, a quien pastoreaba, estaba sufriendo terriblemente de cáncer y no tenía mucho tiempo para vivir. Lo visitaba a menudo y nos sentamos en una salita, conversando, observando a los pájaros afuera y cantando coros de adoración y leyendo las Escrituras. Un día, me pidió que leyera todo el capítulo 4 de 2 Corintios. «Quiero entender esto», dijo él. Comenzó a llorar en silencio cuando leía los versículos 8 y 9 acerca de cómo Pablo “estaba atribulado en todo pero no angustiado; perplejo pero no desesperado; perseguido pero no desamparado; abatido pero no destruido.” fue «presionado, pero no aplastado; perplejo, pero no desesperado; perseguido, pero no abandonado; derribado, pero no destruido».
Mi amigo comenzó a adorar y a proclamar victoria a gran voz, con las manos levantadas al Señor, cuando leí a Pablo refiriéndose a su propio sufrimiento extremo como “momentánea y leve tribulación que produce para nosotros un eterno peso de gloria más que incomparable; no fijando nosotros la vista en las cosas que se ven sino en las que no se ven; porque las que se ven son temporales, mientras que las que no se ven son eternas ”(2 Corintios 4:17y18).
Mientras escribo esto ahora, aunque con lágrimas, me regocijo al saber que mi amigo está caminando en la realidad de esos versículos, completamente curado, cantando con vehemencia, y en casa con el Padre. Pero lo más asombroso es que lo vi lleno de la bondad del Señor «en la tierra de los vivos», regocijándose incluso en sus tribulaciones porque tenía una revelación de algo más grande que Dios estaba haciendo.
REGOCIJO
Algunos años después de escribir su carta a los romanos, Pablo se encontraba en otra prisión, probablemente en la misma Roma. ¡No era ajeno a los problemas! Pero no estaba de mal humor. De ahí escribió una carta a la Iglesia en Filopos (que había comenzado en la cárcel). Esta carta a menudo se llama la «carta de la alegría» porque habla mucho de que regocijarse, y el espíritu de la carta está lleno de alegría y esperanza.
Escribió acerca de su misión, sus desafíos y cómo su vida podría estar en peligro. Resumió su perspectiva diciendo: «Para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia» (Filipenses 1:21). Pablo entendía que mientras viviera, sin importar dónde estuviera, todavía estaba ungido por el Espíritu Santo, «en misión» para Jesús, y que Dios abriría un camino y crearía » Encuentros divinos» para él. ¿Y si Pablo moría? ¡Eterno gozo y gloria en la presencia de Dios!
Ahora, ¿cómo puede alguien derrotar a una persona como esta? ¡Imposible! No es de extrañar que el diablo odiara tanto a Pablo. Ahora, entendamos esto: ¡también nosotros podemos regocijarnos porque tenemos ese mismo Espíritu Santo y esa misma promesa en nuestras vidas! Pero, ¿tendremos la misma perspectiva? Si no, ¿qué nos detiene?
Pablo tenía un hijo espiritual llamado Timoteo. Cuando Pablo se acercaba al final de su vida y misión, quería decirle algunas cosas importantes a Timoteo. Debido a que ZOOM no estaba disponible, decidió hacer lo mejor que tenía a mano: ¡Escribió una carta! En su carta, Pablo le recordó a Timoteo la herencia natural y espiritual, y lo instó a «avivar el don de Dios» que estaba en él.
En su comentario sobre esta carta, Matthew Henry dice, «avívalo, como fuego debajo de las brasas». Timoteo tenía el fuego del Espíritu Santo dentro de él; Pablo le está recordando que active los dones, los cultive y los vea detonar en su vida.
¿Y cuáles eran estos dones que había recibido en el pasado, cuando Pablo le impuso manos y oró por él? “Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.» (2 Timoteo 1:7).
Pablo comenzó su carta declarando que su propia vocación y autoridad como apóstol de Jesucristo vino sólo como resultado de la voluntad y promesa de Dios, y declaró la gracia, la paz y la misericordia a Timoteo de parte de Dios el Padre y de Jesús el Señor. Pablo pudo declarar esto sobre su hijo espiritual porque él mismo lo había recibido de Dios. ¿Qué ha recibido usted de Dios? ¿Con quién lo ha compartido?
SIN MIEDO
Dios no nos ha dado un espíritu de miedo. Ciertamente, todos podemos tener miedo en ciertas ocasiones. Las circunstancias de la vida a veces pueden parecer muy desalentadoras. Dolor, desilusión, peligro, pérdida… todos estos son desafíos muy reales y grandes que todos enfrentamos.
Mientras el rey David se enfrentaba a circunstancias graves que amenazaban su vida, clamó a Dios y dijo: «Cuando mi corazón esté abrumado, llévame a la roca que está más alta que yo» (Salmo 61:2). ¿Se ha sentido usted abrumado alguna vez? David entendió que necesitaba una perspectiva superior; sabía que solo Dios era su refugio y fortaleza.
En su primer discurso inaugural, el presidente Franklin D. Roosevelt dijo: «De lo único que debemos tener miedo es del miedo mismo». El general George S. Patton lo expresó de esta manera: «El miedo ha matado a más personas que la muerte». El miedo es una fuerza espiritual que roba el corazón de nuestro valor y nos paraliza. Cuando cedemos a este espíritu, somos incapaces de ver o luchar a través de las circunstancias a las que nos enfrentamos.
He oído a mi padre decir a menudo: «El valor no es la ausencia de miedo; es superar el miedo.» Esta es una batalla que todos enfrentamos, pero debemos saber que Dios no nos dio el espíritu de miedo. Nos dio dones en el Espíritu Santo que destruyen el miedo y nos liberan.
Y Pablo dice: «un espíritu de» poder, amor y dominio propio (sabiduría, autocontrol, paz, sobriedad, claridad, discernimiento). Es el Espíritu Santo de Dios llenando mi espíritu (corazón) continuamente con su poder, amor y sabiduría. «Un espíritu de» no es un vaso de agua solamente, es un río poderoso y en constante crecimiento que no solo proporciona consuelo temporal, sino que es abundante y profundo, llena nuestros corazones y desborda en nuestras vidas como un regalo para los demás.
PODER, AMOR, SABIDURÍA
Cuando permanecemos en la presencia de Dios, recibimos su poder. Él no nos manda a salir y enfrentar nuestras batallas con fuerzas propias. De hecho, nos dice: «No es con tu fuerza, sino con mi Espíritu» (Zacarías 4: 6). Nuestra propia fuerza, o fanfarronería es falsa y no será suficiente en el calor abrasador de las batallas espirituales que debemos enfrentar. Si lo intentamos a nuestra manera, seremos abrumados por el terror; pero si, recibimos y caminamos en su poder él echará fuera el miedo.
El poder de Dios se revela en el amor de Dios: «El amor perfecto echa fuera el temor» (1 Juan 4:18). Dios no solo nos da su afecto momentáneo y circunstancial basado en lo bien que podemos «actuar» para él. No, su amor es incondicional, desinteresado, eterno, de pacto… el amor del Padre por sus hijos. Porque somos suyos y hemos recibido su amor perfecto en Cristo, no debemos temer a nada ni a nadie.
De igual manera, estamos llamados a «caminar en sabiduría», que comienza en la adoración reverente a Dios. El miedo no se supera con orgullo, imprudencia, terquedad o falsa confianza. El espíritu de poder viene sobre nosotros cuando primero nos humillamos ante el Señor, le agradecemos su gracia, nos arrepentimos de nuestros pecados y nuestra rebeldía y buscamos su voluntad. Dios no unge la apatía, la ignorancia o la arrogancia.
Aquí en CSM, le amamos y apreciamos, y oramos por usted durante estos días tan extraordinarios y desafiantes. Por favor, ore por nosotros también. Como usted, queremos caminar en la verdad y el poder de la Palabra de Dios. Y, en la medida que el Señor lo guíe y provea para usted, le pedimos que considere también apoyar este ministerio financieramente.
Gracias por estar con nosotros en esta jornada. Estoy seguro de que juntos, en Cristo, lo mejor es todavía ¡por venir!
En Jesús
Stephen Simpson
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Actualizada 2015.
Tomado con permiso de Pastoral Letter de junio de 2020
STEPHEN SIMPSON es el Editor de One-to-One Magazine y el Director de CSM Publishing. Además del ministerio de publicaciones, Stephen ha servido al liderazgo de iglesias y ministerios en Costa Rica, Florida, Mississippi, Texas y Michigan, y durante un tiempo sirvió como pastor principal de Covenant Church de Mobile, Alabama (2004-2013). Él continúa viajando en el ministerio a través de América del Norte y en otras naciones.