Querido hermano en Cristo,

Nuestro amigo Don Moen grabó un inspirador canto tituladoDad gracias,” publicado en 1986 por Integrity Hosanna Music, y ha sido apreciado por millones de personas que lo han oído a nivel mundial. El rey David escribió en el Salmo 100:4 — Entren por sus puertas con acción de gracias. El agradecimiento es más que una expresión de cortesía. Veamos.

Hay una historia en Lucas 17:11-19 en la que Jesús sana a diez leprosos en su paso por Samaria. Los samaritanos eran una “raza mezclada” como resultado de las potencias que la habían ocupado en tiempos pasados; razón por la que la mayoría de los judíos evitaba pasar por esta ciudad. La cultura y la religión de los samaritanos eran impuras, pero Jesús, que amaba a los samaritanos no evitó pasar por Samaria.

Los diez leprosos salieron a su encuentro y le pidieron que tuviera misericordia de ellos. Jesús respondió a su petición diciéndoles que fueran al sacerdote para que él los declarase sanos. Los diez obedecieron y en el camino todos fueron sanados.

Es imposible imaginar lo que significaba la sanidad para los leprosos que habían sido aislados por sus semejantes y su familia por miedo de ser contagiados; se convertían en pordioseros errantes sin hogar ni lugar fijo donde quedarse.

La Biblia dice que nueve de los leprosos sanados continuaron su camino, pero uno regresó y se postró ante Jesús para agradecerle y dar gloria a Dios. El hombre era samaritano y Jesús declaró que su fe lo había sanado. De manera que hasta un leproso podía tener fe y recibir misericordia. Entonces Jesús hace una pregunta muy significante: ¿Dónde están los otros nueve?

Yo quiero ser como este leproso que se devolvió y no como los otros nueve. Quizá el hecho de ser samaritano tuvo algo que ver con su regreso para dar gracias al Señor. Quizá porque estaba más consciente de su miseria como leproso y de su condición de marginado social. No sé. Lo cierto es que decidió volver a dar gracias y eso agradó a Jesús. Dar gracias es una decisión personal.

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            ¿Indicará la historia la proporción universal entre los agradecidos y los ingratos? No sé, pero creo que hay demasiados que en lo profundo de su corazón no están agradecidos. Decir “gracias” es una expresión de cortesía, pero el verdadero agradecimiento nace de la comprensión o del reconocimiento de lo que Dios ha hecho.

Los avivamientos son así: son la percepción espiritual de quién es Dios y de lo que él ha hecho por nosotros. Y fue el samaritano, el más marginado, quién lo vio con gran claridad. A quienes se les ha perdonado poco tienden a ser menos agradecidos.

Cuando era muy joven ministraba a unos pequeños grupos que se reunían en sus casas. En una ocasión tuve el privilegio de hospedarme con una familia en una casa antigua y señorial muy hermosa. La familia era muy acomodada y tenían empleadas que servían, unas hasta mediodía y otras por la tarde y la noche.

Yo había crecido en el campo y me sentía deslumbrado y un tanto intimidado con todo esto y perdido en cuanto a la etiqueta La cena servida por la empleada de la noche estuvo exquisita. Al día siguiente quise agradecer a la empleada de la mañana y cometí el terrible error de llamarla con el nombre de la empleada de la noche.

Pero ella que había servido a la familia muchos años se sentía muy segura en su función y poniendo sus manos en las caderas me miró fijamente y dijo: “Muchacho, usted es como un lechoncito bajo un árbol de bellotas; come y come sin ver de dónde vienen.” Oí que el Señor me decía: ¡Graba eso en tu corazón!

Esa mañana me sentí como “uno de los nueve.” ¿Cuántas veces habré sido uno de los nueve? Desde ese momento he intentado cambiar, pero sé que a menudo veo solo lo que recibo, no al que lo trae que está justo frente a mí.

GARY BROWNING

            Gary es un querido amigo que recientemente pasó a la presencia del Señor. Mi amistad con Gary fue muy cercana desde mediados de 1960. Fue nuestro director de alabanza por muchos años desde que tenía 16 años. Con frecuencia cantaba con su hermana Sandra en los servicios de nuestra iglesia. Sus voces eran excelentes. En la universidad, Gary se mantuvo firme en su fe y Dios lo estableció como pastor.

Tuvo una caída moral en el transcurso de su ministerio y también cayó en el alcoholismo. Luchamos juntos con este problema durante cinco años. Entonces su vida hizo un giro completo y comenzó nuevamente a ministrar a personas fracasadas. En los últimos 25 años, Gary ayudó en la recuperación de miles de personas que tuvieron un encuentro con Dios y ha sido de bendición para otros. Él convirtió su experiencia en una misión: redención de alcohólicos y adictos, y sanidad para los quebrantados.

            Gary escribió una carta para su familia y para mí antes de fallecer expresando su gratitud a Linda, su querida esposa y compañera en el ministerio. Es una carta conmovedora que guardaré como un tesoro. Hay algo acerca de la gratitud profunda que toca vidas y corazones. Más que todo toca el corazón de Dios, como tocó el leproso agradecido el corazón de Jesús.

CONTAGIOSA

            Sabemos que la lepra es contagiosa, pero ¿sabremos que la gratitud lo es también? Vivimos a un ritmo extremadamente rápido, olvidando con frecuencia de dónde vienen nuestras sanidades, liberaciones y provisiones. Cuando la gratitud disminuye, nuestras bendiciones disminuyen también. Nuestras bendiciones vienen de Dios, desde luego, pero él las manda a través de personas. Cuando damos gracias al instrumento humano, agradecemos a Dios también. Quienes nos protegen, sirven, cuidan, siembran para darnos de comer y muchas cosas más, son distribuidores de bendiciones.

Tengo gran aprecio por las Escrituras y he dedicado mi vida a la enseñanza de ésta. Creo realmente que es la Palabra de Dios, completa, perfecta y santa, y que todos los personajes mencionados son defectuosos y falibles. La Biblia es transparente acerca de la vida de quienes le sirven. David ha sido estudiado y citado por muchos, pero sus imperfecciones vienen incluidas. Pedro es otro ejemplo. Predicó el día de Pentecostés y 3000 personas recibieron a Jesús. Pero en el relato de su vida vienen incluidas sus jactancias y negaciones.

             Debemos aceptar la realidad de que Dios usa a “samaritanos,” o personas con luchas internas o marginadas. Habrá quienes piensen de otra manera y confíen en su justicia propia y obstaculicen el propósito de Dios de redimir, en vez de condenar. Fue esta clase de gente la que mató a profetas, apóstoles, mártires y hasta a nuestro Señor que fue perfecto.

            La verdadera gratitud expresa nuestra humildad, necesidad de otros y nos pone en posición para recibir la misericordia de Dios, que todos necesitamos. Lamento profundamente no haber reconocido con más frecuencia a los distribuidores de la bondad de Dios para mí. Agradecí a Dios, pero no las “manos” que la trajeron. Tengo muchas deudas que jamás podré pagar; pero puedo pasar a otros las bendiciones y la gratitud.

DE CORAZÓN

            Decir “gracias” de corazón, fortalece el corazón de la persona a quien hablamos. La palabra “coraje” deriva de cor, “corazón” en latín. Impartir coraje significa literalmente poner corazón en alguien.1 Poner el corazón por delante produce fortaleza y determinación, permite seguir adelante. Desde 1969 he publicado revistas, libros, cartas ministeriales en cantidades incalculables sin costo alguno. Hemos podido continuar porque hay amigos que encuentran beneficios e invierten en este ministerio. Intento siempre enviarles una carta de agradecimiento.

Charles Simpson Ministries tiene un personal pequeño pero dedicado. Stephen, Susanne, Christina, Betty, Steven, and Grace han dedicado sus vidas para servirme a mí y a ustedes. Estoy muy agradecido con ellos y con otros que nos han servido en el pasado. Jack Wood fue nuestro contador y amigo querido por muchos años y ahora está con el Señor. Hay muchos otros que por años nos han apoyado y les estamos muy agradecidos.

No escribo esto para impresionarlos, sino para mostrar que tras telones y figuras conocidas hay personas que hacen que las cosas realmente funcionen. Nos encontramos con ellos todos los días, pero con frecuencia no sabemos lo que son realmente.

Algunos no creen en Cristo como señor y algunos pudieran ser “samaritanos.” Algunos pensarán que los cristianos son como los fariseos (y a veces lo somos). Un “muchas gracias” de corazón puede superar las barreras. A veces una buena propina ayudará a decir “gracias.” Trabajé por propinas en el comienzo de mis estudios universitarios y sé el valor y el “ánimo” que dan las propinas generosas.

Nos sorprendería saber la cantidad de personas que necesitan un “gracias,” pero no quieren revelar su vulnerabilidad y ocultan su necesidad. Por eso tenemos que estar atentos para escuchar al Espíritu Santo. Por ejemplo, los pastores y predicadores sienten la necesidad de ser fuertes. Es probable que solo cuenten sus luchas internas a su esposa o a un amigo cercano.

La mayoría de estos pastores no tienen quien los pastoree; sin embargo, ellos necesitan un pastor tanto como cualquiera; especialmente ahora. Gran parte de lo que oyen todos los días son problemas y los problemas pueden desanimar a cualquiera.

¿Qué hacemos entonces? No podemos presumir pastorear al pastor o predicador si no se abre. Podemos orar, desde luego, pero a veces un “gracias” de corazón lo animará a seguir adelante. Esto debe ir más allá de un “gracias por su mensaje este domingo.” Debiera ser más como “gracias por cuidar de mí y entregar su vida a Dios y a su pueblo.”

Vivimos en una cultura criticona. Una palabra equivocada puede hacer que lo despidan y lo arruinen de por vida; particularmente en el ministerio. Mi padre pastoreó por más de 60 años. Muchas veces lo vi a él y a mi madre llorando por los problemas en la iglesia o por comentarios hirientes dirigidos a ellos. Por eso, durante esos años nunca quise ser pastor, aunque amaba y respetaba a mis padres. Ahora soy pastor y amo lo que hago. Me bendice pastorear a personas comprometidas que muestran gratitud de corazón.

GRATITUD SANADORA

            Mi propósito en esta carta es animarnos a mostrar gratitud profunda a quienes nos sirven. La gratitud es el antídoto de la crítica y de esta “Cultura de Cancelación.”2 Dar gracias es de Dios. No digo esto con aire de superioridad o como el “fundamentalista” que fui durante un tiempo. El fundamentalismo puede ser algo bueno si se enfoca en los fundamentos de la fe apostólica, pero también puede producir una mala actitud. 3

Me estremezco cuando pienso en las veces que fui criticón o ingrato. Me estremezco cuando recuerdo el día en que mi querida esposa me dijo “necesito un abrazo.” Debí haberla abrazado ese día sin que ella tuviera que pedirlo. Mucha gente necesita un abrazo en este tiempo de “distanciamiento social.”

Quizá no deba abrazarlos, pero puede mirarle a los ojos, o llamarlos, o mandar un mensaje de texto y decir: ¡Gracias por lo que haces!” Eso los bendecirá, se lo aseguro. Más que eso, Jesús estará complacido como con el samaritano que le dio gracias. Si darle gracias abre el corazón de Dios, entonces agradecer a quienes le sirven abrirá el corazón de ellos también y los animará.

En Cristo,

Charles Simpson

P.D. ¿Continuaría usted, por favor, recordándonos en sus oraciones y ofrendas este mes? Eso fortalece nuestro ministerio de animar a muchos en el mundo con las Buenas Nuevas del Reino de Dios.

Acerca del autor: Charles Simpson es un autor, maestro bíblico y pastor de aceptación internacional, que ejerce el ministerio desde 1955. También es editor en jefe de la revista One-to-One y ministra extensamente en los Estados Unidos y en otras naciones.

Carta Pastoral  octubre de 2020. Usada con permiso de su autor.

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de Reina Valera Actualizada 2015.

 Notas del traductor

  1. Etimología de la palabra coraje — Internet
  2. La “Cultura de cancelación” se refiere a la práctica popular de retirar el apoyo a personalidades públicas después de haber dicho o hecho algo considerado ofensivo o inaceptable. Generalmente discutido y realizado en medios sociales como una forma de avergonzamiento grupal — Internet
  3. Fundamentalismo: Exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida. — Diccionario de la Real Academia Española.