Querido amigo en Cristo:

Ruego que esté bien. A menudo, el mensaje que predicamos nos prueba en la vida real. Y así ha sido este mes mientras preparaba este mensaje. Diré con gratitud, que Dios ha sido fiel para sostenernos a través de «muchos peligros, dificultades y trampas» por su gracia admirable2.

Consideraremos el ejemplo de valor en la vida de Jesús para que seamos animados en las batallas que todos enfrentamos. Nuestro mensaje es la Buena Nueva sobre el rey Jesús y su reino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14:17). Jesús nos ha revelado al Padre y nos ha prometido al Espíritu Santo. El Espíritu nos ha llenado y nos ha dado poder para ser testigos dondequiera que él nos lleve.

El fundamento de nuestro testimonio no son palabras atractivas o ingeniosas, sino viviendo en la gracia, la integridad y el poder sobrenatural de Dios. No confiamos en nuestra propia fuerza o sabiduría, sino en las de él, y en la realidad eterna de que sus caminos funcionan y en que él ha triunfado sobre todo mal. Nuestra esperanza no está en «caballerías o carros de guerra«, sino en el Señor nuestro Dios (Salmo 20:79.

Oremos para que su reino venga y se haga su voluntad, en la tierra, como en el cielo (Mateo 6:10). Nuestro gozo es saber que fiel es el que lo prometió (Hebreos 10:23) y su palabra que ha salido de su boca no volverá a él vacía (Isaías 55:11).

Me bendice lo que dice el profeta Isaías. Más de 700 años antes de que naciera Jesús, el Mesías, Isaías profetizó con precisión el propósito de Dios para él y muchos acontecimientos claves que ocurrieron en la vida de Jesús. He oído decir que Isaías vio a Jesús más claramente, por el Espíritu, que la mayoría de las personas que realmente lo vivieron durante su tiempo en la tierra. Isaías no sólo profetizó el nacimiento y la misión de Jesús, sino que también describió vívidamente su sufrimiento y crucifixión (Isaías 53). También profetizó perfectamente la actitud de Jesús en Isaías 50:

Dios el Señor me ha abierto los oídos, y yo no he sido rebelde ni he intentado huir. A los que me herían les ofrecí la espalda, y a los que me arrancaban la barba les ofrecí la mejilla; no escondí mi rostro de las injurias ni de los escupitajos. Dios el Señor me ayudará, así que no me avergonzaré. Por eso endurecí mi rostro como piedra, pues bien sé que no seré avergonzado. (Isaías 50:5-7)

Isaías describe la humilde obediencia, el valor y la confianza del Mesías venidero. Él vendría a un pueblo rebelde para buscarlo y salvarlo. Trágicamente, muchos lo rechazarían y la salvación que les ofrecía. Aunque dijo la verdad en amor, sería torturado y burlado. Pero, él declaró con confianza: Dios el Señor me ayudará, así que no me avergonzaré.”

Fue esta fe en el llamado y fidelidad del Espíritu lo que hace que el Mesías declare: «Por eso endurecí mi rostro como piedra, pues bien sé que no seré avergonzado.» A pesar de la dolorosa tortura y muerte que le esperaba, Jesús puso su rostro como pedernal para hacer la voluntad del Padre. El pedernal es una roca dura y resistente que simboliza la determinación y la firmeza. Jesús encarnó y cumplió con valentía esta profecía: todo se cumplió, tal y como había profetizado Isaías: otra confirmación de que Jesucristo es el Mesías.

Sabiendo que lo iban a matar, según Lucas 9:51, Jesús « resolvió con firmeza dirigirse a Jerusalén

¿Por qué? Porque confiaba en la bondad de Dios y en el plan de Dios, que ya había sido establecido en el cielo, en perfecto acuerdo entre la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Era asunto decidido para Jesús, incluso antes de que ocurriera en la tierra. Cuando sabemos que hemos escuchado realmente a Dios, y ese mensaje está confirmado por las Escrituras y por el Órgano Superior de Gobierno en el cielo, no podemos ser sacudidos, aunque el mundo entero sea sacudido.

RESUELTO

La característica de ser resoluto también se vio en los discípulos de Jesús y en la Iglesia Primitiva. Pedro, que había negado a Cristo, se arrepintió y fue restaurado. Predicó el evangelio el día de Pentecostés, y 3.000 personas se salvaron. El apóstol Pablo nos exhorta repetidamente a mantener nuestros ojos puestos en Jesús y a seguir adelante con la misión (1 Corintios 9; Filipenses 3). Pablo lo puso en práctica en su propia vida. Asimismo, el escritor de Hebreos dice esto en el capítulo 12:

Liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio, y se sentó a la derecha del trono de Dios. Por lo tanto, consideren a aquel que sufrió tanta contradicción de parte de los pecadores, para que no se cansen ni se desanimen (Hebreos 12:1-3).

La clave para correr la carrera que tenemos por delante está en fijar la mirada en Jesús. Él nos da el ejemplo de cómo correr con resistencia, a pesar de la oposición. Jesús corrió con coraje y constancia por el gozo que tenía por delante. Jesús conocía el resultado de la carrera antes de dar el primer paso. Cuando nos enfrentemos a la hostilidad o a la tentación de cansarnos, miremos a Jesús. Aquel que superó todos los obstáculos le dará gracia y fuerza.

La palabra «coraje» viene del francés coeur, que significa «corazón». Tener coraje significa «ser valiente». “Encorajar” significa “dar valor, ánimo y coraje.” “Descorazonar” es “desanimar, acobardar, amilanar4.

Salmo 73:26 dice: » “Aunque mi cuerpo y mi corazón desfallecen, tú, Dios mío, eres la roca de mi corazón, ¡eres la herencia que para siempre me ha tocado!». Dios le dijo repetidamente a Josué: «Esfuérzate y sé valiente» (ver Josué 1). Una de mis historias favoritas de la Biblia está en 1 Samuel 30, cuando David enfrentaba una aparente catástrofe. La Escritura dice: «Pero (David) halló fuerza en el Señor su Dios».

En 2 Timoteo 1:7, Pablo dice: «Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.» El valor no es una arrogancia ciega ni un machismo imprudente. La valentía está informada por la sabiduría de Dios. La prudencia no es miedo; la presunción no es fe.

Isaías había entregado su vida al servicio del Señor. El Señor le había revelado a acontecimientos extraordinarios, incluyendo juicio sobre Israel, pero también la venida del Mesías. Mucho de lo que vio Isaías por el Espíritu Santo fue doloroso de ver y decir. Isaías no fue apreciado en su época por su pueblo; la tradición sugiere que acabó siendo martirizado. Pero Dios no se olvidó de Isaías ni de la palabra dada por medio de él. Mire esto… ¡es increíble!

EL ESPÍRITU DEL SEÑOR

Después de que Jesús fue bautizado por Juan y lleno del Espíritu Santo, el Espíritu llevó a Jesús al desierto, donde fue tentado por Satanás. Jesús derrotó a Satanás declarando la Palabra de Dios y permaneciendo fiel a ella. Luego, Jesús comenzó a enseñar y a ministrar en la región de Galilea:

“Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, y en el día de reposo entró en la sinagoga, como era su costumbre, y se levantó a leer las Escrituras. Se le dio el libro del profeta Isaías…” (Lucas 4:16-17).

OBSERVACIÓN: La lectura de las Escrituras en las sinagogas correspondía a los hombres por turno. En ese día, la lectura había sido ordenada soberanamente por Dios, y correspondía a Isaías 61, donde profetiza sobre JESÚS. Y entre todos los hombres de la sinagoga, ese día específico tocó a Jesús hacer la lectura. Me imagino al Padre llamando a Isaías al balcón del cielo para que observara lo que estaba ocurriendo: «Ven acá, Isaías, tengo algo que quiero mostrarte.” La escena continúa en Nazaret…

Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, y en el día de reposo entró en la sinagoga, como era su costumbre, y se levantó a leer las Escrituras. Se le dio el libro del profeta Isaías, y al abrirlo encontró el texto que dice: «El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha ungido para proclamar buenas noticias a los pobres; me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a proclamar el año de la buena voluntad del Señor.» Enrolló luego el libro, se lo dio al asistente, y se sentó. Todos en la sinagoga lo miraban fijamente. Entonces él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de ustedes. Todos hablaban bien de él y se quedaban asombrados de las palabras de gracia que emanaban de sus labios, y se preguntaban: ¿Acaso no es éste el hijo de José?» (Lucas 4:16-22)

Uno pensaría que la gente habría alabado a Dios y se habría alegrado. Pero se perdieron totalmente el significado y la realidad de lo que Jesús había dicho. Mi amigo Mike Poulin dijo en cierta ocasión: «Se puede estar en medio de algo que Dios está haciendo y no darse cuenta de lo que está sucediendo.» La gente en la sinagoga sólo acató en pensar de Jesús: «Es un buen joven. Habla muy bien». Jesús sabía que se habían perdido el significado de sus palabras, y les dijo que, así como sus antepasados habían resistido a los profetas, ellos lo rechazarían a él. Además, les dijo que, por haberlo rechazado, Dios manifestaría su favor a otros.

La congregación se puso fea, se llenó de ira, lo echó de la ciudad y trataron de arrojar a Jesús por un precipicio. Pero el versículo 30 dice algo asombroso: « Pero él pasó por en medio de ellos, y se fue.» No dice qué los detuvo; simplemente pasó por en medio de la turba enfurecida como Israel en el Mar Rojo, para cumplir el propósito del Padre.

Jesús puso su rostro como pedernal para hacer la voluntad del Padre; para revelar al Padre al mundo y reconciliar al mundo con el Padre. Nunca se desanimó ni se distrajo. Continuamente enfrentó con valentía a sus oponentes y desbarató los planes del enemigo. Y en el momento en que el diablo pensó que finalmente tenía a Jesús justo donde lo quería… en la cruz… ¡fue cuando el plan del Padre se cumplió y Jesús obtuvo la mayor victoria de todos los tiempos! Escuché a Mahesh Chavda3 decir: «Una gota de la sangre de Jesús es suficiente para destruir todo el reino de Satanás».

Cuando Jesús en la cruz declaró: «¡Consumado es! (Juan 19:30) En tus manos encomiendo mi Espíritu» (Lucas 23;46), no fue una declaración de extenuada derrota. Fue una declaración de triunfo y vindicación del Padre. Es una cita directa del Salmo 31, que fue un Salmo profético de David. Lea todo ese Salmo y considere que esta fue la declaración que Jesús hizo deliberadamente en la cruz. Él soportó la cruz por el gozo puesto delante de él. Y luego, aleluya, ¡se levantó! ¡resucitó!

LA MIRADA FIJA EN JESÚS

Si ponemos la mirada en Jesús el valiente, nuestro propio valor se renovará en medio de los muchos desafíos que enfrentamos. Algunos de nosotros hemos estado cansados, asustados, confundidos, enojados, afligidos o frustrados. Pero Jesús mismo es nuestra paz, nuestra esperanza y nuestra roca sólida. «Si te miras a ti mismo, te decepcionarás; si miras a los demás, te desilusionarás; pero si miras a Jesús, te deleitarás» – Dr. Harold Wilmington.

Gracias por apoyarnos con sus finanzas. Este ha sido un año difícil en muchos sentidos, pero por la gracia de Dios y con su amistad, hemos perseverado en nuestra misión. Por favor, recuérdenos en sus oraciones y en sus donaciones este mes. Visítenos en línea en csmpublishing.org, o en Facebook en Charles Simpson Ministries. También puede seguirnos en Twitter @CSMinPublishing. ¡Le agradecemos profundamente!

Acerca del autor: STEPHEN SIMPSON es el Editor de One-to-One Magazine y el Director de CSM Publishing. Su ministerio también se extiende al liderazgo de iglesias y ministerios en los Estados Unidos y otras partes del mundo.

Esta Carta Pastoral es usada con permiso de Pastoral Letter de setiembre del 2021

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Contemporánea.

Notas del traductor

  1. Esfuerzo del ánimo, valor. Primera definición. Diccionario de la Real Academia Española.
  2. Del himno Amazing Grace, Gracia admirable.
  3. Mahesh, un discípulo de Derek Prince.
  4. Diccionario de la Real Academia Española.