Padregrama- Un Servicio a los Padres

Padregrama está dedicado a la asistencia de los padres en particular y a las familias en general.

ENFRENTANDO EL PROBLEMA ECONOMICO

La inestabilidad económica está creando problemas masivos. El desempleo va en aumento; más personas mantienen dos empleos y las familias se descuidan. Las presiones económicas en el mundo impulsan a muchas esposas a buscar empleo fuera del hogar. Las tensiones de esta naturaleza en la familia han contribuido grandemente al alarmante aumento de los divorcios en los últimos diez años.

Cuando yo era muchacho, era virtud ahorrar dinero. Fui enseñado a guardar dinero para los tiempos de necesidad. La disciplina personal era uno de los muchos subproductos de un programa de ahorro. Por la insistencia de mi padre para que aprendiera a trabajar ya ahorrar, pude ir a la universidad.

Las cosas son diferentes ahora. Los inversionistas dicen que es tontería ahorrar dinero cuando éste se va depreciando ca­da día más. El consejo moderno es: «Compra ahora y paga más tarde con dinero más barato». Esta idea ha revolucionado la manera de vivir de nuestra generación. Los gobiernos promueven fuertemente esta práctica con su forma de operar.

Aho­ra todo el mundo ha adquirido la adicción de gastar, abandonándose a la satisfacción de sus propios deseos, y han desecha­do las disciplinas del ahorro y de la privación personal. El imprimir más dinero y producir menos bienes nos ha dado una moneda desvalorizada y una fibra moral degenerada.

Charles Simpson

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«En toda labor hay fruto; mas las vanas palabras de los labios empobrecen» (Prov. 14:23).

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¿Es la inflación y la irresponsabilidad económica un asunto moral? ¿Tienen la Biblia y la Iglesia algo que decir con res­pecto al uso del dinero? ¿Habrá algo así como una economía cristiana? ¿Podremos desenredarnos de las filosofías econó­micas mundanas?

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MATERIAL DE ENSEÑANZA: Lucas 16:1-14

UN AGENTE DE NEGOCIOS DESHONESTO

En Lucas 16, Jesús nos narra una historia muy extraña. Parecería que estuviera a tono con lo que estamos acostumbra­dos a oír de Jesús.

Había un hombre de negocios que estaba robando a su patrón, dueño de la empresa. Cuando se descubrió lo que estaba haciendo, el patrón lo despidió. Entonces el hombre deshonesto se alarmó por la incertidumbre de su futuro económico.

Así que llamó a todas las personas que debían dinero a su patrón, y les preguntó: «¿Cuánto le debes a mi patrón?» Si ellos decían que $ 1.000,00, él les decía: «Cambia tu recibo a $ 500,00». Si decían que $ 100,00, él los hacía cambiar a $ 80,00. Probablemente los deudores no sabían por qué se les estaba reduciendo la cuenta, pero quedaron agradecidos con él.

Jesús dice que cuando el patrón oyó lo que había hecho su agente, lo elogió, aunque había sido deshonesto. El hombre deshonesto sabía que su trabajo se había terminado y usó el empleo y el dinero para hacerse de amigos que le ayudarían cuando no tuviese ni trabajo ni dinero.

Si bien Jesús, ciertamente no aprobó su falta de honradez ni el método que usó, hace la observación que el hombre sa­bía más de dinero (y de su uso) que el pueblo de Dios. Entonces Jesús ofrece esta lección: «Emplea el dinero para ganar amigos y aún cuando te haga falta después, tus amigos todavía te aceptarán. El dinero no es permanente, pero su buen uso puede producir resultados permanentes.

De esta historia, Jesús saca cuatro lecciones que forman la base del uso cristiano del dinero. Todos debieran conocer es­tas lecciones:

  1. Fiel en lo poco, fiel en lo mucho (quien es injusto en lo poco, es injusto en lo mucho). A todo niño (y a todo cristiano nuevo) se le deben dar trabajos pequeños para que hagan. El ascenso debe ser en base a la ejecución fiel de las tareas peque­ñas. Esta práctica produce eficiencia. La economía de un país no es más eficiente que sus ciudadanos.

«Lo poco» no es ningún reto. No inflama el ego. Los niños pequeños quieren pilotear aviones a chorro y manejar coches de bomberos, no colgar su ropa ni vaciar basureros. Pero de acuerdo a Jesús, los niños pequeños que nunca aprenden a ha­cer bien sus tareas pequeñas, llegarán a su vida adulta como muchachos grandes, irresponsables en las grandes tareas.

No intente conquistar el mundo, si no puede con el orden de su ropero, ni con sus zapatos, el interruptor de la luz y otros detalles. Dios es un Dios de maravillas. Ha creado las estrellas y las galaxias que desafían nuestra imaginación. Pero si uno se fija en los átomos, en las moléculas y en las células, descubrirá que a Dios no se le escapan los detalles.

  1. Quien es fiel en el uso del dinero, recibirá las riquezas verdaderas. (El injusto en el uso del dinero, no recibe las riquezas verdaderas). No se equivoque creyendo que el dinero es la verdadera riqueza. Las filosofías que proclaman esta clase de enriquecimiento yerran el blanco. La revelación de Dios es la riqueza eterna y verdadera. Pero Jesús dice que si uno no puede administrar el dinero con sabiduría, ¿cómo podrá administrar el don de Dios?

La mayoría de nosotros sabemos que el dinero no es eterno y que el amor al dinero es la raíz de todos los males. De ma­nera que a menudo rechazamos el dinero como si no tuviera ningún valor espiritual y lo asociamos con lo malo. Esto es un error.

Dios mismo es dueño de todo el oro y la plata, pero El no es malo. ¿Qué es lo malo del dinero? Su mal uso. Es tan malo ser pobre como consecuencia de la mala administración del dinero, como el ser rico por resultado de la deshonestidad.  

Algunas personas son pobres porque se les ha robado. Otras lo son porque han escogido seguir otros valores y delibera­damente han elegido la pobreza. Pero otras son pobres porque nunca se les ha enseñado a producir, ni la mayordomía, ni la administración económica. Jesús dice que estas virtudes son de Dios.

He aquí la lección: Si somos fieles en el uso del dinero, El nos confiará las más significativas riquezas eternas tales como su propia naturaleza, su carácter, sus dones y su Reino.

  1. Quien es fiel en el uso de lo que pertenece a otros, recibirá lo que es propio (quien es injusto en el uso de lo que pertene­ce a otros, le será negado lo propio). No es muy divertido trabajar para otros y hacer lo que ellos manden. Si el trabajo tie­ne éxito, ellos reciben las ganancias. Si fracasa, la culpa se la echan a uno. ¡Qué bueno sería ser su propio patrón!

Sin embargo, Jesús dice que hasta que no hayas probado que puedes trabajar para otros, no estás listo para ser tu propio patrón. Nadie tiene el derecho de ser líder si primero no ha seguido. No sabría cómo hacerlo si tuviera la oportunidad.

¿Quién comprende los detalles que justifican el éxito de un trabajo grande? La persona que ha trabajado en las cosas pequeñas y ha hecho bien lo que se le ha encomendado. Si Ud. tiene una actitud de que su patrón no sabe hacer las cosas y Ud. sí y las intenta hacer a su modo, probablemente jamás llegará a ocupar su lugar; y si lo lograra, cosechará la misma actitud de los que le sirvan.

«Sí, yo tomé estas herramientas del trabajo ¿y qué? La compañía no se dará ni cuenta. De todas maneras, ellos se están enriqueciendo con mi trabajo». ¿Quieres recibir tu propio negocio y tener recursos propios? Haz un buen trabajo y cuida lo que pertenece a otro.

  1. Nadie puede servir a dos amos – Dios y las riquezas. Dios es el amo; el dinero es un sirviente. No se confunda. A veces no­sotros los cristianos queremos que Dios sirva a nuestros propósitos intentando toda una variedad de tretas. Oramos, recla­mamos, nos ponemos de acuerdo y usamos las Escrituras para que Dios haga lo que nosotros queremos. A menudo es dine­ro o algún otro deseo material lo que tenemos en mente.

No hay nada malo con estos métodos, pero debemos tener cui­dado con nuestros motivos. Quiero enfatizar que Dios desea bendecir y prosperar a su pueblo. Pero mantenga la perspecti­va correcta. Dios es el amo. El dinero es quien sirve, no a la inversa. Dios no servirá a su voluntad y gratificación personal. Haga que sus posesiones sirvan al propósito de Dios. Bendiga al pueblo de Dios, comparta con los pobres y extienda el Reino.

PESOS CON SENTIDOS:

  1. Guarde su relación con Dios. Confíe su vida completa bajo su gobierno. Entréguelo todo a El y permita que El añada como El juzgue hacerlo (Mat. 6:33).
  2. Mantenga una relación debida con el dinero. Mírelo como un símbolo de tiempo, energía y productividad. Usted trabajó para obtenerlo – ahora haga que trabaje para Ud. No es su amo; Ud. debe dominarlo. Es el siervo de Dios y el suyo también (Mat. 6:24).
  3. Correspóndale a Dios con su dinero. Dios es el dueño; usted es el administrador. El diezmo (el diez por ciento del total) es la porción del dueño. Es una DEUDA que Ud. le debe a Dios -no es un regalo para El. El diezmo reconoce que todo su dinero es de Su propiedad, y es un voto a ser un buen administrador, fiel y productivo sobre todo lo que El le ha confiado.

Dé su diezmo donde reciba el cuidado pastoral del Señor; donde Ud. vaya por ayuda cuando tenga necesidad. El lugar donde usted  diezma es un almacén (Mal. 3:10: Lev. 26:1-13). Si usted diezma con sabiduría, cosechará la fidelidad de Dios cuando necesite ayuda.

  1. Su relación con su esposa es con su dinero también. Los dos han llegado a ser uno. Eso incluye el dinero. Hagan un pre­supuesto juntos, incluyendo todos los dineros que entren en la familia y todas las necesidades de la familia. Alinee las prio­ridades en interés de todos. (Todos deberán tener cierta cantidad que supervisar). No permita que ninguna tensión econó­mica oscurezca la confianza en Dios que nos da libertad y alegría (Ef. 5:31).
  2. Su relación con sus hijos incluye su dinero. Cada niño debe tener responsabilidades de trabajo y de dinero cuando lle­gue a una edad suficiente (edad escolar y antes) (Ef. 6:4).
  3. Su relación con sus padres y su dinero. Si sus padres viven aún, ellos son su responsabilidad, no del gobierno. Ellos cuida­ron de Ud. cuando Ud. no podía hacerlo por usted mismo (Mar. 7:10-13).
  4. Su relación con su patrón y su dinero. Recuerde que si su prosperidad es mayor que la de su patrón, sus beneficios son temporales. Un buen administrador cuidará constantemente los intereses de su patrón. Si Ud. no desea el bienestar de su patrón, su actitud es de parásito y debería buscar empleo en otra parte. No se puede ser un buen cristiano y un mal admi­nistrador de los recursos del patrón (Ef. 6:5,6).
  5. Su relación con sus empleados y su dinero. Si usa a sus empleados para su propio beneficio y descuida sus necesidades, eso le perjudicará. Recuerde que Ud. tiene un Amo en el cielo que se interesa por sus empleados. El abuso es un bumerang seguro (Ef. 6:9).
  6. Su relación con los necesitados y su dinero. Talvez Ud. no tenga todo lo que quiera, pero algunos no tienen todo lo que necesitan. Algunos de ellos son hermanos cristianos que por razones válidas padecen de necesidades básicas. Dios busca canales de Su amor. «En la medida en que lo hicisteis a uno de estos hermanos míos … a mí lo hicisteis» (Mat. 25:31-46).

Vernon D. Simpson – Charles V. Simpson

Reproducido de la Revista Vino Nuevo Vol. 3 nº 8- agosto-1980.