Crecimiento y madurez de los hijos de Dios

Hugo M. Zelaya

2 Pedro 1:1-11: 1 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han alcanzado una fe igualmente preciosa como la nuestra por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo: 2 Gracia a ustedes y paz les sea multiplicada en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. 3 Su divino poder nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad por medio del conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia. 4 Mediante ellas nos han sido dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas ustedes sean hechos participantes de la naturaleza divina después de haber huido de la corrupción que hay en el mundo debido a las bajas pasiones.

          5 Y por esto mismo, poniendo todo empeño, añadan a su fe, virtud; a la virtud, conocimiento; 6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, perseverancia, a la perseverancia, devoción; 7 a la devoción, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

         8 Porque cuando estas cosas están en ustedes y abundan, no los dejarán estar ociosos ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 9 Pues el que no tiene estas cosas es ciego y tiene la vista corta, habiendo olvidado la purificación de sus pecados pasados. 10 Por eso, hermanos, procuren aun con mayor empeño hacer firme su llamamiento y elección, porque haciendo estas cosas no tropezarán jamás. 11 Pues de esta manera les será otorgada amplia entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Introducción

         El crecimiento y la madurez en la vida cristiana es un proceso semejante al ciclo normal de un ser humano. Es normal nacer, crecer y madurar. Es anormal quedarse en alguna de las fases y no completar el ciclo. Los padres somos responsables de cuidar este proceso y proveer lo necesario para propiciar el proceso de crecimiento y maduración del bebé. De estos elementos se valen los cinco “ministerios, apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, constituidos por el Señor para capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, hasta ser un hombre de plena madurez, hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4.12 y 13).

         La alimentación de un bebé comienza con leche materna y va cambiando a alimento cada vez más sólido de acuerdo con su crecimiento (1 Corintios 3.2; Hebreos 5.12 y 14). En la vida espiritual las Escrituras, el ayuno, la oración y la comunión son alimentos esenciales para el crecimiento y la madurez de los hijos de Dios.

         El crecimiento supone cambios internos y externos “ordenados y coherentes de estructura que dispone para nuevas funciones y que se dirigen para la madurez”1. La meta es llegar a ser semejantes al Hijo de Dios, como dice Efesios 4.12; que finalmente se alcanza cuando “él sea manifestado y lo veamos tal como él es” (1 Juan 3:2).

Siete componentes

2 Pedro 1 suma siete elementos indispensables para crecer y alcanzar madurez. Es un incentivo saber que Dios quiere hijos maduros que le sirvan en el cumplimiento de su propósito en la tierra. Este artículo se enfocará en el grado de madurez que Dios espera que alcancemos de acuerdo con su programa de crecimiento; la manera en que la relación con Dios afecta el proceso de crecimiento y el fruto que él espera en nuestro nivel de crecimiento.

         Pablo usa la figura de los atletas para representar la disciplina necesaria de un entrenamiento que tiene reglas y metas de crecimiento que Dios espera de sus hijos. Después de decirles en 1 Corintios 3 que todavía son “niños espirituales”, en el capítulo 9, Pablo exhorta a los cristianos de Corinto para que se “disciplinen en todo y corran para llegar legítimamente a la meta y ganar el premio.” Así corre él, “no como a la ventura; peleo así, no como quien golpea al aire. Más bien, pongo mi cuerpo bajo disciplina y lo hago obedecer.”

         Los atletas se entrenan para desarrollar los músculos requeridos en su disciplina, excepto en el fisicoculturismo que desarrolla músculos sólo para exhibirlos. En el ministerio no debiera hacerse nada para exhibirse.

Estructura de 2 Pedro 1

Para efecto de este artículo, dividiremos 2 Pedro 1:1-11en las siguientes partes:

  • Versículos 1-4: Lo que Cristo Jesús ya hizo por nosotros.
  • 5-7: Lo que nos corresponde hacer a nosotros.
  • 8-11: Los peligros que se corren si no lo hacemos.

Primera parte de 2 Pedro 1

         El primer versículo establece el punto de partida para el crecimiento del cristiano: Posesión de vida espiritual recibida por fe: “Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han alcanzado una fe igualmente preciosa como la nuestra.”

         No se puede madurar una vida que no se tiene. Como dijo Jesús a Nicodemo en Juan 3:3: “A menos que nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Requiere la misma fe que recibieron los apóstoles para alcanzar madurez. Dios da a todos sus hijos las mismas oportunidades de crecer. Todos, Elías, Pedro, Pablo usted y yo empezamos de la misma manera “alcanzando una (misma) fe”: En la certeza de que Cristo Jesús murió por nuestros pecados para darnos vida eterna.

         En cuando al crecimiento, Efesios 4:13 dice hasta dónde podemos llegar: “Hasta ser un hombre de plena madurez, hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.”

         El versículo dos ratifica el fundamento de la fe en el conocimiento de la obra de Jesús que culminó en su muerte y resurrección: “Gracia a ustedes y paz les sea multiplicada en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.”

         El versículo tres dice: “Su divino poder nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad.” Notela palabra “concedido,” es decir, que todo lo que necesitamos para esta vida es dado por gracia. “Su divino poder” es el “cómo” y “por su propia gloria y excelencia” es la razón para la que él nos las “concedió”.

         El versículo cuatro dice: Mediante ellas (todo lo que pertenece a la vida y a la piedad) nos han sido dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas ustedes sean hechos participantes de la naturaleza divina. La vida de Dios todopoderoso viene a residir en sus hijos en la persona del Espíritu Santo. También es una declaración de identidad:Somos hijos de Dios y por lo tanto tenemos su naturaleza.

Segunda parte de 2 Pedro 1

Los versículos del cinco al siete establecen la segunda parte del esquema del capítulo. Son siete virtudes que el apóstol menciona como indicadores de madurez espiritual. Esta porción comienza diciendo que esta parte es una responsabilidad que recae sobre nosotros: “Poniendo todo empeño, añadan a su fe…”                 

         Primero, Dios nos hizo participantes de su naturaleza divina, en segundo lugar, nos dio todo lo que necesitamos para la vida y la piedad y en tercer lugar nos toca a nosotros manifestar su vida: poniendo todo empeño, añadiendo a nuestra fe…

         Empeño indica más que deseo, es más que “yo quisiera.” Es determinar hacerse responsable de buscar el crecimiento espiritual. El Espíritu Santo por medio del apóstol deja bien claro que esto es algo que Dios no hará. Pablo, en Filipenses 2.12 dice: Ocúpense [esfuércense] en su salvación con temor y temblor.  

         Añadan es un verbo de acción y bien pudiera ir entre cada atributo: Añadan a su fe, virtud; a la virtud añadan conocimiento; 6al conocimiento añadan dominio propio; al dominio propio añadan perseverancia, a la perseverancia añadan devoción; 7 a la devoción añadan afecto fraternal; y al afecto fraternal añadan amor.

Virtud

Esexcelencia moral, como la de Jesús. Equivale a vivir de acuerdo con los atributos morales de Jesús. Su vida como hombre fue intachable. Los religiosos en su día le tendieron trampas en un intento de hacerlo tropezar, pero no encontraron nada. Finalmente, recurrieron a falsos testimonios como excusa para condenarlo a muerte.

         Pablo define la virtud en Filipenses 4:8 de la siguiente manera: “…todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo que merece alabanza…”

         Para nosotros significa pagar deudas e impuestos; parar cuando la luz esté roja; no mentir para salirse de una situación vergonzosa; no adueñarse de lo que no es nuestro; no codiciar la mujer del hermano ni a la filistea, ni su casa, ni su perro, ni su auto.

Conocimiento

Es más que saber que Dios existe; más que tener una perspectiva teológica correcta; más que la sana doctrina; es más que conocimiento mental acerca de Dios. No que estas cosas no sean deseables, es ir más allá en nuestra relación con Dios.

         Conocer es también intimidad con Dios como dice en Génesis 4:1, “Adán conoció a Eva la cual concibió y dio a luz a Caín; Mateo 1:25 José… recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que ella dio a luz un hijo.”

         El cristiano maduro que conoce a Dios de esta manera da mucho fruto.

Dominio Propio

Esponerle freno a la carne. El dominio propio es tener control sobre la mente y el corazón. Proverbios 4:23 dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida.” Todo lo que terminamos haciendo para bien o para mal se origina primero en la mente y el corazón. La figura de Proverbios 4 es la de un huerto o un jardín que no se pueden descuidar si queremos que “lleve fruto, más fruto, mucho fruto, fruto que permanezca” como dice Jesús en Juan 15.

         Interesante que Dios puso a Adán en un huerto para que lo cultivara y lo guardara (Génesis 2:15). El huerto es una figura del corazón. A nosotros nos corresponde cuidar, “cultivar y guardar” nuestra mente y corazón para que no se endurezca, ni se llene de maleza o de piedras que impidan el crecimiento de la semilla (ver Marcos 4).

Perseverancia

Algunos sinónimos:ConstanciaPersistencia – Tenacidad – Paciencia – Resistencia. No sé si en los días de Pedro tenían la costumbre, como nosotros hoy, de hacer propósitos cada año nuevo. Es un buen deseo, pero muy pocos son disciplinados para ir más allá del mes de enero. Perseverar es asunto de todos los días, no de vez en cuando. Es prepararse para una carrera que dura toda la vida.

         “La palabra ha venido a denotar una persistencia especial, la continuidad eterna de la nueva vida (manifestada en fe y santidad) dada por el Espíritu de Dios al hombre… Mientras tanto, las Escrituras en general, por la manera y el peso de sus afirmaciones positivas, favorecen una creencia humilde de la permanencia, en el plan de Dios, de la vida nueva que una vez se dio. Es como si pusiera la perseverancia «como el gobierno divino para el cristiano,”2

Devoción:

Es más bien “temor de Dios.” No el “miedo a un peligro real o imaginario” como lo definen los diccionarios. “El temor de Dios es uno de los dones del Espíritu Santo, el cual inspira reverencia a Dios y temor de ofenderlo, y aparta del mal al creyente, moviéndolo al bien…”3 “Es más cercano a las ideas de respeto, admiración y sumisión hacia Dios y su voluntad.4

         Temer a Dios es vivir como él dice porque prefiero su aprobación que la satisfacción de mi carne. Además, porque sé que Dios no puede ser burlado y “todo lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará” (Gálatas 6:7).

Afecto Fraternal

En Mat 22:35-40 Jesús cita el Antiguo Testamento diciendo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.”

         ¿Cómo sé que amo a mi hermano? Cuando estoy dispuesto a sacrificar mi comodidad por él. El afecto fraternal es otra manera de medir la madurez. “El que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto” (1 Juan 4.20).

         Es posible crecer en conocimiento de la palabra de Dios individualmente, pero es imposible crecer en semejanza de Cristo solos, sin la iglesia. El afecto fraternal produce la unidad del cuerpo de Cristo.

Amor ágape

 Este no es cualquier clase de amor; es amar como Dios. Yo no sé si estos atributos están en una progresión en la que el siguiente no puede existir sin el anterior y los anteriores no se fortalezcan con todos los que siguen.

         Sí, pareciera evidente que fuera imposible amar así sin excelencia moral, relación íntima con Dios, sin ponerle freno a la carne, sin disciplina, sin perseverancia, sin devoción y afecto fraternal. De ser así la lista culmina con la característica más sobresaliente de Dios que el Señor Jesús modeló durante su vida en la tierra culminando con él ofreciendo su vida para perdón de los pecados de toda la humanidad en todos los tiempos.

Tercera parte de 2 Pedro 1

Los versículos del ocho al once 11) son el tercer afluente de este poderoso río de vida. Vienen a modo de advertencia en el desacato de estas verdades. Componen un grupo de tres (3) consecuencias oriesgosque corremos si no crecemos en estas siete virtudes:

  • Primer riesgo (v8): Cuando estas cosas están en ustedes y abundan, no los dejarán estar ociosos ni estériles. Ociosos es estar inactivos y ser estériles, sin fruto. Quizá caer en el ocio sea una primera señal de no estar creciendo en estas virtudes. Ocio es diferente al descanso y reposo después de una tarea. Es importante tomar tiempo libre pare la recuperación de energías. Aquí “ocio” se refiere a los perezosos que prefieren estar sin hacer nada a mantenerse ocupados en la obra de Dios. Sería bueno preguntar: ¿Qué fruto está produciendo su ministerio? ¿Está más ocupado en la administración de los bienes del templo que en la ministración de sus miembros? ¿Prefiere ocuparse en ayudar a otros espiritualmente?
  • Segundo riesgo (v9): El que no tiene estas cosas es ciego, tiene la vista corta, ha olvidado la purificación de sus pecados pasados. Sin estas virtudes los hijos de Dios comienzan perdiendo su visión a corto alcance, hasta que la pierden completamente. Dejan de ver el propósito de Dios para su vida y andan sin rumbo y dirección. Ya no ven lo que Dios hizo por ellos, ni ven lo que está haciendo. Se olvidan cómo eran cuando Dios los salvó. No tienen compasión con quienes necesitan a Dios. Peor quien no crece queda vulnerable a creer la mentira del diablo que todo está bien.
  • Tercer riesgo (v10): Haciendo estas cosas no tropezarán jamás. Tropezar es inseguridad en su caminar con Dios. No creo conocer a persona alguna en la iglesia que haya asegurado que nunca ha tropezado. Un tropezón viene por descuido o debilidad al andar. No ve el obstáculo cuando va caminando y puede caer si no tiene fuerza para sostenerse en pie. No ver el obstáculo y tropezar y caer la primera vez puede ser accidental. Tropezar la segunda vez en el mismo obstáculo, puede ser descuido. Tropezar y caer en el mismo obstáculo por tercera vez, es tiempo de pedir ayuda a gritos, porque la cuarta vez ya no es tropiezo. Uno mismo se está lanzando de zambullida.

La exhortación es afirmar su llamamiento y elección creciendo en estas cosas. Si usted está en el mismo lugar que hace un año, corre por lo menos estos tres peligros.

Conclusión

 El versículo once dice: De esta manera les será otorgadaamplia entrada en el reino eterno de nuestro Señor.

         Podemos tener plena seguridad de salvación. Pero hay algo que nadie puede escapar: la obra de todos será probada. 1 Corintios 3:12-15 dice: Si alguien edifica sobre este fundamento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno u hojarasca, 13 la obra de cada uno será evidente y el fuego la probará. 14 Si permanece la obra que alguien ha edificado sobre el fundamento, él recibirá recompensa. 15 Si la obra de alguien es quemada, él sufrirá pérdida; aunque él mismo será salvo, pero apenas, como por fuego.

¿Está creciendo? ¿Está madurando? ¿Se está pareciendo cada día más al Señor? Gloria a Dios por su gracia y misericordia

Notas:

1.      http://psicologiamissjaz.blogspot.com/2017/08/diferencia-entre-crecimiento-desarrollo.html

2, 3 International Standard Bible Encyclopedia, Power Bible – Citado en un artículo anterior

4.      Wilkipedia – Citado en el mismo artículo anterior

Hugo M. Zelaya es el fundador de las Iglesias de Pacto en Costa Rica y hasta septiembre del 2017 fue el pastor general de la Iglesia de Pacto Nueva Esperanza en San José. Él y su esposa Alice viven en La Garita, Alajuela, Costa Rica.

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de la Biblia Reina Valera Actualizada 2015.