Autora Minnie Coleman

Un reto a la mujer del siglo 21 para que descubra su potencial pleno en Dios.

«… pero la mujer es la gloria del hombre» (1 Cor 11:7).
Señor, me preguntaba ¿qué significa esto? ¿,Cómo puedo ser yo la gloria de mi esposo de quien la Palabra dice es «la imagen y gloria (reflejada) de Dios» es decir, que su función de gobierno refleja la majestad del dominio divino? Al reflexionar sobre esta pregunta, el Espíritu Santo empezó a darme cierta comprensión.
Una vez oí decir que las piedras traídas de la luna habían sido diseñadas primordialmente para reflejar. ¡Esto me hizo contener bruscamente el aliento! Por supuesto, la mujer es creada con el propósito de reflejar la gloria de su esposo. ¡Ella fue diseñada para traer honra y gloria para el hombre! – ¡Qué descubrimiento tan emocionante!
«Porque el hombre no procede de la mujer, sino la mujer del hombre; pues en verdad el hombre no fue creado a causa (o para beneficio) de la mujer, sino la mujer a causa (y para beneficio) del hombre» (1 Cor 11:8-9)
El solo hecho de ver que nuestro lugar es para reflejar nos ayuda a entender el principio de la sumisión.
Uno de nuestros temores femeninos es la esclavitud que creemos nos pueda traer la sumisión. ¿Significa eso que ya no nos podremos expresar? ¿Qué de nuestra individualidad? ¿ Cómo podemos estar seguras que operará en nuestro hogar? Las luchas que todas estamos teniendo en esta área son muy reales para mi. Encontramos que una cosa es oír la enseñanza y otra poner en práctica, en nuestra vida diaria, estos hermosos principios de la Palabra.
Solamente cuando hacemos el intento, poco a poco iremos encontrando las respuestas. Al ver a un corazón endurecido que empieza a ablandarse, ternura donde antes había amargura, perdón donde habitaba el odio, nos empezamos a dar cuenta de que lo que hay es libertad y no esclavitud. Encontramos la verdad y ésta nos hace libres (Juan 8-31-32).
El Padre me ha revelado que «Una mujer nunca está en un lugar inferior cuando está en el lugar que Yo he creado para ella». Esto es realmente cierto, puesto que yo encuentro que cuanto más sujeta estoy, más femenina soy.
UNA VIDA ORDENADA
Estamos empezando a ver algunos hermosos «reflejos» en el cuerpo local donde nuestra familia es miembro. Uno de estos reflejos de gran importancia es el orden en que se mueven los esposos, esposas y niños en la manifestación de los dones y frutos del Espíritu. Nosotras como mujeres nos ponemos en un lugar de peligro si ministramos sin una cubierta espiritual. Es necesario para el bien del Reino y para nuestro propio bien que anhelemos reflejar sumisión a la autoridad en nuestras vidas.
Otro reflejo de igual importancia es la paz, el gozo y la justicia que estamos comenzando a ver en las mujeres de la congregación que no están casadas. Hay una serenidad que está inundando sus vidas al entrar bajo la autoridad y supervisión del cuerpo. Al buscar ayuda e instrucción de nuestros ancianos y sus esposas, la soledad y la lástima de si mismas van desapareciendo de sus vidas para encontrar lugares de servicio para Dios. Esto es algo precioso de contemplar ya que por largo tiempo las mujeres que no están casadas se han sentido marginadas porque mucha de la enseñanza que ha venido ha sido para esposas.
Cuando la mujer que no está casada se sujeta, el cuerpo local debe entonces recibir esta sujeción y asumir la responsabilidad de supervisión. Dios nos ha llevado a reparar casas, comprar alimentos, suplir el alquiler, comprar utensilios, ministrar durante tiempos de enfermedad, aconsejar en necesidades espirituales y suplir amor y aceptación.
UNA VIDA EQUILIBRADA
Dios me está enseñando algo muy importante al irse profundizando en mí el deseo de ser la clase de mujer para la que Él me creó. Estoy aprendiendo que una vida ordenada por la Escritura es una vida que refleja equilibrio. Gracias a Dios por los dones del Espíritu, pero junto con los dones es necesario cultivar los frutos. Los dones y los frutos deben fluir de vasos que han sido puestos en orden divinamente.
¿Le gustaría conocer a una mujer que refleja completamente un equilibrio divino en su vida? ¿Una mujer que es la gloria del hombre? Si es así, permítame presentarle a la señora de Proverbios.
Esta mujer refleja el fruto del Espíritu a cada instante -en casi todos los versículos. Su marido confía plenamente en ella, porque ella es fiel y sólo bien le trae (vs. 10-12).
La señora de Proverbios deseaba trabajar con sus manos (v.13). Los hombres admiran a una mujer que cose y es creativa en el hogar. Recientemente estuve de visita en el hogar de una joven pareja de casados y fue de gran bendición para mí cuando la esposa me enseñó una frazada que ella misma había tejido para su marido. Ellos habían estado estudiando este pasaje en sus devociones familiares y él le había pedido que le hiciera alguna cosa. Ella me decía que era una de las cosas que había hecho que le había llenado de mayor satisfacción. ¡Era una obra maestra de amor!
Dios usó esto para enseñarme que yo había descuidado suficientemente ese aspecto de mi vida. Le pedí a Dios que me mostrara la manera de ser más creativa. Desde entonces he estado haciendo bordados y experimentando un sentimiento de júbilo.
PROVERBIOS 31:10-31 (Ampliado) (10) Mujer capaz, inteligente y virtuosa, ¿quién la hallará? Es mucho más preciosa que joyas, y su estima sobrepasa los rubíes y las perlas. (11) El corazón de su marido está en ella plenamente confiado y de ella se fía y cree con seguridad, de modo que no carece de ganancia honesta y no necesita el despojo deshonesto. (12) Le da ella bien, consuelo y ánimo todos los días de su vida.
(13) Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos.
(14) Es como nave de mercader cargada de alimentos, que desde lejos trae su pan.
(15) Se levanta cuando aún es de noche para dar comida espiritual a su familia y da órdenes a sus criadas. (16) Cavila sobre un campo antes de comprarlo o aceptarlo -expandiéndose con prudencia (y no corteja la negligencia de sus deberes presentes asumiendo otros). Con sus ahorros (de tiempo y fuerzas) planta una viña.
(17) Se ciñe de fuerza (espiritual, mental y física para hacer su tarea que Dios le ha dado) y fortalece sus brazos.
(18) Experimenta y ve que las ganancias de su trabajo (con y para Dios) van bien; su lámpara no se apaga sino que quema continuamente a través de la noche (de pena, privación o congoja, despidiendo el temor, la duda y la desconfianza). (19) Aplica su mano al huso y sus manos a la rueca.
(20) Abre su mano al pobre y alarga sus manos llenas al menesteroso (de cuerpo, mente o espíritu).
(21) No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
(22) Ella se hace cobertores. cojines y tapices. De lino blanco y tino y de púrpura es su vestido (como están hechas las vestiduras sacerdotales y las telas del templo).
(23) Su marido es conocido en las puertas de la ciudad, cuando se sienta con los ancianos de la tierra. (24) Hace vestidos de lino fino y los vende; y da cintas al mercader. (25) Fuerza y honor son su vestidura y su posición es fuerte y segura. ¡Sonríe ante el futuro (sabiendo que ella y su familia están listas para lo que venga)!
(26) Abre su boca con sabiduría divina, y en su lengua está la ley de la bondad dando consejo e instrucción. (27) Considera bien la marcha de su casa, y el pan del ocio (chisme, descontento y lástima de sí) no comerá.
(28) Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada (feliz, afortunada y – digna de envidia); y su marido también se gloría de ella y la alaba diciendo,
(29) Muchas mujeres hicieron el bien, virtuosa y noblemente (con la fuerza de carácter que se mantiene firme en la bondad); mas tú sobrepasas a todas.
(30) ¡Engañosa es la gracia y vana la hermosura (porque no es duradera). pero la mujer que reverente y venerablemente teme a Dios, esa será alabada!
(31) ¡Dadle del fruto de sus manos y alábenla sus obras en las puertas de la ciudad!
La Señora de Proverbios era sensible a las necesidades físicas y espirituales de su familia. Hubiera deseado que la Escritura no hubiese mencionado que «se levanta aún de noche» (v.15). No es necesario decir que todavía no he logrado esto.
– El verso 16 dice que “no corteja la negligencia de sus deberes presentes asumiendo otros.” No asiste a tres estudios bíblicos, cuatro círculos de costura y reuniones sin fin en la iglesia -sirviendo como presidente de dos comités y tesorera de seis- con camas sin hacer y platos sucios en la casa. Para la señora de Proverbios, el hogar era el centro de su ministerio. Sus responsabilidades en el hogar eran cumplidas primero. ¡Platos sucios, camas sin hacer y comidas hechas a la carrera no reflejan la gloria de mi marido ni la gloria de Dios! Si nuestros hogares fracasan, ¿qué podremos ministrar?
La fuerza de la señora de Proverbios viene de su devoción diaria para el Señor y para su familia (v. 17). Esta misma fuerza la hace pasar por pruebas y tribulaciones, pero nunca hace alarde de espiritualidad.
En el verso 20 vemos que es una mujer consciente de las necesidades de los otros y que ministra a esas necesidades. El verso 21 nos da un ejemplo de fe con obras para su familia.
El adorno de su hogar y la apariencia personal eran importantes para ella también (v. 22). Yo creo que nuestros hogares deben radiar con gusto y expresar la personalidad de los que viven allí. Debemos de preguntarnos: ¿estoy reflejando amor y respeto a Dios y para mi marido en mi manera de vestir? ¿Se agrada mi marido con mi apariencia? ¿Estoy reflejando dominio propio o se ha convertido mi rutina diaria en tal carga que he dejado que mi cuerpo se afloje o se engorde por falta de ejercicio?
Sobre todo, la señora de Proverbios encontró plenitud y gran gozo porque el verso 23 dice que su marido «es conocido en las puertas de la ciudad, y se sienta con los ancianos de la tierra.» Su marido ha encontrado su lugar de servicio en el cuerpo de Cristo. Esto trae gozo grande al corazón de toda esposa.
El verso 26 dice que es una mujer que ha aprendido a controlar su lengua. «Abre su boca con sabiduría divina. «
La señora de Proverbios es más que una «simple ama de casa.» Ella hizo una carrera de ser una mujer de hogar. Podemos ver en el verso 27 que no está ociosa, disgustada, ni se deja llevar por los chismes ni la lástima de sí misma. Yo no me imagino a esta señora como una mujer de treinta libras de sobrepeso, sentada enfrente de la televisión seis horas al día viendo novelas de mujeres que se casan por novena vez. ¿Y Usted?
Aburrimiento y fatiga son dos enemigos mortíferos de las mujeres de América, hoy día. Un gran número de mujeres americanas trabajan fuera del hogar -unas pocas por necesidad y, la gran mayoría de las otras para escapar a la monotonía de ser una «simple ama de casa.» Hay más mujeres alcohólicas hoy que jamás hubo en la historia. Estas son mujeres que no conocen el significado de sentirse cumplidas. Yo siento gran compasión por ellas. ¡No han descubierto al único que las puede salvar: ¡Jesús!
Como mujeres, nuestras tareas son más complicadas y agotadoras que nunca; todo lo que el mundo ofrece jamás podrá llenarnos de satisfacción. Únicamente Jesucristo y el poder de su Espíritu Santo nos pueden equipar para hacerle frente al reto que está delante de nosotras.
Yo sé que la vida equilibrada de la señora de Proverbios le dio resultados a ella y también los dará a Ud. ya mí. ¿Cómo sé que le dio resultados? Su marido y sus hijos la alabaron diciendo. «tú sobrepasas a todas» (v. 29-31).
«La esposa virtuosa y digna -íntegra y diligente- es corona de su marido … » (Prov. 12:4).
-¡Dios, ayúdame a ser como la señora de Proverbios!

Revista Vino Nuevo Vol 1-#2