La conexión de la disciplina con nuestro Señor

Dios busca algo más que un buen comportamiento: invita a nuestros hijos a una relación rica con él.

Por Cindy Chen

Observo a mi hija en una lucha. La miro, saltando de una cosa a otra, hostigando a su hermana, descontenta con lo que hay en la despensa y buscando problemas. Necesita algo más que un bocadillo, más que algo que hacer, más que un ajuste de actitud. Algo no se ha establecido en su corazón y le está causando ser “provocativa”.

                        Esto es discipulado más que disciplina

Mi hija se siente desconectada y necesita una reconexión. La disciplina debe conectar, no sólo corregir. Podría criticar su tono de voz, sus malas decisiones y su molestia general, pasando el resto del día persiguiendo los síntomas. Si bien las cosas pueden calmarse antes de irse a dormir, si ella no se encuentra con Jesús, nada cambiará realmente.

Mi objetivo al disciplinar ahora es conectar a mi hija con el Padre, no simplemente corregirla. Esta perspectiva ha hecho que el estilo de disciplina en nuestro hogar cambie de uno de alta tensión y soluciones rápidas a uno que implique escuchar mucho más y que realmente dependa del Espíritu Santo.

El pecado es una ruptura en las relaciones. Cuando algo ha desmadejado nuestra relación con el Padre, lo que sigue son los pecados que vemos: mentir, pelear, quejarse y cosas por el estilo. Reconocer esto nos permite dirigirnos al corazón.

Mis niñas ya han elegido seguir a Jesús, por lo que también son mis hermanas en Cristo. Tengo una mayor sensación de temor y respeto cuando recuerdo que no solo estoy tratando de entrenarlos para que sean personas decentes. Se me han confiado pequeños que pertenecen a Jesús. (¡No me malinterprete: tengo mi licencia de «porque soy la mamá» para sacarla cuando sea necesario!)

Dios busca una relación más que un buen comportamiento. Él está mucho más interesado en nuestra justa relación con él, que en el hecho de no pecar, no responder y no grabar nuestros nombres en los muebles. ¿Ha notado usted que en muchas de las interacciones de Jesús en los Evangelios, cuando surgió el pecado de una persona, la prioridad de Jesús era la motivación del corazón? Abordaremos la acción, pero también debemos profundizar y abordar el corazón, recordándoles la verdad de que pueden ser renovados, en una relación reconectada, todos los días.

            “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo y nos ha dado el ministerio de la reconciliación” (2 Corintios 5:17-18)

Toda vez que disciplinemos a nuestros hijos, debe ser con este fin: darles la oportunidad de reparar la brecha: «reconciliarse con Dios» (ver 2 Corintios 5:20). ¡De esto tratan las buenas nuevas! Los siguientes son algunos elementos que he encontrado esenciales al practicar este proceso de reconexión de la disciplina.

  • Amor: Sobre todo, vístase de amor; es lo que une todo en perfecta unidad (ver Colosenses 3:14).
  • Humildad: En el estrés del momento, es fácil usar las herramientas de la vergüenza, lo que ya dije y el pedir disculpas forzadas. La humildad es vital cuando tratamos con nuestros hijos, porque tenemos que obedecer lo que sentimos que el Espíritu Santo está diciendo, y él siempre nos guiará con humildad (ver 1 Pedro 5: 5). Nosotros los padres al igual que nuestros hijos necesitamos el don gratuito de la gracia.
  • Oración: Tómese un momento para pedirle ayuda a Dios primero. Él le dará dirección para toda interacción. Hay poder en reconocer que tanto sus hijos como usted necesitan desesperadamente un Salvador.
  • Autoexamen: Lo que veo en mis hijos es a menudo un espejo de mi propio corazón. ¿Recuerda las palabras de Jesús sobre tener una viga en su ojo, mientras busca la paja en el ojo de su hermano (ver Mateo 7:3)? Esto no nos descalifica, pero debería motivarnos a fortalecer nuestra propia relación con el Padre. A veces preparamos el escenario para el mal comportamiento de nuestros hijos a través de nuestra propia provocación, la falta de establecer límites o la falta de preparación. No puedo decirle la cantidad de veces que me he disculpado con mis hijos.
  • Escritura: Pídale a Dios que le recuerde una frase o versículo que se aplique a su situación.
  • Tiempo: A veces, solo hay medio segundo para orar: «Oh, Dios, ayúdame» antes de caminar por el arrepentimiento y la restauración. Otras veces, podría tener horas o días para pedirle sabiduría a Dios. Esta forma de disciplinar a nuestros hijos lleva más tiempo porque no es la solución rápida; es una tarea más profunda. Es enseñarles a encontrarse con el Dios trascendental y todopoderoso, el único que puede cambiar nuestros corazones. Guiar a nuestros hijos hacia él deja espacio para la transformación, no solo para modificar el comportamiento. Recuerde: tenemos oportunidades para facilitar la conexión.

Aplicación práctica

Mientras escribía este artículo, una de las chicas había culpado a la otra por algo, tal vez con razón, tal vez erróneamente, pero fue por algo menor. Hubiera sido más fácil decir: «Discúlpate y sigue adelante».

Pero sabía que sucedía algo más profundo. Tuve que parar, pedirle ayuda a Dios, mirarla a los ojos y buscar en las Escrituras con ellas. Se subieron a la cama conmigo y abrimos la aplicación de la Biblia en mi teléfono.

El día anterior, había estado leyendo en los Salmos y tenía un vago recuerdo de haber leído algo relacionado con la acusación. Después de buscar por un minuto, lo encontré y leímos juntas todo el salmo. Les pregunté: «¿Hay algo aquí que pueda ayudarlas con lo que acaba de pasar?»

Mi hija de siete años señaló un versículo que yo no hubiera elegido, pero lo aplicó de una manera que le dio esperanza. Había una conexión entre su corazón y el corazón de su Padre celestial.

Esto marcó una diferencia en el ambiente el resto del día porque nos detuvimos, escuchamos lo que Dios tenía que decirnos. Nos bajamos de la cama riendo y llenas de fe. Todos fuimos cambiados.

Disciplinamos con fe, confiando en que Dios se encontrará con nuestros hijos, los atraerá y los reconectará de una manera que solo él puede.

Cindy Chen es escritora y vive en el área de Atlanta, Georgia, con su esposo, Sam, y sus cuatro hijos. Visita su blog: veritiesandvanities.com

Notas

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Actualizada 2015.

Tomado con permiso de One-to-One Magazine edición de otoño de 2019