Carta pastoral de Julio del 2021

El valor en tiempos difíciles

Charles Simpson

Querido amigo en Cristo:

El tema de mis dos cartas pastorales anteriores se refirió a las Bienaventuranzas, actitudes que producen favor en tiempos difíciles. El tema de esta carta será sobre El valor en tiempos difíciles. El valor no se manifiesta cuando los tiempos en que vivimos son fáciles; se revela en momentos difíciles. Nuestro Señor fue valiente, ¡y la valentía es contagiosa! La Biblia presenta al Señor como cordero y como león y él está en nosotros si lo hemos recibido (ver Colosenses 1:27). La pregunta es entonces ¿cómo hemos de responder? ¿cuándo y dónde hemos de manifestar al cordero o al león? ¡Es de vital importancia saberlo y, a menudo, difícil distinguir entre los dos!

Hebreos 12:2 dice que corramos “fijando la mirada en Jesús.” Creo que no se refiere solo a Jesús en las Sagradas Escrituras, sino a él que está en nosotros ahora. En otras palabras, es preciso escuchar lo que él está diciendo antes que podamos revelar su naturaleza; sea de “cordero» o de «león». Referencias como Isaías 53 y Juan 1:29 anuncian a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Posteriormente, Apocalipsis 5:5 dice que él es el «León de la tribu de Judá.»

El Evangelio de Mateo 21:12-13, narra la ocasión cuando Jesús “expulsó de allí a todos los que vendían y compraban en el templo,” y declaró: «¡Mi casa será llamada casa de oración!» El cordero del Calvario también es el león de la casa de Dios. Creo que es vital saber dónde revelar al uno o al otro. Si no lo estamos viendo a él, podemos intentar ser corderos o leones en las condiciones o momentos equivocados. En otra ocasión, en Lucas 22:36, Jesús dijo a los discípulos que compraran espadas, pero no les dijo cuándo usarlas. En Getsemaní, Pedro usó la suya, pero no era el momento propicio. Jesús le dijo que la regresara a su vaina (Juan 18:11) porque estaba atacando físicamente a un representante del gobierno.

La naturaleza de cordero

Romanos 13 dice que “Todos debemos someternos a las autoridades, pues no hay autoridad que no venga de Dios. Las autoridades que hay han sido establecidas por Dios (vs. 1). Los gobernantes… están para infundir temor… a los que hacen lo malo” (vs. 3). Pero si haces lo malo, entonces sí debes temer, porque no lleva la espada en vano, sino que está al servicio de Dios (vs.4) …Por eso mismo ustedes pagan los impuestos, porque los gobernantes están al servicio de Dios y se dedican a gobernar” (vs. 6)De esa manera nos sirven y protegen, y pueden tener la naturaleza de león.

Tome en cuenta que la carta de Pablo a los Romanos fue escrita bajo el dominio del Imperio Romano. ¿Fue éste siempre justo? ¡Por supuesto que no! Sin embargo, un mal gobierno es mejor que ningún gobierno. La anarquía procede de un gobierno débil o cuando no hay gobierno; la anarquía es en sí misma maligna, y es una manifestación de la crueldad del propósito de Satanás.

Primera de Timoteo 2:2-7 dice que oremos por todos los que están en autoridad “para que vivamos con tranquilidad y reposo… (y que Dios) quiere que todos los hombres sean salvos.” Parece ser que nuestra libertad y nuestra paz es un entorno que nos ayuda a comunicar el Evangelio. Cuando nos someternos a la autoridad, demostramos nuestra «naturaleza de cordero» incluso cuando no estemos de acuerdo con su gobierno. Jesús modeló eso ciertamente en su juicio y crucifixión. Las veces que habló, fue siempre la verdad, y eso trascendió en su crucifixión.

La naturaleza de león

Si bien las Escrituras aconsejan la sumisión al gobierno, ¡el gobierno no es Dios! Hechos 5 relata la ocasión cuando los apóstoles fueron arrestados por predicar el evangelio y hacer milagros. Pero un ángel desafió las órdenes de los oficiales y los liberó. Los apóstoles continuaron predicando en el área del templo y fueron arrestados nuevamente. Cuando se les preguntó por qué desafiaban a las autoridades, dijeron en el versículo 29: «Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.» Hay momentos en los que debemos elegir a quién obedecer, ¡pero asegurémonos de que lo estamos haciendo en el momento adecuado!

Pedro había sido un «león» en el huerto cuando trató de matar a uno de los guardias que vinieron a arrestar a Jesús. Después fue un «cordero» en el juicio cuando negó a Jesús. Más tarde fue un «león» cuando se enfrentó a la más alta autoridad judía. ¡Esta, finalmente, fue la acción correcta, en el momento correcto! Obedeció a Dios; así se manifiesta «¡la hora del león!»

La controversia

La controversia no es algo extraño para mí. Por ejemplo, en 1979 el Servicio de Impuestos Internos emprendió una auditoría en nuestra iglesia que duró cinco años. Creo que, en el proceso, ellos aplicaron métodos de inspección incorrectos y excedieron los límites establecidos para las auditorías a organizaciones sin fines de lucro. Fue un momento excepcionalmente difícil. Apostaron a un agente en nuestra oficina que exigió ver todos nuestros registros de la membresía; eso hubiera expuesto a todos los miembros de nuestra iglesia a ser acosados con auditorías. Yo me opuse.

Algunos cristianos decían que éramos una “secta al estilo de Jim Jones.” Otros quemaron cruces en el patio del frente, saquearon nuestra casa y uno de nuestros hijos fue agredido y escupido repetidamente en la escuela. El estrés y el insomnio eran indescriptibles. Tuve que contratar un servicio privado de guardias para que protegieran nuestra propiedad y a la familia. Al mismo tiempo, tuve que viajar con frecuencia y estar fuera de casa.

Amo nuestro país, pero estaba perdiendo la fe en mi gobierno. ¿Nos defendimos? ¡Claro que sí! Durante los años siguientes, contratamos a cinco abogados y luchamos de todas las formas legales que conocíamos. Mientras eso sucedía, un autor ateo de gran éxito en ventas, presentó una excesiva demanda contra dos maestros de la Biblia y amigos muy cercanos. De alguna manera, terminé a cargo de la defensa legal de mis amigos.

Este es un resumen muy superficial de los eventos en los años de 1979 a1983. La conclusión es que fuimos completamente exonerados por el Servicio de Impuestos Internos y, mientras tanto, el autor ateo aceptó un arreglo extrajudicial. Mike Coleman, nuestro administrador en ese momento, hizo un gran trabajo de asistencia y coordinación. Como resultado de esta difícil experiencia, Mike ayudó a elaborar un estatuto que se convirtió en la Ley de Procedimientos de Auditoría para la Iglesia que pasó el Congreso de los Estados Unidos y fue promulgada por el presidente Ronald Reagan. Esto limitó la autoridad del Servicio de Impuestos Internos para tratar con las iglesias. Todavía hoy protege a las iglesias en Estados Unidos.

De manera que sí creo en la defensa. Sin defensa perecerían muchas más personas e instituciones cristianas inocentes. Sin defensa no habría Israel ni Estados Unidos. El Señor mismo ha ayudado a la justa defensa de la tierra y los privilegios que él ordenó. Estamos en gran deuda con aquellos que revelaron la «naturaleza de león» de Dios en momentos y razones justas; ¡muchos de ellos terminaron pagando con sus vidas! ¿Defendería yo a mi familia, mi propiedad o mi misión cuando tuviera que hacerlo? ¡Por supuesto que sí! Es el deber de todos los que hemos recibido esa responsabilidad de Dios. Y creo que cuando lo hacemos, el Señor nos ayudará a tener valor, incluso a costa de la vida.

Doy gracias a Dios por los policías, los militares y otras personas que nos defienden cuando nosotros no podemos hacerlo. La Escritura dice que son siervos del Señor que actúan en su nombre y en el nuestro. ¿Son siempre perfectos? Por supuesto que no. ¿Lo era Roma? No. Por lo tanto, debemos orar por “todos los que ocupan altos puestos” (1 Timoteo 2:2). Sin la intervención de Dios, quedamos expuestos al capricho del diablo: ¡la anarquía!

La justicia

La justicia es la administración escrupulosa e imparcial de la verdad y la ley. Dios da a los gobiernos la misión de administrar la justicia de forma imparcial. En última instancia, el Dios que ha delegado la autoridad a toda institución humana, nos hará a todos responsables de lo que hacemos. Él hará que todos los gobiernos, políticos o espirituales, rindan cuentas de la autoridad que él les ha delegado porque él es justo y requiere que seamos como él (Miqueas 6:8).

Por lo tanto, cuando veo injusticia, debo denunciarla o actuar para impulsar la justicia, pero legalmente. También debo amar la misericordia y «humillarme ante mi Dios.” Es arrogancia ignorar nuestra propia injusticia mientras exigimos que los demás o la misma historia sean justos. La justicia social no puede provenir de quienes destruyen injustamente a otros; hacerlo es hipocresía maligna.

La cuestión fundamental es saber que la justicia vendrá, aunque Dios se espere en traerla. El León de Judá vendrá, aunque parezca que se tarde. Mientras tanto, es correcto defender lo que Dios nos ha dado en la familia, la iglesia o la nación, pero legalmente y por obediencia a Dios. Habrá momentos en que él diga: «Preséntale la otra mejilla» (Mateo 5.39).

A principios de la década de 1980, me enfrenté a otro problema difícil. Tuve que viajar desde mi casa para comparecer ante un concilio de líderes espirituales a nivel nacional. Antes de la conferencia, dos hermanos en Cristo muy cercanos me dijeron: «No confiamos en ti». Esa es una de las peores cosas que uno pueda oír. Esa noche, me fui a la cama sin poder dormir toda la noche.

En la oscuridad y entre lágrimas, tuve una visión de un hombre vestido con ropas antiguas, parado firme en medio de una parcela que defendía contra quienes la habían invadido. El hombre gritaba una y otra vez: «¡No tendrán este terreno!» hasta que yo empecé a decirlo con él: «¡No tendrán este terreno!» Finalmente, Dios me dijo: «¡No renuncies a lo que yo te he dado!». Salté de la cama y tomé mi Biblia. Inmediatamente la abrí en 2 Samuel 23:11-12. Samá estaba luchando contra los filisteos que intentaban robarle el campo de lentejas que Dios le había dado. Aunque no hubiera sabido dónde estaba la referencia, ahora sabía que el Señor estaba diciendo: «Sé valiente y lucha por lo que te he dado». Eso vino en el momento adecuado, y Dios me preservó a mí y a mi «campo».

Estamos en el momento de ser valientes una vez más; tenemos por delante una guerra espiritual. Estudie Efesios 6:10-18. Observe que la batalla es espiritual y la armadura es principalmente defensiva. «La espada del Espíritu», la Palabra de Dios, puede usarse ofensivamente, pero es necesario escuchar a Dios sobre cómo esgrimirla. Este pasaje nos exhorta a orar siempre en el Espíritu Santo para saber cómo mantenernos firmes. Recuerde también que Jesús se convirtió en un «León» cuando vio la condición del Templo. Nuestra principal preocupación debe ser lo que sucede en nuestra familia y en la familia de Dios. ¿Hay justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo? ¿Es nuestra casa una casa de oración?

Si hemos de morir por nuestra fe, escojamos la colina donde morir y no por el asunto equivocado. Asegúrese de observar las actitudes de Cristo (ver Mateo 5-7) y dé su vida con él por los demás. Jesús amó a la Iglesia y se entregó por ella. También amó a los pecadores y murió entre dos ladrones. Debemos correr nuestra carrera con los ojos puestos en Jesús. No se trata de nuestras preferencias; se trata de Jesús y su voluntad. Demasiados creyentes e iglesias están divididos por cosas políticas o menores. Nuestras victorias vendrán cuando nos unamos alrededor de Jesús, su misión, el poder del Espíritu Santo y la Palabra de Dios. No debemos dejarnos llevar por vientos huracanados que soplan en las naciones. Antes de participar en un discurso público, pregúntese: «¿Refleja al Señor lo que voy a decir? O, ¿son los medios de comunicación los que están controlando mi vida?»

Aprecio a todos los que intentan hacer lo que es correcto. Todos nos equivocamos en alguna medida y en algún momento. Estoy agradecido por los apóstoles y especialmente por Pedro. Finalmente entendió lo que Jesús decía (ver Hechos 5). Entretanto, Jesús lo amó a pesar de todo; ¡y también nos ama a nosotros!

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Su hermano en Cristo,

Carles Simpson

Charles Simpson

Charles Simpson es autor, maestro de la Biblia y pastor conocido internacionalmente, que ha servido en el ministerio desde 1955 y ministra extensamente a través de los Estados Unidos y las naciones.

Notas:

Escrituras de referencia: Colosenses 1:27; Isaías 53; Juan 1:29; Apocalipsis 5; Hebreos 12; Mateo 21:12-13; Lucas 22:36; Romanos 13:1-7; 1 Timoteo 2; 2 Samuel 23:11-12; Efesios 6:10-18; Mateo 5-7

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de la Reina Valera Contemporánea.

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Usado con permiso del autor